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En la actualidad debemos tener un control en nuestras relaciones sexuales ya que existen un número elevado de virus, principalmente de transmisión sexual (ETS). Muchos de ellos son tratables y pueden desaparecer de nuestro cuerpo, pero otros pueden generar enfermedades graves o quedar de forma crónica en nuestro organismo. Por ello LABH4 ofrece un perfil básico de las enfermedades de transmisión sexual más comunes.
Este panel está indicado para aquellas personas que han tenido relaciones sexuales con diferentes parejas o individuos y quieran hacerse un control de su salud sexual. También estará indicado cuando sospechemos de un contacto de riesgo o cuando su médico así lo indique. Pueden solicitarlo aquellos deportistas donde exista intercambio de sangre por el tipo de deporte.
Un screening rápido de aquellas enfermedades de transmisión sexual (ETS) más preocupantes que podemos padecer. El SIDA y las diferentes Hepatitis se testan en este panel junto con la sífilis para tu tranquilidad.
Para realizar un cribado o diagnosticar una infección por Treponema pallidum, microorganismo causante de una enfermedad de transmisión sexual (ETS) conocida como sífilis.
Cuando se presentan síntomas de una infección por sífilis o se está a mayor riesgo de contraer dicha infección, por ejemplo cuando se tiene otra ETS o la infección por el VIH, o si la pareja sexual ha contraído la infección o si se mantienen prácticas sexuales de alto riesgo, o bien durante el embarazo.
La sífilis es una infección causada por la bacteria Treponema pallidum. La infección suele contraerse por contacto sexual, por ejemplo por contacto directo con un chancro (úlcera) sifilítico, que es una lesión indolora y sobreelevada. Las pruebas sifilíticas más comunes son las que detectan en sangre anticuerpos producidos en respuesta a la infección por Treponema pallidum. Algunos métodos son capaces de detectar la propia bacteria o su material genético (ADN).
El tratamiento de la sífilis es fácil. Sin embargo, la sífilis no tratada puede acarrear problemas graves de salud. Una madre infectada puede transmitir la infección al feto, con consecuencias importantes y potencialmente fatales para el bebé (refiérase a Preguntas comunes).
En la sífilis se distinguen distintos estadios:
Sífilis primaria - este estadio se inicia a las 2-3 semanas de haber contraído la infección. Aparecen una o varias úlceras (chancros), normalmente en la zona que ha estado en contacto con el chancro de la pareja sexual, como pene o vagina. El chancro suele ser indoloro y por ello puede pasar desapercibido, especialmente si está ubicado en recto o cérvix (cuello uterino). Desaparece a las 4-6 semanas y cicatriza independientemente de que la persona infectada haya seguido tratamiento o no.
Sífilis secundaria - se desarrolla si no se ha tratado una sífilis primaria. La sífilis secundaria aparece entre 6 semanas y 6 meses después de la aparición del chancro. Se caracteriza por la aparición de una erupción cutánea rojiza, moteada, áspera al tacto, de predominio en palmas de las manos y plantas de los pies (lugar inusual de aparición de erupciones por otras causas) y que no causa picor. Pueden existir otros síntomas como fiebre, fatiga, hinchazón de los ganglios linfáticos, dolor de garganta y dolores en otras partes del cuerpo.
Sífilis terciaria, tardía - de no tratarse, la sífilis secundaria progresa a un estado latente durante el cual la persona infectada no presenta síntomas; este estadio puede prolongarse durante varios años. Si durante todo este tiempo de latencia tampoco se inicia ningún tratamiento, en alrededor de un 15% de los casos se desarrollarán complicaciones propias de la sífilis tardía o terciaria. En estos casos, la bacteria ocasionará lesiones en corazón, ojos, cerebro, sistema nervioso, huesos, articulaciones y prácticamente cualquier otra zona del organismo. En caso de que el sistema nervioso resulte afectado se está ante una neurosífilis. La sífilis terciaria puede durar años, y en sus etapas finales conduce a enfermedad mental, ceguera u otros problemas neurológicos, enfermedad cardíaca y la muerte.
La sífilis se trata con antibióticos, preferiblemente con penicilina. Las infecciones de reciente adquisición se curan con facilidad; sin embargo, si ya ha transcurrido más de un año desde el momento de la infección, el tratamiento puede prolongarse.
Puede solicitarse estas pruebas:
Detección de anticuerpos:
Un resultado negativo en sangre indica probablemente que no existe sífilis. Sin embargo, un resultado negativo en el cribado significa que no existe evidencia de infección en el momento en que se realiza la prueba. Pueden transcurrir varias semanas desde el momento de la exposición a la bacteria antes de que los anticuerpos sean detectables. Si la persona sabe que ha resultado expuesta o si la sospecha de que exista infección es elevada, es probable que se repita la prueba al cabo de un tiempo. Por otra parte es importante realizar las pruebas de cribado regularmente a aquellas personas expuestas a mayor riesgo de contraer la infección, para detectarla en caso de que se produjera.
Esta prueba es la confirmatoria a un resultado de cribado positivo a RPR o a VDRL
Un resultado positivo en esta prueba confirma el resultado del cribado, y puede establecerse el diagnóstico de sífilis
Un resultado negativo en la segunda prueba puede indicar que el primer resultado era falsamente positivo. Será necesario ampliar los estudios para determinar la causa de la falsa positividad
Las pruebas treponémicas de detección de anticuerpos pueden solicitarse también como prueba incial. Actualmente nosotros recomendamos la realización de esta prueba como prueba de diagnóstico inicial, debido a posibles falsos positivos del RPR. Un resultado positivo indica presencia de anticuerpos en sangre pero como estos anticuerpos permanecen positivos incluso después de haber tratado la infección, no proporcionan información acerca de si la infección es antigua o reciente.
Para monitorizar el tratamiento y/o determinar si ha sido eficaz, pueden evaluarse los títulos (niveles de anticuerpos) .Los anticuerpos deberían de disminuir después del tratamiento.
¿Cómo podemos evitar el contagio?
Como no el contagio lo podemos evitar como todas las enfermedades de transmisión sexual , utilizando medios adecuados de protección en las relaciones sexuales.
¿Por qué constituye un problema tener sífilis durante el embarazo?
Durante el embarazo, la sífilis puede acarrear muchos problemas para el feto, como parto prematuro, recién nacido de bajo peso o incluso un recién nacido muerto. En 2011, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recibieron 360 declaraciones de casos de sífilis congénita (transmisión a partir de una madre infectada). A veces, los recién nacidos con sífilis no presentan signos de la enfermedad. Sin embargo, sin un tratamiento inmediato, el recién nacido puede desarrollar cataratas, sordera y/o convulsiones. Según la American Sexual Health Association, muchos casos de sífilis congénita pasan desapercibidos hasta que los síntomas aparecen durante la infancia o la adolescencia.
Para realizar un cribado o diagnosticar una infección por Treponema pallidum, microorganismo causante de una enfermedad de transmisión sexual (ETS) conocida como sífilis.
Para detectar, diagnosticar y/o seguir la evolución de una infección por el virus de la hepatitis B (VHB); para determinar si la vacuna contra la hepatitis B ha producido el grado adecuado de inmunidad; a veces, como orientación al tratamiento y para evaluar su eficacia.
Si se presentan factores de riesgo para contraer la infección por el VHB o si se tienen signos o síntomas de una infección por el VHB; si se planifica un tratamiento inmunosupressor o una quimioterapia y se puede haber estado expuesto al VHB; si se está siendo tratado por una infección por el VHB.
Las pruebas de la hepatitis B permiten detectar si existe o ha existido una infección por el virus de la hepatitis B (VHB). Pueden detectarse proteínas víricas (antígenos), anticuerpos producidos en respuesta a la infección o material genético (ADN) del virus. El patrón de resultados obtenidos permite identificar una infección activa o conocer el estado inmunitario del individuo como consecuencia de una exposición anterior al VHB.
Una hepatitis se caracteriza por inflamación y aumento del tamaño del hígado. Reconoce varias causas, entre las cuales la infección por diversos virus. El VHB es uno de los cinco virus causantes de hepatitis víricas; los otros cuatro son los virus A, C, D y E.
El VHB se transmite por contacto con sangre u otros fluidos biológicos de una persona infectada. La exposición puede tener lugar por ejemplo compartiendo jeringuillas entre consumidores de drogas por vía intravenosa o por mantener relaciones sexuales sin protección alguna. Las personas que viven o viajan a áreas en las que la hepatitis B es prevalente están expuestas a mayor riesgo. Las madres pueden pasar la infección a sus bebés, normalmente en el momento del parto o poco después del nacimiento. El VHB no se transmite por cogerse de las manos, al toser o al estornudar. No obstante, una vez fuera del organismo, el virus puede sobrevivir hasta una semana, incluso en sangre seca, y por este motivo puede transmitirse entre personas si se comparten maquinillas de afeitar o cepillos de dientes.
Muchas personas infectadas por el VHB desconocen que lo están. Se dispone de una vacuna para prevenir la hepatitis B. La vacunación sistemática en la infancia se implementó en 1991 y por este motivo según los CDC (Centers for Disease Control and Prevention), los casos de hepatitis B han disminuido significativamente.
La evolución de la hepatitis puede variar desde una forma leve que dura unas pocas semanas hasta una forma crónica más grave que dura años. Algunas veces, la infección crónica por el VHB acarrea complicaciones graves como cirrosis o cáncer de hígado. Entre las formas o estadios de la hepatitis B se incluyen:
A pesar de ser una infección potencialmente grave, la infección aguda por el VHB en adultos suele actualmente resolverse por sí sola en la mayoría de casos. Los bebés y los niños tienden a desarrollar una forma crónica de la infección más fácilmente; alrededor de un 90% de bebés infectados evolucionará hacia una forma crónica de la infección. Entre el año y los cinco años de edad, el riesgo de desarrollar una forma crónica de la infección disminuye entre un 25% y un 50%. Por encima de los 6 años, tan solo entre el 6% y el 10% de las infecciones por el VHB pasan a ser crónicas.
La mayor parte de las personas con una forma crónica de la infección por el VHB no presenta síntomas. Los signos y síntomas de la hepatitis B aguda son muy similares a los de otros tipos de hepatitis e incluyen fiebre, cansancio, náuseas, vómitos e ictericia. En una hepatitis aguda se produce un daño hepático y el hígado no es capaz de funcionar normalmente. No puede procesar toxinas o productos de desecho del organismo como la bilirrubina. Durante la enfermedad, los niveles de bilirrubina y de los enzimas hepáticos en sangre pueden aumentar. Si bien estas pruebas indican al médico que puede existir una hepatitis, no aportan información acerca de la causa de la misma. Para conocer la causa de la infección se debe recurrir a pruebas específicas.
Existen varias pruebas que permiten realizar un cribado de la infeción en ausencia de síntomas y signos, determinar si la infeccción es aguda o crónica, monitorizar una infección crónica y la eficacia del tratamiento. Las pruebas realizadas inicialmente incluyen:
Otras pruebas adicionales pueden ser:
Las pruebas de la hepatitis B se pueden emplear con distintas finalidades. Algunas de ellas detectan anticuerpos producidos en respuesta a la infección por el virus de la hepatitis B (VHB); algunas detectan antígenos producidos por el virus y otras detectan el ADN vírico.
A continuación se enumeran los principales usos de las pruebas del VHB:
Algunas otras razones secundarias por las que se realizan estas pruebas incluyen: el cribado de la infección de la hepatitis B en poblaciones de riesgo o en donantes de sangre, determinar el estado de portador, detectar infecciones previas (con la inmunidad subsiguiente) y determinar la inmunidad alcanzada después de la vacunación.
Normalmente se usa un conjunto de pruebas para determinar la causa de unos signos y síntomas agudos mientras que posteriormente, una vez diagnosticada la infección, se emplea otro conjunto de pruebas para monitorizar una posible progresión de la enfermedad, para detectar una infección crónica y/o un estado de portador.
A pesar de que estas pruebas son específicas para el VHB, pueden utilizarse otras pruebas de función hepática como ALT, AST y GGT para monitorizar la evolución de la enfermedad. En algunos casos es necesario realizar una biopsia hepática para evaluar el alcance de la lesión.
Las pruebas específicas para el virus de la hepatitis B se utilizan cuando aparecen signos y síntomas asociados a hepatitis aguda, para determinar si se deben realmente a una infección por el VHB. Entre los signos y síntomas se incluyen:
Las pruebas de la hepatitis B pueden solicitarse cuando otras pruebas como ALT y/o AST están alteradas. A veces, así es como se detectan ciertos casos de hepatitis agudas, ya que cursan con síntomas leves que podrían confundirse con los de la gripe. En el caso de las hepatitis crónicas, es más frecuente que no se presenten signos ni síntomas y por ello lo habitual es detectar la infección cuando las pruebas anteriormente citadas están alteradas.
HBsAg puede solicitarse como herramienta de cribado cuando una persona cae dentro de alguna de las categorías de alto riesgo para desarrollar una hepatitis B crónica. Desde Septiembre del 2008, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomiendan realizar la prueba HBsAg a:
Las pruebas de la hepatitis B pueden realizarse regularmente cuando se monitorizan infecciones crónicas por el VHB. HBsAg y HBeAg suelen medirse cada seis a doce meses, ya que en algunas personas HBeAg desaparece por sí solo (más raramente HBsAg). En personas tratadas por una infección crónica por el VHB se pueden emplear HBeAg y el ADN del virus para conocer si el tratamiento está siendo eficaz.
Las pruebas para la hepatitis B pueden solicitarse individualmente, aunque a menudo se solicitan combinadas, en función del motivo que causa su solicitud. Los resultados de las pruebas se interpretan conjuntamente. A veces, el significado que puede tener un resultado depende totalmente del resultado obtenido en otra de las pruebas. Es importante destacar que no todas las pruebas se realizan en todos los individuos.
Monitorización del tratamiento de la infección crónica - si los resultados indican que existe una hepatitis B crónica, el individuo se puede beneficiar de tratamiento, y la eficacia del mismo puede monitorizarse con HBe-Ag, anti-HBe y ADN del VHB.
¿Hay algo más que debería saber?
Una infección por el VHB puede lesionar al hígado y transmitirse a otras personas a pesar de que no se tengan síntomas. Es por este motivo que se recomienda la realización de las pruebas en caso de posible exposición al VHB.
En los bancos de sangre se realiza un cribado del ADN del VHB, del antígeno de superficie (HBs-Ag) y del anticuerpo del core (anti-HBc) a todas las unidades de sangre donadas. En caso de reacciones positivas, se informa a los donantes de sangre implicados y se les recomienda que acudan al médico para que valore su estado de salud.
En caso de haber resultado expuesto al VHB, la administración en las primeras 24 horas de una dosis de globulina inmune de la hepatitis B (HBIG, por sus siglas en inglés) evita la infección.
Existe también una prueba que permite determinar la cepa concreta del VHB causante de la infección; se trata del genotipo o genotipado del virus de la hepatitis B. No obstante, se emplea esencialmente con finalidades de investigación.
El virus de la hepatitis D (VHD) es otro virus que puede causar infecciones hepáticas aunque sólo serán posibles en el caso de que el individuo ya esté infectado por el VHB. Una persona puede infectarse por los dos virus simultáneamente (coinfección) o primero infectarse por el VHB y posteriormente por el VHD (superinfección). La incidencia del VHD es baja. No existe vacuna para el VHD pero como tan sólo produce infección en presencia del VHB, puede prevenirse su infección con la vacuna del VHB.
¿Es necesario realizarse todas estas pruebas ante la posibilidad de estar infectado por el virus de la Hepatitis B (VHB)?
No. El médico determinará qué pruebas son las apropiadas, según los síntomas y la historia clínica.
¿Es recomendable vacunarse frente al VHB?
Los Centers for Disease Control and Prevention(CDC) recomiendan la vacunación en adultos pertenecientes a grupos de elevado riesgo, como personas que están en contacto íntimo con alguna persona infectada por el VHB, personas dializadas, personas con enfermedad hepática o enfermedad renal crónica, personas infectadas por el VIH o personas que necesitan tratamiento por alguna enfermedad de transmisión sexual, además de aquellas personas que viajan a países en los que la hepatitis B es frecuente. Es prudente recibir la pauta de vacunación a menos que en la historia clínica existan elementos que lo contraindiquen. La vacunación en bebés, niños y adolescentes está pautada en el programa estándar de vacunaciones. Una vez una persona se ha vacunado adecuadamente, la vacuna suele conferir protección frente a la infección para toda la vida.
¿Cómo se trata una hepatitis B?
No existe un tratamiento específico para las hepatitis agudas de tipo B. Se suele dar un tratamiento de soporte para aliviar los síntomas, como asegurarse de que el individuo mantiene mucho reposo y toma una cantidad suficiente de nutrientes y líquidos repartidos en varias tomas a lo largo del día.
Las formas crónicas de hepatitis B pueden tratarse con fármacos antivíricos como interferón, entecavir, tenofovir, lamivudina o adefovir. No obstante, no todas las personas necesitan tratarse y por otra parte, algunos de estos antivirales pueden tener efectos secundarios graves. A menudo se monitoriza de manera muy estricta a los individuos con hepatitis crónica para detectar si evolucionan hacia una cirrosis o un cáncer de hígado. Es importante comentar con el médico las posibles opciones terapéuticas, así como sus riesgos y beneficios.
Para detectar, diagnosticar y/o seguir la evolución de una infección por el virus de la hepatitis B (VHB); para determinar si la vacuna contra la hepatitis B ha producido el grado adecuado de inmunidad; a veces, como orientación al tratamiento y para evaluar su eficacia.
Para detectar y diagnosticar una infección por el virus de la hepatitis C (VHC) y para monitorizar el tratamiento de la infección.
Con finalidades de cribado: si se presentan factores de riesgo de contraer la infección por el VHC.
Con finalidades diagnósticas: si existe la posibilidad de haber estado expuesto al virus de la hepatitis C, como por ejemplo mediante el contacto con sangre infectada; si se presentan síntomas asociados a enfermedad hepática.
El virus de la hepatitis C (VHC) ocasiona una infección del hígado caracterizada por inflamación y daño tisular del órgano. Las pruebas para la hepatitis C son un conjunto de pruebas empleadas para detectar, diagnosticar y monitorizar el tratamiento de una infección hepática vírica del tipo C. La prueba más común es la que detecta en sangre anticuerpos producidos en respuesta a la infección por el VHC. Otras pruebas detectan la presencia del ácido ribonucleico (ARN) del virus, cuantifican este ARN vírico presente o determinan el subtipo específico del virus.
El VHC es uno de los cinco virus identificados hasta la actualidad causantes de hepatitis víricas (A, B, C, D y E). El VHC se propaga a través del contacto con sangre infectada, generalmente por compartir jeringuillas contaminadas para inyectarse drogas, aunque también por el hecho de compartir enseres personales contaminados con sangre como maquinillas de afeitar, por relaciones sexuales con una persona infectada, por exposición laboral en personal sanitario y, más raramente, de madre a hijo en el momento del parto. Antes de que se dispusiera de pruebas para detectar el VHC (1990) la infección podía adquirirse por transfusiones sanguíneas.
A pesar de que el VHC no es tan contagioso como el de la hepatitis B, no se dispone todavía de vacunas para prevenir su infección. La infeción por el VHC constituye una causa común de enfermedad hepática crónica. Se estima que alrededor de un 85% de las personas infectadas por el VHC, una vez superada la fase de infección aguda, desarrolla la forma crónica de la infección.
Por otra parte, muchas de las personas infectadas por el VHC no saben que lo están y no presentan síntoma alguno. La infección aguda por el VHC puede producir pocos síntomas inespecíficos que además son leves, y la infección crónica puede tardar tiempo en producir lesiones hepáticas que comprometan la función del hígado, hasta una o dos décadas.
La infección por el VHC aumenta el riesgo de desarrollar otros trastornos:
Las pruebas por ejemplo en personas con factores de riesgo pero sin signos ni síntomas, o en personas con signos o síntomas de afectación hepática, o en personas expuestas al virus. Como los niveles de anticuerpos pueden mantenerse en sangre una vez superada la infección, en caso de que el resultado sea positivo debe realizarse una prueba adicional en la que se evalúa el ARN del virus (se detecta material genético vírico). La detección del material genético vírico indica que el virus está presente en el organismo, que la infección no se ha resuelto y que es necesario instaurar un tratamiento. La prueba que analiza el genotipo del VHC determina qué tipo (cepa) de virus causa la infección y es de gran ayuda para establecer el mejor tratamiento.
Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomiendan el cribado de las infecciones por el VHC mediante la detección de los anticuerpos frente al virus (anti-VHC) en los siguientes casos:
Inyección de drogas de abuso
*El suministro de sangre se supervisa en España desde el año 1990 (Orden del Ministerio de Sanidad y Consumo de 3 de Octubre de 1990; si desea más información acceda a este enlace), y todas las unidades de sangre que dan positivo para VHC son rechazadas. El riesgo actual de infección por VHC por transfusión sanguínea está cerca de 1 caso por cada dos millones de unidades transfundidas.
El análisis de los anticuerpos frente al VHC se realiza cuando existen alteraciones de las pruebas que conforman el perfil hepático o cuando existen signos o síntomas asociados a hepatitis. La mayoría de personas infectadas por el VHC no tiene síntomas o si los tiene son tan leves que no constituyen motivo para acudir al médico y realizar los estudios pertinentes. No obstante, entre un 10% y un 20% de individuos infectados presenta síntomas como fatiga, dolor abdominal, disminución del apetito e ictericia.
La prueba del ARN del virus de la hepatitis C se utiliza a menudo cuando la determinación de anticuerpos es positiva, para establecer si la infección aún está presente. El estudio del genotipo del virus puede realizarse para seleccionar el tratamiento. La determinación de la carga vírica del VHC se realiza: 1) al principio del tratamiento, 2) periódicamente para monitorizar la respuesta al tratamiento y 3) al final del mismo para valorar su eficacia.
Los resultados de la detección de anticuerpos se suelen informar como "positivos" o "negativos". El análisis del ARN del VHC se informa con un resultado numérico. En caso de que no exista virus en sangre o que la cantidad de virus sea muy baja como para poder ser detectada, el resultado se informa como "negativo" o "no detectable".
La interpretación de las pruebas de la hepatitis C se muestra en la tabla siguiente. En general, si la prueba de los anticuerpos frente al VHC (anti-VHC) es positiva, se puede concluir que existe infección o que probablemente ha existido en algún momento infección por el virus de la hepatitis C. Un resultado de la determinación del ARN del virus positivo confirma que existe una infección actual por el virus de la hepatitis C. Si no se detectan partículas víricas (ARN), puede ser que el individuo no tenga una infección activa o que el virus se encuentre en muy poca cantidad.
La carga vírica del VHC (ARN del VHC, cuantitativo) puede indicar si el tratamiento está siendo eficaz o no. Una carga vírica elevada o en aumento indica que el tratamiento no es efectivo mientras que una carga viral baja, en disminución o indetectable es indicativa de que el tratamiento funciona. Si el tratamiento funciona se produce una disminución del 99% o más de la carga vírica al poco tiempo de haberse iniciado el tratamiento (entre 4 y 12 semanas), y finalmente la carga vírica acabará siendo indetectable. Según los Centers for Disease Control and Prevention (CDC), la obtención de una carga vírica indetectable después de 24 semanas tras la finalización del tratamiento indica una respuesta al tratamiento.
El genotipado del VHC identifica qué tipo de virus de la hepatitis C produce la infección en el individuo y es de ayuda para instaurar el tipo y la duración del tratamiento adecuado. Existen como mínimo seis tipos distintos (genotipos) del VHC, numerados del 1 al 6; además, se han identificado al menos 50 subtipos adicionales. El genotipo 1 es el más común en España.
¿Por qué se deben realizar los análisis aunque las manifestaciones de la enfermedad sean muy leves?
La hepatitis C conduce a menudo a una hepatitis crónica, la cual puede progresar a cirrosis y cáncer hepático (carcinoma hepatocelular). Una detección precoz del virus permite que el médico vaya evaluando la función hepática más a menudo de lo habitual, a la vez que permite considerar un tratamiento en el caso de presentar una infección crónica.
¿Se pueden utilizar otras pruebas para seguir la evolución enfermedad?
Sí. Se utilizan pruebas de función hepática, como ALT y AST, para valorar la evolución de la lesión hepática. Las personas que están permanentemente infectadas por el virus de la hepatitis C (VHC) pero presentan siempre niveles de ALT y AST normales, tienen probablemente una enfermedad hepática muy leve y es posible que no necesiten tratamiento. También pueden emplearse otras pruebas hepáticas como albúmina, bilirrubina y tiempo de protrombina (TP); generalmente el resultado de estas pruebas es normal a menos que la persona haya desarrollado ya cirrosis. Algunas veces, puede realizarse una biopsia hepática para establecer la gravedad de la lesión hepática.
¿Existe alguna vacuna contra el virus de la hepatitis C?
No. Actualmente no se dispone de vacuna aunque se sigue investigando al respecto.
¿Es posible reinfectarse por el VHC una vez se ha superado una infección previa?
Sí. Una infección previa por el virus de la hepatitis C (VHC) no protege frente a otra infección; una persona no se vuelve inmune al VHC. La mayoría de personas no presenta una respuesta inmune efectiva frente al virus. El hecho de que el virus de la hepatitis C sufra modificaciones a medida que se replica dificulta que el organismo pueda combatirlo.
¿Existe tratamiento para la infección por el virus de la hepatitis C?
Sí. Actualmente se dispone de fármacos que pueden utilizarse para tratar la infección por el virus de la hepatitis C. Normalmente se emplea una combinación de fármacos y actualmente se están probando otros nuevos fármacos. Antes del año 2000, la infección crónica por el VHC se curaba tan solo en un 10% de los casos. Con los tratamientos actuales se alcanzan curaciones del 60-70%, siempre que el tratamiento se instaure antes de que existan complicaciones graves de la enfermedad. La introducción de nuevos fármacos está evolucionando a un ritmo con el que seguramente se alcanzarán tasas de curación cercanas al 90%.
¿Puede realizarse algún tipo de análisis del virus en casa?
En los Estados Unidos existe un dispositivo aprobado por la Food and Drug Administration (FDA) que permite recoger las muestras y enviarlas a un laboratorio donde serán analizadas. Los resultados de la prueba son confidenciales y proporcionados telefónicamente. Actualmente no puede realizarse ninguna determinación en casa.
¿Cómo puede avisarse de que se puede transmitir la infección a otras personas?
Una persona que presenta el ARN del virus de la hepatitis C detectable en sangre tiene la capacidad de transmitir la enfermedad a otras personas. La hepatitis C se transmite mediante la exposición a sangre contaminada. Entre las conductas que favorecen la exposición al virus y su transmisión se encuentran: compartir jeringuillas u otros dispositivos utilizados entre los consumidores de drogas de abuso como la cocaína o la heroína; el uso de material contaminado en tatuajes y perforaciones ("piercings"); exposición ocupacional de personal sanitario a jeringas u otros objetos punzantes contaminados; más raramente, por relaciones sexuales con personas infectadas que supongan desgarros tisulares y por transmisión del virus al bebé a partir de una madre infectada en el momento del parto.
Para detectar y diagnosticar una infección por el virus de la hepatitis C (VHC) y para monitorizar el tratamiento de la infección.
Para determinar si existe infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Como mínimo en una ocasión entre los 13 y los 64 años de edad; cuando puede haber existido una exposición al virus; antes de o durante el embarazo; anualmente si se pertenece a un grupo de población con mayor riesgo de contraer la infección.
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es el virus que causa el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Las pruebas de cribado del VIH detectan el antígeno del VIH (p24) y/o anticuerpos frente al VIH; estos anticuerpos se producen en respuesta a la infección. Algunas pruebas permiten detectar los anticuerpos frente a VIH en fluido oral.
Cuando una persona resulta infectada por el VIH, ya sea por exposición a sangre o fluidos corporales de otra persona infectada o bien por exposición a jeringuillas o agujas contaminadas, el virus empieza a replicarse y se produce un elevado número de copias del virus. Durante las primeras semanas de la infección, la cantidad de virus (carga viral) y los niveles de antígeno p24 pueden ser bastante elevados.
Al cabo de unas 2 u 8 semanas después de la exposición al VIH, el sistema inmune responde produciendo anticuerpos dirigidos contra el virus. Los anticuerpos pueden detectarse en sangre. Conforme se resuelve la infección inicial y aumentan los niveles de anticuerpos, se produce una disminución de la cantidad de virus y de los niveles de antígeno p24 en sangre.
Al inicio, la infección por VIH puede no ocasionar ningún síntoma, o a veces se desarrollan síntomas similares a los de una gripe, que se resuelven al cabo de una o dos semanas. Solo se puede tener la certeza de que se ha contraído la infección realizando alguna de las pruebas para detectar infección por VIH.
En caso de no detectarse ni tratarse, la infección avanza lentamente sin apenas ocasionar síntomas durante bastantes años (una década o más). Si tampoco se hubiera establecido ningún tratamiento al cabo de este tiempo, pueden empezar a aparecer signos y síntomas de SIDA, que además irían empeorando. Sin tratamiento, la infección por VIH destruye el sistema inmunitario dejando al individuo totalmente vulnerable frente a diversas infecciones. Si desea más información, refiérase a VIH.
Es muy importante detectar y diagnosticar la infección por VIH cuanto antes mejor por los siguientes motivos:
Se puede iniciar el tratamiento precozmente y enlentecer así la progresión hacia SIDA
Cuando la persona es consciente de que está infectada por el VIH puede modificar su estilo de vida y conductas de riesgo, contribuyendo así a prevenir la propagación de la infección
Si se trata de una mujer embarazada, se puede administrar un tratamiento que impida que la infección se transmita al hijo
Se han descrito dos tipos de VIH, 1 y 2. El tipo más común es el VIH-1; el VIH-2 presenta mayor prevalencia en determinadas áreas de África.
Para el cribado de la infección por VIH se dispone de distintas pruebas:
Combinación de la detección de anticuerpos VIH y del antígeno del VIH - se trata de la prueba de elección y solo se puede realizar en sangre
Detección de anticuerpos frente a VIH - normalmente las pruebas comercializadas detectan anticuerpos del VIH-1, y se han desarrollado algunas que detectan los del VIH-2. Se pueden realizar en sangre o en fluido oral
Detección del antígeno p24 - aisladamente solo se emplea cuando existen dudas acerca de posibles interferencias con la prueba de detección de anticuerpos del VIH
Independientemente del tipo de prueba empleada, cualquier resultado positivo supone la ampliación del estudio con pruebas adicionales para poder establecer el diagnósticoo de infección por VIH.
El cribado anual está recomendado en personas con elevado riesgo de contraer la infección por VIH:
En algunos casos se recomienda la realización de la prueba de cribado a pesar de no cumplir con ninguno de los requisios expuestos anteriormente:
Un resultado negativo de la prueba que detecta antígeno y/o anticuerpos del VIH suele indicar que no se tiene la infección. Un resultado negativo a la prueba de cribado del VIH indica sencillamente que en el momento de la obtención de la muestra no existe evidencia de la enfermedad. En personas con mayor riesgo de contraer la infección por VIH es importante realizar la prueba con carácter anual.
Las pruebas que solo detectan anticuerpos frente al VIH no detectan la infección cuando la exposición al virus ha sido muy reciente, ya que el organismo todavía no ha podido desarrollar los anticuerpos. Normalmente los anticuerpos suelen adquirir unos niveles en sangre que permiten detectarlos entre las semanas 3 y 12 después de la exposición. Si la prueba de cribado se realiza demasiado pronto, se puede obtener un resultado falsamente negativo a pesar de que exista infección. En caso de que el resultado sea negativo pero persista una elevada sospecha de infección por VIH, debe evaluarse nuevamente al individuo empleando la prueba combinada del antígeno del VIH y de los anticuerpos.
Si ambos resultados son positivos, el de cribado y el de las pruebas adicionales, entonces se considera que existe infección por VIH.
Los CDC recomiendan emplear un nuevo protocolo de evaluación para el cribado y el diagnóstico de la infección por VIH, tal como se expone a continuación:
Realizar el cribado con la prueba que combina antígeno y anticuerpos VIH
Verificar cualquier resultado positivo con una segunda prueba que detecte anticuerpos, y que permita diferenciar entre anticuerpos de VIH-1 y de VIH-2
En caso de resultados discordantes entre las dos pruebas anteriores, proseguir con una tercera prueba de evaluación del ARN del VIH-1 (NAAT, por sus siglas en inglés - prueba de amplificación de ácidos nucleicos). Si el ARN del VIH-1 es positivo, se considera el resultado como definitivo.
En este nuevo protocolo de evaluación de la infección por VIH no se contemplan dos pruebas anteriormente utilizadas, como el western blot y el ensayo de inmunofluorescencia, ya que detectan los anticuerpos más tarde (alrededor del día 28) y pueden proporcionar resultados falsamente negativos.
¿Cuáles son los síntomas de una infección por VIH?
Los síntomas de la infección inicial por VIH son similares a los de una gripe o a los de otras infecciones víricas. El único modo fiable de determinar si se está infectado por VIH es realizar la prueba. Muchas personas infectadas no experimentan síntomas durante años tras la adquisición de la infección, o los síntomas pueden ser muy similares a los de otras enfermedades. Si desea más información acceda al siguiente enlace.
¿Cuáles son los tratamientos de la infección por VIH y el SIDA?
No existe actualmente un tratamiento curativo para la infección por VIH ni para el SIDA. Sin embargo, existen tratamientos que mejoran la función del sistema inmunitario, reducen el riesgo y/o la frecuencia de infecciones oportunistas y alargan la vida de los afectados. El U.S. Department of Health and Human Services (DHHS) Panel on Antiretroviral Guidelines for Adults and Adolescents así como la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan administrar cuanto antes mejor un tratamiento a cualquier persona diagnosticada de infección por VIH, incluso las embarazadas. Con los avances terapéuticos, los individuos afectos viven mucho más tiempo y con una mejor calidad de vida. Para prevenir o minimizar la replicación del virus y evitar el desarrollo de cepas resistentes a los fármacos, se suelen administrar como mínimo tres fármacos de dos clases diferentes. La combinación de tres o más fármacos antiretrovíricos se conoce como HAART (por sus siglas en inglés, terapia antiretroviral altamente activa). Si desea más información refiérase a VIH - tratamiento.
¿Deberían comunicarse los resultados de la prueba a otras personas?
Sí. Si la prueba es positiva, es importante comunicárselo a los médicos así como a todas las parejas sexuales actuales y futuras y/o a cualquier persona con quien se compartan jeringuillas. Existen unidades que dan soporte para saber a qué personas se debe informar.
¿Hasta qué punto son confidenciales los resultados de las pruebas del VIH?
Igual que sucede con otras enfermedades y pruebas diagnósticas, la ley de protección de datos asegura que no se difunda información personal sin un permiso escrito. Sin embargo, es imprescindible que los profesionales sanitarios estén informados de la existencia de la infección por VIH o de SIDA, con la finalidad de poder realizar el tratamiento indicado. Por otra parte, es necesario notificar todos los casos de infección por VIH a organismos sanitarios locales, regionales o nacionales para así poder determinar la incidencia de la infección por VIH y proporcionar una prevención y atención sanitaria adecuadas.
Algunos centros ofrecen la posibilidad de mantener el anonimato (nunca se le pedirá su nombre) o de tratar los resultados de manera confidencial (se conocerá su identidad pero se mantendrá en privado).
¿Puede utilizarse la prueba de anticuerpos del VIH para detectar la infección en recién nacidos?
No. Debido a que los anticuerpos maternos se transfieren de la madre al hijo y permanecen en el organismo del recién nacido durante 6-12 meses, debe utilizarse una prueba diferente que detecta material genético del VIH: se trata de las pruebas conocidas como ARN del VIH o ADN del VIH.
Para determinar si existe infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
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