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Las enfermedades de transmisión sexual (ETS), también llamadas infecciones de transmisión sexual (ITS) o enfermedades venéreas, son infecciones causadas por organismos que pueden transmitirse de una persona a otra a través de la actividad sexual y el contacto íntimo. Se trata de un problema de Salud Pública a nivel mundial, tanto en términos de morbilidad como mortalidad, debido a las complicaciones y secuelas que pueden producir si no se diagnostican y se tratan rápida y correctamente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció una estrategia global para la reducción de las ETS entre los años 2016 y 2021, ya que según la OMS se calcula que cada año se producen en el mundo 357 millones de nuevas ETS.
La detección de estas infecciones es importante para garantizar una detección temprana, proporcionar un tratamiento oportuno y prevenir su propagación. Las pruebas de las ETS se recomiendan como parte de los exámenes de salud de rutina de adolescentes y adultos jóvenes sexualmente activos, así como de los adultos mayores que pueden estar en riesgo.
Está indicado para aquellas personas que han tenido relaciones sexuales con diferentes parejas o individuos y quieran hacerse un control de enfermedades. También cuando sospechemos de un contacto de riesgo o cuando su médico así lo indique. Pueden solicitarlo aquellos deportistas donde exista intercambio de sangre por el tipo de deporte.
Este examen recoge todo tipo de Enfermedades de transmisión sexual (ETS) para que tu tranquilidad sea total con respecto a tu salud sexual.
Para detectar o diagnosticar una infección por Neisseria gonorrhoeae, que es el agente causante de la gonorrea.
Con finalidades de cribado - puede que se recomiende la prueba si se es sexualmente activo, si se está embarazada o se está considerando la posibilidad de quedarse embarazada, o si se tiene mayor riesgo de contraer esta enfermedad de transmisión sexual (ETS).
Con finalidades diagnósticas - cuando se presentan síntomas de esta ETS, como dolor al orinar o de tipo intestinal, secreciones anales, picor, dolor o sangrado; en mujeres, aumento de las secreciones vaginales o sangrados vaginales entre menstruaciones; en varones secreciones por el pene y dolor, o hinchazón de los testículos; en recién nacidos cuando existe conjuntivitis.
La prueba busca la presencia de la bacteria Neisseria gonorrhoeae, agente causal de la gonorrea, una enfermedad de transmisión sexual (ETS).
La gonorrea suele transmitirse por contacto sexual (oral, vaginal o anal) por una pareja infectada. Una madre infectada puede trasnmitir la infección a su hijo en el momento del parto. Los síntomas en el recién nacido incluyen conjuntivitis y neumonía, normalmente a los 5 - 12 días de haber nacido. Las complicaciones en el recién nacido incluyen infecciones oculares que en caso de no tratarse pueden causar ceguera.
A pesar de que los varones suelen presentar síntomas si padecen la infección, las mujeres no los presentan o si tienen alguno, pueden confundirlo con síntomas derivados de otras infecciones genitourinarias. En los varones los síntomas suelen aparecer a los 2 - 5 días de contraer la infección aunque este período se puede alargar hasta incluso 30 días. Cuando una mujer presenta síntomas suele ser a los 10 días de haber contraído la infección.
La gonorrea suele tratarse con antibióticos. De no tratarse, puede causar complicaciones tanto en varones como en mujeres y bebés. En los varones una gonorrea no tratada puede producir:
En mujeres, si la gonorrea no se trata puede aparecer:
Alrededor de un 1% de mujeres o varones con gonorrea puede desarrollar una infección gonocócica diseminada, como consecuencia de la propagación de la infección desde los genitales hacia otras zonas del organismo. Entre los síntomas y signos de esta infección diseminada se incluyen fiebre, lesiones cutáneas múltiples, inflamación dolorosa de las articulaciones (artritis gonocócica), infección del recubrimiento interno del corazón e inflamación de las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal (meningitis). Los síntomas son los asociados a artritis, meningitis y sepsis. Esta infección diseminada también puede tratarse con antibióticos similares a los que se emplean en casos de gonorrea no complicada.
Suele solicitarse cuando existen síntomas que sugieren la enfermedad; en mujeres, secreciones vaginales amarillentas o sanguinolentas, sangrado asociado a las relaciones sexuales o dolor o escozor al orinar; en varones, secreciones de pus por el pene o sensación de escozor al orinar, proctitis (inflamación del recto o del área anal). Debido a que son muchas las personas infectadas que no presentan síntomas, distintos organismos han publicado unas recomendaciones para el cribado de la infección en mujeres sexualmente activas y con riesgo de contraerla, como son las mujeres menores de 25 años de edad o con múltiples parejas sexuales. La periodicidad del examen suele ser anual.
Los factores que favorecen tener un mayor riesgo de desarrollar una gonorrea son:
Un resultado positivo indica una infección activa que requiere tratamiento antibiótico.
Un resultado negativo indica que no existe evidencia de la enfermedad en el momento de realizar la prueba. Es importante que las personas con riesgo de contraer la infección se sometan regularmente a este tipo de análisis para detectar posibles exposiciones a la bacteria.
En caso de estar infectado, es importante que la pareja sexual se realice la prueba y siga también tratamiento antibiótico.
¿Cuánto se tarda en obtener los resultados?
Normalmente, tanto los resultados de los cultivos como los de las pruebas moleculares tardan en obtenerse entre tres y cinco días. Las tinciones de Gram se pueden realizar inmediatamente, si bien sus resultados no son tan fiables como los del cultivo de la bacteria.
¿Cómo se puede prevenir?
La mejor manera de evitar la infección por gonorrea o cualquier otra enfermedad de transmisión sexual (ETS) es la de abstenerse de mantener sexo oral, vaginal o anal o mantener una relación mútua monógama duradera con una pareja no infectada. Las personas sexualmente activas deberían emplear correctamente y sistemáticamente condones, para reducir el riesgo de contraer infecciones como la gonorrea y otras ETS.
Para detectar o diagnosticar una infección por Neisseria gonorrhoeae, que es el agente causante de la gonorrea.
Para determinar si existe infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Como mínimo en una ocasión entre los 13 y los 64 años de edad; cuando puede haber existido una exposición al virus; antes de o durante el embarazo; anualmente si se pertenece a un grupo de población con mayor riesgo de contraer la infección.
El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) es el virus que causa el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Las pruebas de cribado del VIH detectan el antígeno del VIH (p24) y/o anticuerpos frente al VIH; estos anticuerpos se producen en respuesta a la infección. Algunas pruebas permiten detectar los anticuerpos frente a VIH en fluido oral.
Cuando una persona resulta infectada por el VIH, ya sea por exposición a sangre o fluidos corporales de otra persona infectada o bien por exposición a jeringuillas o agujas contaminadas, el virus empieza a replicarse y se produce un elevado número de copias del virus. Durante las primeras semanas de la infección, la cantidad de virus (carga viral) y los niveles de antígeno p24 pueden ser bastante elevados.
Al cabo de unas 2 u 8 semanas después de la exposición al VIH, el sistema inmune responde produciendo anticuerpos dirigidos contra el virus. Los anticuerpos pueden detectarse en sangre. Conforme se resuelve la infección inicial y aumentan los niveles de anticuerpos, se produce una disminución de la cantidad de virus y de los niveles de antígeno p24 en sangre.
Al inicio, la infección por VIH puede no ocasionar ningún síntoma, o a veces se desarrollan síntomas similares a los de una gripe, que se resuelven al cabo de una o dos semanas. Solo se puede tener la certeza de que se ha contraído la infección realizando alguna de las pruebas para detectar infección por VIH.
En caso de no detectarse ni tratarse, la infección avanza lentamente sin apenas ocasionar síntomas durante bastantes años (una década o más). Si tampoco se hubiera establecido ningún tratamiento al cabo de este tiempo, pueden empezar a aparecer signos y síntomas de SIDA, que además irían empeorando. Sin tratamiento, la infección por VIH destruye el sistema inmunitario dejando al individuo totalmente vulnerable frente a diversas infecciones. Si desea más información, refiérase a VIH.
Es muy importante detectar y diagnosticar la infección por VIH cuanto antes mejor por los siguientes motivos:
Se puede iniciar el tratamiento precozmente y enlentecer así la progresión hacia SIDA
Cuando la persona es consciente de que está infectada por el VIH puede modificar su estilo de vida y conductas de riesgo, contribuyendo así a prevenir la propagación de la infección
Si se trata de una mujer embarazada, se puede administrar un tratamiento que impida que la infección se transmita al hijo
Se han descrito dos tipos de VIH, 1 y 2. El tipo más común es el VIH-1; el VIH-2 presenta mayor prevalencia en determinadas áreas de África.
Para el cribado de la infección por VIH se dispone de distintas pruebas:
Combinación de la detección de anticuerpos VIH y del antígeno del VIH - se trata de la prueba de elección y solo se puede realizar en sangre
Detección de anticuerpos frente a VIH - normalmente las pruebas comercializadas detectan anticuerpos del VIH-1, y se han desarrollado algunas que detectan los del VIH-2. Se pueden realizar en sangre o en fluido oral
Detección del antígeno p24 - aisladamente solo se emplea cuando existen dudas acerca de posibles interferencias con la prueba de detección de anticuerpos del VIH
Independientemente del tipo de prueba empleada, cualquier resultado positivo supone la ampliación del estudio con pruebas adicionales para poder establecer el diagnósticoo de infección por VIH.
El cribado anual está recomendado en personas con elevado riesgo de contraer la infección por VIH:
En algunos casos se recomienda la realización de la prueba de cribado a pesar de no cumplir con ninguno de los requisios expuestos anteriormente:
Un resultado negativo de la prueba que detecta antígeno y/o anticuerpos del VIH suele indicar que no se tiene la infección. Un resultado negativo a la prueba de cribado del VIH indica sencillamente que en el momento de la obtención de la muestra no existe evidencia de la enfermedad. En personas con mayor riesgo de contraer la infección por VIH es importante realizar la prueba con carácter anual.
Las pruebas que solo detectan anticuerpos frente al VIH no detectan la infección cuando la exposición al virus ha sido muy reciente, ya que el organismo todavía no ha podido desarrollar los anticuerpos. Normalmente los anticuerpos suelen adquirir unos niveles en sangre que permiten detectarlos entre las semanas 3 y 12 después de la exposición. Si la prueba de cribado se realiza demasiado pronto, se puede obtener un resultado falsamente negativo a pesar de que exista infección. En caso de que el resultado sea negativo pero persista una elevada sospecha de infección por VIH, debe evaluarse nuevamente al individuo empleando la prueba combinada del antígeno del VIH y de los anticuerpos.
Si ambos resultados son positivos, el de cribado y el de las pruebas adicionales, entonces se considera que existe infección por VIH.
Los CDC recomiendan emplear un nuevo protocolo de evaluación para el cribado y el diagnóstico de la infección por VIH, tal como se expone a continuación:
Realizar el cribado con la prueba que combina antígeno y anticuerpos VIH
Verificar cualquier resultado positivo con una segunda prueba que detecte anticuerpos, y que permita diferenciar entre anticuerpos de VIH-1 y de VIH-2
En caso de resultados discordantes entre las dos pruebas anteriores, proseguir con una tercera prueba de evaluación del ARN del VIH-1 (NAAT, por sus siglas en inglés - prueba de amplificación de ácidos nucleicos). Si el ARN del VIH-1 es positivo, se considera el resultado como definitivo.
En este nuevo protocolo de evaluación de la infección por VIH no se contemplan dos pruebas anteriormente utilizadas, como el western blot y el ensayo de inmunofluorescencia, ya que detectan los anticuerpos más tarde (alrededor del día 28) y pueden proporcionar resultados falsamente negativos.
¿Cuáles son los síntomas de una infección por VIH?
Los síntomas de la infección inicial por VIH son similares a los de una gripe o a los de otras infecciones víricas. El único modo fiable de determinar si se está infectado por VIH es realizar la prueba. Muchas personas infectadas no experimentan síntomas durante años tras la adquisición de la infección, o los síntomas pueden ser muy similares a los de otras enfermedades. Si desea más información acceda al siguiente enlace.
¿Cuáles son los tratamientos de la infección por VIH y el SIDA?
No existe actualmente un tratamiento curativo para la infección por VIH ni para el SIDA. Sin embargo, existen tratamientos que mejoran la función del sistema inmunitario, reducen el riesgo y/o la frecuencia de infecciones oportunistas y alargan la vida de los afectados. El U.S. Department of Health and Human Services (DHHS) Panel on Antiretroviral Guidelines for Adults and Adolescents así como la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan administrar cuanto antes mejor un tratamiento a cualquier persona diagnosticada de infección por VIH, incluso las embarazadas. Con los avances terapéuticos, los individuos afectos viven mucho más tiempo y con una mejor calidad de vida. Para prevenir o minimizar la replicación del virus y evitar el desarrollo de cepas resistentes a los fármacos, se suelen administrar como mínimo tres fármacos de dos clases diferentes. La combinación de tres o más fármacos antiretrovíricos se conoce como HAART (por sus siglas en inglés, terapia antiretroviral altamente activa). Si desea más información refiérase a VIH - tratamiento.
¿Deberían comunicarse los resultados de la prueba a otras personas?
Sí. Si la prueba es positiva, es importante comunicárselo a los médicos así como a todas las parejas sexuales actuales y futuras y/o a cualquier persona con quien se compartan jeringuillas. Existen unidades que dan soporte para saber a qué personas se debe informar.
¿Hasta qué punto son confidenciales los resultados de las pruebas del VIH?
Igual que sucede con otras enfermedades y pruebas diagnósticas, la ley de protección de datos asegura que no se difunda información personal sin un permiso escrito. Sin embargo, es imprescindible que los profesionales sanitarios estén informados de la existencia de la infección por VIH o de SIDA, con la finalidad de poder realizar el tratamiento indicado. Por otra parte, es necesario notificar todos los casos de infección por VIH a organismos sanitarios locales, regionales o nacionales para así poder determinar la incidencia de la infección por VIH y proporcionar una prevención y atención sanitaria adecuadas.
Algunos centros ofrecen la posibilidad de mantener el anonimato (nunca se le pedirá su nombre) o de tratar los resultados de manera confidencial (se conocerá su identidad pero se mantendrá en privado).
¿Puede utilizarse la prueba de anticuerpos del VIH para detectar la infección en recién nacidos?
No. Debido a que los anticuerpos maternos se transfieren de la madre al hijo y permanecen en el organismo del recién nacido durante 6-12 meses, debe utilizarse una prueba diferente que detecta material genético del VIH: se trata de las pruebas conocidas como ARN del VIH o ADN del VIH.
Para determinar si existe infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
Para detectar y diagnosticar una infección por el virus de la hepatitis C (VHC) y para monitorizar el tratamiento de la infección.
Con finalidades de cribado: si se presentan factores de riesgo de contraer la infección por el VHC.
Con finalidades diagnósticas: si existe la posibilidad de haber estado expuesto al virus de la hepatitis C, como por ejemplo mediante el contacto con sangre infectada; si se presentan síntomas asociados a enfermedad hepática.
El virus de la hepatitis C (VHC) ocasiona una infección del hígado caracterizada por inflamación y daño tisular del órgano. Las pruebas para la hepatitis C son un conjunto de pruebas empleadas para detectar, diagnosticar y monitorizar el tratamiento de una infección hepática vírica del tipo C. La prueba más común es la que detecta en sangre anticuerpos producidos en respuesta a la infección por el VHC. Otras pruebas detectan la presencia del ácido ribonucleico (ARN) del virus, cuantifican este ARN vírico presente o determinan el subtipo específico del virus.
El VHC es uno de los cinco virus identificados hasta la actualidad causantes de hepatitis víricas (A, B, C, D y E). El VHC se propaga a través del contacto con sangre infectada, generalmente por compartir jeringuillas contaminadas para inyectarse drogas, aunque también por el hecho de compartir enseres personales contaminados con sangre como maquinillas de afeitar, por relaciones sexuales con una persona infectada, por exposición laboral en personal sanitario y, más raramente, de madre a hijo en el momento del parto. Antes de que se dispusiera de pruebas para detectar el VHC (1990) la infección podía adquirirse por transfusiones sanguíneas.
A pesar de que el VHC no es tan contagioso como el de la hepatitis B, no se dispone todavía de vacunas para prevenir su infección. La infeción por el VHC constituye una causa común de enfermedad hepática crónica. Se estima que alrededor de un 85% de las personas infectadas por el VHC, una vez superada la fase de infección aguda, desarrolla la forma crónica de la infección.
Por otra parte, muchas de las personas infectadas por el VHC no saben que lo están y no presentan síntoma alguno. La infección aguda por el VHC puede producir pocos síntomas inespecíficos que además son leves, y la infección crónica puede tardar tiempo en producir lesiones hepáticas que comprometan la función del hígado, hasta una o dos décadas.
La infección por el VHC aumenta el riesgo de desarrollar otros trastornos:
Las pruebas por ejemplo en personas con factores de riesgo pero sin signos ni síntomas, o en personas con signos o síntomas de afectación hepática, o en personas expuestas al virus. Como los niveles de anticuerpos pueden mantenerse en sangre una vez superada la infección, en caso de que el resultado sea positivo debe realizarse una prueba adicional en la que se evalúa el ARN del virus (se detecta material genético vírico). La detección del material genético vírico indica que el virus está presente en el organismo, que la infección no se ha resuelto y que es necesario instaurar un tratamiento. La prueba que analiza el genotipo del VHC determina qué tipo (cepa) de virus causa la infección y es de gran ayuda para establecer el mejor tratamiento.
Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomiendan el cribado de las infecciones por el VHC mediante la detección de los anticuerpos frente al virus (anti-VHC) en los siguientes casos:
Inyección de drogas de abuso
*El suministro de sangre se supervisa en España desde el año 1990 (Orden del Ministerio de Sanidad y Consumo de 3 de Octubre de 1990; si desea más información acceda a este enlace), y todas las unidades de sangre que dan positivo para VHC son rechazadas. El riesgo actual de infección por VHC por transfusión sanguínea está cerca de 1 caso por cada dos millones de unidades transfundidas.
El análisis de los anticuerpos frente al VHC se realiza cuando existen alteraciones de las pruebas que conforman el perfil hepático o cuando existen signos o síntomas asociados a hepatitis. La mayoría de personas infectadas por el VHC no tiene síntomas o si los tiene son tan leves que no constituyen motivo para acudir al médico y realizar los estudios pertinentes. No obstante, entre un 10% y un 20% de individuos infectados presenta síntomas como fatiga, dolor abdominal, disminución del apetito e ictericia.
La prueba del ARN del virus de la hepatitis C se utiliza a menudo cuando la determinación de anticuerpos es positiva, para establecer si la infección aún está presente. El estudio del genotipo del virus puede realizarse para seleccionar el tratamiento. La determinación de la carga vírica del VHC se realiza: 1) al principio del tratamiento, 2) periódicamente para monitorizar la respuesta al tratamiento y 3) al final del mismo para valorar su eficacia.
Los resultados de la detección de anticuerpos se suelen informar como "positivos" o "negativos". El análisis del ARN del VHC se informa con un resultado numérico. En caso de que no exista virus en sangre o que la cantidad de virus sea muy baja como para poder ser detectada, el resultado se informa como "negativo" o "no detectable".
La interpretación de las pruebas de la hepatitis C se muestra en la tabla siguiente. En general, si la prueba de los anticuerpos frente al VHC (anti-VHC) es positiva, se puede concluir que existe infección o que probablemente ha existido en algún momento infección por el virus de la hepatitis C. Un resultado de la determinación del ARN del virus positivo confirma que existe una infección actual por el virus de la hepatitis C. Si no se detectan partículas víricas (ARN), puede ser que el individuo no tenga una infección activa o que el virus se encuentre en muy poca cantidad.
La carga vírica del VHC (ARN del VHC, cuantitativo) puede indicar si el tratamiento está siendo eficaz o no. Una carga vírica elevada o en aumento indica que el tratamiento no es efectivo mientras que una carga viral baja, en disminución o indetectable es indicativa de que el tratamiento funciona. Si el tratamiento funciona se produce una disminución del 99% o más de la carga vírica al poco tiempo de haberse iniciado el tratamiento (entre 4 y 12 semanas), y finalmente la carga vírica acabará siendo indetectable. Según los Centers for Disease Control and Prevention (CDC), la obtención de una carga vírica indetectable después de 24 semanas tras la finalización del tratamiento indica una respuesta al tratamiento.
El genotipado del VHC identifica qué tipo de virus de la hepatitis C produce la infección en el individuo y es de ayuda para instaurar el tipo y la duración del tratamiento adecuado. Existen como mínimo seis tipos distintos (genotipos) del VHC, numerados del 1 al 6; además, se han identificado al menos 50 subtipos adicionales. El genotipo 1 es el más común en España.
¿Por qué se deben realizar los análisis aunque las manifestaciones de la enfermedad sean muy leves?
La hepatitis C conduce a menudo a una hepatitis crónica, la cual puede progresar a cirrosis y cáncer hepático (carcinoma hepatocelular). Una detección precoz del virus permite que el médico vaya evaluando la función hepática más a menudo de lo habitual, a la vez que permite considerar un tratamiento en el caso de presentar una infección crónica.
¿Se pueden utilizar otras pruebas para seguir la evolución enfermedad?
Sí. Se utilizan pruebas de función hepática, como ALT y AST, para valorar la evolución de la lesión hepática. Las personas que están permanentemente infectadas por el virus de la hepatitis C (VHC) pero presentan siempre niveles de ALT y AST normales, tienen probablemente una enfermedad hepática muy leve y es posible que no necesiten tratamiento. También pueden emplearse otras pruebas hepáticas como albúmina, bilirrubina y tiempo de protrombina (TP); generalmente el resultado de estas pruebas es normal a menos que la persona haya desarrollado ya cirrosis. Algunas veces, puede realizarse una biopsia hepática para establecer la gravedad de la lesión hepática.
¿Existe alguna vacuna contra el virus de la hepatitis C?
No. Actualmente no se dispone de vacuna aunque se sigue investigando al respecto.
¿Es posible reinfectarse por el VHC una vez se ha superado una infección previa?
Sí. Una infección previa por el virus de la hepatitis C (VHC) no protege frente a otra infección; una persona no se vuelve inmune al VHC. La mayoría de personas no presenta una respuesta inmune efectiva frente al virus. El hecho de que el virus de la hepatitis C sufra modificaciones a medida que se replica dificulta que el organismo pueda combatirlo.
¿Existe tratamiento para la infección por el virus de la hepatitis C?
Sí. Actualmente se dispone de fármacos que pueden utilizarse para tratar la infección por el virus de la hepatitis C. Normalmente se emplea una combinación de fármacos y actualmente se están probando otros nuevos fármacos. Antes del año 2000, la infección crónica por el VHC se curaba tan solo en un 10% de los casos. Con los tratamientos actuales se alcanzan curaciones del 60-70%, siempre que el tratamiento se instaure antes de que existan complicaciones graves de la enfermedad. La introducción de nuevos fármacos está evolucionando a un ritmo con el que seguramente se alcanzarán tasas de curación cercanas al 90%.
¿Puede realizarse algún tipo de análisis del virus en casa?
En los Estados Unidos existe un dispositivo aprobado por la Food and Drug Administration (FDA) que permite recoger las muestras y enviarlas a un laboratorio donde serán analizadas. Los resultados de la prueba son confidenciales y proporcionados telefónicamente. Actualmente no puede realizarse ninguna determinación en casa.
¿Cómo puede avisarse de que se puede transmitir la infección a otras personas?
Una persona que presenta el ARN del virus de la hepatitis C detectable en sangre tiene la capacidad de transmitir la enfermedad a otras personas. La hepatitis C se transmite mediante la exposición a sangre contaminada. Entre las conductas que favorecen la exposición al virus y su transmisión se encuentran: compartir jeringuillas u otros dispositivos utilizados entre los consumidores de drogas de abuso como la cocaína o la heroína; el uso de material contaminado en tatuajes y perforaciones ("piercings"); exposición ocupacional de personal sanitario a jeringas u otros objetos punzantes contaminados; más raramente, por relaciones sexuales con personas infectadas que supongan desgarros tisulares y por transmisión del virus al bebé a partir de una madre infectada en el momento del parto.
Para detectar y diagnosticar una infección por el virus de la hepatitis C (VHC) y para monitorizar el tratamiento de la infección.
Para detectar, diagnosticar y/o seguir la evolución de una infección por el virus de la hepatitis B (VHB); para determinar si la vacuna contra la hepatitis B ha producido el grado adecuado de inmunidad; a veces, como orientación al tratamiento y para evaluar su eficacia.
Si se presentan factores de riesgo para contraer la infección por el VHB o si se tienen signos o síntomas de una infección por el VHB; si se planifica un tratamiento inmunosupressor o una quimioterapia y se puede haber estado expuesto al VHB; si se está siendo tratado por una infección por el VHB.
Las pruebas de la hepatitis B permiten detectar si existe o ha existido una infección por el virus de la hepatitis B (VHB). Pueden detectarse proteínas víricas (antígenos), anticuerpos producidos en respuesta a la infección o material genético (ADN) del virus. El patrón de resultados obtenidos permite identificar una infección activa o conocer el estado inmunitario del individuo como consecuencia de una exposición anterior al VHB.
Una hepatitis se caracteriza por inflamación y aumento del tamaño del hígado. Reconoce varias causas, entre las cuales la infección por diversos virus. El VHB es uno de los cinco virus causantes de hepatitis víricas; los otros cuatro son los virus A, C, D y E.
El VHB se transmite por contacto con sangre u otros fluidos biológicos de una persona infectada. La exposición puede tener lugar por ejemplo compartiendo jeringuillas entre consumidores de drogas por vía intravenosa o por mantener relaciones sexuales sin protección alguna. Las personas que viven o viajan a áreas en las que la hepatitis B es prevalente están expuestas a mayor riesgo. Las madres pueden pasar la infección a sus bebés, normalmente en el momento del parto o poco después del nacimiento. El VHB no se transmite por cogerse de las manos, al toser o al estornudar. No obstante, una vez fuera del organismo, el virus puede sobrevivir hasta una semana, incluso en sangre seca, y por este motivo puede transmitirse entre personas si se comparten maquinillas de afeitar o cepillos de dientes.
Muchas personas infectadas por el VHB desconocen que lo están. Se dispone de una vacuna para prevenir la hepatitis B. La vacunación sistemática en la infancia se implementó en 1991 y por este motivo según los CDC (Centers for Disease Control and Prevention), los casos de hepatitis B han disminuido significativamente.
La evolución de la hepatitis puede variar desde una forma leve que dura unas pocas semanas hasta una forma crónica más grave que dura años. Algunas veces, la infección crónica por el VHB acarrea complicaciones graves como cirrosis o cáncer de hígado. Entre las formas o estadios de la hepatitis B se incluyen:
A pesar de ser una infección potencialmente grave, la infección aguda por el VHB en adultos suele actualmente resolverse por sí sola en la mayoría de casos. Los bebés y los niños tienden a desarrollar una forma crónica de la infección más fácilmente; alrededor de un 90% de bebés infectados evolucionará hacia una forma crónica de la infección. Entre el año y los cinco años de edad, el riesgo de desarrollar una forma crónica de la infección disminuye entre un 25% y un 50%. Por encima de los 6 años, tan solo entre el 6% y el 10% de las infecciones por el VHB pasan a ser crónicas.
La mayor parte de las personas con una forma crónica de la infección por el VHB no presenta síntomas. Los signos y síntomas de la hepatitis B aguda son muy similares a los de otros tipos de hepatitis e incluyen fiebre, cansancio, náuseas, vómitos e ictericia. En una hepatitis aguda se produce un daño hepático y el hígado no es capaz de funcionar normalmente. No puede procesar toxinas o productos de desecho del organismo como la bilirrubina. Durante la enfermedad, los niveles de bilirrubina y de los enzimas hepáticos en sangre pueden aumentar. Si bien estas pruebas indican al médico que puede existir una hepatitis, no aportan información acerca de la causa de la misma. Para conocer la causa de la infección se debe recurrir a pruebas específicas.
Existen varias pruebas que permiten realizar un cribado de la infeción en ausencia de síntomas y signos, determinar si la infeccción es aguda o crónica, monitorizar una infección crónica y la eficacia del tratamiento. Las pruebas realizadas inicialmente incluyen:
Otras pruebas adicionales pueden ser:
Las pruebas de la hepatitis B se pueden emplear con distintas finalidades. Algunas de ellas detectan anticuerpos producidos en respuesta a la infección por el virus de la hepatitis B (VHB); algunas detectan antígenos producidos por el virus y otras detectan el ADN vírico.
A continuación se enumeran los principales usos de las pruebas del VHB:
Algunas otras razones secundarias por las que se realizan estas pruebas incluyen: el cribado de la infección de la hepatitis B en poblaciones de riesgo o en donantes de sangre, determinar el estado de portador, detectar infecciones previas (con la inmunidad subsiguiente) y determinar la inmunidad alcanzada después de la vacunación.
Normalmente se usa un conjunto de pruebas para determinar la causa de unos signos y síntomas agudos mientras que posteriormente, una vez diagnosticada la infección, se emplea otro conjunto de pruebas para monitorizar una posible progresión de la enfermedad, para detectar una infección crónica y/o un estado de portador.
A pesar de que estas pruebas son específicas para el VHB, pueden utilizarse otras pruebas de función hepática como ALT, AST y GGT para monitorizar la evolución de la enfermedad. En algunos casos es necesario realizar una biopsia hepática para evaluar el alcance de la lesión.
Las pruebas específicas para el virus de la hepatitis B se utilizan cuando aparecen signos y síntomas asociados a hepatitis aguda, para determinar si se deben realmente a una infección por el VHB. Entre los signos y síntomas se incluyen:
Las pruebas de la hepatitis B pueden solicitarse cuando otras pruebas como ALT y/o AST están alteradas. A veces, así es como se detectan ciertos casos de hepatitis agudas, ya que cursan con síntomas leves que podrían confundirse con los de la gripe. En el caso de las hepatitis crónicas, es más frecuente que no se presenten signos ni síntomas y por ello lo habitual es detectar la infección cuando las pruebas anteriormente citadas están alteradas.
HBsAg puede solicitarse como herramienta de cribado cuando una persona cae dentro de alguna de las categorías de alto riesgo para desarrollar una hepatitis B crónica. Desde Septiembre del 2008, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recomiendan realizar la prueba HBsAg a:
Las pruebas de la hepatitis B pueden realizarse regularmente cuando se monitorizan infecciones crónicas por el VHB. HBsAg y HBeAg suelen medirse cada seis a doce meses, ya que en algunas personas HBeAg desaparece por sí solo (más raramente HBsAg). En personas tratadas por una infección crónica por el VHB se pueden emplear HBeAg y el ADN del virus para conocer si el tratamiento está siendo eficaz.
Las pruebas para la hepatitis B pueden solicitarse individualmente, aunque a menudo se solicitan combinadas, en función del motivo que causa su solicitud. Los resultados de las pruebas se interpretan conjuntamente. A veces, el significado que puede tener un resultado depende totalmente del resultado obtenido en otra de las pruebas. Es importante destacar que no todas las pruebas se realizan en todos los individuos.
Monitorización del tratamiento de la infección crónica - si los resultados indican que existe una hepatitis B crónica, el individuo se puede beneficiar de tratamiento, y la eficacia del mismo puede monitorizarse con HBe-Ag, anti-HBe y ADN del VHB.
¿Hay algo más que debería saber?
Una infección por el VHB puede lesionar al hígado y transmitirse a otras personas a pesar de que no se tengan síntomas. Es por este motivo que se recomienda la realización de las pruebas en caso de posible exposición al VHB.
En los bancos de sangre se realiza un cribado del ADN del VHB, del antígeno de superficie (HBs-Ag) y del anticuerpo del core (anti-HBc) a todas las unidades de sangre donadas. En caso de reacciones positivas, se informa a los donantes de sangre implicados y se les recomienda que acudan al médico para que valore su estado de salud.
En caso de haber resultado expuesto al VHB, la administración en las primeras 24 horas de una dosis de globulina inmune de la hepatitis B (HBIG, por sus siglas en inglés) evita la infección.
Existe también una prueba que permite determinar la cepa concreta del VHB causante de la infección; se trata del genotipo o genotipado del virus de la hepatitis B. No obstante, se emplea esencialmente con finalidades de investigación.
El virus de la hepatitis D (VHD) es otro virus que puede causar infecciones hepáticas aunque sólo serán posibles en el caso de que el individuo ya esté infectado por el VHB. Una persona puede infectarse por los dos virus simultáneamente (coinfección) o primero infectarse por el VHB y posteriormente por el VHD (superinfección). La incidencia del VHD es baja. No existe vacuna para el VHD pero como tan sólo produce infección en presencia del VHB, puede prevenirse su infección con la vacuna del VHB.
¿Es necesario realizarse todas estas pruebas ante la posibilidad de estar infectado por el virus de la Hepatitis B (VHB)?
No. El médico determinará qué pruebas son las apropiadas, según los síntomas y la historia clínica.
¿Es recomendable vacunarse frente al VHB?
Los Centers for Disease Control and Prevention(CDC) recomiendan la vacunación en adultos pertenecientes a grupos de elevado riesgo, como personas que están en contacto íntimo con alguna persona infectada por el VHB, personas dializadas, personas con enfermedad hepática o enfermedad renal crónica, personas infectadas por el VIH o personas que necesitan tratamiento por alguna enfermedad de transmisión sexual, además de aquellas personas que viajan a países en los que la hepatitis B es frecuente. Es prudente recibir la pauta de vacunación a menos que en la historia clínica existan elementos que lo contraindiquen. La vacunación en bebés, niños y adolescentes está pautada en el programa estándar de vacunaciones. Una vez una persona se ha vacunado adecuadamente, la vacuna suele conferir protección frente a la infección para toda la vida.
¿Cómo se trata una hepatitis B?
No existe un tratamiento específico para las hepatitis agudas de tipo B. Se suele dar un tratamiento de soporte para aliviar los síntomas, como asegurarse de que el individuo mantiene mucho reposo y toma una cantidad suficiente de nutrientes y líquidos repartidos en varias tomas a lo largo del día.
Las formas crónicas de hepatitis B pueden tratarse con fármacos antivíricos como interferón, entecavir, tenofovir, lamivudina o adefovir. No obstante, no todas las personas necesitan tratarse y por otra parte, algunos de estos antivirales pueden tener efectos secundarios graves. A menudo se monitoriza de manera muy estricta a los individuos con hepatitis crónica para detectar si evolucionan hacia una cirrosis o un cáncer de hígado. Es importante comentar con el médico las posibles opciones terapéuticas, así como sus riesgos y beneficios.
Para detectar, diagnosticar y/o seguir la evolución de una infección por el virus de la hepatitis B (VHB); para determinar si la vacuna contra la hepatitis B ha producido el grado adecuado de inmunidad; a veces, como orientación al tratamiento y para evaluar su eficacia.
Para realizar un cribado o diagnosticar una infección por Treponema pallidum, microorganismo causante de una enfermedad de transmisión sexual (ETS) conocida como sífilis.
Cuando se presentan síntomas de una infección por sífilis o se está a mayor riesgo de contraer dicha infección, por ejemplo cuando se tiene otra ETS o la infección por el VIH, o si la pareja sexual ha contraído la infección o si se mantienen prácticas sexuales de alto riesgo, o bien durante el embarazo.
La sífilis es una infección causada por la bacteria Treponema pallidum. La infección suele contraerse por contacto sexual, por ejemplo por contacto directo con un chancro (úlcera) sifilítico, que es una lesión indolora y sobreelevada. Las pruebas sifilíticas más comunes son las que detectan en sangre anticuerpos producidos en respuesta a la infección por Treponema pallidum. Algunos métodos son capaces de detectar la propia bacteria o su material genético (ADN).
El tratamiento de la sífilis es fácil. Sin embargo, la sífilis no tratada puede acarrear problemas graves de salud. Una madre infectada puede transmitir la infección al feto, con consecuencias importantes y potencialmente fatales para el bebé (refiérase a Preguntas comunes).
En la sífilis se distinguen distintos estadios:
Sífilis primaria - este estadio se inicia a las 2-3 semanas de haber contraído la infección. Aparecen una o varias úlceras (chancros), normalmente en la zona que ha estado en contacto con el chancro de la pareja sexual, como pene o vagina. El chancro suele ser indoloro y por ello puede pasar desapercibido, especialmente si está ubicado en recto o cérvix (cuello uterino). Desaparece a las 4-6 semanas y cicatriza independientemente de que la persona infectada haya seguido tratamiento o no.
Sífilis secundaria - se desarrolla si no se ha tratado una sífilis primaria. La sífilis secundaria aparece entre 6 semanas y 6 meses después de la aparición del chancro. Se caracteriza por la aparición de una erupción cutánea rojiza, moteada, áspera al tacto, de predominio en palmas de las manos y plantas de los pies (lugar inusual de aparición de erupciones por otras causas) y que no causa picor. Pueden existir otros síntomas como fiebre, fatiga, hinchazón de los ganglios linfáticos, dolor de garganta y dolores en otras partes del cuerpo.
Sífilis terciaria, tardía - de no tratarse, la sífilis secundaria progresa a un estado latente durante el cual la persona infectada no presenta síntomas; este estadio puede prolongarse durante varios años. Si durante todo este tiempo de latencia tampoco se inicia ningún tratamiento, en alrededor de un 15% de los casos se desarrollarán complicaciones propias de la sífilis tardía o terciaria. En estos casos, la bacteria ocasionará lesiones en corazón, ojos, cerebro, sistema nervioso, huesos, articulaciones y prácticamente cualquier otra zona del organismo. En caso de que el sistema nervioso resulte afectado se está ante una neurosífilis. La sífilis terciaria puede durar años, y en sus etapas finales conduce a enfermedad mental, ceguera u otros problemas neurológicos, enfermedad cardíaca y la muerte.
La sífilis se trata con antibióticos, preferiblemente con penicilina. Las infecciones de reciente adquisición se curan con facilidad; sin embargo, si ya ha transcurrido más de un año desde el momento de la infección, el tratamiento puede prolongarse.
Puede solicitarse estas pruebas:
Detección de anticuerpos:
Un resultado negativo en sangre indica probablemente que no existe sífilis. Sin embargo, un resultado negativo en el cribado significa que no existe evidencia de infección en el momento en que se realiza la prueba. Pueden transcurrir varias semanas desde el momento de la exposición a la bacteria antes de que los anticuerpos sean detectables. Si la persona sabe que ha resultado expuesta o si la sospecha de que exista infección es elevada, es probable que se repita la prueba al cabo de un tiempo. Por otra parte es importante realizar las pruebas de cribado regularmente a aquellas personas expuestas a mayor riesgo de contraer la infección, para detectarla en caso de que se produjera.
Un resultado de cribado positivo a RPR o a VDRL requiere la realización de una prueba treponémica específica de detección de anticuerpos (FTA-ABS, TP-PA)
Un resultado positivo en la segunda prueba confirma el resultado del cribado, y puede establecerse el diagnóstico de sífilis
Un resultado negativo en la segunda prueba puede indicar que el primer resultado era falsamente positivo. Será necesario ampliar los estudios para determinar la causa de la falsa positividad
Las pruebas treponémicas de detección de anticuerpos pueden solicitarse también como prueba incial.Un resultado positivo indica presencia de anticuerpos en sangre pero como estos anticuerpos permanecen positivos incluso después de haber tratado la infección, no proporcionan información acerca de si la infección es antigua o reciente. Contrariamente, los anticuerpos no treponémicos detectados por RPR desaparecen de manera característica al cabo de unos 3 años, si la persona se ha tratado adecuadamente. Por lo tanto, ante una prueba treponémica positiva, debe realizarse una RPR para diferenciar entre infección activa o antigua. En caso de que la infección sea antigua, un resultado RPR positivo puede indicar que existe actualmente una infección activa si la persona no se trató, o si han transcurrido más de 3 años desde la administración del tratamiento, una posible reinfección.
Para monitorizar el tratamiento y/o determinar si ha sido eficaz, pueden evaluarse los títulos (niveles de anticuerpos) obtenidos en una o varias RPR. Los anticuerpos deberían de disminuir después del tratamiento. Por ejemplo, si inicialmente el resultado de RPR se informó como 1:256, un valor de 1:16 después del tratamineto indicaría un nivel de anticuerpos inferior. Si el título de anticuerpos no se modifica o incluso aumenta, la persona presenta una infección persistente o se ha reinfectado. Los resultados también pueden expresarse como diluciones (por ejemplo, 1/16).
¿Cómo podemos evitar el contagio?
Como no el contagio lo podemos evitar como todas las enfermedades de transmisión sexual , utilizando medios adecuados de protección en las relaciones sexuales.
¿Por qué constituye un problema tener sífilis durante el embarazo?
Durante el embarazo, la sífilis puede acarrear muchos problemas para el feto, como parto prematuro, recién nacido de bajo peso o incluso un recién nacido muerto. En 2011, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) recibieron 360 declaraciones de casos de sífilis congénita (transmisión a partir de una madre infectada). A veces, los recién nacidos con sífilis no presentan signos de la enfermedad. Sin embargo, sin un tratamiento inmediato, el recién nacido puede desarrollar cataratas, sordera y/o convulsiones. Según la American Sexual Health Association, muchos casos de sífilis congénita pasan desapercibidos hasta que los síntomas aparecen durante la infancia o la adolescencia.
Para realizar un cribado o diagnosticar una infección por Treponema pallidum, microorganismo causante de una enfermedad de transmisión sexual (ETS) conocida como sífilis.
Para hacer un cribado o un diagnóstico de la infección por el virus herpes simple (VHS).
Cuando se presentan síntomas de una infección por el virus del herpes simple, como vesículas o ampollas alrededor del área genital o signos y/o síntomas de meningits vírica; en caso de que existan ciertos factores de riesgo.
La determinación del virus del herpes simple (VHS) se realiza para identificar una infección herpética aguda o para detectar la presencia de anticuerpos frente al VHS, lo que indicaría la existencia de una exposición previa al virus. La infección por el virus del herpes simple es una de las infecciones víricas más frecuentes. Existen dos tipos de virus del herpes simple, VHS-1 y VHS-2. Ambos tipos son contagiosos y provocan periódicamente pequeñas ampollas (vesículas) que se rompen formando lesiones abiertas. El VHS-1 produce vesículas principalmente alrededor de la cavidad oral y en la boca, mientras que el VHS-2 generalmente produce las lesiones en el área genital; sin embargo, los dos tipos de VHS pueden afectar a ambas zonas.
El virus del herpes simple puede transmitirse de persona a persona a través del contacto con la piel cuando las úlceras están abiertas o en proceso de cicatrización y, a veces, puede transmitirse también cuando las úlceras todavía no son visibles a simple vista. La infección por el VHS-2 es frecuentemente una enfermedad de transmisión sexual, aunque el VHS-1 también puede transmitirse durante el sexo oral y quedar localizado en el área genital. Según la American Sexual Health Association y el Herpes Resource Center, aproximadamente el 50% de adultos tiene el VHS-1 y 17% el VHS-2. Debido a que los síntomas pueden ser leves, el 90% de los individuos con el VHS-2 puede ignorar que ha padecido una infección.
Cuando una persona se infecta por primera vez, pueden aparecer ampollas o vesículas dolorosas en el sitio de la infección; estas lesiones suelen aparecer a las dos semanas de la transmisión del virus y suelen curarse en unas dos o cuatro semanas. Las lesiones pueden aparecer también en la zona vaginal, en el pene, alrededor del ano o en nalgas y muslos. Este primer episodio puede incluir un segundo brote de ampollas acompañadas de síntomas similares a los de una gripe, como fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos. No obstante, no todas las personas infectadas desarrollan ampollas y a veces los síntomas son tan leves que pasan desapercibidos o se confunden con otros procesos, como picaduras de insectos o erupciones.
Una vez resuelta la infección inicial, el VHS queda escondido en el organismo de forma latente. En periodos de estrés o enfermedad, el virus puede reactivarse.
Si el individuo tiene el sistema inmune debilitado o suprimido (inmunocomprometido), como sería el caso de una infección por VIH o SIDA, o en receptores de órganos, la infección por VHS puede ser más grave y los brotes pueden aparecer más frecuentemente. A pesar de que la infección por el VHS no se puede curar, existen fármacos antivíricos que permiten limitar los brotes y en caso de que se produzcan, que estos sean más cortos, con menos síntomas y con menor liberación de virus.
Raramente, una madre infectada por VHS puede transmitir la infección al bebé en el momento del parto (vaginal) y causar así un herpes neonatal. Los signos y síntomas de un herpes neonatal suelen aparecer durante el primer mes de vida y deben tratarse para evitar así daños a largo plazo en el hijo. Es muy importante monitorizar una posible reactivación de la infección por VHS en la mujer embarazada; en tales casos puede estar indicada una cesárea.
La infección por el VHS puede afectar al cerebro, ocasionando una encefalitis, que puede ser fatal o producir daño neurológico permanente en los que sobreviven a ella.
Métodos de medida
La determinación del VHS detecta al propio virus, el ADN vírico o los anticuerpos frente al virus. Durante una infección primaria aguda o una reactivación, el virus puede detectarse mediante:
Cultivo del virus del herpes - se recoge una muestra de líquido de una vesícula abierta que se inocula en células en las que el virus se desarrolla. Una vez el virus ha crecido, puede determinarse si se trata del VHS-1 o del VHS-2; esto puede ser interesante de cara al pronóstico. Se trata de una prueba sensible y específica, aunque se tarda un par de días en obtener el resultado. Pueden obtenerse resultados falsamente negativos cuando la cantidad de virus en la muestrra analizada es insuficiente
Determinación del ADN del VHS - esta prueba detecta material genético del VHS en una muestra procedente de una vesícula o ampolla, sangre o algún otro fluido biológico. La prueba del ADN del VHS suele realizarse cuando el médico alberga una elevada sospecha de la infección pero el cultivo del virus ha resultado negativo, o también cuando una persona está siendo tratada de la infección. Esta prueba permite detectar el virus así como identificar el tipo y como es más sensible que el cultivo del virus, es útil cuando hay poca cantidad de virus (como en la encefalitis vírica) o si la lesión lleva varios días de evolución. Este método es el mejor para detectar meningitis, encefalitis o queratitis (inflamación de la córnea) por VHS, debido a su mayor sensibilidad
Determinación de anticuerpos frente al VHS - los anticuerpos frente al VHS son proteínas específicas que el organismo produce y libera al torrente sanguíneo para protegerse de la infección. La producción de anticuerpos IgM frente al VHS se inicia pocos días después de la primera infección y pueden detectarse en sangre durante varias semanas. La producción de anticuerpos IgG frente al VHS se inicia después de la producción de los de tipo IgM. La concentración en sangre se eleva durante varias semanas, disminuye y luego se estabiliza. Cuando ha existido una infección por VHS, se continuarán produciendo pequeñas cantidades de IgG frente a VHS. La determinación de anticuerpos frente al VHS puede detectar ambos tipos de virus (VHS-1 y VHS-2) y también se dispone de pruebas que permiten detectar los anticuerpos tempranos de tipo IgM así como los anticuerpos de tipo IgG que permanecen de por vida en los individuos que han estado expuestos al virus.
Puede solicitarse un cultivo del virus herpes simple (VHS) o una determinación de ADN del VHS cuando una persona presenta ampollas o vesículas en el área genital.
La determinación del ADN del VHS se solicita en personas con encefalitis si el médico sospecha que la causa puede ser un virus.
La determinación del VHS puede solicitarse regularmente en mujeres embarazadas con herpes. En la madre y en el recién nacido puede determinarse el VHS cuando el recién nacido presenta signos de infección por VHS, como meningitis o lesiones cutáneas.
La determinación de los anticuerpos frente al VHS se solicita principalmente para realizar un cribado de una exposición previa al VHS. Ocasionalmente, puede solicitarse la determinación de anticuerpos frente al VHS en la fase aguda y la de convalecencia cuando se sospecha que existe una infección activa (actual).
Al médico puede interesarle determinar los anticuerpos frente al VHS en casos en los que se detecta una enfermedad de transmisión sexual (ETS) en personas con riesgo para contraer la infección. Entre los factores de riesgo se incluyen los siguientes: tener relaciones sexuales con distintas personas, mantener relaciones sexuales con una pareja con infección por VHS, ser portador del VIH o, en varones, mantener relaciones homosexuales.
Un resultado positivo en el cultivo del virus del herpes simple o en la determinación del ADN del VHS del raspado de una vesícula indica la presencia de una infección activa por VHS-1 o VHS-2. Un resultado negativo indica que no se ha aislado el virus del herpes simple pero no excluye definitivamente la presencia del virus. Esto se debe a que, si la muestra obtenida no contiene virus en una fase de reproducción activa o si la muestra no se transportó en condiciones óptimas, puede no ser posible la detección del virus, obteniéndose un resultado falsamente negativo.
La presencia de anticuerpos IgM frente al VHS-1 o VHS-2 indica una infección activa o reciente. Los anticuerpos IgG frente a VHS-1 o a VHS-2 indican una infección previa. Un incremento significativo en los anticuerpos IgG frente a VHS, medido por comparación de las muestras de la fase aguda y de convalecencia, indica una infección activa o reciente. Un resultado negativo en la prueba que mide los anticuerpos frente al VHS significa que es poco probable que el individuo haya estado expuesto al VHS, o bien que el organismo no ha tenido suficiente tiempo como para iniciar la producción de los anticuerpos frente al VHS.
¿Cómo puede prevenirse el herpes?
El herpes oral (úlceras bucales, lesiones cutáneas de localización no genital) no puede prevenirse. La exposición ocurre durante la vida cotidiana. Sin embargo, el herpes genital puede prevenirse evitando los contactos sexuales con personas con una infección activa por herpes y mediante el uso del preservativo. Si desea más información acceda a este enlace.
¿Existen otros tipos de virus del herpes simple además de los tipos 1 y 2?
Sí. La familia del virus del herpes alberga hasta 25 tipos diferentes de virus, y al menos ocho de ellos causan infecciones en humanos. Entre ellos se incluye: VHS-1, VHS-2, virus varicela-zóster (VVZ, VHH-3) asociado a la varicela y a herpes zóster, virus de Epstein-Barr (EBV, VHH4) que causa la mononucleosis infecciosa, citomegalovirus (CMV, VHH-5), virus del herpes humano tipo 6 (VHH-6) y virus del herpes humano tipo 7 (VHH-7) ambos asociados a roséola en niños, y virus del herpes humano tipo 8 (VHH-8) que se aisla en el sarcoma de Kaposi, tipo de tumor que desarrollan personas con SIDA.
Para hacer un cribado o un diagnóstico de la infección por el virus herpes simple (VHS).
Para hacer un cribado o un diagnóstico de la infección por el virus herpes simple (VHS).
Cuando se presentan síntomas de una infección por el virus del herpes simple, como vesículas o ampollas alrededor del área genital o signos y/o síntomas de meningits vírica; en caso de que existan ciertos factores de riesgo.
La determinación del virus del herpes simple (VHS) se realiza para identificar una infección herpética aguda o para detectar la presencia de anticuerpos frente al VHS, lo que indicaría la existencia de una exposición previa al virus. La infección por el virus del herpes simple es una de las infecciones víricas más frecuentes. Existen dos tipos de virus del herpes simple, VHS-1 y VHS-2. Ambos tipos son contagiosos y provocan periódicamente pequeñas ampollas (vesículas) que se rompen formando lesiones abiertas. El VHS-1 produce vesículas principalmente alrededor de la cavidad oral y en la boca, mientras que el VHS-2 generalmente produce las lesiones en el área genital; sin embargo, los dos tipos de VHS pueden afectar a ambas zonas.
El virus del herpes simple puede transmitirse de persona a persona a través del contacto con la piel cuando las úlceras están abiertas o en proceso de cicatrización y, a veces, puede transmitirse también cuando las úlceras todavía no son visibles a simple vista. La infección por el VHS-2 es frecuentemente una enfermedad de transmisión sexual, aunque el VHS-1 también puede transmitirse durante el sexo oral y quedar localizado en el área genital. Según la American Sexual Health Association y el Herpes Resource Center, aproximadamente el 50% de adultos tiene el VHS-1 y 17% el VHS-2. Debido a que los síntomas pueden ser leves, el 90% de los individuos con el VHS-2 puede ignorar que ha padecido una infección.
Cuando una persona se infecta por primera vez, pueden aparecer ampollas o vesículas dolorosas en el sitio de la infección; estas lesiones suelen aparecer a las dos semanas de la transmisión del virus y suelen curarse en unas dos o cuatro semanas. Las lesiones pueden aparecer también en la zona vaginal, en el pene, alrededor del ano o en nalgas y muslos. Este primer episodio puede incluir un segundo brote de ampollas acompañadas de síntomas similares a los de una gripe, como fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos. No obstante, no todas las personas infectadas desarrollan ampollas y a veces los síntomas son tan leves que pasan desapercibidos o se confunden con otros procesos, como picaduras de insectos o erupciones.
Una vez resuelta la infección inicial, el VHS queda escondido en el organismo de forma latente. En periodos de estrés o enfermedad, el virus puede reactivarse.
Si el individuo tiene el sistema inmune debilitado o suprimido (inmunocomprometido), como sería el caso de una infección por VIH o SIDA, o en receptores de órganos, la infección por VHS puede ser más grave y los brotes pueden aparecer más frecuentemente. A pesar de que la infección por el VHS no se puede curar, existen fármacos antivíricos que permiten limitar los brotes y en caso de que se produzcan, que estos sean más cortos, con menos síntomas y con menor liberación de virus.
Raramente, una madre infectada por VHS puede transmitir la infección al bebé en el momento del parto (vaginal) y causar así un herpes neonatal. Los signos y síntomas de un herpes neonatal suelen aparecer durante el primer mes de vida y deben tratarse para evitar así daños a largo plazo en el hijo. Es muy importante monitorizar una posible reactivación de la infección por VHS en la mujer embarazada; en tales casos puede estar indicada una cesárea.
La infección por el VHS puede afectar al cerebro, ocasionando una encefalitis, que puede ser fatal o producir daño neurológico permanente en los que sobreviven a ella.
Métodos de medida
La determinación del VHS detecta al propio virus, el ADN vírico o los anticuerpos frente al virus. Durante una infección primaria aguda o una reactivación, el virus puede detectarse mediante:
Cultivo del virus del herpes - se recoge una muestra de líquido de una vesícula abierta que se inocula en células en las que el virus se desarrolla. Una vez el virus ha crecido, puede determinarse si se trata del VHS-1 o del VHS-2; esto puede ser interesante de cara al pronóstico. Se trata de una prueba sensible y específica, aunque se tarda un par de días en obtener el resultado. Pueden obtenerse resultados falsamente negativos cuando la cantidad de virus en la muestrra analizada es insuficiente
Determinación del ADN del VHS - esta prueba detecta material genético del VHS en una muestra procedente de una vesícula o ampolla, sangre o algún otro fluido biológico. La prueba del ADN del VHS suele realizarse cuando el médico alberga una elevada sospecha de la infección pero el cultivo del virus ha resultado negativo, o también cuando una persona está siendo tratada de la infección. Esta prueba permite detectar el virus así como identificar el tipo y como es más sensible que el cultivo del virus, es útil cuando hay poca cantidad de virus (como en la encefalitis vírica) o si la lesión lleva varios días de evolución. Este método es el mejor para detectar meningitis, encefalitis o queratitis (inflamación de la córnea) por VHS, debido a su mayor sensibilidad
Determinación de anticuerpos frente al VHS - los anticuerpos frente al VHS son proteínas específicas que el organismo produce y libera al torrente sanguíneo para protegerse de la infección. La producción de anticuerpos IgM frente al VHS se inicia pocos días después de la primera infección y pueden detectarse en sangre durante varias semanas. La producción de anticuerpos IgG frente al VHS se inicia después de la producción de los de tipo IgM. La concentración en sangre se eleva durante varias semanas, disminuye y luego se estabiliza. Cuando ha existido una infección por VHS, se continuarán produciendo pequeñas cantidades de IgG frente a VHS. La determinación de anticuerpos frente al VHS puede detectar ambos tipos de virus (VHS-1 y VHS-2) y también se dispone de pruebas que permiten detectar los anticuerpos tempranos de tipo IgM así como los anticuerpos de tipo IgG que permanecen de por vida en los individuos que han estado expuestos al virus.
Puede solicitarse un cultivo del virus herpes simple (VHS) o una determinación de ADN del VHS cuando una persona presenta ampollas o vesículas en el área genital.
La determinación del ADN del VHS se solicita en personas con encefalitis si el médico sospecha que la causa puede ser un virus.
La determinación del VHS puede solicitarse regularmente en mujeres embarazadas con herpes. En la madre y en el recién nacido puede determinarse el VHS cuando el recién nacido presenta signos de infección por VHS, como meningitis o lesiones cutáneas.
La determinación de los anticuerpos frente al VHS se solicita principalmente para realizar un cribado de una exposición previa al VHS. Ocasionalmente, puede solicitarse la determinación de anticuerpos frente al VHS en la fase aguda y la de convalecencia cuando se sospecha que existe una infección activa (actual).
Al médico puede interesarle determinar los anticuerpos frente al VHS en casos en los que se detecta una enfermedad de transmisión sexual (ETS) en personas con riesgo para contraer la infección. Entre los factores de riesgo se incluyen los siguientes: tener relaciones sexuales con distintas personas, mantener relaciones sexuales con una pareja con infección por VHS, ser portador del VIH o, en varones, mantener relaciones homosexuales.
Un resultado positivo en el cultivo del virus del herpes simple o en la determinación del ADN del VHS del raspado de una vesícula indica la presencia de una infección activa por VHS-1 o VHS-2. Un resultado negativo indica que no se ha aislado el virus del herpes simple pero no excluye definitivamente la presencia del virus. Esto se debe a que, si la muestra obtenida no contiene virus en una fase de reproducción activa o si la muestra no se transportó en condiciones óptimas, puede no ser posible la detección del virus, obteniéndose un resultado falsamente negativo.
La presencia de anticuerpos IgM frente al VHS-1 o VHS-2 indica una infección activa o reciente. Los anticuerpos IgG frente a VHS-1 o a VHS-2 indican una infección previa. Un incremento significativo en los anticuerpos IgG frente a VHS, medido por comparación de las muestras de la fase aguda y de convalecencia, indica una infección activa o reciente. Un resultado negativo en la prueba que mide los anticuerpos frente al VHS significa que es poco probable que el individuo haya estado expuesto al VHS, o bien que el organismo no ha tenido suficiente tiempo como para iniciar la producción de los anticuerpos frente al VHS.
¿Cómo puede prevenirse el herpes?
El herpes oral (úlceras bucales, lesiones cutáneas de localización no genital) no puede prevenirse. La exposición ocurre durante la vida cotidiana. Sin embargo, el herpes genital puede prevenirse evitando los contactos sexuales con personas con una infección activa por herpes y mediante el uso del preservativo. Si desea más información acceda a este enlace.
¿Existen otros tipos de virus del herpes simple además de los tipos 1 y 2?
Sí. La familia del virus del herpes alberga hasta 25 tipos diferentes de virus, y al menos ocho de ellos causan infecciones en humanos. Entre ellos se incluye: VHS-1, VHS-2, virus varicela-zóster (VVZ, VHH-3) asociado a la varicela y a herpes zóster, virus de Epstein-Barr (EBV, VHH4) que causa la mononucleosis infecciosa, citomegalovirus (CMV, VHH-5), virus del herpes humano tipo 6 (VHH-6) y virus del herpes humano tipo 7 (VHH-7) ambos asociados a roséola en niños, y virus del herpes humano tipo 8 (VHH-8) que se aisla en el sarcoma de Kaposi, tipo de tumor que desarrollan personas con SIDA.
Para hacer un cribado o un diagnóstico de la infección por el virus herpes simple (VHS).
Para realizar un cribado o diagnosticar la infección por clamidia.
Con finalidades de cribado:
Con finalidades diagnósticas:
La clamidia es una de las bacterias más comunes entre las que causan enfermedades de transmisión sexual (ETS); en caso de no tratarse adecuadamente puede conducir a complicaciones graves. La prueba busca evidencias de infección por la bacteria Chlamydia trachomatis. El cribado, diagnóstico y tratamiento de la infección por clamidia es muy importante para prevenir las complicaciones a largo plazo y la propagación de la infección a otras personas.
La infección por clamidia suele contraerse por contacto sexual (oral, vaginal o anal) con una pareja infectada. Entre los factores de riesgo para contraer la infección se incluyen: tener varias parejas sexuales, infecciones previas o coinfección por otras ETS, y la no utilización sistemática de métodos de barrera anticoncepción.
Es bastante frecuente que a pesar de que exista infección por clamidia, no se presenten signos ni síntomas de la infección. A menudo los signos y síntomas son similares a los de otra ETS, la gonorrea, y por este motivo, las pruebas para detectar ambas ETS suelen realizarse simultáneamente.
La infección por clamidia es fácil de tratar con antibióticos. Si no se trata, puede ocasionar problemas de reproducción graves y otros tipos de problemas.
Cuando no se trata, las mujeres pueden desarrollar una enfermedad pélvica inflamatoria (EPI), por infecciones que se inician en el cuello uterino pero que pueden extenderse por las trompas de Falopio y hacia los ovarios. Esto puede causar:
Las mujeres embarazadas infectadas por clamidia pueden presentar sangrados importantes antes del parto y ruptura prematura de membranas. Los bebés pueden ser de bajo peso al nacer. Las madres infectadas pueden transmitir la infección a sus hijos durante el parto. Estos bebés presentan mayor riesgo de desarrollar complicaciones como neumonía o conjuntivitis; esta última puede amenazar seriamente la vista en caso de no tratarse adecuadamente. Es bastante raro que los varones desarrollen infertilidad, a pesar de no ser tratados.
El médico puede solicitar la prueba si se presentan síntomas como flujo vaginal anormal y dolor abdominal (en mujeres) o secreción inusual a través del pene o dolor al orinar (en hombres). Sin embargo, como gran parte de las personas infectadas no presenta síntomas, distintos organismos han publicado las siguientes recomendaciones para el cribado de la infección en mujeres sexualmente activas y con riesgo de contraerla, como son las mujeres menores de 25 años de edad o con múltiples parejas sexuales. La periodicidad del examen suele ser anual.
Contrariamente, estos mismos organismos no recomiendan el cribado en varones heterosexuales sexualmente activos. El médico es quien debe considerar el riesgo del individuo. En el caso de varones homosexuales, los CDC sí recomiendan un cribado anual de la infección.
Los factores que favorecen tener un mayor riesgo de desarrollar una infección por clamidia son:
Cuando un recién nacido presenta signos de conjuntivitis como inflamación, enrojecimiento ocular y presencia de secreciones oculares, deben realizarse pruebas tanto para gonorrea como para clamidia.
Un resultado positivo indica infección activa que requiere tratamiento antibiótico.
Un resultado negativo tan sólo indica que no existe evidencia de la enfermedad en el momento de la realización de la prueba. Es muy importante que las personas con mayor riesgo se realicen la prueba con carácter regular, para detectar posibles exposiciones a la bacteria, especialmente en adolescentes (la reinfección es frecuente).
En caso de estar infectado, los dos miembros de la pareja deben tratarse.
¿Cuánto se tarda en obtener los resultados de la prueba?
Depende del método empleado. Con la prueba de amplificación de ácidos nucleicos (NAAT) se obtienen los resultados en un día o en pocos días. En el caso del cultivo se tarda aproximadamente entre 5 y 7 días.
¿Cómo se puede prevenir la infección por clamidia?
La mejor manera de evitar la infección por clamidia o cualquier otra enfermedad de transmisión sexual (ETS) es la de abstenerse de mantener sexo oral, vaginal o anal o mantener una relación mútua monógama duradera con una pareja no infectada. Las personas sexualmente activas deberían emplear correctamente y sistemáticamente condones, para reducir el riesgo de contraer infecciones por clamidia y otras ETS.
¿Cómo se trata la infección por clamidia?
Se trata con antibióticos. A pesar de que se cura la infección, pueden haber quedado secuelas de la misma. Si los signos y síntomas no se resuelven en unos días, se debe consultar nuevamente al médico. Es importante abstenerse de mantener relaciones sexuales hasta que se ha completado el tratamiento y se ha podido comprobar con una nueva prueba realizada a los tres meses del fin de tratamiento que este ha sido efectivo
¿Es posible la reinfección por clamidia a pesar de haber realizado correctamente el tratamiento?
Sí. Si vuelve uno a exponerse a la bacteria, se puede contraer la infección nuevamente. En realidad, la reinfección sucede con bastante frecuencia.
¿Es importante comunicar a la pareja sexual que se tiene una infección por clamidia?
Sí. Es importante comunicarlo para que la pareja se realice la prueba y reciba tratamiento.
Para realizar un cribado o diagnosticar la infección por clamidia.
Con este análisis obtienes información serológica sobre enfermedades de transmisión por fluidos corporales, verificando un amplio abanico de microorganismos que podemos encontrar.
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