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La longevidad media de las mujeres en todo el mundo se situó en 73,8 años en 2016, mientras que la de los hombres fue de 69,1 años, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Desde el año 2000, la esperanza de vida a escala global ha crecido cinco años, hasta situarse en los 71,4 años. Eso quiere decir que estamos alargando nuestra longevidad muy rápidamente, por ello cuando llegamos a una edad intermedia (40 - 50 años) es el punto clave en el cual podemos desarrollar algún tipo de patología subyacente. Por esto LABH4 ofrece un perfil que analiza el estado general de tu salud.
Está indicado para aquellas personas entre los 40-50 años, y como perfil de revisión 1 vez cada 3 años aproximadamente.
Un panel exhaustivo en el que hacemos un análisis de sangre y orina testando tu metabolismo, hormonas y marcadores tumorales.
Análisis de control de salud rutinario o se sospecha de una infección urinaria.
Cuando se sospecha algún tipo de infección de orina o posibles piedras o cálculos urinarios. También como análisis rutinario de control de orina o chequeo general.
Se realiza un estudio de los componentes químicos de la orina , un examen microscópico de los llamados sedimentos de la orina que puede mostrar las células y otros componentes sólidos como posibles agentes patógenos.
Normalmente se analiza:
Después se realiza un estudio del sedimento urinario para valorar posibles cálculos renales y células.
La prueba se solicita si se tiene la sospecha de algún tipo de alteración renal como la infección y los cálculos. Debido a ello podemos tener diferentes sintomatología:
Un resultado de algunos de los parámetros de la prueba puede significar un gran número de diagnósticos en función del o los parámetros alterados:
Desde el diagnóstico de infección con glóbulos blancos altos, perdida de sangre en la orina si los glóbulos rojos están altos, aparición de diversos cristales denotando la presencia de arenilla en la orina, visualización de microorganismos en el sedimento, detección de azúcar en la orina, entre otros.
Un resultado positivo en algún parámetro invita a que se pidan pruebas complementarias para un diagnóstico diferenciar de la patología.
¿Cuándo es necesario realizar un análisis de orina si no tengo ningún síntoma?
Todo chequeo general siempre tiene que ir con un análisis básico de orina para descartar cualquier alteración. Recomendamos por lo menos la realización de un chequeo general 1 vez al año.
¿Qué debo de hacer en el caso de que algún parámetro salga positivo?
Debo de avisar a mi médico para que me oriente si es necesario pruebas complementarias o que me de tratamiento según los resultados.
Análisis de control de salud rutinario o se sospecha de una infección urinaria.
Para el cribado del sangrado gastrointestinal, que puede ser un indicador de cáncer de colon.
Como parte de un chequeo de rutina, anualmente a partir de los 50 años como prueba de cribado del cáncer de colon; o si el médico lo considera necesario en función de los antecedentes familiares.
Muchos casos de cáncer de colon tienen en su origen el desarrollo de pólipos intestinales benignos. Los pólipos benignos son relativamente frecuentes en personas mayores de 50 años, y algunos pueden transformarse en cancerosos, con capacidad para diseminarse hacia otras partes del organismo (metástasis). Los pólipos consisten en protrusiones en forma de dedo que crecen hacia la luz intestinal o en el recto; pueden ser frágiles y sangrar de manera intermitente, por ejemplo cuando los desechos alimenticios rozan contra ellos.
La sangre perdida no suele ser visible en las heces aunque sí puede detectarse mediante la prueba de sangre oculta en heces. La pérdida de una pequeña cantidad de sangre puede ser el primero e incluso el único signo de un cáncer de colon. Y por esta razón, la prueba de la sangre oculta en heces constituye una herramienta de cribado muy valiosa en la detección del cáncer de colon (colorrectal). Entre los métodos de análisis de la sangre oculta en heces se incluyen el método de guayaco, el método inmunoquímico y el método que emplea toallitas impregnadas.
Independientemente del método utilizado, se recomienda realizar la prueba en un mínimo de tres muestras de heces recogidas en distintos días. La American Cancer Society no recomienda realizar una única prueba coincidiendo con la realización de un tacto rectal por el médico, debido a su menor sensibilidad para detectar cáncer. Se recomienda que el individuo se realice él mismo en su casa la prueba de sangre oculta en heces por el método de guayaco o por el inmunoquímico ya que al realizarla en tres días distintos se aumenta la posibilidad de detectar un cáncer. En caso de realizarse esta prueba, lo ideal sería irla repitiendo con carácter anual.
Organizaciones recomiendan realizar la prueba de sangre oculta en heces para la detección del cáncer de colon y recto (colorrectal) con carácter anual a partir de los 50 años, aunque puede solocitarlo antes si ha tenido antecedentes familiares o simplemente quiere descartar o hacer un screening de cáncer de colon.
Un resultado positivo a la prueba con el método de guayaco indica que existe algún sangrado anormal en el tracto gastrointestinal. Esta pérdida de sangre puede obedecer a úlceras, divertículos, pólipos, enfermedad inflamatoria intestinal, hemorroides, sangre digerida procedente de sangrados gingivales o de sangrados nasales, o a tumores benignos o malignos.
Cualquier resultado positivo con alguno de los métodos citados requiere estudios adicionales. Normalmente se solicitan pruebas de diagnóstico por la imagen como una sigmoidoscopia o una colonoscopia.
¿Existen otras estrategias de cribado del cáncer de colon además de la prueba de sangre oculta en heces?
Sí, existen pruebas de imagen útiles para el cribado y la prevención del cáncer de colon. Puede optarse por alguna de ellas en lugar de realizar anualmente un cribado mediante la prueba de sangre oculta en heces:
La sigmoidoscopia consiste en un examen del recto y de la parte más terminal del colon con un instrumento proveído de un haz de luz. Si se visualizan pólipos, pueden extraerse en el curso de la misma exploración, previniendo así la posibilidad de que se transformen en cancerosos. En caso de optar por este tipo de prueba de cribado, se recomienda realizarla cada 5 años.
La colonoscopia es una exploración más exhaustiva que la anterior y en ella se explora el recto y la totalidad del colon con un dispositivo flexible. También permite la extirpación de pólipos. En caso de optar por esta prueba como cribado, se recomienda realizarla cada 10 años.
La colonoscopia virtual (o colonoscopia CT) es un procedimiento menos invasivo que se basa en la tomografía computarizada para visualizar la totalidad del colon. Se recomienda su realización con finalidades de cribado cada 5 años o inferior en caso de familiares afectos o sospecha.
El enema de bario con doble contraste consiste en una serie de proyecciones radiológicas del colon y del recto.
¿Qué otras pruebas deben realizarse tras un resultado positivo a la prueba de sangre oculta en heces?
La prueba de sangre oculta en heces puede estar precedida o seguirse de un tacto rectal para detectar cualquier tipo de tumoración en el recto. Un resultado positivo a la prueba de sangre oculta en heces puede completarse con procedimientos dirigidos a detectar pólipos u otras anomalías, como sigmoidoscopias o colonoscopias.
¿Existen otras pruebas para la detección del cáncer de colon que también puedan realizarse en heces?
Sí. Existe la posibilidad de realizar un estudio de ADN en heces. Esta prueba puede detectar ciertas alteraciones en el ADN (material genético) de células cancerosas que se eliminan por las heces.
Para el cribado del sangrado gastrointestinal, que puede ser un indicador de cáncer de colon.
Para detectar el cáncer de próstata en varones (aunque no existe consenso acerca de su utilidad en varones asintomáticos), como ayuda en la decisión de realizar o no una biopsia de próstata, para monitorizar la efectividad del tratamiento del cáncer de próstata y para la detección de recidiva del cáncer de próstata.
El PSA debe solicitarse cuando un hombre presenta síntomas que sugieran la presencia de cáncer de próstata, como dificultad o dolor al orina y/o necesidad de orinar frecuentemente. Podría también solicitarse a intervalos regulares, durante el tratamiento del cáncer de próstata y después del mismo. Existe un debate abierto entre los expertos en cuanto a qué edad y con qué frecuencia debe solicitarse el PSA en varones asintomáticos. La periodicidad de la determinación del PSA es una decisión personal. Pero se aconseja que por encima de los 45 se realice una prueba cada 3 años.
El PSA es una proteína sintetizada principalmente por las células de la próstata, una glándula que rodea la uretra masculina y elabora un fluido que forma parte del semen. La mayor parte del PSA sintetizado por la glándula es liberado con este fluido, pero una pequeña parte llega a la circulación sanguínea. En la sangre, el PSA se encuentra en dos formas distintas: libre (no unido a proteína) y unido (formando un complejo proteína-PSA). La prueba más habitual es la detección del PSA total, que mide la suma de PSA libre y de PSA unido a otras proteínas. Cuando el médico solicita la prueba del PSA se refiere al PSA total.
El PSA se utiliza como un marcador tumoral para detectar y monitorizar el cáncer de próstata. Es una buena herramienta pero no perfecta, y actualmente todavía no se ha llegado a un consenso acerca de su utilidad en el cribado del cáncer de próstata en varones asintomáticos. Concentraciones elevadas de PSA se asocian a cáncer de próstata, pero también se observan en casos de prostatitis (inflamación de la próstata) y en la hiperplasia benigna de próstata (HBP). Se pueden observar concentraciones moderadamente elevadas en individuos de origen afro-americano; además, las concentraciones tienden a aumentar con la edad.
El PSA no es una prueba diagnóstica del cáncer de próstata. La prueba de elección para el diagnóstico del cáncer de próstata es la biopsia de próstata, que se efectúa recogiendo pequeñas muestras de tejido prostático e identificando las células anormales por microscopía. El PSA total y el tacto rectal se utilizan en combinación para decidir la necesidad o no de practicar una biopsia. El objetivo del cribado es reducir al máximo el número de biopsias innecesarias y detectar el cáncer clínicamente significativo cuando todavía esta confinado al interior de la glándula prostática. El término clínicamente significativo es muy importante porque a pesar de que el cáncer de próstata es relativamente habitual en hombres de edad avanzada, muchos de los casos son de crecimiento muy lento de manera que la muerte puede acontecer por otras causas. Por ello, los médicos intentan por todos los medios detectar tanto la presencia de cáncer de próstata como diferenciar los de lento crecimiento de los de crecimiento más agresivo y de elevada capacidad metastásica (capacidad de invadir y extenderse a otros órganos). El sobrediagnóstico y el exceso de tratamiento son temas con los que los médicos actualmente lidian. En algunos casos el tratamiento puede ser peor que la enfermedad en sí, pudiendo causar efectos colaterales, como disfunción eréctil e incontinencia urinaria. La prueba del PSA y el tacto rectal pueden detectar la mayoría de cánceres de próstata, pero generalmente no pueden predecir el curso de la enfermedad en un individuo determinado.
No existe consenso actualmente sobre la edad de screening del antígeno protático, pero el inicio la edad más temprana según organismos son los 45 años de edad. Por supuesto si existe algún antecedente familiar se recomienda a partir de los 40 años.
La determinación de PSA y la realización del tacto rectal deberían solicitarse cuando el paciente presente síntomas que podrían deberse a un cáncer de próstata, como dificultad o dolor al orinar, y/o aumento de la frecuencia urinaria, dolor de espalda y/o pélvico. Como esta sintomatología puede presentarse en distintas situaciones, como la infección urinaria o la prostatitis, habitualmente el médico solicita otras pruebas, como el cultivo de orina. Algunas de las situaciones descritas pueden causar también aumentos transitorios del PSA. Si el PSA total se encontrara elevado, el médico solicitaría la repetición de la prueba unas semanas después para verificar si su valor ha vuelto o no a la normalidad.
El PSA libre se suele solicitar cuando el PSA total se encuentra moderadamente elevado. Este resultado proporciona información adicional al médico sobre si el paciente presenta o no un riesgo elevado de padecer un cáncer de próstata y le ayuda en la decisión de realizar o no una biopsia de próstata.
El PSA total puede solicitarse en pacientes diagnosticados de cáncer de próstata para verificar la eficacia del tratamiento, y a intervalos regulares después del tratamiento para la detección precoz de recidivas. También se solicita a intervalos regulares cuando el médico decide no tratar a un paciente con cáncer de próstata y se mantiene a la expectativa de ver como va evolucionando para iniciar el tratamiento.
El valor normal de PSA total ha sido fijado en 4.0 ng/mL (nanogramos por mililitro de sangre.) Ciertos profesionales creen que este valor debería fijarse en 2.5 ng/mL para así detectar más casos de cáncer de próstata, mientras que otros argumentan que esto provocaría un exceso en el diagnóstico y por tanto un tratamiento de cánceres sin significación clínica. Los valores de decisión pueden variar entre distintos laboratorios.
Existe el acuerdo de que los varones con un PSA total por encima de 10.0 ng/mL presentan un riesgo mayor de padecer cáncer de próstata . Las concentraciones entre 4.0 ng/mL y 10.0 ng/mL pueden indicar la existencia de cáncer de próstata (con una probabilidad cercana al 25% según la ACS), hiperplasia benigna de próstata (HBP) o prostatitis. Estos trastornos son más comunes en personas de edad más avanzada, así como lo son también aumentos de las concentraciones de PSA. Las concentraciones de PSA comprendidas entre 4.0 ng/mL y 10.0 ng/mL se conocen comúnmente como la “zona gris”. Es en este rango de valores en el que el PSA libre es más útil. En varones con resultados de PSA total en la zona gris y con concentraciones bajas de PSA libre, el riesgo de padecer cáncer de próstata es mayor; si los valores de PSA libre son elevados, el riesgo es menor. El cociente entre PSA libre y PSA total ayuda al médico en la decisión de realizar o no la biopsia de próstata.
La concentración de PSA tendría que disminuir durante el tratamiento del cáncer de próstata. Al final del tratamiento debería de haberse reducido a concentraciones indetectables o muy bajas. Si la concentración no disminuye, se debe a que el tratamiento no ha sido del todo efectivo. Después del tratamiento, la concentración de PSA se sigue evaluando a intervalos regulares para detectar la posible aparición de recidivas. Cualquier cambio de concentración, por pequeño que sea, puede resultar muy significativo y por ello lo más adecuado es medir siempre el PSA en el mismo laboratorio para así reducir la variabilidad al máximo.
Actualmente se sugiere que una nueva prueba conocida como PSA ultrasensible (USPSA) podría ser mucho más útil que el PSA para la monitorización de la persistencia o de la recurrencia del cáncer de próstata. Esta prueba permite detectar PSA a niveles muy inferiores a la prueba tradicional del PSA, de tal modo que pequeños aumentos de USPSA permitirían detectar más precozmente persistencia o recurrencia del cáncer. No obstante, estos resultados deben interpretarse con cautela ya que la elevada sensibilidad de la prueba se asocia a mayor casos de resultados falsamente positivos (aumento de PSA entre dos determinaciones cuando en realidad no existe cáncer).
¿Cuáles son mis opciones si tengo un cáncer de próstata?
Los tratamientos más habituales incluyen radioterapia, hormonoterapia y cirugía.
¿Detecta el PSA todos los cánceres de próstata?
No. Algunas células cancerosas prostáticas no sintetizan mucho PSA, y la prueba será negativa a pesar de que exista cáncer.
¿Debería solicitarse la prueba del PSA a todos los varones?
Si existen síntomas que parezcan indicar la presencia de un problema prostático, el médico solicitará con toda seguridad el PSA. En caso de no existir sintomatología, la decisión de realizar la prueba la pueden tomar conjuntamente médico y paciente.
Para detectar el cáncer de próstata en varones (aunque no existe consenso acerca de su utilidad en varones asintomáticos), como ayuda en la decisión de realizar o no una biopsia de próstata, para monitorizar la efectividad del tratamiento del cáncer de próstata y para la detección de recidiva del cáncer de próstata.
El riesgo cardíaco esta relacionado con la cantidad y el tipo de grasa que nos circula por la sangre , así una parte de esta la tenemos en forma de trigliceridos. Una alta cantidad de estos eleva la probabilidad de tener un fallo cardíaco, de forma que la valoración y el seguimiento de estos nos sirve de prevención.
Como parte de un perfil lipídico en un chequeo (como mínimo una vez entre los 9-11 años de edad y nuevamente entre los 17 y 21, y como mínimo cada 2 años en adultos); más frecuentemente cuando se tienen factores de riesgo cardíaco o si se sigue un tratamiento para intentar disminuir los niveles de triglicéridos.
Los triglicéridos son la forma en que la grasa se almacena en el organismo y constituyen la principal fuente de energía. Esta prueba determina la concentración de triglicéridos en la sangre.
La mayoría de los triglicéridos (TG) se encuentra en el tejido adiposo (tejido graso). Una cantidad menor de triglicéridos circula en la sangre para proporcionar energía para los músculos. Después de comer, cuando la grasa es transportada desde el intestino hasta el tejido adiposo para ser almacenada, pueden encontrarse niveles elevados de triglicéridos en la sangre. Entre las comidas, los triglicéridos se liberan desde el tejido adiposo para poderlos utilizar como fuente de energía para el organismo. Unas lipoproteínas conocidas como lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) son las moléculas encargadas de transportar la mayor parte de triglicéridos en la sangre.
Niveles elevados de triglicéridos en sangre se asocian a mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular (ECV). Algunos factores y ciertas enfermedades pueden contribuir a aumentar los niveles de triglicéridos en sangre y al riesgo de desarrollar ECV, como la falta de ejercicio físico, el sobrepeso, el consumo de tabaco y de un exceso de alcohol, la diabetes y la enfermedad renal.
Entre los factores de riesgo de enfermedad cardíaca se incluyen:
En los individuos diabéticos es especialmente importante realizar la determinación de triglicéridos ya que la concentración de triglicéridos aumenta significativamente cuando el azúcar en sangre no se controla adecuadamente.
En adultos sanos se recomienda la realización cada 2 años (junto con un perfil lipídico completo) para evaluar el riesgo de enfermedad cardíaca. En niños se recomienda la realización de un perfil lipídico como mínimo una vez entre los 9-11 años de edad; en la adolescencia se recomienda nuevamente entre los 17-21 años.
La prueba se solicita con mayor frecuencia en la monitorización del tratamiento en personas con niveles elevados de triglicéridos o si existen factores de riesgo cardíaco. Entre los factores de riesgo se incluyen antecedentes familiares de enfermedad cardíaca u otros problemas de salud como diabetes, hipertensión o sobrepeso. No suele determinarse aisladamente esta prueba ya que el riesgo de enfermedad cardíaca se basa también en los niveles de colesterol.
El resultado de la determinación de triglicéridos suele realizarse en el contexto de un perfil lipídico y se tendrán en cuenta los resultados del resto de pruebas incluidas en dicho perfil. El resultado obtenido se interpreta como se indica a continuación.
Adultos:
Deseable: inferior a 150 mg/dL (1.7 mmol/L)
Ligeramente elevado: de 150 a 199 mg/dL (1.7 - 2.2 mmol/L)
Elevado: de 200 a 499 mg/dL (2.3 - 5.6 mmol/L)
Muy alto: superior a 500 mg/dL (5.6 mmol/L)
Adultos jóvenes:
Aceptable: inferior a 115 mg/dL (1.30 mmol/L)
Ligeramente elevado: de 115 a 149 mg/dL (1.30 - 1.68 mmol/L)
Elevado: superior a 150 mg/dL (1.7 mmol/L)
Concentraciones elevadas de triglicéridos se asocian a mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca. La hipertrigliceridemia puede obedecer a distintas causas como:
¿Cuáles son los síntomas relacionados con una concentración elevada de triglicéridos?
Normalmente las personas con aumento de la concentración de triglicéridos en sangre no presentan síntomas y la única manera de saber que realmente las concentraciones están aumentadas es realizando la prueba en sangre. No obstante, en caso de que los triglicéridos se mantengan de manera persistente muy elevados (por encima de 1000 mg/dL o de 11.30 mmol/L), pueden presentarse crisis de pancreatitis agudas. Entre los signos y síntomas se incluirían dolor abdominal súbito e intenso, que empeora y se acompaña de fiebre, náuseas, vómitos y a veces ictericia.
¿Qué puedo hacer para bajar los triglicéridos?
En muchas personas, la elevada concentración de triglicéridos en sangre es causada principalmente por la obesidad y e menor medida por la diabetes, enfermedad renal o alcoholismo. En estos casos lo esencial es tratar la causa primaria. Si el aumento de la concentración de triglicéridos no se asocia a otros trastornos, lo habitual es que se asocie también a un aumento de la concentración de colesterol; en estos casos el tratamiento va enfocado a disminuir los niveles tanto de triglicéridos como de colesterol. La primera estrategia que debe emplearse para intentar disminuir los niveles consiste en realizar ejercicio físico y seguir una dieta saludable. En caso de que no sea suficiente, se prescriben fármacos para reducir los niveles de lípidos en sangre, como estatinas.
El riesgo cardíaco esta relacionado con la cantidad y el tipo de grasa que nos circula por la sangre , así una parte de esta la tenemos en forma de trigliceridos. Una alta cantidad de estos eleva la probabilidad de tener un fallo cardíaco, de forma que la valoración y el seguimiento de estos nos sirve de prevención.
El colesterol es utilizado para estimar el riesgo de desarrollar una enfermedad - enfermedad específicamente corazón. Debido a que el colesterol en sangre se ha asociado con el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis), enfermedades del corazón, y un mayor riesgo de muerte por ataques al corazón, la prueba de colesterol se considera una parte rutinaria de la atención sanitaria preventiva.
Los adultos deben realizarse un colesterol al menos 1 vez cada 3 años si sigue una dieta saludable y realiza ejercicio físico. Con mayor frecuencia si su alimentación no es buena , no realiza ejercicio habitualmente o existe algún miembro de su familia con colesterol alto. Por supuesto si está recibiendo tratamiento para el colesterol alto o tiene uno o más factores de riesgo de enfermedades del corazón. Los niños, adolescentes y adultos jóvenes deben realizarse un colesterol una vez entre las edades de 9 y 11 y luego otra vez entre las edades de 17 y 21 años.
El colesterol es una sustancia (un esteroide) que es esencial para la vida. Se forman con el las membranas de las células en todos los órganos y tejidos en el cuerpo. Se utiliza para producir hormonas que son esenciales para el desarrollo, el crecimiento y la reproducción. Forma ácidos biliares que son necesarios para absorber los nutrientes de los alimentos.
Una pequeña cantidad de colesterol circula en la sangre en partículas complejas llamadas lipoproteínas. Las partículas de HDL llamado colesterol bueno, transportan el colesterol en exceso para su eliminación y las partículas de LDL llamadas colesterol malo, depositan este en los tejidos y órganos. Es necesario siempre acopañar el colesterol total de las pruebas de colesterol bueno (HDL) y malo (LDL):
El seguimiento y el mantenimiento de niveles saludables de colesterol es importante para mantenerse saludable. El cuerpo produce el colesterol que necesita para funcionar correctamente, pero la fuente más grande de colesterol es la dieta. Si una persona tiene una predisposición hereditaria para los niveles altos de colesterol o come demasiado alimentos que son altos en colesterol, grasas saturadas y grasas insaturadas trans (grasas trans), entonces el nivel de colesterol en la sangre de esa persona pueda aumentar y tener un impacto negativo en su salud. El exceso de colesterol en la sangre puede ser depositado en las placas en las paredes de los vasos sanguíneos. Las placas pueden estrechar o eventualmente bloquear la apertura de los vasos sanguíneos, lo que conduce al endurecimiento de las arterias (aterosclerosis) y mayor riesgo de numerosos problemas de salud, incluyendo enfermedades del corazón y derrame cerebral.
Se recomienda pruebas de colesterol como prueba de cribado que se realiza en todos los adultos al menos una vez cada 3 años. Con frecuencia se realiza en conjunto con un examen físico de rutina. Por lo general, se pide en combinación con otras pruebas, incluyendo el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL), colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y triglicéridos - a menudo llamado un perfil de lípidos o lipídico.
El colesterol se prueba a intervalos más frecuentes (a menudo varias veces al año) en las personas que tienen prescrita una dieta , medicamentos para bajar su colesterol o tienen familiares con niveles altos. La prueba se utiliza para realizar un seguimiento para evaluar el éxito estas medidas en la reducción del colesterol a los niveles deseados y, a su vez disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón.
Los principales factores de riesgo a tener en cuenta para solicitar con asiduidad la prueba incluyen:
Los jóvenes que están en un mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón como adultos pueden requerir una periodicidad adicional. Algunos de los factores de riesgo son similares a las de los adultos e incluyen:
Para los adultos , en condiciones de rutina, donde se hacen las pruebas para la detección de riesgos, los resultados de la prueba se agrupan en tres categorías de riesgo:
Deseable : Un nivel de colesterol por debajo de 200 mg / dl (5,18 mmol / L) se considera deseable y refleja un bajo riesgo de enfermedades del corazón.
Límite alto : Un nivel de colesterol de 200 a 239 mg / dl (5.18 a 6.18 mmol / L) se considera que refleja un riesgo moderado. Probablemente es recomendable pedir un perfil lipídico para ver si el colesterol alto se debe a la cantidad de colesterol malo (LDL alto-C) o colesterol bueno (HDL-C alta). Dependiendo de los resultados del perfil lipídico (y cualquier otro factor de riesgo), se tomará una decisión acerca de si el tratamiento, incluyendo los cambios de estilo de vida, es necesario.
Alto riesgo : Un nivel de colesterol superior o igual a 240 mg / dl (6,22 mmol / L) se considera de alto riesgo. Es obligado pedir un perfil lipídico (así como otras pruebas) para tratar de determinar la causa del colesterol alto. Una vez que se conoce la causa, se prescribirá un tratamiento adecuado.
Para niños y adolescentes :
Aceptable: un nivel de colesterol por debajo de 170 mg / dl (4,40 mmol / L).
Límite:Un resultado de 170-199 mg / dl (4,40 a 5,16 mmol / L) .
Alto: Una lectura de colesterol total superior o igual a 200 mg / dl o (5,17 mmol / l).
Para los adultos jóvenes :
Aceptable: Un nivel de colesterol por debajo de 190 mg / dl (4,92 mmol / L).
Límite: Un resultado de 190 a 224 mg / dl (4,92 a 5,80 mmol / L).
Alto: A colesterol total mayor que o se considera igual a 225 mg / dl (5,82 mmol / L).
En un entorno de tratamiento, las pruebas se utiliza para ver como disminuye el colesterol como resultado del tratamiento. La meta para la cantidad de cambio o el valor final (objetivo) será fijada por el profesional de salud. El valor objetivo se basa generalmente en el LDL-C.
¿Qué causa el colesterol alto?
El colesterol alto puede ser el resultado de una enfermedad hereditaria o puede ser el resultado de una dieta alta en grasas saturadas. Para muchas personas, es causada por una combinación de ambos una dieta alta en colesterol, grasas saturadas y grasas trans y una tendencia hereditaria hacia el colesterol alto.
¿Qué tratamientos se recomiendan si mi nivel es demasiado alto?
El tratamiento preferido es la adopción de un estilo de vida saludable que le ayudará a reducir sus niveles, incluye ejercicio y una dieta que baja en colesterol, grasas saturadas y grasas trans. Una dieta baja en grasa por lo general ayuda a reducir el colesterol alrededor del 8%. Si la dieta y el ejercicio por sí solo no puede reducir el colesterol suficiente, los medicamentos se recomiendan a menudo y por lo general tienen como objetivo reducir los niveles de LDL-C en concreto. El fármaco de elección es diferente para diferentes personas, aunque los fármacos hipolipemiantes más comúnmente utilizados son las estatinas. Otros medicamentos que pueden recetarse incluyen los secuestrantes de ácidos biliares, niacina y fibratos.
¿Cuál es mi riesgo de un ataque al corazón si tengo el colesterol alto?
El colesterol alto aumenta el riesgo de un ataque al corazón. Cuanto mayor es el colesterol, mayor es el riesgo. Sin embargo, muchos otros factores que afectan el riesgo de un ataque al corazón, como el tabaquismo, la diabetes, la edad y la hipertensión arterial.
No he cambiado mi dieta o ejercicio patrón, pero mi colesterol ha subido desde la última vez que se puso a prueba. ¿Por qué?
Los niveles de colesterol fluctúan con el tiempo. El nivel de colesterol medido puede diferir hasta en un 10% a partir de un mes a otro. Se puede subir a veces o se puede bajar a veces. Estos cambios se llaman variación biológica y representan variabilidad normal inherente en el metabolismo humano.
El colesterol es utilizado para estimar el riesgo de desarrollar una enfermedad - enfermedad específicamente corazón. Debido a que el colesterol en sangre se ha asociado con el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis), enfermedades del corazón, y un mayor riesgo de muerte por ataques al corazón, la prueba de colesterol se considera una parte rutinaria de la atención sanitaria preventiva.
El hemograma se emplea como prueba de cribado muy general para determinar el estado de salud de las personas. Algunos de sus usos se describen a continuación:
En un hemograma se evalúan los tres grandes tipos de células que circulan por la sangre:
Para determinar el estado general de salud; para detectar, diagnosticar o monitorizar una gran variedad de enfermedades que pueden afectar a las células de la sangre, como la anemia, infecciones, inflamaciones, trastornos hemorrágicos o cáncer.
El hemograma es una prueba en la que se evalúa el estado de las células de la sangre; estas se dividen en tres grandes tipos que circulan suspendidos en un fluido conocido como plasma. Los tipos celulares son: hematíes (o eritrocitos o glóbulos rojos), leucocitos (o glóbulos blancos) y plaquetas. Todas estas células se producen y maduran principalmente en la médula ósea, y normalmente, se liberan hacia la sangre a medida que se van necesitando.
El hemograma se realiza con un instrumento que proporciona un recuento automatizado de las células de la sangre y suministra otros varios parámetros que indican las características de las células. Un hemograma estándar incluye:
Anormalidades importantes en alguno o varios de los tipos celulares son indicativas de una variedad de trastornos y se deberá solicitar oras pruebas adicionales para conocer su causa. A menudo es necesaria una observación de una extensión de sangre al microscopio. El especialista de laboratorio mira la extensión teñida al microscopio y puede valorar las características de las células, como tamaño, forma y color. Cualquier información adicional se añade a la proporcionada por el analizador automático, y los hallazgos se informan al médico solicitante.
Los tres tipos de células de la sangre evaluadas incluyen:
Leucocitos
Existen cinco tipos diferentes de leucocitos necesarios para mantener una buena salud y necesarios para combatir infecciones y otras enfermedades. Son los neutrófilos, linfocitos, basófilos, eosinófilos y monocitos, y están presentes en la sangre en porcentajes relativamente estables. Las proporciones pueden aumentar o disminuir dependiendo de lo que esté ocurriendo en nuestro organismo en un momento dado. Por ejemplo, una infección puede hacer aumentar el número de neutrófilos para combatir y erradicar infecciones bacterianas. En las alergias puede haber un incremento en el número de eosinófilos. En infecciones víricas puede aumentar el número de linfocitos. Y en ciertas enfermedades, como en las leucemias, algunas células de la serie blanca o leucocitarias (inmaduras y anómalas) se multiplican rápidamente, haciendo aumentar el número de leucocitos.
Hematíes
Los hematíes (o eritrocitos) se producen en la médula ósea y se liberan hacia la sangre a medida que van madurando. Contienen hemoglobina, que es una proteína que transporta el oxígeno por todo el organismo. Los hematíes tienen una vida de 120 días; la médula ósea está contínuamente produciendo hematíes para ir reemplazando los que van muriendo o los que se pierden por sangrados. Además de los sangrados, son varios los trastornos que pueden repercutir sobre la producción de nuevos hematíes o sobre su tiempo de vida.
En el hemograma se evalúa el número de hematíes, la cantidad de hemoglobina, la proporción de la sangre representada por los hematíes (hematocrito) y si el conjunto de hematíes parece normal. Todos los eritrocitos tienen habitualmente una forma y tamaño muy similares. Sin embargo pueden observarse variaciones en las deficiencias de vitamina B12 y folato (ácido fólico), en la deficiencia de hierro y en una gran variedad de trastornos. Si no hay suficientes eritrocitos normales o si la cantidad de hemoglobina es inferior a un valor determinado, se dice que existe anemia y el individuo puede tener síntomas como fatiga y debilidad. Con menor frecuencia, puede observarse un exceso de hematíes o eritrocitos en la sangre (eritrocitosis o policitemia), que en casos extremos, puede interferir en el flujo de la sangre en venas y arterias de pequeño calibre.
Plaquetas
Las plaquetas o trombocitos son unos fragmentos celulares particulares que juegan un papel muy importante en la coagulación sanguínea. Si una persona no tiene suficientes plaquetas corre un mayor riesgo de sufrir hematomas y sangrar en exceso. Un exceso de plaquetas puede favorecer la formación de coágulos de manera inapropiada. Si las plaquetas no funcionan adecuadamente se pueden producir sangrados. En el hemograma se mide el número y el tamaño de las plaquetas presentes en la muestra de sangre.
El hemograma es una prueba muy común. Se solicita habitualmente para conocer el estado de salud de un individuo. Si se está sano y se tiene las diferentes poblaciones celulares dentro de los valores de referencia, no se requerirá otro hemograma hasta que se produzca un cambio en el estado de salud o hasta que el médico lo crea conveniente.
El hemograma se solicita cuando un individuo tiene signos o síntomas sugestivos de afectación de las células de la sangre. Si existe fatiga, debilidad, infección, inflamación, presencia de hematomas o sangrado, el médico puede solicitar un hemograma para intentar hallar la causa de la afectación y determinar su severidad.
El médico puede solicitar periódicamente un hemograma para el seguimiento de diversas condiciones y tratamientos.
Algunos tratamientos, como la quimioterapia, pueden afectar a la producción de células en la médula ósea. Algunos medicamentos pueden hacer disminuir el recuento de leucocitos.
El hemograma incluye:
Son muchas las situaciones y enfermedades que pueden hacer aumentar o disminuir los parámetros del hemograma; algunas de ellas pueden requerir tratamiento mientras que otras se resuelven espontáneamente.
Los resultados del hemograma se ven afectados por trasfusiones de sangre, si se han realizado poco tiempo antes del análisis.
Los valores de referencia del hemograma son distintos en bebés y en niños, respecto a los del adulto. El médico interpretará los resultados teniendo en cuenta los valores de referencia que proporcionan los laboratorios en función de cada grupo de edad.
¿Qué otras pruebas se solicitan cuando el hemograma está alterado?
Depende de los resultados, de la sospecha clínica, los antecedentes médicos y los hallazgos de la exploración física. Es posible que se tenga que realizar una extensión de sangre, y solicitar varias pruebas para evaluar la función de órganos (electrolitos, glucosa, urea, creatinina, perfil hepático, etc.). Pueden además añadirse algunas otras pruebas:
Si la alteración afecta a leucocitos puede realizarse un cultivo (hemocultivo, urinocultivo, cultivo de esputo), un frotis faringoamigdalar (faringoamigdalitis) o pruebas específicas para virus como mononucleosis o virus de Epstein-Barr. La proteína C reactiva y la velocidad de sedimentación globular pueden ser útiles para detectar inflamación.
Si están alterados los resultados de los hematíes, se solicita un recuento de reticulocitos, hierro sérico y estudios relacionados con el metabolismo del hierro, vitamina B12 y folato, G6PDH, o evaluación de hemoglobinopatías.
Si el recuento de plaquetas está alterado se solicitan pruebas de función plaquetaria u otras pruebas para descartar trastornos hemorrágicos o estados de hipercoagulabilidad sanguínea como tiempo de protrombina (TP), tiempo de tromboplastina parcial (TTP), factores de la coagulación o factor von Willebrand.
En caso de sospecha de enfermedades graves como leucemia, trastornos mieloproliferativos o algún otro trastorno de la médula ósea, se realiza una biopsia de médula ósea. También pueden ser necesarias otras muchas pruebas; el médico sabrá las que están más indicadas en cada caso.
El hemograma se emplea como prueba de cribado muy general para determinar el estado de salud de las personas. Algunos de sus usos se describen a continuación:
En un hemograma se evalúan los tres grandes tipos de células que circulan por la sangre:
Cribado y diagnóstico
La prueba de la hemoglobina glicada (HbA1c) se emplea en adultos para detectar y diagnosticar estados prediabéticos o una diabetes. La HbA1c se forma a consecuencia de la unión de la glucosa a la hemoglobina, en la sangre. A mayor cantidad de glucosa en sangre más cantidad de HbA1c se forma.
Sin embargo, HbA1c no debería emplearse para la detección de diabetes en los siguientes casos: diabetes
asociada fibrosis quística, diagnóstico de una diabetes gestacional, diagnóstico de diabetes
en niños y adolescentes, en personas que han sufrido sangrados recientemente o que han recibido transfusiones de sangre, en enfermedad renal crónica, en enfermedad hepáticacrónica o en caso de trastornos sanguíneos
como anemias por déficit de hierro o por déficit de vitamina B12, ni en portadores de variantes de la hemoglobina (por ejemplo, personas con talasemia o anemia falciforme). En estos casos, las determinaciones a emplear para establecer el diagnóstico de diabetes son la medida de la glucosa en ayunas y la prueba de tolerancia oral a la glucosa.
Por otra parte, para la medida de la A1c con finalidades de cribado o de diagnóstico, sólo deberían utilizarse métodos estandarizados (National Glycohemoglobin Standardization Program). Actualmente los sistemas conocidos como métodos a la cabecera del enfermo (point-of care testing), que pueden utilizarse en la misma consulta del médico, presentan demasiada variabilidad para ser empleados con finalidades diagnósticas, aunque sí son útiles para la monitorización del tratamiento (estilo de vida y fármacos).
Monitorización
La HbA1c se emplea para monitorizar los niveles de glucosa en sangre durante un intervalo de tiempo. El objetivo de las personas con diabetes consiste en poder mantener sus niveles de glucosa en sangre lo más cercanos posible a los esperados en una persona sana. Así, se minimizan complicaciones ocasionadas por concentraciones de glucosa persistentemente elevadas como daño progresivo sobre distintos órganos y tejidos, por ejemplo en riñones,
ojos, sistema cardiovascular y sistema nervioso. El resultado de A1c proporciona una idea de la cantidad de glucosa (valor promedio) en sangre en los últimos 2-3 meses. Este dato es importante para conocer si las medidas de control sobre la diabetes funcionan o deben reajustarse.
A1c se utiliza a menudo para enseñar a personas recién diagnosticadas de diabetes como estaban de aumentadas sus concentraciones de glucosa en sangre en los 2-3 meses previos. Es posible que se solicite la prueba regularmente hasta que se alcance un correcto control de la enfermedad, y posteriormente 2 veces al año para verificar que el control se mantiene de una manera adecuada.
Como parte de un control rutinario o si se tienen factores de riesgo o síntomas de diabetes; después del diagnóstico de una diabetes, unas 4 veces al año si no se alcanza el objetivo terapéutico o si se producen cambios en la medicación; unas 2 veces al año si se ha conseguido el objetivo terapéutico y se mantiene un correcto control glicémico.
La hemoglobina A1c, también conocida como A1c o hemoglobina glicada, es una molécula de hemoglobina a la que se ha unido una molécula de glucosa. La prueba evalúa los niveles de glucosa en sangre de los últimos 2-3 meses (como valor promedio) y se realiza midiendo el porcentaje de glicohemoglobina.
La hemoglobina es una proteína de las células de la serie roja de la sangre, o hematíes, encargada del transporte de oxígeno. Existen diferentes tipos de hemoglobina, algunos considerados como normales y otros considerados como variantes de la hemoglobina. La forma predominante que representa cerca del 95-98% del total de hemoglobina, es la hemoglobina A. La glucosa que circula por la sangre puede unirse espontáneamente a la hemoglobina.
Cuanto más elevada sea la concentración de glucosa en sangre, más hemoglobina glicada se formará. Una vez la glucosa se ha unido a la hemoglobina, permanece ligada a ella durante el período de tiempo en el que las células rojas pueden mantenerse vivas, normalmente unos 120 días. La forma predominante de hemoglobina glicada se conoce como A1c (o HbA1c). Se va produciendo así HbA1c diariamente que se va eliminando de la circulación sanguínea a medida que las células de la serie roja o hematíes van muriendo; éstas van sustituyéndose por células más jóvenes (con hemoglobina no-glicada).
Esta prueba se puede utilizar para detectar una diabetes o riesgo de desarrollarla. Las normas de atención médica promulgadas por la American Diabetes Association (ADA) establecen que puede diagnosticarse una diabetes en base a criterios de A1c o glucosa en sangre, mediante la medida de glucosa en ayunas o la medida de glucosa a los 120 minutos de una sobrecarga de 75 gramos de glucosa por vía oral.
La hemoglobina glicada se emplea para monitorizar el tratamiento de una persona diabética; A1c es útil para evaluar como se han ido controlando los individuos sus niveles de glucosa a lo largo del tiempo. Un valor de HbA1c inferior al 7% indica un correcto control de la glucosa en sangre y menor riesgo de que se desarrollen complicaciones propias de la diabetes.
Por otra parte, la American Diabetes Association (ADA) y la European Association for the Study of Diabetes (EASD) recomiendan que el control de la glucosa en sangre en la diabetes de tipo 2 se centre más en las características de cada individuo. Datos recientes demuestran que unos niveles bajos de glucosa en sangre (hipoglicemia) pueden ocasionar complicaciones. Así, personas con riesgo de presentar hipoglicemias graves, con enfermedades subyacentes, con complicaciones vasculares y con una limitada expectativa de vida no se beneficiarían necesariamente por tener unos niveles de HbA1c rigurosamente inferiores al 7%.
Cribado y diagnóstico
La hemoglobina glicada puede solicitarse en un chequeo rutinario o cuando se sospecha una diabetes por la presencia de signos y síntomas sugestivos de hiperglicemia como:
Aumento de la sensación de sed
Aumento de la necesidad de orinar
Aumento del apetito
Fatiga
Visión borrosa
Retraso de la cicatrización de heridas
También se puede solicitar la HbA1c en adultos con sobrepeso y con los siguientes factores de riesgo:
Inactividad física, sedentarismo
Familiar de primer grado con diabetes
Raza o etnia con elevado riesgo de desarrollar diabetes
Hipertensión
Alteración del perfil lipídico (colesterol HDL disminuido y/o aumento de triglicéridos)
Mujeres con síndrome del ovario poliquístico
Enfermedad cardiovascular
Otras condiciones clínicas asociadas a resistencia a la insulina
La American Diabetes Association (ADA) recomienda empezar a medir la HbA1c en personas con sobrepeso a los 45 años; si el resultado es normal, se recomienda repetir la prueba como mínimo cada 3 años, en función de los resultados y de los factores de riesgo.
Las personas con mayor riesgo de desarrollar diabetes (prediabetes) deberían realizarse la prueba con carácter anual.
Monitorización
En función del tipo de diabetes, de como se está llevando su control y de las recomendaciones del médico, la hemoglobina glicada debería medirse entre 2 y 4 veces al año. Si se alcanza un correcto control de la diabetes, la ADA recomienda la medida de HbA1c un mínimo de 2 veces al año. Si se acaba de establecer el diagnóstico de diabetes o si no se consigue alcanzar un correcto control glicémico, la prueba debería repetirse trimestralmente.
Con finalidades de cribado y diagnóstico, pueden obtenerse los siguientes resultados:
Con finalidades de monitorización, HbA1c se informa como porcentaje, y para la mayoría de personas diabéticas se recomienda mantenerla por debajo de 7%. El control de una diabetes será mejor cuanto más cercano al objetivo de tratamiento marcado por la ADA (HbA1c inferior al 7%) se mantenga el resultado de A1c en una persona diabética, siempre que no experimente un riesgo excesivo de desarrollar hipoglicemia. A medida que aumenta el porcentaje de A1c, aumenta también el riesgo de desarrollar complicaciones.
En la diabetes de tipo 2, el objetivo del tratamiento se centra más en el individuo y depende de factores como tiempo transcurrido desde el diagnóstico, presencia de otras enfermedades o complicaciones propias de la diabetes (por ejemplo, alteraciones en la visión, pérdida de la vista, daño renal), riesgo de complicaciones derivadas de hipoglicemia y expectativa de vida limitada.
Por ejemplo, una persona con enfermedad cardíaca que lleva años diagnosticada de una diabetes de tipo 2 y que no ha presentado complicaciones propias de la diabetes puede intentar mantenerse en unos niveles de A1c un poco superiores (entre 7.5% y 8%), si así lo ha indicado el médico. Contrariamente, en una persona diabética recién diagnosticada y con buena salud el porcentaje a alcanzar puede ser inferior (entre 6% y 6.5%), siempre y cuando la hipoglicemia no constituya un riesgo significativo.
En el informe de laboratorio se puede incluir el resultado de HbA1c expresado en unidades SI (mmol/mol) junto con una estimación de la glucosa promedio, que no es más que un cálculo a partir de la A1c.
El objetivo de proporcionar el valor promedio de glucosa es el de facilitar que el individuo relacione los niveles de A1c con los de la monitorización diaria de la glucosa y los de la medida de la glucosa en el laboratorio. La fórmula para estimar la glucosa promedio convierte el porcentaje de A1a unidades, mg/dL o bien mmol/L.
Debe tenerse presente que la estimación de la glucosa promedio proporciona una idea de los niveles de glucosa en sangre de los últimos dos meses, si bien no se corresponde exactamente con un resultado de glucosa puntual de un día. La ADA es partidaria de este cálculo y proporciona una fórmula para estimar la glucosa.
¿Por qué los resultados de A1c y de glucosa en sangre no son iguales?
Más allá de las diferentes unidades con las que se informan A1c y glucosa, la primera representa un promedio durante un período de tiempo mientras que el resultado de la glucosa refleja los niveles de glucosa en sangre en el momento en que se obtiene la muestra. Cada medida de glucosa en sangre puede ser distinta, ya que varía con los aumentos y disminuciones de la misma (por diversas causas). HbA1c indica que en general la glucosa se ha mantenido elevada (o no) en los meses previos al análisis. HbA1c no es tan sensible como la medida de glucosa en sangre. No obstante, si el control diario de la glucosa se mantiene estable (ya sea correcto o incorrecto), la A1c y la medida de la glucosa por el laboratorio reflejarán esta particularidad. Es importante recordar el desfase asociado a HbA1c: un correcto control de la glucosa en las últimas 2-3 semanas no se refleja en el resultado de A1c hasta al cabo de algunas semanas.
También debe tenerse en cuenta que la hemoglobina glicada y la glucosa son compuestos diferentes, a pesar de que están íntimamente relacionados. Ocasionalmente, en ciertas personas, HbA1c no refleja de manera fiable la glucosa promedio.
Cribado y diagnóstico
La prueba de la hemoglobina glicada (HbA1c) se emplea en adultos para detectar y diagnosticar estados prediabéticos o una diabetes. La HbA1c se forma a consecuencia de la unión de la glucosa a la hemoglobina, en la sangre. A mayor cantidad de glucosa en sangre más cantidad de HbA1c se forma.
Sin embargo, HbA1c no debería emplearse para la detección de diabetes en los siguientes casos: diabetes
asociada fibrosis quística, diagnóstico de una diabetes gestacional, diagnóstico de diabetes
en niños y adolescentes, en personas que han sufrido sangrados recientemente o que han recibido transfusiones de sangre, en enfermedad renal crónica, en enfermedad hepáticacrónica o en caso de trastornos sanguíneos
como anemias por déficit de hierro o por déficit de vitamina B12, ni en portadores de variantes de la hemoglobina (por ejemplo, personas con talasemia o anemia falciforme). En estos casos, las determinaciones a emplear para establecer el diagnóstico de diabetes son la medida de la glucosa en ayunas y la prueba de tolerancia oral a la glucosa.
Por otra parte, para la medida de la A1c con finalidades de cribado o de diagnóstico, sólo deberían utilizarse métodos estandarizados (National Glycohemoglobin Standardization Program). Actualmente los sistemas conocidos como métodos a la cabecera del enfermo (point-of care testing), que pueden utilizarse en la misma consulta del médico, presentan demasiada variabilidad para ser empleados con finalidades diagnósticas, aunque sí son útiles para la monitorización del tratamiento (estilo de vida y fármacos).
Monitorización
La HbA1c se emplea para monitorizar los niveles de glucosa en sangre durante un intervalo de tiempo. El objetivo de las personas con diabetes consiste en poder mantener sus niveles de glucosa en sangre lo más cercanos posible a los esperados en una persona sana. Así, se minimizan complicaciones ocasionadas por concentraciones de glucosa persistentemente elevadas como daño progresivo sobre distintos órganos y tejidos, por ejemplo en riñones,
ojos, sistema cardiovascular y sistema nervioso. El resultado de A1c proporciona una idea de la cantidad de glucosa (valor promedio) en sangre en los últimos 2-3 meses. Este dato es importante para conocer si las medidas de control sobre la diabetes funcionan o deben reajustarse.
A1c se utiliza a menudo para enseñar a personas recién diagnosticadas de diabetes como estaban de aumentadas sus concentraciones de glucosa en sangre en los 2-3 meses previos. Es posible que se solicite la prueba regularmente hasta que se alcance un correcto control de la enfermedad, y posteriormente 2 veces al año para verificar que el control se mantiene de una manera adecuada.
Para detectar y diagnosticar enfermedades tiroideas; para monitorizar el tratamiento del hipotiroidismo y del hipertiroidismo.
Como cribado: se recomienda el cribado en recién nacidos, sin embargo no existe un consenso entre la comunidad médica por lo que se refiere a la edad adecuada para hacer un cribado en adultos, en caso de que realmente fuera necesario hacerlo.
Como monitorización de tratamiento: según el médico lo considere adecuado
Con otras finalidades: cuando una persona presenta síntomas de hipertiroidismo o de hipotiroidismo y/o una glándula tiroides aumentada de tamaño
La tirotropina o TSH se produce en la glándula pituitaria o hipófisis, un órgano diminuto situado en la cara inferior del cerebro y por detrás de la cavidad nasal. La TSH estimula la producción de T4 (tiroxina) y de T3 ( triyodotironina) por parte de la glándula tiroides, y su liberación hacia la sangre. Estas hormonas tiroideas intervienen en la regulación del consumo de energía del organismo. Esta prueba mide la cantidad de tirotropina (TSH) en sangre.
La TSH, junto con el factor regulador de la liberación de TSH (TRH, por sus siglas en inglés) liberado en el hipotálamo, forma parte del sistema de retroalimentación del organismo para conseguir mantener unas cantidades estables de hormonas tiroideasT4 y T3 en la sangre. Cuando las concentraciones de hormonas tiroideas en sangre disminuyen, se produce un aumento de la liberación de TSH por parte de la glándula pituitaria, y la TSH estimula a su vez la producción y liberación de T4 y de T3 por parte de la glándula tiroides, una pequeña glándula en forma de mariposa adosada a la tráquea. Cuando estas tres estructuras orgánicas funcionan correctamente, la producción de hormonas por parte de la glándula tiroides se estimula y se inhibe de manera que se pueda mantener una concentración adecuada de hormonas tiroideas en la sangre.
Una disfunción de la glándula pituitaria puede producir aumentos o disminuciones de TSH. Si la glándula tiroides libera cantidades inadecuadamente elevadas de T4 y T3, la persona afectada podrá presentar síntomas asociados a hipertiroidismo, como aumento de la frecuencia cardiaca, pérdida de peso, nerviosismo, temblor de manos, irritación ocular y dificultad para conciliar el sueño. La enfermedad de Graves constituye la forma más común de hipertiroidismo. Consiste en una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario produce anticuerpos que actúan como la TSH, es decir, estimulando la producción de cantidades elevadas de hormonas tiroideas. Como respuesta, la hipófisis produce menos TSH y por lo tanto su concentración en sangre disminuye.
Si la producción de hormonas tiroideas está disminuida (hipotiroidismo) el individuo podría presentar síntomas como aumento de peso, sequedad de piel, estreñimiento, intolerancia al frío y fatiga. La tiroiditis de Hashimoto constituye la causa más común de hipotiroidismo. Consiste en una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario produce autoanticuerpos y se genera una respuesta inmunitaria que ocasiona inflamación y lesión de la glándula tiroidea. La hipófisis puede producir mayor cantidad de TSH y por ello normalmente se produce un aumento de la concentración de TSH en sangre.
No obstante, los niveles de TSH no siempre predicen o reflejan es estado o concentración de las hormonas tiroideas. Ciertos individuos producen una forma anómala de TSH que no funciona adecuadamente. A menudo presentan hipotiroidismo a pesar de tener unos niveles de TSH normales o incluso ligeramente elevados. En diversas enfermedades tiroideas la concentración de las hormonas tiroideas puede estar baja o elevada, independientemente de la cantidad de TSH en sangre.
Cuando un individuo presenta síntomas de hipertiroidismo o hipotiroidismo y/o cuando se tiene una glándula tiroidea aumentada de tamaño.
Entre los síntomas y signos de hipertiroidismo se incluye:
Entre los síntomas y signos de hipotiroidismo se incluye:
Se observan elevaciones de la concentración de TSH en:
Se observan disminuciones de la concentración de TSH en:
¿Se realiza esta prueba durante el embarazo?
Normalmente, los médicos no solicitan esta prueba en mujeres asintomáticas, pero sí y de manera regular en mujeres con síntomas y/o con trastornos tiroideos conocidos, con la finalidad de detectar y evaluar estados de hipertiroidismo e hipotiroidismo tanto durante el embarazo como posteriormente. Si desea más información acceda al siguiente enlace.
¿Se puede hacer algo para aumentar o disminuir la TSH?
Por norma general la TSH no se modifica con cambios en el estilo de vida. Lo importante es que la hipófisis o pituitaria y la glándula tiroides funcionen adecuadamente para producir las cantidades adecuadas de hormonas tiroideas.
Para detectar y diagnosticar enfermedades tiroideas; para monitorizar el tratamiento del hipotiroidismo y del hipertiroidismo.
La creatinina es una determinación fiable para saber si nuestros riñones funcionan correctamente. Así se debe hacerse el test toda aquella persona que tenga patologías como la diabetes, enfermedades que afecten de base a los riñones ( IRC, Síndrome nefrótico,etc). También rutinariamente por lo menos una vez al año para ver si realmente estamos ingiriendo una cantidad correcta de líquidos y proteína para una correcta funcionalidad renal.
En el contexto de controles médicos habituales; cuando el médico sospecha que puede existir una disfunción renal o ante enfermedades agudas o crónicas que podrían empeorar por una disfunción renal o que podrían afectar a los riñones; regularmente, para monitorizar el tratamiento de la enfermedad renal o para controlar la función renal cuando se toman ciertos medicamentos.
Para tod@s aquell@s los cuales estan debido a un entrenamiento deportivo con una intensidad elevada y por lo tanto llevan una ingesta elevada en proteínas se recomienda la realización de esta prueba para seguimiento renal junto con la urea.
Esta prueba mide la cantidad de creatinina presente en sangre y/u orina. La creatinina es un producto de desecho producido en los músculos a partir de la degradación de un compuesto conocido como creatina. La creatina forma parte de un ciclo en el que se produce la energía necesaria para contraer los músculos. Tanto la creatina como la creatinina se producen en el organismo a una tasa relativamente constante. Prácticamente toda la creatinina se excreta por los riñones, de manera que los niveles sanguíneos de creatinina constituyen una buena medida del funcionalismo renal. La cantidad de creatinina producida depende del tamaño de la persona y de su masa muscular. Por este motivo, las concentraciones de creatinina son ligeramente superiores en hombres que en mujeres y niños.
La creatinina puede solicitarse rutinariamente en un control médico habitual. También puede solicitarse cuando existen molestias inespecíficas, o ante situaciones agudas, y/o cuando el médico sospecha que los riñones no funcionan adecuadamente. Algunos de los signos y síntomas de una disfunción renal incluyen:
La creatinina en sangre puede solicitarse regularmente junto con la urea en sangre y la albúmina en orina cuando existe una alteración renal conocida o una enfermedad que puede afectar a la función renal o puede estar exacerbada por dicha disfunción. Urea y creatinina pueden solicitarse previamente a o durante algunos tipos de tratamiento, y también antes y después de una diálisis para monitorizar la eficacia del tratamiento.
Un resultado normal oscila de 0.7 a 1.3 mg/dL para los hombres y de 0.6 a 1.1 mg/dL para las mujeres.
Las mujeres generalmente tienen niveles de creatinina más bajos que los hombres. Esto se debe a que ellas normalmente tienen menor masa muscular. El nivel de creatinina varía con base en la talla y la masa muscular de una persona.
Los ejemplos de arriba son mediciones comunes para los resultados de estos exámenes. Los rangos de los valores normales pueden variar ligeramente entre diferentes laboratorios. Algunos laboratorios utilizan diferentes mediciones o analizan muestras diferentes.
Un nivel superior a lo normal puede deberse a:
Un nivel inferior a lo normal puede deberse a:
¿Pueden modificarse los niveles de creatinina con el ejercicio?
Generalmente, el ejercicio moderado no modifica las concentraciones de creatinina. A medida que uno realiza más ejercicio y empieza a ganar masa muscular, los niveles de creatinina empiezan a aumentar ligeramente, aunque no hasta niveles anormales.
¿Puede tener algún efecto la dieta con los niveles de creatinina?
Generalmente, los niveles de creatinina no variarán si se sigue una dieta normal. Las concentraciones de creatinina pueden ser un 10%-30% más altas en individuos cuya dieta es muy rica en carnes.
¿Aumentan los niveles de creatinina si tomamos creatina?
La cantidad de creatina y de creatinina depende de la masa muscular, de tal manera que los hombres suelen tener unos niveles superiores a los de las mujeres. La creatina está actualmente disponible en forma de suplemento dietético. Si se toma creatina, es posible que los niveles de creatinina sean superiores a si no se tomara el suplemento de creatina.
¿Varían los valores de creatinina con la edad?
Los niveles de creatinina se relacionan tanto con la masa muscular como con la función renal. A medida que se envejece, la masa muscular disminuye y a la vez el riñón tiende a funcionar menos eficazmente. El resultado final es que no se va a producir un cambio muy acusado de los niveles de creatinina en sangre a medida que uno se hace mayor.
La creatinina es una determinación fiable para saber si nuestros riñones funcionan correctamente. Así se debe hacerse el test toda aquella persona que tenga patologías como la diabetes, enfermedades que afecten de base a los riñones ( IRC, Síndrome nefrótico,etc). También rutinariamente por lo menos una vez al año para ver si realmente estamos ingiriendo una cantidad correcta de líquidos y proteína para una correcta funcionalidad renal.
El colesterol es utilizado para estimar el riesgo de desarrollar una enfermedad - enfermedad específicamente corazón. Debido a que el colesterol en sangre se ha asociado con el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis), enfermedades del corazón, y un mayor riesgo de muerte por ataques al corazón, la prueba de colesterol se considera una parte rutinaria de la atención sanitaria preventiva.
Los adultos deben realizarse un colesterol al menos 1 vez cada 3 años si sigue una dieta saludable y realiza ejercicio físico. Con mayor frecuencia si su alimentación no es buena , no realiza ejercicio habitualmente o existe algún miembro de su familia con colesterol alto. Por supuesto si está recibiendo tratamiento para el colesterol alto o tiene uno o más factores de riesgo de enfermedades del corazón. Los niños, adolescentes y adultos jóvenes deben realizarse un colesterol una vez entre las edades de 9 y 11 y luego otra vez entre las edades de 17 y 21 años.
El colesterol es una sustancia (un esteroide) que es esencial para la vida. Se forman con el las membranas de las células en todos los órganos y tejidos en el cuerpo. Se utiliza para producir hormonas que son esenciales para el desarrollo, el crecimiento y la reproducción. Forma ácidos biliares que son necesarios para absorber los nutrientes de los alimentos.
Una pequeña cantidad de colesterol circula en la sangre en partículas complejas llamadas lipoproteínas. Las partículas de HDL llamado colesterol bueno, transportan el colesterol en exceso para su eliminación y las partículas de LDL llamadas colesterol malo, depositan este en los tejidos y órganos. Es necesario siempre acopañar el colesterol total de las pruebas de colesterol bueno (HDL) y malo (LDL):
El seguimiento y el mantenimiento de niveles saludables de colesterol es importante para mantenerse saludable. El cuerpo produce el colesterol que necesita para funcionar correctamente, pero la fuente más grande de colesterol es la dieta. Si una persona tiene una predisposición hereditaria para los niveles altos de colesterol o come demasiado alimentos que son altos en colesterol, grasas saturadas y grasas insaturadas trans (grasas trans), entonces el nivel de colesterol en la sangre de esa persona pueda aumentar y tener un impacto negativo en su salud. El exceso de colesterol en la sangre puede ser depositado en las placas en las paredes de los vasos sanguíneos. Las placas pueden estrechar o eventualmente bloquear la apertura de los vasos sanguíneos, lo que conduce al endurecimiento de las arterias (aterosclerosis) y mayor riesgo de numerosos problemas de salud, incluyendo enfermedades del corazón y derrame cerebral.
Se recomienda pruebas de colesterol como prueba de cribado que se realiza en todos los adultos al menos una vez cada 3 años. Con frecuencia se realiza en conjunto con un examen físico de rutina. Por lo general, se pide en combinación con otras pruebas, incluyendo el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL), colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y triglicéridos - a menudo llamado un perfil de lípidos o lipídico.
El colesterol se prueba a intervalos más frecuentes (a menudo varias veces al año) en las personas que tienen prescrita una dieta , medicamentos para bajar su colesterol o tienen familiares con niveles altos. La prueba se utiliza para realizar un seguimiento para evaluar el éxito estas medidas en la reducción del colesterol a los niveles deseados y, a su vez disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón.
Los principales factores de riesgo a tener en cuenta para solicitar con asiduidad la prueba incluyen:
Los jóvenes que están en un mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón como adultos pueden requerir una periodicidad adicional. Algunos de los factores de riesgo son similares a las de los adultos e incluyen:
Para los adultos , en condiciones de rutina, donde se hacen las pruebas para la detección de riesgos, los resultados de la prueba se agrupan en tres categorías de riesgo:
Deseable : Un nivel de colesterol por debajo de 200 mg / dl (5,18 mmol / L) se considera deseable y refleja un bajo riesgo de enfermedades del corazón.
Límite alto : Un nivel de colesterol de 200 a 239 mg / dl (5.18 a 6.18 mmol / L) se considera que refleja un riesgo moderado. Probablemente es recomendable pedir un perfil lipídico para ver si el colesterol alto se debe a la cantidad de colesterol malo (LDL alto-C) o colesterol bueno (HDL-C alta). Dependiendo de los resultados del perfil lipídico (y cualquier otro factor de riesgo), se tomará una decisión acerca de si el tratamiento, incluyendo los cambios de estilo de vida, es necesario.
Alto riesgo : Un nivel de colesterol superior o igual a 240 mg / dl (6,22 mmol / L) se considera de alto riesgo. Es obligado pedir un perfil lipídico (así como otras pruebas) para tratar de determinar la causa del colesterol alto. Una vez que se conoce la causa, se prescribirá un tratamiento adecuado.
Para niños y adolescentes :
Aceptable: un nivel de colesterol por debajo de 170 mg / dl (4,40 mmol / L).
Límite:Un resultado de 170-199 mg / dl (4,40 a 5,16 mmol / L) .
Alto: Una lectura de colesterol total superior o igual a 200 mg / dl o (5,17 mmol / l).
Para los adultos jóvenes :
Aceptable: Un nivel de colesterol por debajo de 190 mg / dl (4,92 mmol / L).
Límite: Un resultado de 190 a 224 mg / dl (4,92 a 5,80 mmol / L).
Alto: A colesterol total mayor que o se considera igual a 225 mg / dl (5,82 mmol / L).
En un entorno de tratamiento, las pruebas se utiliza para ver como disminuye el colesterol como resultado del tratamiento. La meta para la cantidad de cambio o el valor final (objetivo) será fijada por el profesional de salud. El valor objetivo se basa generalmente en el LDL-C.
¿Qué causa el colesterol alto?
El colesterol alto puede ser el resultado de una enfermedad hereditaria o puede ser el resultado de una dieta alta en grasas saturadas. Para muchas personas, es causada por una combinación de ambos una dieta alta en colesterol, grasas saturadas y grasas trans y una tendencia hereditaria hacia el colesterol alto.
¿Qué tratamientos se recomiendan si mi nivel es demasiado alto?
El tratamiento preferido es la adopción de un estilo de vida saludable que le ayudará a reducir sus niveles, incluye ejercicio y una dieta que baja en colesterol, grasas saturadas y grasas trans. Una dieta baja en grasa por lo general ayuda a reducir el colesterol alrededor del 8%. Si la dieta y el ejercicio por sí solo no puede reducir el colesterol suficiente, los medicamentos se recomiendan a menudo y por lo general tienen como objetivo reducir los niveles de LDL-C en concreto. El fármaco de elección es diferente para diferentes personas, aunque los fármacos hipolipemiantes más comúnmente utilizados son las estatinas. Otros medicamentos que pueden recetarse incluyen los secuestrantes de ácidos biliares, niacina y fibratos.
¿Cuál es mi riesgo de un ataque al corazón si tengo el colesterol alto?
El colesterol alto aumenta el riesgo de un ataque al corazón. Cuanto mayor es el colesterol, mayor es el riesgo. Sin embargo, muchos otros factores que afectan el riesgo de un ataque al corazón, como el tabaquismo, la diabetes, la edad y la hipertensión arterial.
No he cambiado mi dieta o ejercicio patrón, pero mi colesterol ha subido desde la última vez que se puso a prueba. ¿Por qué?
Los niveles de colesterol fluctúan con el tiempo. El nivel de colesterol medido puede diferir hasta en un 10% a partir de un mes a otro. Se puede subir a veces o se puede bajar a veces. Estos cambios se llaman variación biológica y representan variabilidad normal inherente en el metabolismo humano.
El colesterol es utilizado para estimar el riesgo de desarrollar una enfermedad - enfermedad específicamente corazón. Debido a que el colesterol en sangre se ha asociado con el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis), enfermedades del corazón, y un mayor riesgo de muerte por ataques al corazón, la prueba de colesterol se considera una parte rutinaria de la atención sanitaria preventiva.
Para detectar, diagnosticar y monitorizar distintos trastornos y enfermedades relacionadas con la coagulación, salud ósea entre otras.
Como parte de un perfil metábolico de rutina; cuando existen síntomas de afectación renal, ósea, tiroidea, paratiroidea o nerviosa; o cuando existen síntomas compatibles con una concentración significativamente elevada o disminuida de calcio; en enfermedades graves, para monitorizar los niveles de calcio iónico; en ciertos tipos de cáncer; cuando se ha prescrito un tratamiento para corregir las concentraciones de calcio y se quiere conocer si está siendo eficaz.
El calcio es uno de los minerales más importantes y abundantes del organismo. Es esencial para la transmisión de señales entre las células y contribuye al normal funcionamiento de músculos, nervios y corazón. Además, el calcio es necesario para el proceso de coagulación de la sangre y para la formación y densidad del hueso. Esta prueba mide la cantidad de calcio en sangre o en orina.
Cerca del 99% del calcio se halla en los huesos y el resto se encuentra principalmente en la sangre. Los niveles de calcio en sangre se controlan de una manera muy estricta: si se ingiere o absorbe poco calcio o si se producen pérdidas importantes de calcio de causa renal o intestinal, se van gastando las reservas de calcio de los huesos para así poder mantener la concentración sérica de este mineral dentro de unos intervalos normales. Aproximadamente la mitad del calcio sanguíneo se encuentra en forma libre y es el metabólicamente activo. La otra mitad constituye el calcio ligado; está unido fundamentalmente a albúmina y en cantidades mucho menores a aniones tales com el fosfato. El calcio de estas formas ligadas es metabólicamente inactivo.
Existen dos maneras de medir el calcio en la sangre. La determinación de calcio total mide tanto el calcio libre como el unido. La determinación del calcio iónico mide solamente la forma libre y metabólicamente activa.
Cada día se pierde cierta cantidad de calcio del organismo ya que es filtrado por el riñón y excretado en la orina. La medida del calcio urinario proporciona información acerca de la cantidad de calcio que se está eliminando a través de los riñones.
La determinación del calcio se solicita a menudo como una prueba de cribado en un examen médico rutinario. Se incluye en los perfiles o estudios metábolicos simples y/o complejos (conjunto de pruebas útiles en una primera evaluación o en el curso de una revisión médica).
Muchas personas no presentan síntomas ni signos asociados a niveles bajos o aumentados de calcio hasta que la concentración de este mineral está ya muy alterada. Puede solicitarse la determinación de calcio en las siguientes situaciones:
El médico puede solicitar la determinación de calcio iónico cuando una persona refiere sensación de entumecimiento alrededor de la boca y en manos y pies, y tiene espasmos musculares en las mismas áreas. Estos síntomas pueden obedecer a una concentración baja de calcio iónico. Sin embargo, si el calcio iónico ha ido disminuyendo progresivamente, es posible que no exista ningún síntoma como los descritos anteriormente.
La monitorización de la concentración de calcio puede ser necesaria en algunos tipos de cáncer (especialmente de mama, pulmón, cabeza y cuello, riñón y mieloma mútiple) o en la enfermedad renal o en personas transplantadas renales. También se requerirá una monitorización del calcio si se está bajo tratamiento por la existencia de niveles bajos de calcio, con la finalidad de evaluar la eficacia del tratamiento administrado (administración de calcio o de vitamina D).
Puede solicitarse la determinación de calcio en orina en personas con síntomas de cálculos renales, como dolor intenso en la zona lumbar o en un costado, dolor que irradia hacia partes inferiores del abdomen y/o con presencia de sangre en la orina.
Los valores normales suelen ser entre 8.5 a 10.2 mg/dL.
La concentración sanguínea de calcio no indica directamente la cantidad de calcio óseo, sino que informa acerca de la cantidad de calcio que se encuentra circulando en la sangre.
La absorción de calcio, su utilización por el organismo y su excreción están reguladas por un sistema de retroalimentación en el que participan la PTH y la vitamina D. Aquellas situaciones que rompan o alteren esta regulación del metabolismo del calcio pueden ocasionar aumentos o disminuciones inadecuadas (ya sean agudas o crónicas) de calcio, y producir sintomas de hipercalcemia (exceso) o de hipocalcemia (déficit).
Habitualmente se mide el calcio total, porque esta determinación resulta más sencilla que la del calcio iónico, y no requiere ninguna manipulación particular de la muestra de sangre. Además, el calcio total suele constituir un buen reflejo del calcio libre, ya que las formas libre y unida de calcio suelen representar cada una de ellas el 50% del total de calcio del organismo. Sin embargo y debido a que aproximadamente la mitad del calcio circula unido a proteína, las pruebas que miden el calcio total pueden verse afectadas por niveles elevados o disminuidos de proteínas. En estos casos, es más útil medir el calcio libre directamente, empleando una prueba para la medida del calcio iónico.
Calcio normal
Un resultado de calcio total o de calcio iónico normal junto con otros resultados normales de otras pruebas de laboratorio indica generalmente un correcto metabolismo del calcio, de manera que las concentraciones en sangre estarán correctamente reguladas.
Calcio total elevado - Hipercalcemi
Dos de las causas más frecuentes de hipercalcemia son:
Otras causas de hipercalcemia son:
Calcio total disminuido - Hipocalcemia
La causa más frecuente de disminución de los niveles de calcio total la constituye:
Algunas otras causas de hipocalcemia incluyen:
Los niveles de calcio en orina se pueden afectar por las mismas situaciones y enfermedades que repercuten sobre los niveles de calcio en sangre (listadas anteriormente). Cuando existen cálculos renales, la causa puede ser por niveles elevados de calcio en orina. Aproximadamente un 75% de los cálculos renales contienen calcio en su estructura.
¿Debería preocuparme si el médico solicita la determinación de calcio total y no la de calcio iónico?
No. La determinación de calcio total suele ser suficiente en la mayoría de casos. La prueba del calcio total es más fácil de realizar que la del calcio iónico, puesto que no requiere de ningún tipo de manipulación de la muestra de sangre.
Por otra parte, la prueba del calcio iónico requiere la intervención de un profesional con experiencia y de un envío inmediato al laboratorio. Estos requisitos (experiencia y envío inmediato) pueden ser difíciles de conseguir en el ámbito extrahospitalario.
A menudo, la medida de calcio total constituye una buena alternativa a la medida del calcio iónico o libre, ya que las formas libre y unida de calcio suelen representar cada una de ellas el 50% del total de calcio del organismo.
La medida directa del calcio iónico es particularmente importante durante ciertas intervenciones quirúrgicas así como en personas en estado crítico, situaciones en las que los niveles de calcio total no indican de manera fiable si los niveles de calcio iónico están alterados.
¿Qué alimentos contienen mucho calcio?
Los productos lácteos son la fuente principal de calcio, pero también puede encontrarse en cantidades menores en huevos, vegetales verdes, brócoli, legumbres, frutos secos y cereales integrales. Actualmente, muchos zumos de frutas vienen enriquecidos con calcio.
¿El consumo de alimentos enriquecidos en calcio puede afectar a los resultados del laboratorio?
En general, la ingesta de alimentos enriquecidos no afectará a la concentración de calcio. Es conveniente consultar al médico acerca de la necesidad de tomar suplementos de calcio y de vitaminas.
¿Se puede realizar esta prueba en casa?
No. Aunque existen instrumentos portátiles, éstos están diseñados para uso hospitalario y deben ser manipulados por personal entrenado.
¿En qué consiste la medida de calcio corregido por albúmina?
Como cerca de la mitad del calcio de la sangre está unido a albúmina, aumentos o disminuciones muy marcadas de la concentración de albúmina pueden afectar a la interpretación de los resultados de la medida del cacio, y por ello se recomienda medir en estos casos el calcio iónico o libre. Sin embargo, en ciertos laboratorios no se dispone de los dispositivos adecuados para realizar esta medida. En estos casos, se puede calcular el calcio corregido o ajustado por albúmina mediante una fórmula en la que intervienen las concentraciones de calcio total y de albúmina. Esta fórmula se aplica a veces en casos de enfermedad hepática o en insuficiencia renal.
Para detectar, diagnosticar y monitorizar distintos trastornos y enfermedades relacionadas con la coagulación, salud ósea entre otras.
Para realizar un cribado o monitorizar una enfermedad hepática o una anemia hemolítica.
Cuando el médico cree que existen signos o síntomas de daño hepático, enfermedad hepática, obstrucción de los conductos biliares, anemia hemolítica o problemas metabólicos relacionados con el hígado; cuando un recién nacido presenta ictericia.
La bilirrubina es un pigmento amarillo-anaranjado. Es un producto de desecho producido principalmente durante la destrucción del grupo heme; este grupo forma parte de la hemoglobina de los hematíes o glóbulos rojos de la sangre. El hígado actúa sobre la bilirrubina de manera a favorecer su eliminación. Esta prueba mide la cantidad de bilirrubina en sangre para evaluar así la función hepática y para contribuir al diagnóstico de anemias causadas por aumento de destrucción de los hematíes (anemia hemolítica).
Los glóbulos rojos o hematíes se degradan normalmente después de estar 120 días en la circulación. La descomposición del grupo heme de la hemoglobina supone la formación de bilirrubina en forma de bilirrubina no conjugada. Esta bilirrubina no conjugada es poco soluble en agua, y por este motivo las proteínas de la sangre la transportan hacia el hígado, donde se le añaden (conjugan) unos azúcares que la convierten en una forma de bilirrubina más soluble en agua, la bilirrubina conjugada. La bilirrubina conjugada pasa a formar parte de la bilis y con ella, alcanza el intestino delgado donde posteriormente es escindida por la acción de bacterias, y eventualmente se elimina por las heces. Los productos de degradación de la bilirrubina en estercobilinógeno confieren a las heces su característico color marrón.
Un adulto sano produce de 250 a 350 mg de bilirrubina diarios, de los cuales el 85% deriva de hematíes dañados o viejos que han muerto, y el porcentaje restante de la médula ósea o del hígado. En condiciones normales se pueden liberar hacia la sangre pequeñas cantidades de bilirrubina no conjugada, aunque su presencia es mínima. Las pruebas de laboratorio permiten medir ambas formas de bilirrubina, conjugada y no conjugada, y también se puede proporcionar una medida de toda la bilirrubina o bilirrubina total (suma de las anteriores). El patrón de resultados obtenido de estas medidas proporciona información valuosa de cara al diagnóstico.
Si los niveles de bilirrubina en sangre aumentan puede aparecer ictericia, y la piel y/o la conjuntiva ocular tomarán un color amarillento. Aumentos de la bilirrubina no conjugada indican que se está produciendo demasiada bilirrubina, normalmente por destrucción de hematíes (hemólisis), o bien que el hígado es incapaz de procesar la bilirrubina por la existencia de alguna enfermedad hepática como cirrosis o ciertos trastornos hereditarios. Aumentos de los niveles de bilirrubina conjugada indican que el hígado es capaz de procesar la bilirrubina aunque esta no puede eliminarse adecuadamente por alguna causa, como hepatitis aguda u obstrucción de los conductos biliares.
Los recién nacidos presentan con frecuencia aumentos de los niveles de bilirrubina total y no conjugada especialmente durante los 3 primeros días. A menudo se habla de ictericia fisiológica del recién nacido, que se debe a una inmadurez del hígado del bebé. La situación se suele resolver por sí misma en unos pocos días. En la enfermedad hemolítica del recién nacido, pueden destruirse los hematíes debido a una incompatibilidad entre la sangre de la madre y la del hijo; estos casos deben tratarse ya que los niveles elevados de bilirrubina no conjugada pueden causar daños cerebrales en el bebé.
Existe una enfermedad congénita grave aunque rara (1 de cada 10000 nacimientos) conocida como atresia de las vías biliares, que puede producir aumentos de bilirrubina total y de bilirrubina conjugada, y que debe detectarse y tratarse inmediatamente. El tratamiento suele ser quirúrgico y la finalidad es la de prevenir una lesión hepática muy grave (cirrosis) que podría suponer la necesidad de un trasplante de hígado durante el primer o segundo año de vida. A pesar de la cirugía, algunos niños siguen necesitando un trasplante de hígado.
El médico suele solicitar la determinación de la bilirrubina juntamente con otras pruebas de laboratorio (fosfatasa alcalina, AST, ALT) cuando alguna persona presenta signos de función hepática anormal. Se puede solicitar la determinación de bilirrubina cuando existe:
Otros síntomas o signos que pueden darse son:
La determinación de la bilirrubina en recién nacidos con ictericia se realiza de manera rutinaria.
También puede solicitarse la prueba cuando existe una anemia y se sospecha una anemia hemolítica. En este caso, se solicitan otras pruebas de laboratorio para evaluar la hemólisis, como hemograma, recuento de reticulocitos, haptoglobina y lactato deshidrogenasa o LDH.
Los valores suelen oscilar:
Bilirrubina directa (también llamada conjugada): 0 a 0.3 mg/dL.
Bilirrubina total: 0.3 a 1.9 mg/dL.
Aumentos de bilirrubina total a expensas principalmente de bilirrubina no conjugada o indirecta suelen deberse a:
Cuando los niveles de bilirrubina conjugada o directa aumentan más que los de la forma no conjugada o indirecta, suele existir un problema asociado a una disminución de la eliminación de la bilirrubina por parte de las células hepáticas, como puede suceder en:
También aumenta más la forma conjugada (directa) de la bilirubina respecto a la no conjugada (indirecta) cuando existen bloqueos u obstrucciones de los conductos biliares, como:
Algunos trastornos hereditarios raros en los que está alterado el metabolismo de la bilirrubina (síndromes de Rotor, de Dubin-Johnson y de Crigler-Najjar) también pueden hacer aumentar las concentraciones de bilirrubina.
Recién nacidos:
En recién nacidos pueden existir aumentos de bilirrubina transitorios que se resuelven por sí solos en pocos días o en un par de semanas. No obstante, si la concentración de bilirrubina supera un valor crítico o aumenta de manera muy marcada, es necesario investigar la causa para tratarla cuanto antes mejor. Un aumento de bilirrubina puede ser el resultado de una destrucción acelerada de los glóbulos rojos por una incompatibilidad sanguínea entre la madre y su bebé. Otras causas incluyen algunas infecciones congénitas, hipoxia (falta de oxígeno), trastornos genéticos diversos y enfermedades que pueden afectar al hígado. En la mayoría de estos trastornos solo aumenta la forma no conjugada (indirecta) de la bilirrubina. Se observan aumentos de bilirrubina conjugada (directa) en los casos raros de atresia de vías biliares y de hepatitis neonatal. El objetivo del tratamiento de la atresia de las vías biliares es el de evitar el daño hepático y es quirúrgico.
¿Existe algún tipo de población con predisposición genética para presentar valores anormales de bilirrubina?
Algunas enfermedades hereditarias crónicas son los síndromes de Gilbert, de Dubin-Johnson, de Rotor y de Crigler-Najjar. De todos estos síndromes, el más grave y que puede resultar mortal, es el de Crigler-Najjar. Los otros tres suelen comportarse como enfermedades crónicas leves que pueden agravarse en determinadas circunstancias pero que en general no ocasionan problemas serios de salud. El síndrome de Gilbert es muy común; la anomalía genética se observa en 1 de cada 6 personas pero la mayoría de los que la tienen no presentan aumentos de los niveles de bilirrubina.
¿Cómo se trata la concentración anormal de bilirrubina y/o la ictericia?
El tratamiento depende de la causa de la ictericia. En los recién nacidos se consigue disminuir los niveles de bilirrubina con fototerapia (terapia especial con luz), con ciertos fármacos y, en casos extremos, con una transfusión sanguínea. En los síndromes de Gilbert, de Rotor y de Dubin-Johnson no suele requerirse ningún tratamiento. El síndrome de Crigler-Najjar puede responder a un tipo de terapia enzimática o puede requerir un transplante hepático. La ictericia causada por una obstrucción se resuelve habitualmente mediante cirugía de la zona del bloqueo. La ictericia debida a cirrosis suele ser consecuencia de un daño hepático prolongado y no responde bien a fármacos; la alternativa es el trasplante de hígado.
Para realizar un cribado o monitorizar una enfermedad hepática o una anemia hemolítica.
Para detectar lesiones hepáticas o como ayuda en el diagnóstico de la enfermedad hepática.
Cuando se detecta signos de enfermedad hepática o más rutinariamente para evaluación de salud en controles o chequeos básicos de manera periódica
La aspartato aminotransferasa (AST) es un enzima distribuido por las células de todo el organismo aunque se halla principalmente en las células del hígado y del corazón; también se encuentra en pequeñas cantidades en el riñón y en los músculos. En condiciones normales, los niveles de AST en sangre son bajos, pero cuando existe lesión hepática o muscular, la AST se libera al torrente sanguíneo; por este motivo la AST es un buen indicador de lesión hepática.
El hígado es un órgano vital situado en la parte superior derecha del abdomen que está implicado en múltiples e importantes funciones del organismo. El hígado ayuda a procesar los nutrientes, produce la bilis para poder digerir las grasas, produce muchas proteínas como los factores de la coagulación, además de degradar sustancias potencialmente tóxicas hacia sustancias menos dañinas que el organismo acabará utilizando o excretando..
Las dos pruebas consideradas como más importantes en la detección de daño hepático son la AST y la ALT, siendo la segunda más específica que la primera. A veces, se calcula un cociente entre AST y ALT (AST/ALT) que puede ser de ayuda para distinguir entre distintas causas de lesión hepática y para saber si puede existir afectación muscular o cardíaca.
En la evaluación de las causas posibles de una lesión hepática los valores de AST se suelen comparar con los de otras pruebas como la fosfatasa alcalina, la bilirrubina y las proteínas totales.
La AST se solicita juntamente con otras pruebas para evaluar a una persona con signos y síntomas de lesión hepática. Algunos de estos signos y síntomas incluyen:
Puede solicitarse la determinación de AST de manera aislada o juntamente con otras pruebas en las siguientes situaciones:
El rango normal suele ser de 10 a 40 UI/L.
El rango podría tener variabilidad en diferentes laboratorios debido a la técnica empleada, así se deberá tener en cuenta siempre los valores de referencia del laboratorio en el que se realice.
Niveles muy elevados de AST (más de 10 veces el límite superior del intervalo de referencia) suelen deberse a hepatitis agudas, a menudo causadas por una infección vírica. En las hepatitis agudas, la AST se mantiene elevada durante uno o dos meses y puede tardar entre 3 y 6 meses en normalizarse. Los niveles de AST también pueden aumentar de manera marcada (hasta 100 veces) a consecuencia de la exposición a fármacos u otras sustancias tóxicas para el hígado, así como por circunstancias que causen una disminución del flujo sanguíneo (isquemia) hacia el hígado. La AST también puede aumentar después de un infarto agudo de miocardio y en lesiones musculares, y normalmente de manera mucho más marcada que la ALT.
¿ En qué otras enfermedades se puede elevar la AST?
En otras patologías como el infarto de miocardio ,en el hipotiroidismo, en la pancreatitis aguda y de forma más común en la realización de un ejercicio físico de alta intensidad ya que no olvidemos que parte de este se encuentra en músculo.
¿Qué otras pruebas puedo utilizar para evaluar la causa de la enfermedad hepática?
Para ver cual es la causa de la elevación de la AST podemos valorar entre otras pruebas:
Pruebas de la hepatitis A, B y C
Pruebas para detectar exposición a fármacos o sustancias tóxicas para el hígado
Etanol
Cobre y ceruloplasmina si se sospecha enfermedad de Wilson
Hierro, pruebas relacionadas con el metabolismo del hierro y ciertas pruebas genéticas para la hemocromatosis hereditaria
Para detectar lesiones hepáticas o como ayuda en el diagnóstico de la enfermedad hepática.
Se debe realizar un análisis de ALT junto con otras pruebas de evaluación hepática cuando tenemos sospecha de patología hepática, para seguimiento de alguna medicación o enfermedad ya diagnosticada o más comúnmente para la evaluación periódica de nuestra salud hepática en un análisis rutinario de salud.
Cuando exista alguna sospecha de enfermedad hepática o por rutina de salud en cualquier examen de salud periódico a realizar.
La alanina aminotransferasa (ALT) es un enzima que se halla principalmente en las células del hígado y del riñón; también se encuentra en pequeñas cantidades en el corazón y en los músculos. En condiciones normales, la concentración de ALT en sangre es baja, pero cuando existe lesión hepática la ALT se libera al torrente circulatorio, incluso antes de que aparezcan signos evidentes de lesión hepática, como ictericia. La ALT es muy útil para detectar enfermedad hepática.
El hígado es un órgano vital situado en la parte superior derecha del abdomen que está implicado en múltiples e importantes funciones del organismo. El hígado ayuda a procesar los nutrientes, produce la bilis para poder digerir las grasas, produce muchas proteínas como los factores de la coagulación, además de degradar sustancias potencialmente tóxicas hacia sustancias menos dañinas que el organismo acabará utilizando o excretando.
La determinación de ALT en sangre se utiliza para detectar lesión hepática.
Las dos pruebas consideradas como más importantes en la detección de daño hepático son la ALT y la AST, siendo la primera más específica que la segunda. A veces, se calcula una cociente entre AST y ALT (AST/ALT) que puede ser de ayuda para distinguir entre distintas causas de lesión hepática y saber si puede existir daño muscular o cardíaco.
En la evaluación de las causas posibles de una lesión hepática los valores de ALT se suelen comparar con los de otras pruebas como la fosfatasa alcalina, la bilirrubina y las proteínas totales.
La ALT se solicita juntamente con otras pruebas para evaluar a una persona con signos y síntomas de lesión hepática. Algunos de estos signos y síntomas incluyen:
Puede solicitarse la determinación de ALT de manera aislada o juntamente con otras pruebas en las siguientes situaciones:
El rango normal suele ser :
Hombres: 10 a 40 UI/L
Mujeres: 7 a 35 UI/L
El rango podría tener variabilidad en diferentes laboratorios debido a la técnica empleada, así se deberá tener en cuenta siempre los valores de referencia del laboratorio en el que se realice.
En condiciones normales, los niveles de ALT en sangre son bajos.Por lo tanto concentraciones de ALT muy elevadas (más de 10 veces el límite superior del intervalo de referencia) suelen deberse a hepatitis agudas, a menudo a causa de un infección vírica. En las hepatitis agudas la ALT se mantiene elevada durante uno o dos meses y puede tardar entre 3 y 6 meses en normalizarse. Los niveles de ALT también pueden estar elevados de manera importante (hasta 100 veces) debido a la toma de ciertos medicamentos o por el efecto de sustancias tóxicas para el hígado, así como por una disminución de flujo sanguíneo (isquemia) hepático.
En la mayor parte de enfermedades hepáticas los niveles de ALT son superiores a los de AST, de manera que el cociente AST/ALT estará disminuido (inferior a 1). Sin embargo, existen algunas excepciones, como la hepatitis alcohólica, la cirrosis y las lesiones musculares o cardíacas; en estos casos el cociente AST/ALT puede ser mayor a 1.
¿En qué otras enfermedades se puede elevar la ALT?
En otras patologías como el infarto de miocardio ,en el hipotiroidismo, en la pancreatitis aguda y de forma más común en la realización de un ejercicio físico de alta intensidad ya que no olvidemos que parte de este se encuentra en músculo.
¿Qué otras pruebas puedo utilizar para evaluar la causa de la enfermedad hepática?
Para ver cual es la causa de la elevación de la ALT podemos valorar entre otras pruebas:
Pruebas de la hepatitis A, B y C
Pruebas para detectar exposición a fármacos o sustancias tóxicas para el hígado
Etanol
Cobre y ceruloplasmina si se sospecha enfermedad de Wilson
Hierro, pruebas relacionadas con el metabolismo del hierro y ciertas pruebas genéticas para la hemocromatosis hereditaria
Se debe realizar un análisis de ALT junto con otras pruebas de evaluación hepática cuando tenemos sospecha de patología hepática, para seguimiento de alguna medicación o enfermedad ya diagnosticada o más comúnmente para la evaluación periódica de nuestra salud hepática en un análisis rutinario de salud.
Para detectar y contribuir al diagnóstico de enfermedad hepática o enfermedad renal; para evaluar el estado nutricional, especialmente en personas hospitalizadas.
Rutinariamente en la mayor parte de las analíticas; cuando el médico piensa en enfermedad hepática o renal; a veces cuando se ha perdido peso involuntariamente, cuando se presentan signos y/o síntomas de desnutrición o antes de intervenciones quirúrgicas.
La albúmina es una proteína sintetizada en el hígado. Representa alrededor del 60% de las proteínas en plasma y desempeña funciones muy importantes en el organismo. Evita que el fluido se escape de los vasos sanguíneos; nutre a los tejidos; y transporta hormonas, vitaminas, fármacos, e iones como el calcio por todo el organismo. La concentración sanguínea de albúmina refleja el estado de la función hepática y el estado nutricional.
La determinación de albúmina se puede solicitar habitualmente en las analíticas. Puede solicitarse junto con muchas otras pruebas cuando una persona presenta signos y/o síntomas de alteración hepática como ictericia, fatiga o pérdida de peso, o signos de síndrome nefrótico como hinchazón de las cuencas orbitarias, de las piernas o del abdomen.
Se puede solicitar la albúmina para evaluar el estado nutricional de un individuo. No obstante, las concentraciones de albúmina se alteran por otras causas además de la malnutrición.
El rango normal suele ser de 3.4 a 5.4 gramos por decilitro (g/dL).
Los rangos de los valores normales pueden variar ligeramente entre diferentes laboratorios. Algunos laboratorios usan diferentes medidas o pueden evaluar diferentes muestras.
Niveles bajos de albúmina indican la necesidad de realización de pruebas adicionales. Pueden reflejar un trastorno transitorio que se resuelva por sí mismo o bien pueden ser sugerentes de un trastorno agudo o crónico que requiera de intervención médica.
Una disminución de la concentración de albúmina puede sugerir enfermedad hepática. Para determinar exactamente el tipo de enfermedad que afecta al hígado se solicitan otras pruebas de función hepática. Sin embargo es posible que la disminución de los niveles de albúmina no sea marcada hasta que el trastorno hepático no esté bastante evolucionado. Por ejemplo, en personas con cirrosis la albúmina está disminuida, pero en otras enfermedades crónicas hepáticas es posible que los niveles se mantengan cercanos a lo que se considera normal.
Niveles bajos de albúmina pueden estar reflejando enfermedades en las cuales los riñones no pueden evitar la pérdida de albúmina desde la sangre hacia la orina. En estos casos, también puede medirse la cantidad de albúmina o proteínas en orina.
También pueden observarse niveles bajos de albúmina en la inflamación, en estados de malnutrición y en estados de shock. Asimismo, niveles disminuidos de albúmina pueden sugerir que el organismo no absorbe ni digiere correctamente las proteínas, como puede suceder en la enfermedad de Crohn o en la enfermedad celíaca, o bien que se pierde gran cantidad de proteínas por los intestinos.
¿Existe alguna población de riesgo que pueda presentar alteraciones en los niveles de albúmina?
Los individuos con enfermedad hepática crónica y alteraciones renales son quienes presentan mayor riesgo de tener niveles de albúmina alterados. Además, las personas cuyo tracto gastrointestinal no absorbe correctamente los nutrientes y las que presentan diarreas prolongadas pueden también presentar niveles de albúmina anómalos.
Para detectar y contribuir al diagnóstico de enfermedad hepática o enfermedad renal; para evaluar el estado nutricional, especialmente en personas hospitalizadas.
Actualmente nuestro estilo de vida y dentro de este nuestra alimentación puede implicar en mediana edad a un aumento de la glucemia basal y a un diagnóstico de Diabetes tipo II que ha aumentado de forma drástica en los últimos años. Así una prueba sencilla y rápida anual sería recomendable a partir de una edad como seguimiento de nuestra salud.
La prueba se debería realizar como parte de un examen rutinario anual sobretodo en edades por encima de los 50 años para detectar a tiempo una posible diabetes tipo II. También se debe de hacer como cuando padezca algún síntoma sugestivo de hiper o hipoglucemia. En el embarazo es una prueba obligatoria (TEST DE O´SULLIVAN) para descartar una diabetes gestacional.
Esta prueba mide la cantidad de glucosa en sangre o en orina. La glucosa es un azúcar simple que constituye la fuente principal de energía para el organismo y la única fuente de energía para el cerebro y el sistema nervioso. Es muy importante garantizar el suministro constante de glucosa en previsión de su necesidad; además, la glucosa en sangre debe mantenerse a unos niveles relativamente constantes en la sangre.
Durante la digestión, frutas, vegetales, pan y otros hidratos de carbono son transformados a glucosa (y a algunos otros nutrientes), absorbidos por el intestino delgado, y distribuidos a través de la circulación hacia las distintas partes del organismo. La utilización de glucosa por el organismo depende de la disponibilidad de la insulina, una hormona producida por el páncreas. La insulina actúa controlando el transporte de glucosa al interior de las células del organismo, e informa al hígado de almacenar el exceso de glucosa en forma de glucógeno para un almacenamiento a corto plazo y/o en forma de triglicéridos en las células adiposas (grasa).
Normalmente los niveles de glucosa aumentan después de las comidas y tras la ingresión de la glucosa en las células baja entres 2 - 3 horas. Todo esto se produce de esta manera si el páncreas funciona correctamente segregando la cantidad de insulina necesaria. Si la cantidad de insulina no es la necesaria tendremos niveles altos de glucemia tras 2-3 horas.
La prueba de glucosa en sangre puede utilizarse para el cribado de la diabetes y de estados pre-diabéticos en individuos sanos asintomáticos, debido a que la diabetes es una enfermedad frecuente que se inicia con pocos síntomas. El cribado para la glucosa puede realizarse como formando parte de campañas de salud pública o como parte de los programas sanitarios de los distintos centros de trabajo. Es posible que también se solicite en el curso de un examen físico de rutina. El cribado reviste una especial importancia en individuos con elevado riesgo de desarrollar diabetes, como aquéllos con una historia familiar de diabetes, aquéllos con sobrepeso y aquéllos que ya sobrepasan los 40 ó 45 años de edad.
La prueba de glucosa también puede solicitarse para ayudar a diagnosticar diabetes cuando se presentan síntomas de hiperglicemia, como:
o síntomas de hipoglicemia, como:
También es recomendable la realización de la prueba en las siguientes situaciones, en las que la glucemia puede aumentar o disminuir:
Acromegalia
Estrés agudo (en respuesta a un traumatismo, a un infarto agudo de miocardio o a un accidente vascular cerebral, por ejemplo)
Insuficiencia renal crónica
Síndrome de Cushing
Comer en exceso
Hipertiroidismo
Cáncer de páncreas
Pancreatitis
Hipotiroidismo
Insulinomas
Ingesta de alcohol
Glucosa en ayunas:
De 70 a 110 mg/dl (3.9 - 6.16 mmol/L)- Tolerancia normal a la glucosa
De 110 - 120 mg/dl ( 6.16 - 6.72 mmol/L) - Alteración de la glucosa en ayunas
Mayor a 120 mg/dl (> 6.72 mmol/L) - Diabetes
Para el diagnóstico de la diabetes se necesita al menos 2 pruebas confirmatorias en días alternos.
Test de Tolerancia Oral de Glucosa ( TOG)
Obtención de la muestra 2 horas después de haber bebido 75g de glucosa.
Menos de 140 mg/dl (7.8mmol/L) - Tolerancia normal de glucosa
De 140 - 200 mg/dl (7.8 a 11.1 mmol/L) - Tolerancia alterada a la glucosa
Mayor a 200 mg/dl (11.1 mmol/L)- Diabetes.
¿Cómo se sabe si yo puedo tener una diabetes?
Existen 2 tipos de diabetes ; la primera es la diabetes tipo I la cual tiene una sintomatología muy clara en la cual se integran síntomas como la poliuria, polifagia ( muchas ganas de comer), polidipsia ( necesidad exagerada de beber ) y por supuesto la astenia. En esa la irrupción es muy rápida y fácilmente diagnosticable. Pero la Diabetes tipo II es una enfermedad silente que en la mayoría de los casos no cursa con ninguna sintomatología evidente y por ello hay que realizar pruebas anuales de screnning llegados a una determinada edad adulta.
¿Cuáles son los tratamientos habituales de la diabetes?
Para la diabetes de tipo 2, que es el tipo más común de diabetes, la pérdida de peso, seguir una dieta sana rica en fibra y pobre en carbohidratos, y practicar ejercicio físico con regularidad pueden ser suficientes para disminuir los niveles de glucosa en sangre. No obstante, a menudo para alcanzar unos niveles de glucosa deseables, se hace necesario tomar medicamentos por vía oral, con la finalidad de incrementar tanto la secreción de insulina por parte del organismo como la sensibilidad a la misma. En el caso de la diabetes de tipo 1 (y en aquellas diabetes de tipo 2 que no respondan suficientemente bien al tratamiento oral), se requiere de la inyección de insulina varias veces al día.
Actualmente nuestro estilo de vida y dentro de este nuestra alimentación puede implicar en mediana edad a un aumento de la glucemia basal y a un diagnóstico de Diabetes tipo II que ha aumentado de forma drástica en los últimos años. Así una prueba sencilla y rápida anual sería recomendable a partir de una edad como seguimiento de nuestra salud.
Para determinar si la concentración de potasio está dentro de los valores de normalidad y para ayudar a evaluar un desequilibrio electrolítico; para monitorizar las hiperpotasemias (aumento del potasio) o hipopotasemias (disminución del potasio) agudas o crónicas.
Como parte de un examen médico de rutina, cuando hay síntomas tales como debilidad y/o arritmia cardiaca o cuando se sospecha un desequilibrio electrolítico; debe realizarse esta prueba a intervalos regulares cuando se está tomando medicación y/o cuando existe una enfermedad o proceso que pueda afectar a la concentración de potasio, como hipertensión o enfermedad renal.
En esta prueba se mide la cantidad de potasio en sangre. El potasio es un electrolito vital para el metabolismo celular y la función muscular. El potasio, junto con otros electrolitos como el sodio, el cloruro y el bicarbonato ayuda a regular la cantidad de líquido en el organismo, a estimular la contracción muscular y a mantener estable el equilibrio ácido-base. El potasio está presente en todos los fluidos del organismo, pero la mayor parte se encuentra dentro de las células. Tan sólo cerca del 2% se encuentra en los líquidos extracelulares y en la parte líquida de la sangre (llamada suero o plasma). Debido a la baja concentración de potasio en la sangre, cualquier cambio, por pequeño que sea, puede tener consecuencias significativas. Si la concentración de potasio desciende o aumenta demasiado, puede afectar seriamente a la salud. Puede haber riesgo de desarrollar shock, insuficiencia respiratoria o alteración del ritmo cardiaco. Una concentración anormal de potasio puede alterar la función del tejido neuromuscular; por ejemplo, el músculo cardiaco puede perder la capacidad de contraerse.
La determinación de potasio en suero o plasma suele realizarse de manera rutinaria en la mayoría de pacientes a los que se les está estudiando algún tipo de enfermedad grave. Por otra parte, como el potasio es importante para el buen funcionamiento del corazón, también suele solicitarse (juntamente con otros electrolitos) en todos los exámenes de rutina, especialmente en aquellos pacientes que toman diuréticos o medicación para el corazón o para disminuir la presión arterial. El potasio se solicita cuando se evalúa la existencia de hipertensión y de enfermedad renal, y en la monitorización de pacientes que están en diálisis, en tratamiento con diuréticos o en tratamiento intravenoso.
Se observan concentraciones elevadas de potasio (hiperpotasemia) en las siguientes situaciones:
Pueden observarse concentraciones bajas de potasio (hipopotasemia) en las siguientes situaciones:
¿Cuáles son las mejores fuentes alimenticias de potasio?
Hay un gran número de frutas y vegetales (como plátanos, melones, uvas, naranjas, tomates, calabacines, patatas y legumbres) y otros alimentos como nueces y semillas que constituyen una buena fuente de potasio.
¿Existe algún tipo de prueba que permita medir el potasio en casa?
No. La determinación de electrolitos debe realizarse en el laboratorio por personal experto ya que se utilizan instrumentos muy sensibles.
Para determinar si la concentración de potasio está dentro de los valores de normalidad y para ayudar a evaluar un desequilibrio electrolítico; para monitorizar las hiperpotasemias (aumento del potasio) o hipopotasemias (disminución del potasio) agudas o crónicas.
Para determinar si la concentración de sodio se encuentra dentro de los límites de normalidad y para ayudar a evaluar el equilibrio electrolítico y la función renal; para monitorizar las hipernatremias o hiponatremias (concentraciones altas o bajas de sodio) agudas o crónicas.
Si existe deshidratación o edemas; también para monitorizar algunos trastornos crónicos como una tensión arterial elevada o disminuida.
Esta prueba mide la concentración de sodio en sangre. El sodio es un electrolito imprescindible para el funcionamiento normal del organismo, por ejemplo para la función nerviosa y muscular. El sodio, junto con otros electrolitos como el potasio, el cloruro y el bicarbonato o dióxido de carbono total (CO2), ayuda a regular la cantidad de líquido del organismo y permite que las células funcionen adecuadamente. El sodio está presente en todos los fluidos del organismo pero se encuentra en concentraciones más elevadas en la sangre y en los líquidos extracelulares. El riñón es el órgano encargado de regular la cantidad de sodio del organismo.
El sodio se obtiene de la dieta, de la sal de mesa (cloruro sódico o NaCl) y, en cierto grado, de todos los alimentos que se ingieren. La mayor parte de personas ingiere una cantidad correcta de sodio. El organismo utiliza el sodio que necesita y los riñones excretan el resto por la orina para mantener la concentración de sodio dentro de unos márgenes estrechos. Esto se consigue:
Produciendo hormonas que pueden hacer aumentar (péptidos natriuréticos) o disminuir (aldosterona) las pérdidas de sodio por la orina
Produciendo una hormona que impide la pérdida de agua (hormona antidiurética o ADH)
Controlando la sed; incluso un aumento del 1% del sodio en la sangre hará aumentar la sed y provocará que se tengan ganas de beber agua, devolviendo la concentración de sodio a la normalidad
Una concentración anormal de sodio se debe con frecuencia a algún problema con estos sistemas de control. Cuando los niveles de sodio en sangre se alteran, también cambia el contenido de agua en el organismo. Estos cambios pueden estar asociados a deshidratación o a edema, especialmente en las piernas.
Esta prueba forma habitualmente parte del perfil de determinaciones de rutina de un laboratorio. Es uno de los electrolitos de la sangre, los cuales se suelen solicitar todos a la vez. El perfil electrolítico más común incluye sodio, potasio, cloruro y bicarbonato. Estos electrolitos también se incluyen en un perfil metábolico básico, que constituye un grupo de pruebas muy usado cuando una persona tiene problemas de salud inespecíficos. Los electrolitos se miden también en la monitorización de tratamientos que incluyan líquidos por vía intravenosa o cuando existe la posibilidad de deshidratación. Los perfiles de electrolitos y los perfiles metabólicos básicos se utilizan frecuentemente para monitorizar el tratamiento de determinadas enfermedades como hipertensión, insuficiencia cardiaca y enfermedad hepática y renal.
La prueba de sodio en sangre puede solicitarse cuando un paciente tiene síntomas de hiponatremia tales como debilidad, confusión y letargia o síntomas de hipernatremia tales como sed, disminución del volumen de orina emitido, espasmos musculares y/o agitación.
El sodio en orina puede solicitarse cuando la concentración de sodio en sangre está alterada, para determinar la causa del desequilibrio o como ayuda en la monitorización del tratamiento
Una concentración baja de sodio significa que hay hiponatremia, la cual normalmente se debe a una pérdida de sodio excesiva, a una ingesta o retención de agua excesivas o a una acumulación de fluidos en el organismo (edema). Si el sodio disminuye rápidamente, puede sentirse fatiga y debilidad; en casos severos, se puede experimentar confusión o incluso entrar en coma. Sin embargo, cuando el sodio disminuye lentamente puede no haber síntomas. Por esta razón se determina el sodio aunque no haya síntomas.
La hiponatremia raramente se debe a una disminución en la ingesta de sodio (ingesta deficitaria en la dieta o sodio deficiente en los líquidos de tratamiento intravenoso). Es más común que se deba a pérdidas de sodio debidas por ejemplo a enfermedad de Addison, diarrea, administración de diuréticos o enfermedad renal. En algunos casos, puede deberse a un consumo de agua excesivo como podría suceder durante el ejercicio o cuando se acumulan demasiados fluidos como en la insuficiencia cardiaca, cirrosis y enfermedad renal que cursa con pérdida de proteínas (síndrome nefrótico). En algunas enfermedades, particularmente aquellas en las que se ven involucradas el cerebro y los pulmones, algunos tipos de cáncer y con algunos fármacos, el organismo sintetiza demasiada hormona antidiurética (ADH) lo que causa un aumento de la retención de agua.
Una concentración elevada de sodio (hipernatremia) casi siempre se debe a una ingesta inadecuada de agua y a deshidratación. Los síntomas incluyen sequedad de las membranas mucosas, sed, agitación, inquietud, actos irracionales y convulsiones o coma si la concentración es extremadamente elevada. En casos raros, la hipernatremia puede deberse a un síndrome de Cushing o a la existencia de muy poca hormona antidiurética (enfermedad llamada diabetes insípida).
La concentración de sodio en la orina sería un dato a tener en cuenta para la evaluación correcta del sodio y su filtrado, evaluando así claramente la salud renal.
¿Cuál es el aporte recomendado de sal en la dieta?
En adultos se recomienda que el aporte de sal en la dieta no supere los 2300 mg por día; es importante no superar esta cantidad. Sin embargo, siguiendo una dieta normal, un adulto ingiere una cantidad adecuada de sodio.
Una fuente común de sodio proviene de la sal de mesa, de las comidas enlatadas o precocinadas y de encurtidos, aperitivos, galletas saladas y quesos. Las comidas servidas en restaurantes también suelen ser ricas en sal.
En personas con hipertensión o para las que el sodio puede ser contrapoducente, el hecho de controlar la ingesta de sal de la dieta puede suponer unos marcados beneficios para la salud. A pesar de que no se sea hipertenso, si se limita el consumo de sal disminuye el riesgo de desarrollar problemas asociados a hipertensión y enfermedad cardiaca. Cuanta menos sal se consume, menos apetencia se tiene por ella.
¿Existe alguna población susceptible de tener una concentración alta o baja de sodio?
Sí. Las personas con diarrea, sudoración excesiva, quemadas, vómitos, enfermedad de Addison, enfermedad renal o insuficiencia cardiaca congestiva pueden tener la concentración de sodio disminuida. Las personas con deshidratación, o que consumen diuréticos, con síndrome de Cushing, fibrosis quística, trastornos neurológicos, hipotiroidismo o insuficiencia renal pueden presentar aumentos de las concentraciones de sodio.
Para determinar si la concentración de sodio se encuentra dentro de los límites de normalidad y para ayudar a evaluar el equilibrio electrolítico y la función renal; para monitorizar las hipernatremias o hiponatremias (concentraciones altas o bajas de sodio) agudas o crónicas.
Para detectar niveles elevados de ácido úrico en sangre, ya que podrían constituir un signo de un trastorno conocido como gota, o para monitorizar los niveles de ácido úrico cuando se está sometido a quimioterapia o a radioterapia; para detectar niveles elevados de ácido úrico en orina en la evaluación de la litiasis (formación de piedras, cálculos) renal y como monitorización del tratamiento de la gota en individuos con propensión a formar cálculos renales.
Cuando se presentan dolores articulares u otros síntomas sugerentes de gota; cuando se va a someter a alguien a un tratamiento anticanceroso, ya sea quimioterapia o radioterapia; cuando se forman cálculos renales de manera recurrente; cuando se ha sido diagnosticado de gota o se tiene cierto riesgo de formación de cálculos renales o simplemente para revisión de rutina cuando se realiza un chequeo.
El ácido úrico se produce a partir del catabolismo (degradación) de las purinas. Las purinas son compuestos químicos que contienen nitrógeno (incluido el ADN) y que se hallan distribuidos en las células del organismo. Las células van liberando purinas a la circulación a medida que envejecen y mueren. En menor medida, las purinas pueden provenir de la digestión de ciertos alimentos como hígado, anchoas, caballa, legumbres secas y algunas bebidas alcohólicas, principalmente cerveza. Los riñones son los encargados de eliminar por la orina la mayor parte de ácido úrico; el resto se elimina por las heces. Esta prueba mide los niveles de ácido úrico en sangre o en orina.
La acumulación de ácido úrico puede ser debida a una producción excesiva, a una eliminación insuficiente o a una combinación de ambas. Se pueden observar aumentos de los niveles de ácido úrico en situaciones en las que se produce muerte celular como sucede durante el tratamiento de algunos cánceres, o más raramente a consecuencia de una tendencia hereditaria a la sobreproducción de ácido úrico. La disminución de la eliminación de ácido úrico suele ser consecuencia de una alteración de la función renal asociada a enfermedad renal.
La determinación de ácido úrico se utiliza como ayuda en el diagnóstico de una gota, para detectar si sus niveles están elevados en sangre. El ácido úrico también se utiliza en la monitorización de individuos con cáncer sometidos a quimioterapia o radioterapia. La muerte celular debida a este tratamiento puede conducir a aumentos de la concentración del ácido úrico.
Se solicita ante la sospecha de niveles elevados de ácido úrico . Algunas personas con niveles elevados padecen gota que es una forma común de artritis. También en el seguimiento del tratamiento de quimioterapia . Finalmente como test de prevención de chequeo rutinario de salud.
Sangre
Los valores normales están entre 3.5 y 7.2 mg/dL.
Los rangos de los valores normales pueden variar ligeramente entre diferentes laboratorios. Valores de ácido úrico superiores a los normales (hiperuricemia) indican que el organismo está produciendo demasiada cantidad de ácido úrico o que los riñones no son capaces de eliminar el exceso de ácido úrico del organismo.
Existen varios trastornos congénitos del metabolismo que afectan al metabolismo de las purinas. El mieloma múltiple, el cáncer cuando ha dado metástasis, las leucemias y la quimioterapia contra el cáncer pueden ocasionar aumentos de la producción de ácido úrico. La enfermedad renal crónica, la acidosis, la toxemia del embarazo y el alcoholismo pueden dificultar la excreción del ácido úrico.
Concentraciones elevadas de ácido úrico pueden dar lugar a la formación de cristales en las articulaciones, originando una inflamación de las mismas, y a la aparición del dolor característico de la gota. El ácido úrico también puede formar cristales o cálculos renales que pueden ser nocivos para el riñón.
¿Si tengo ácido úrico tengo la gota?
Niveles de ácido úrico aumentados no se asocian forzosamente a gota. No siempre que existen niveles elevados de ácido úrico en sangre se desarrollan síntomas o signos. Esta situación recibe el nombre de hiperuricemia asintomática y es relativamente frecuente. Se considera que no es necesario ningún tipo de tratamiento a menos que la persona en cuestión presente riesgo de complicaciones. Los familiares de individuos con gota, con cálculos (piedras) renales o enfermedad renal debidos a hiperuricemia pueden sin embargo ser tratados a pesar de no haber experimentado síntomas.
Para detectar niveles elevados de ácido úrico en sangre, ya que podrían constituir un signo de un trastorno conocido como gota, o para monitorizar los niveles de ácido úrico cuando se está sometido a quimioterapia o a radioterapia; para detectar niveles elevados de ácido úrico en orina en la evaluación de la litiasis (formación de piedras, cálculos) renal y como monitorización del tratamiento de la gota en individuos con propensión a formar cálculos renales.
Mediante este perfil valoramos la células sanguíneas, función renal, la función hepática, valoración global del metabolismo graso con el colesterol bueno (HDL) y malo (LDL) incluidos, evaluación global metabolismo del azúcar, valoración del páncreas, valoración proteica o la valoración de otras enfermedades. Además de analizar la concentración de iones o sales que tenemos en nuestro cuerpo y la salud ósea. Por otro lado también valoramos la tiroides, núcleo central de regulación del metabolismo y, en otro ámbito, realizamos un screenning de cáncer de colon y de próstata. Todo esto se complementa con un examen de orina.
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