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Hoy en día el cáncer ya es en muchos países la primera causa de muerte por delante de los accidentes cardiovasculares. Debemos de entender que el cáncer es una enfermedad común. Este crecimiento en la incidencia (independientemente de factores externos) se debe al aumento de la esperanza de vida que estamos experimentando en los últimos años. No olvidemos que el cáncer es únicamente la alteración en el comportamiento de un grupo de células que empiezan a funcionar por su cuenta de forma autónoma debido a una cantidad de mutaciones que se producen en su material genético. Para este fin LABH4 ha creado el Panel Cáncer en el cual se incluyen diferentes marcadores tumorales para valorar diferentes órganos o áreas corporales.
Las recomendaciones para realizar el panel son varias. Lo más importante es poder testar objetivamente el cáncer y llegar a la tranquilidad del paciente. Con una simple extracción sanguínea estaremos valorando todo aquello que nos preocupa. Consulte con su médico.
Con este Panel de cáncer realizaremos un screening de los tumores más comunes. Estos son el tumor de mama, tumor de ovario, tumor gástrico, tumor colorrectal y tumor sanguíneo.
Para diferenciar entre cáncer de páncreas, hígado o gástrico y otras enfermedades; para monitorizar la respuesta al tratamiento y para el diagnóstico precoz de recidivas.
Cuando se sospecha que puede existir un cáncer de páncreas, hígado o gástrico o durante su tratamiento.
El CA 19-9 es una proteína que se encuentra en la superficie de ciertas células cancerosas. El CA 19-9 no provoca cáncer aunque al ser liberado por las células tumorales, es de utilidad como marcador tumoral y, por tanto, permite seguir la evolución del cáncer.
El CA 19-9 se encuentra elevado en aproximadamente un 70-95 % de personas con cáncer de páncreas avanzado, pero puede elevarse en otros cánceres como el de colon, de pulmón o de la vesícula biliar. Además el CA 19-9 también puede aumentar en otros trastornos y enfermedades, entre las que cabe destacar las obstrucciones de la vía biliar (por ejemplo por cálculos o piedras biliares), la pancreatitis, la fibrosis quística y la enfermedad hepática. Pequeñas cantidades de CA 19-9 también pueden detectarse en personas sanas.
El CA 19-9 puede utilizarse junto con otras pruebas, como el antígeno carcinoembrionario (CEA), la bilirrubina, y/o el perfil hepático cuando el individuo presente síntomas sugestivos de cáncer de páncreas. Estos síntomas incluyen dolor abdominal, náuseas, pérdida de peso e ictericia.
Si el CA 19.9 se encuentra elevado ya inicialmente en el cáncer de páncreas, podrá utilizarse posteriormente para monitorizar la respuesta y también solicitarse de forma regular para la detección de recidivas.
A veces el médico solicita el CA 19-9 cuando sospecha que pueda existir un cáncer hepatobiliar y/o una obstrucción de la vía biliar. Existen causas no cancerosas de obstrucción de la vía biliar que pueden hacer aumentar mucho los niveles de CA 19-9. Cuando se soluciona la obstrucción, los niveles disminuyen; en estos casos, se recomienda esperar unas dos semanas después de haber solucionado la obstrucción para volver a solicitar una determinación de CA 19-9.
El CA 19-9 puede detectarse a bajas concentraciones en individuos sanos y algunas circunstancias que afecten al hígado o al páncreas pueden causar elevaciones transitorias.
En personas con cáncer (pancreático y otros) pueden detectarse concentraciones de CA 19-9 entre moderadas y altas, aunque también se eleva en otros trastornos. Los valores más elevados de CA 19-9 se encuentran en el cáncer pancreático exocrino, que es el que se localiza en el tejido donde se producen y secretan las enzimas digestivas y en los conductos que las conducen hacia el intestino delgado. Aproximadamente un 95% de los cánceres pancreáticos es de este tipo.
Las determinaciones seriadas de CA 19-9 en el cáncer pueden ser de utilidad durante el tratamiento y al finalizarlo. Los incrementos o descensos pueden representar para el médico una importante información de cómo actúa el tratamiento, de si el tratamiento quirúrgico ha sido eficaz y de la aparición de recidivas.
¿Cuáles son los principales factores de riesgo del cáncer de páncreas, hepático o gástrico?
En la actualidad los médicos todavía no conocen cuales son las principales causas del cáncer de páncreas. Los factores de riesgo conocidos son el tabaco, la edad (la mayoría por encima de los 50 años), el sexo (más frecuente en hombres que en mujeres), la historia familiar, la diabetes, la pancreatitis crónica, y la exposición ocupacional a dosis elevadas de determinados tintes y productos químicos.
Para diferenciar entre cáncer de páncreas, hígado o gástrico y otras enfermedades; para monitorizar la respuesta al tratamiento y para el diagnóstico precoz de recidivas.
Para el cribado y el seguimiento de ciertos cánceres de hígado, testículos u ovarios.
El médico puede solicitar la determinación de alfa-fetoproteína (AFP) en las siguientes situaciones:
Sospecha de cáncer de hígado u otros cánceres malignos como cáncer testicular o cáncer de ovario; puede por ejemplo sospecharse cáncer si se palpan masas abdominales o si las pruebas de imagen dan resultados compatibles con tumores.
A veces se puede solicitar la AFP-L3% para evaluar el riesgo de desarrollar carcinoma hepatocelular cuando existe una enfermedad hepática crónica previa, o para verificar la eficacia del tratamiento o posibles recurrencias de un carcinoma hepatocelular.
La alfa-fetoproteína (AFP) es una proteína sintetizada principalmente por el hígado del feto en desarrollo y por el saco vitelino. Las concentraciones de AFP son altas en el recién nacido aunque disminuyen rápidamente. Las lesiones hepáticas y ciertos tumores pueden ocasionar aumentos significativos de las concentraciones de AFP. Esta prueba mide la alfa-fetoproteína (AFP) en sangre.
Esta proteína se produce siempre que tiene lugar una regeneración de células hepáticas. En enfermedades crónicas del hígado, como la hepatitis y la cirrosis, la AFP puede estar elevada de manera permanente. Por otra parte, es posible que ciertos tumores produzcan grandes cantidades de AFP. Esta característica convierte a la AFP en un buen marcador tumoral. En muchos casos de carcinoma hepatocelular y de hepatoblastoma (un tipo de cáncer de hígado en niños) se detectan concentraciones elevadas de AFP; también en personas con cáncer testicular o cáncer de ovario.
Existen distintas variantes de la AFP. La prueba estándar para la AFP es la que detecta AFP total, es decir, mide todas las posibles variantes de la AFP. Esta es la prueba más comúnmente empleada.
Una de las variantes de AFP se conoce como L3, debido a su capacidad para unirse (en el laboratorio) a una proteína específica, la aglutinina de Lens culinaris. La prueba AFP-L3% permite
comparar la cantidad de AFP-L3 en relación a la AFP total. Un aumento del porcentaje de L3 se asocia a aumento del riesgo de desarrollar carcinoma hepatocelular y se asocia a peor pronóstico; los tumores asociados a L3 suelen ser más agresivos.
La AFP-L3 suele ser superior en carcinoma hepatocelular que en enfermedades hepáticas benignas, y esto es especialmente cierto si los niveles de AFP total son bajos.
El médico puede solicitar la determinación de alfa-fetoproteína (AFP) en las siguientes situaciones:
Los valores normales en hombres o en las mujeres que no estén embarazadas generalmente son de menos de 40 mg/L.
Los rangos de los valores normales pueden variar ligeramente entre diferentes laboratorios
Concentraciones elevadas de alfa-fetoproteína (AFP) pueden significar presencia de cáncer, principalmente cáncer de hígado, cáncer de ovario y cáncer de células germinales del testículo. Sin embargo, no todos los tumores de hígado, de ovario o de testículos producen cantidades significativas de AFP.
También se observan concentraciones elevadas de AFP en otros cánceres (estómago, colon, pulmón, mama, linfoma), aunque raramente se solicita en estos casos. Otros trastornos como una cirrosis hepática o una hepatitis pueden ocasionar aumentos de los niveles de AFP.
Cuando la AFP se utiliza con finalidades de monitorización o seguimiento, la disminución de sus niveles indica una respuesta al tratamiento. Si las concentraciones después del tratamiento del cáncer no disminuyen de manera significativa (normalmente hasta niveles normales o próximos a la normalidad), puede pensarse que no se ha conseguido eliminar todas las células cancerosas.
Si las concentraciones de AFP empiezan a aumentar, es probable que se esté ante una recurrencia del cáncer. No obstante, al interpretar los resultados del análisis, debe tenerse en cuenta que la AFP puede aumentar a consecuencia de hepatitis o de cirrosis. Si los niveles de AFP no estaban elevados antes del tratamiento del cáncer, la prueba generalmente no reviste interés alguno para monitorizar la eficacia del tratamiento o una recurrencia del cáncer.
En personas con enfermedad hepática crónica, el hecho de que las concentraciones de AFP vayan aumentando a lo largo del tiempo supone un mayor riesgo de desarrollar un cáncer de hígado. Si están aumentadas las concentraciones tanto de AFP total como de AFP-L3%, el riesgo de tener o de desarrollar al cabo de uno o dos años un carcinoma hepatocelular es elevado. Sin embargo también se han descrito fluctuaciones y elevaciones de los niveles de AFP total y de AFP-L3% en personas con hepatitis crónica o con cirrosis. En estos casos, un incremento marcado de la concentración de AFP reviste mayor relevancia que el valor numérico del resultado obtenido por sí solo.
No todas las personas con concentraciones elevadas de alfa-fetoproteína (AFP) y de AFP-L3% tienen cáncer o desarrollarán cáncer. No se trata de pruebas diagnósticas, sino que se trata de indicadores. Deben utilizarse junto con la historia clínica, una correcta exploración física, con pruebas de imagen y una evaluación histopatológica (biopsia).
¿Son necesarias otras pruebas cuando la alfa-fetoproteína (AFP) es normal?
Si se padece una infección hepática crónica o una lesión hepática crónica, una concentración elevada de AFP puede ser simplemente debida a la propia lesión. Si la AFP se eleva de forma súbita, o se encuentra muy elevada, el médico probablemente solicitará otras pruebas, como una ecografía, un TAC (tomografía axial computarizada), una RMN (resonancia magnética nuclear) o una biopsia. Estas pruebas generalmente permiten detectar el cáncer.
¿Cuáles son los factores de riesgo para el carcinoma hepatocelular?
Este cáncer suele afectar a personas con cirrosis hepática. La causa de la cirrosis suele ser una infección por uno o dos virus: virus de la hepatitis B y virus de la hepatitis C. El alcoholismo también aumenta el riesgo de desarrollar cirrosis. Algunas enfermedades hereditarias, especialmente una alteración conocida como hemocromatosis, también pueden causar cirrosis y con el tiempo, carcinoma hepatocelular. Sucede lo mismo en casos de esteatohepatitis no alcohólica (NASH, por sus siglas en inglés), que consiste en el depósito de grasa en el hígado, combinado con la existencia de inflamación y lesión hepática.
Para el cribado y el seguimiento de ciertos cánceres de hígado, testículos u ovarios.
Para evaluar la respuesta al tratamiento del cáncer de mama y para alertar de la aparición de recidiva.
Como marcador tumoral de cáncer de mama, durante el tratamiento de un cáncer de mama o una vez finalizado el mismo.
El antígeno carbohidrato 15-3 (CA 15-3) es una proteína que se sintetiza de forma normal por las células de la mama. En muchas personas con tumores cancerosos de mama, existe un aumento de la producción de CA 15-3 y también de otro antígeno, el CA 27.29. El CA 15-3 no es la causa del cáncer, ya que se trata de una proteína liberada por las células tumorales hacia la circulación, que puede ser utilizada como marcador tumoral para seguir la evolución de la enfermedad.
El CA 15-3 se encuentra elevado en cerca del 10% de las mujeres con cáncer de mama localizado y/o en fases tempranas pero hasta en un 80% de las que presentan un cáncer de mama metastásico (extensión a otros órganos).
El CA 15-3 también puede encontrarse elevado en individuos sanos o afectos de otros cánceres (cáncer de colon, de pulmón, de páncreas, de ovario o de próstata) así como en otros trastornos (cirrosis, hepatitis y enfermedades benignas de la mama).
El CA 15-3 puede solicitarse junto con otras pruebas, como los receptores de estrógenos y de progesterona, Her2/neu, y pruebas de expresión génica del cáncer de mama, cuando el cáncer de mama se diagnostica en estadios ya avanzados para caracterizar el tumor y las opciones terapéuticas. Si el CA 15-3 se encuentra ya inicialmente elevado, podrá solicitarse regularmente para el seguimiento de la eficacia del tratamiento y también para la detección precoz de recidivas. Generalmente, el CA 15-3 no se determina cuando el cáncer se detecta en un estadio inicial, antes de que exista expansión o metástasis, ya que normalmente las concentraciones en estos estadios son bajas.
En general, cuanto mayor sea la concentración de CA 15-3 más avanzado se encuentra el cáncer y mayor es la carga tumoral (cantidad de tumor). Las concentraciones tienden a incrementarse a medida que el tumor crece. En el cáncer de mama metastásico, las concentraciones más elevadas se observan cuando el tumor se ha extendido a huesos y/o hígado.
Unas concentraciones de CA 15-3 que van aumentando progresivamente a lo largo del tiempo pueden estar indicando que la persona no responde al tratamiento o que el cáncer está recurriendo.
El hecho de tener concentraciones de CA 15-3 normales no asegura que la persona no tenga cáncer de mama, ya sea localizado o metastásico. Es posible que el cáncer se encuentre en un estadio muy inicial como para poder detectar CA 15-3, o bien que se trate del 25% - 30% de personas con cáncer de mama avanzado, pero con un tumor que no secrete CA 15-3.
Se observan también incrementos moderados de CA 15-3 en otras situaciones, incluyendo el cáncer de pulmón, de páncreas, de ovario, de próstata y de colon así como en cirrosis, hepatitis y en trastornos mamarios benignos. También se ha observado que un porcentaje determinado de personas sanas presentan niveles de CA 15-3 más elevados de lo esperado. Los incrementos de CA 15-3 observados en estos casos no cancerosos tienden a mantenerse estables a lo largo del tiempo.
¿Es necesario controlar la concentración de CA 15-3 si se tiene una historia familiar de cáncer de mama?
Posee la suficiente sensibilidad y especificidad limitadapara detectar el cáncer de mama en estadios iniciales. Incrementos del CA 15-3 pueden atribuirse a otras causas, y un resultado normal tampoco asegura la inexistencia de cáncer. Como norma general, sólo debe utilizarse una vez el cáncer de mama ha sido ya diagnosticado.
¿Qué se puede hacer para disminuir el CA 15-3?
Una persona no puede directamente hacer nada para reducir las concentraciones de CA 15-3. No se trata de un factor de riesgo que pueda modularse con cambios en el estilo de vida. Es un reflejo de lo que está sucediendo en el organismo. El CA 15-3 puede aumentar cuando el tumor crece y disminuir si el tratamiento es efectivo; también puede ser que esté ligeramente elevado y de manera estable en trastornos benignos.
Para evaluar la respuesta al tratamiento del cáncer de mama y para alertar de la aparición de recidiva.
Para monitorizar el tratamiento del cáncer de ovario o detectar una recurrencia del mismo; a veces para evaluar una masa pélvica; se puede utilizar como herramienta de cribado en mujeres asintomáticas aunque en ocasiones puede ser de ayuda para detectar un cáncer de ovario en sus fases más iniciales en personas con un riesgo elevado.
Antes de iniciar el tratamiento del cáncer de ovario y a intervalos regulares durante el tratamiento y una vez finalizado el mismo; a veces, cuando existe una masa pélvica o si existe un riesgo elevado de desarrollar cáncer de ovario.
La prueba CA-125 mide la cantidad de CA-125 en la sangre. El CA-125 es una proteína que se encuentra en la superficie de la mayor parte de células del cáncer de ovario, aunque no en todas. La prueba resulta útil como marcador tumoral en determinadas circunstancias.
En mujeres con cáncer de ovario las concentraciones de CA-125 pueden estar significativamente elevadas. El CA-125 se produce en pequeñas cantidades por otros tejidos del organismo y también por otros cánceres. Pueden observarse moderados aumentos de la concentración de CA-125 en sangre en otras situaciones distintas del cáncer, que incluyen la menstruación, el embarazo y las enfermedades pélvicas inflamatorias.
El CA-125 no es una prueba rutinaria. Las concentraciones elevadas podrían determinar un posterior cáncer de ovario. El médico puede solicitar la determinación de CA-125 antes de que una mujer inicie el tratamiento del cáncer de ovario para así establecer una medida basal con la que comparar futuras determinaciones. Durante el tratamiento, los médicos solicitan determinaciones de CA-125 a intervalos regulares para monitorizar la respuesta a la terapia. El CA-125 puede también determinarse periódicamente una vez finalizado el tratamiento. Un incremento en sus concentraciones sería indicativo de recidiva o progresión de la enfermedad.
Como el CA-125 puede encontrarse elevado en condiciones normales como el embarazo y la menstruación, o en enfermedades benignas como la endometriosis y la enfermedad pélvica inflamatoria, no es útil ni se recomienda como prueba de cribado en la población general.
Actualmente, en la monitorización de cánceres de células epiteliales (el tipo más común de cáncer de ovario). Este tipo de cáncer se desarrolla a partir de las células que recubren externamente a los ovarios. Se desconocen con profundidad todas las posibles aplicaciones clínicas de este marcador tumoral.
¿Se encuentra siempre elevado el CA-125 en el cáncer de ovario?
No todos los cánceres de ovario están asociados a incrementos de CA-125. Se han encontrado concentraciones elevadas de CA-125 en aproximadamente un 80% de las mujeres con cáncer de ovario.
¿Existe una predisposición familiar al cáncer de ovario?
Una historia familiar de cáncer de ovario es un factor de riesgo para padecer esta enfermedad. Si se tiene familiares cercanos que hayan sufrido un cáncer de ovario, el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer será mayor al de la población general. Es importante que el médico esté informado de la historia familiar.
¿Existen otros factores de riesgo para el cáncer de ovario?
Además de los antecedentes familiares, se consideran factores de riesgo la edad (a medida que se envejece), la obesidad y los tratamientos hormonales sustitutivos.
Para monitorizar el tratamiento del cáncer de ovario o detectar una recurrencia del mismo; a veces para evaluar una masa pélvica; se puede utilizar como herramienta de cribado en mujeres asintomáticas aunque en ocasiones puede ser de ayuda para detectar un cáncer de ovario en sus fases más iniciales en personas con un riesgo elevado.
Con este Panel obtenemos información acerca del nivel de los marcadores tumorales de diferentes órganos o sistemas. No obtenemos un diagnóstico definitivo, pero nos ofrece una posible alerta de una manera cómoda y sencilla. Debemos remitirnos a pruebas genéticas y de imagen para confirmar un posible cáncer. Consulte con su médico.
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