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Hoy en día sabemos que una de las formas de prevenir enfermedades es promocionar nuestro estado de salud mediante el deporte. Realizar deporte de regularmente con una intensidad media aporta muchos beneficios en nuestra salud. Por ello debemos hacer un seguimiento de ese status deportivo ya que para el organismo es un aporte extra. Además aquellos que quieran implementar y mejorar su rendimiento deportivo necesitan saber en todo momento como se encuentran par a poder llegar a una meta . Por ello LABH4 ha creado un Panel de Deporte (SPORT PANEL) en el cual se incluyen pruebas que testan la parte de metabolismo más implicado en el deporte tanto aeróbico como anaeróbico.
Puedes pedir este Panel cuando lo necesites; antes de empezar un periodo deportivo, durante o en su finalización. También lo puedes utilizar como screening de salud si te interesa el Panel.
Pruebas metabólicas que te ayudarán a gestionar tu entrenamiento y valorar tu salud en cualquier deporte que realices.
Para determinar si existe algún problema con los electrolitos o con el equilibrio ácido-base y para monitorizar tratamientos.
Como parte de un perfil básico de electrolitos o de un perfil metabólico o si su médico piensa que puede haber un desequilibrio electrolítico.
El cloruro es un electrolito, un ión cargado negativamente que trabaja juntamente con otros electrolitos, tales como el potasio, el sodio y el bicarbonato para ayudar a regular la cantidad de líquido en el organismo y para mantener el equilbrio ácido-base. El cloruro está presente en todos los líquidos del organismo pero se encuentra en mayor concentración en la sangre y en el líquido extracelular. La mayor parte del tiempo, las concentraciones de cloruro correlacionan con las de sodio, aumentando y disminuyendo al mismo tiempo y por las mismas razones y en relación directamente proporcional. Sin embargo, cuando hay un desequilbrio ácido-base, la concentración de cloruro en la sangre puede cambiar independientemente de la concentración de sodio ya que el cloruro actúa como tampón; ayuda a mantener la neutralidad eléctrica a nivel celular entrando y saliendo de las células cuando así se requiere.
El cloruro entra en el organismo a través de la dieta y de la sal de mesa, que está constituida por iones de sodio y de cloruro. La mayor parte del cloruro se absorbe a nivel intestinal, y el exceso se elimina por vía urinaria. La concentración de cloruro en la sangre se mantiene estable, con una ligera disminución después de las comidas (ya que el estómago produce ácido después de las comidas, utilizando el cloruro de la sangre).
El cloruro en sangre casi nunca se solicita aisladamente. Normalmente forma parte de un perfil de electrolitos o de un perfil metabólico básico u otro más completo que suelen formar parte de un examen médico de rutina. El cloruro puede solicitarse cuando se sospecha de la existencia de acidosis o alcalosis o cuando el paciente presenta síntomas como:
Algunas de estas pruebas pueden solicitarse a intervalos regulares cuando el paciente tiene una enfermedad o proceso o está tomando algún tipo de medicación que pueda afectar al equilibrio electrolítico. Los perfiles de electrolitos o metabólicos básicos se usan frecuentemente para monitorizar el tratamiento de ciertos problemas como la tensión arterial elevada (hipertensión), insuficiencia cardíaca y enfermedad renal y hepática.
El cloruro en la orina puede determinarse juntamente con el sodio en la orina o en la sangre cuando se evalúa la causa de una concentración elevada o disminuida de cloruro en la sangre. El médico se fijará si los cambios en la concentración de cloruro correlacionan con los de sodio. Esto ayuda a determinar si hay un desequilibrio ácido-base y ayuda a guiar el tratamiento.
Rango de valores normales: 96 a 106 milimoles por litro (mmol/L).
La concentración elevada de cloruro (conocida como hipercloremia) normalmente indica deshidratación, pero puede darse también con cualquier otro problema que curse con una concentración elevada de sodio en la sangre, como un síndrome de Cushing o una enfermedad renal. La hipercloremia también puede darse cuando hay una pérdida excesiva de base (produciendo acidosis metabólica) o cuando una persona hiperventila (causando alcalosis respiratoria).
La concentración disminuida de cloruro en sangre (conocida como hipocloremia) se da cuando hay algún problema que curse con una concentración disminuida de sodio en la sangre. La hipocloremia también puede ocurrir en la insuficiencia cardíaca congestiva, en vómitos prolongados o tras una aspiración gástrica, en la enfermedad de Addison, en enfisema u otras enfermades pulmonares crónicas (causando acidosis respiratoria) y cuando existen pérdidas de ácido del organismo (alcalosis metabólica).
Un aumento de las concentraciones de cloruro en orina pueden indicar la existencia de deshidratación, ayuno, enfermedad de Addison o aumento de su ingesta. En una persona sometida a dieta con aporte restringido de sal, la presencia de niveles tanto de cloruro como de sodio elevados en sangre son indicativos de que no está siguiendo la dieta sin sal.
Unos niveles de cloruro en orina bajos pueden observarse en el síndrome de Cushing, en el de Conn, en la insuficiencia cardíaca congestiva, en síndromes de malabsorción y en diarreas.
¿Existen recomendaciones dietéticas para la ingesta de cloruro?
Sí. El cloruro está presente en muchos vegetales y en otros alimentos como algas, centeno, tomates, lechugas, apio y aceitunas. La sal de mesa y los alimentos precocinados contribuyen a que la población probablemente consuma más cloruro del necesario. Normalmente se recomienda que el consumo de cloruros en adolescentes y en adultos hasta los 50 años de edad sea aproximadamente de 2.3 gramos por día. Las recomendaciones pueden variar en función de la edad, del sexo y de algunos otros factores. Por ejemplo, las mujeres embarazadas o las que amamantan a sus hijos requieren un mayor aporte de cloruro mientras que los niños y los ancianos requieren de cantidades menores.
Para determinar si existe algún problema con los electrolitos o con el equilibrio ácido-base y para monitorizar tratamientos.
Para determinar si la concentración de potasio está dentro de los valores de normalidad y para ayudar a evaluar un desequilibrio electrolítico; para monitorizar las hiperpotasemias (aumento del potasio) o hipopotasemias (disminución del potasio) agudas o crónicas.
Como parte de un examen médico de rutina, cuando hay síntomas tales como debilidad y/o arritmia cardiaca o cuando se sospecha un desequilibrio electrolítico; debe realizarse esta prueba a intervalos regulares cuando se está tomando medicación y/o cuando existe una enfermedad o proceso que pueda afectar a la concentración de potasio, como hipertensión o enfermedad renal.
En esta prueba se mide la cantidad de potasio en sangre. El potasio es un electrolito vital para el metabolismo celular y la función muscular. El potasio, junto con otros electrolitos como el sodio, el cloruro y el bicarbonato ayuda a regular la cantidad de líquido en el organismo, a estimular la contracción muscular y a mantener estable el equilibrio ácido-base. El potasio está presente en todos los fluidos del organismo, pero la mayor parte se encuentra dentro de las células. Tan sólo cerca del 2% se encuentra en los líquidos extracelulares y en la parte líquida de la sangre (llamada suero o plasma). Debido a la baja concentración de potasio en la sangre, cualquier cambio, por pequeño que sea, puede tener consecuencias significativas. Si la concentración de potasio desciende o aumenta demasiado, puede afectar seriamente a la salud. Puede haber riesgo de desarrollar shock, insuficiencia respiratoria o alteración del ritmo cardiaco. Una concentración anormal de potasio puede alterar la función del tejido neuromuscular; por ejemplo, el músculo cardiaco puede perder la capacidad de contraerse.
La determinación de potasio en suero o plasma suele realizarse de manera rutinaria en la mayoría de pacientes a los que se les está estudiando algún tipo de enfermedad grave. Por otra parte, como el potasio es importante para el buen funcionamiento del corazón, también suele solicitarse (juntamente con otros electrolitos) en todos los exámenes de rutina, especialmente en aquellos pacientes que toman diuréticos o medicación para el corazón o para disminuir la presión arterial. El potasio se solicita cuando se evalúa la existencia de hipertensión y de enfermedad renal, y en la monitorización de pacientes que están en diálisis, en tratamiento con diuréticos o en tratamiento intravenoso.
Se observan concentraciones elevadas de potasio (hiperpotasemia) en las siguientes situaciones:
Pueden observarse concentraciones bajas de potasio (hipopotasemia) en las siguientes situaciones:
¿Cuáles son las mejores fuentes alimenticias de potasio?
Hay un gran número de frutas y vegetales (como plátanos, melones, uvas, naranjas, tomates, calabacines, patatas y legumbres) y otros alimentos como nueces y semillas que constituyen una buena fuente de potasio.
¿Existe algún tipo de prueba que permita medir el potasio en casa?
No. La determinación de electrolitos debe realizarse en el laboratorio por personal experto ya que se utilizan instrumentos muy sensibles.
Para determinar si la concentración de potasio está dentro de los valores de normalidad y para ayudar a evaluar un desequilibrio electrolítico; para monitorizar las hiperpotasemias (aumento del potasio) o hipopotasemias (disminución del potasio) agudas o crónicas.
Para determinar si la concentración de sodio se encuentra dentro de los límites de normalidad y para ayudar a evaluar el equilibrio electrolítico y la función renal; para monitorizar las hipernatremias o hiponatremias (concentraciones altas o bajas de sodio) agudas o crónicas.
Si existe deshidratación o edemas; también para monitorizar algunos trastornos crónicos como una tensión arterial elevada o disminuida.
Esta prueba mide la concentración de sodio en sangre. El sodio es un electrolito imprescindible para el funcionamiento normal del organismo, por ejemplo para la función nerviosa y muscular. El sodio, junto con otros electrolitos como el potasio, el cloruro y el bicarbonato o dióxido de carbono total (CO2), ayuda a regular la cantidad de líquido del organismo y permite que las células funcionen adecuadamente. El sodio está presente en todos los fluidos del organismo pero se encuentra en concentraciones más elevadas en la sangre y en los líquidos extracelulares. El riñón es el órgano encargado de regular la cantidad de sodio del organismo.
El sodio se obtiene de la dieta, de la sal de mesa (cloruro sódico o NaCl) y, en cierto grado, de todos los alimentos que se ingieren. La mayor parte de personas ingiere una cantidad correcta de sodio. El organismo utiliza el sodio que necesita y los riñones excretan el resto por la orina para mantener la concentración de sodio dentro de unos márgenes estrechos. Esto se consigue:
Produciendo hormonas que pueden hacer aumentar (péptidos natriuréticos) o disminuir (aldosterona) las pérdidas de sodio por la orina
Produciendo una hormona que impide la pérdida de agua (hormona antidiurética o ADH)
Controlando la sed; incluso un aumento del 1% del sodio en la sangre hará aumentar la sed y provocará que se tengan ganas de beber agua, devolviendo la concentración de sodio a la normalidad
Una concentración anormal de sodio se debe con frecuencia a algún problema con estos sistemas de control. Cuando los niveles de sodio en sangre se alteran, también cambia el contenido de agua en el organismo. Estos cambios pueden estar asociados a deshidratación o a edema, especialmente en las piernas.
Esta prueba forma habitualmente parte del perfil de determinaciones de rutina de un laboratorio. Es uno de los electrolitos de la sangre, los cuales se suelen solicitar todos a la vez. El perfil electrolítico más común incluye sodio, potasio, cloruro y bicarbonato. Estos electrolitos también se incluyen en un perfil metábolico básico, que constituye un grupo de pruebas muy usado cuando una persona tiene problemas de salud inespecíficos. Los electrolitos se miden también en la monitorización de tratamientos que incluyan líquidos por vía intravenosa o cuando existe la posibilidad de deshidratación. Los perfiles de electrolitos y los perfiles metabólicos básicos se utilizan frecuentemente para monitorizar el tratamiento de determinadas enfermedades como hipertensión, insuficiencia cardiaca y enfermedad hepática y renal.
La prueba de sodio en sangre puede solicitarse cuando un paciente tiene síntomas de hiponatremia tales como debilidad, confusión y letargia o síntomas de hipernatremia tales como sed, disminución del volumen de orina emitido, espasmos musculares y/o agitación.
El sodio en orina puede solicitarse cuando la concentración de sodio en sangre está alterada, para determinar la causa del desequilibrio o como ayuda en la monitorización del tratamiento
Una concentración baja de sodio significa que hay hiponatremia, la cual normalmente se debe a una pérdida de sodio excesiva, a una ingesta o retención de agua excesivas o a una acumulación de fluidos en el organismo (edema). Si el sodio disminuye rápidamente, puede sentirse fatiga y debilidad; en casos severos, se puede experimentar confusión o incluso entrar en coma. Sin embargo, cuando el sodio disminuye lentamente puede no haber síntomas. Por esta razón se determina el sodio aunque no haya síntomas.
La hiponatremia raramente se debe a una disminución en la ingesta de sodio (ingesta deficitaria en la dieta o sodio deficiente en los líquidos de tratamiento intravenoso). Es más común que se deba a pérdidas de sodio debidas por ejemplo a enfermedad de Addison, diarrea, administración de diuréticos o enfermedad renal. En algunos casos, puede deberse a un consumo de agua excesivo como podría suceder durante el ejercicio o cuando se acumulan demasiados fluidos como en la insuficiencia cardiaca, cirrosis y enfermedad renal que cursa con pérdida de proteínas (síndrome nefrótico). En algunas enfermedades, particularmente aquellas en las que se ven involucradas el cerebro y los pulmones, algunos tipos de cáncer y con algunos fármacos, el organismo sintetiza demasiada hormona antidiurética (ADH) lo que causa un aumento de la retención de agua.
Una concentración elevada de sodio (hipernatremia) casi siempre se debe a una ingesta inadecuada de agua y a deshidratación. Los síntomas incluyen sequedad de las membranas mucosas, sed, agitación, inquietud, actos irracionales y convulsiones o coma si la concentración es extremadamente elevada. En casos raros, la hipernatremia puede deberse a un síndrome de Cushing o a la existencia de muy poca hormona antidiurética (enfermedad llamada diabetes insípida).
La concentración de sodio en la orina sería un dato a tener en cuenta para la evaluación correcta del sodio y su filtrado, evaluando así claramente la salud renal.
¿Cuál es el aporte recomendado de sal en la dieta?
En adultos se recomienda que el aporte de sal en la dieta no supere los 2300 mg por día; es importante no superar esta cantidad. Sin embargo, siguiendo una dieta normal, un adulto ingiere una cantidad adecuada de sodio.
Una fuente común de sodio proviene de la sal de mesa, de las comidas enlatadas o precocinadas y de encurtidos, aperitivos, galletas saladas y quesos. Las comidas servidas en restaurantes también suelen ser ricas en sal.
En personas con hipertensión o para las que el sodio puede ser contrapoducente, el hecho de controlar la ingesta de sal de la dieta puede suponer unos marcados beneficios para la salud. A pesar de que no se sea hipertenso, si se limita el consumo de sal disminuye el riesgo de desarrollar problemas asociados a hipertensión y enfermedad cardiaca. Cuanta menos sal se consume, menos apetencia se tiene por ella.
¿Existe alguna población susceptible de tener una concentración alta o baja de sodio?
Sí. Las personas con diarrea, sudoración excesiva, quemadas, vómitos, enfermedad de Addison, enfermedad renal o insuficiencia cardiaca congestiva pueden tener la concentración de sodio disminuida. Las personas con deshidratación, o que consumen diuréticos, con síndrome de Cushing, fibrosis quística, trastornos neurológicos, hipotiroidismo o insuficiencia renal pueden presentar aumentos de las concentraciones de sodio.
Para determinar si la concentración de sodio se encuentra dentro de los límites de normalidad y para ayudar a evaluar el equilibrio electrolítico y la función renal; para monitorizar las hipernatremias o hiponatremias (concentraciones altas o bajas de sodio) agudas o crónicas.
Para evaluar la función de la glándula tiroidea; para diagnosticar hipotiroidismo o hipertiroidismo; para realizar un cribado del hipotiroidismo en recién nacidos.
Normalmente en respuesta a una prueba de TSH anómala o cuando una persona presenta síntomas de hipertiroidismo o hipotiroidismo; se realiza de forma rutinaria en recién nacidos.
Esta prueba mide la cantidad de tiroxina, o T4, en la sangre. La T4 es una de las hormonas producidas en la glándula tiroides; la otra es la triyodotironina o T3. El tiroides es una pequeña glándula en forma de mariposa situada por debajo de la nuez. Esta glándula juega un papel vital en el control del metabolismo y la tasa de consumo de energía por parte del organismo.
El organismo dispone de un sistema de retroalimentación que permite activar o frenar la producción de hormonas tiroideas. Cuando la concentración de T4 en la sangre disminuye, el hipotálamo (una zona del cerebro) libera tiroliberina (TRH) u hormona liberadora de la tirotropina; a su vez, la tirotropina (TSH) estimula al tiroides para que produzca y/o libere más T4. A medida que aumentan las concentraciones de T4 en la sangre, va disminuyendo la cantidad de TSH liberada.
La T4 representa casi el 90% del total de hormonas tiroideas. Cuando el organismo necesita hormona tiroidea, la glándula tiroides libera cierta cantidad de T4 almacenada en el tiroides hacia la circulación sanguínea. En la sangre, la T4 se encuentra en una forma libre (no unida) y en otra forma unida a proteína (principalmente unida a la globulina enlazante de tiroxina). La concentración de T4 libre es tan sólo el 0.1% de la T4 total. La T4 se convierte a T3 en el hígado o bien en otros tejidos. Una cantidad importante de T3 se encuentra unida a proteínas, como la T4, pero tan sólo las formas libres de T3 y de T4 son las biológicamente activas. La T3 libre es entre 4 y 5 veces más activa que la T4 libre.
Si la glándula tiroides no produce suficiente T4, debido a una disfunción tiroidea o a una cantidad insuficiente de TSH, entonces la persona afectada presentará síntomas de hipotiroidismo como aumento de peso, sequedad de piel, intolerancia al frío, menstruaciones irregulares y fatiga. Si la glándula tiroides produce demasiada T4, la velocidad a la que el organismo desarrolla sus funciones aumentará, produciendo síntomas asociados a hipertiroidismo como aumento de la frecuencia cardiaca, ansiedad, pérdida de peso, dificultad para conciliar el sueño, temblor en las manos e hinchazón alrededor de los ojos que también pueden estar secos e irritados.
Las causas más comunes de disfunción tiroidea están relacionadas con trastornos autoinmunes. La enfermedad de Graves causa hipertiroidismo mientras que la tiroiditis de Hashimoto origina un hipotiroidismo. Tanto el hipertiroidismo como el hipotiroidismo pueden estar causados también por una tiroiditis (inflamación del tiroides), por un cáncer tiroideo y por una producción excesiva o deficiente de TSH. El efecto de estas situaciones sobre la producción de hormonas tiroideas puede detectarse y monitorizarse midiendo la T4 total (incluye tanto la proteína libre como la unida) o bien la T4 libre (más frecuentemente).
Una prueba de T4 total o de T4 libre se solicita principalmente ante un resultado de TSH anómalo. A veces, la T4 puede haberse solicitado junto con la TSH para obtener una evaluación más completa del sistema de retroalimentación de la hormona tiroidea. Estas pruebas suelen solicitarse cuando una persona presenta síntomas de hipertiroidismo o de hipotiroidismo.
Entre los síntomas y signos de hipertiroidismo se incluye:
Entre los síntomas y signos de hipotiroidismo se incluye:
La existencia de un hipotiroidismo grave, conocido como mixedema, puede producir insuficiencia cardíaca, convulsiones y coma. En niños, un hipotiroidismo puede impedir el crecimiento y provocar retrasos del desarrollo sexual.
Normalmente, unas concentraciones elevadas de T4 total o de T4 libre indican la existencia de una glándula tiroides hiperactiva (hipertiroidismo), y los valores bajos de T4 total o libre indican una hipoactividad (hipotiroidismo). Los resultados por sí solos no tienen valor diagnóstico pero sí que van a servir para que el médico en seguida solicite otras pruebas para investigar la causa de su alteración. Valores elevados o disminuidos de T4 se asocian a una serie de alteraciones tiroideas, transitorias o crónicas. Resultados bajos de T4 junto con resultados bajos de TSH, o resultados elevados de T4 junto con resultados elevados de TSH pueden indicar alguna alteración de la glándula pituitaria.
¿Cómo repercute el embarazo sobre las concentraciones de hormonas tiroideas?
El embarazo puede aumentar la concentración de T4 total aunque esto no significa que se vaya a desarrollar una enfermedad tiroidea. Si desea más información, acceda a este enlace.
¿Qué es el ITL?
ITL son las iniciales de índice de tiroxina libre. Se calcula a partir de la prueba de captación de T3 y de la T4 total, y proporciona una estimación del nivel de T4 libre en sangre. Actualmente no se utiliza ya que se dispone de pruebas para medir la T4 libre y la T3 libre.
Para evaluar la función de la glándula tiroidea; para diagnosticar hipotiroidismo o hipertiroidismo; para realizar un cribado del hipotiroidismo en recién nacidos.
Para detectar y diagnosticar enfermedades tiroideas; para monitorizar el tratamiento del hipotiroidismo y del hipertiroidismo.
Como cribado: se recomienda el cribado en recién nacidos, sin embargo no existe un consenso entre la comunidad médica por lo que se refiere a la edad adecuada para hacer un cribado en adultos, en caso de que realmente fuera necesario hacerlo.
Como monitorización de tratamiento: según el médico lo considere adecuado
Con otras finalidades: cuando una persona presenta síntomas de hipertiroidismo o de hipotiroidismo y/o una glándula tiroides aumentada de tamaño
La tirotropina o TSH se produce en la glándula pituitaria o hipófisis, un órgano diminuto situado en la cara inferior del cerebro y por detrás de la cavidad nasal. La TSH estimula la producción de T4 (tiroxina) y de T3 ( triyodotironina) por parte de la glándula tiroides, y su liberación hacia la sangre. Estas hormonas tiroideas intervienen en la regulación del consumo de energía del organismo. Esta prueba mide la cantidad de tirotropina (TSH) en sangre.
La TSH, junto con el factor regulador de la liberación de TSH (TRH, por sus siglas en inglés) liberado en el hipotálamo, forma parte del sistema de retroalimentación del organismo para conseguir mantener unas cantidades estables de hormonas tiroideasT4 y T3 en la sangre. Cuando las concentraciones de hormonas tiroideas en sangre disminuyen, se produce un aumento de la liberación de TSH por parte de la glándula pituitaria, y la TSH estimula a su vez la producción y liberación de T4 y de T3 por parte de la glándula tiroides, una pequeña glándula en forma de mariposa adosada a la tráquea. Cuando estas tres estructuras orgánicas funcionan correctamente, la producción de hormonas por parte de la glándula tiroides se estimula y se inhibe de manera que se pueda mantener una concentración adecuada de hormonas tiroideas en la sangre.
Una disfunción de la glándula pituitaria puede producir aumentos o disminuciones de TSH. Si la glándula tiroides libera cantidades inadecuadamente elevadas de T4 y T3, la persona afectada podrá presentar síntomas asociados a hipertiroidismo, como aumento de la frecuencia cardiaca, pérdida de peso, nerviosismo, temblor de manos, irritación ocular y dificultad para conciliar el sueño. La enfermedad de Graves constituye la forma más común de hipertiroidismo. Consiste en una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario produce anticuerpos que actúan como la TSH, es decir, estimulando la producción de cantidades elevadas de hormonas tiroideas. Como respuesta, la hipófisis produce menos TSH y por lo tanto su concentración en sangre disminuye.
Si la producción de hormonas tiroideas está disminuida (hipotiroidismo) el individuo podría presentar síntomas como aumento de peso, sequedad de piel, estreñimiento, intolerancia al frío y fatiga. La tiroiditis de Hashimoto constituye la causa más común de hipotiroidismo. Consiste en una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario produce autoanticuerpos y se genera una respuesta inmunitaria que ocasiona inflamación y lesión de la glándula tiroidea. La hipófisis puede producir mayor cantidad de TSH y por ello normalmente se produce un aumento de la concentración de TSH en sangre.
No obstante, los niveles de TSH no siempre predicen o reflejan es estado o concentración de las hormonas tiroideas. Ciertos individuos producen una forma anómala de TSH que no funciona adecuadamente. A menudo presentan hipotiroidismo a pesar de tener unos niveles de TSH normales o incluso ligeramente elevados. En diversas enfermedades tiroideas la concentración de las hormonas tiroideas puede estar baja o elevada, independientemente de la cantidad de TSH en sangre.
Cuando un individuo presenta síntomas de hipertiroidismo o hipotiroidismo y/o cuando se tiene una glándula tiroidea aumentada de tamaño.
Entre los síntomas y signos de hipertiroidismo se incluye:
Entre los síntomas y signos de hipotiroidismo se incluye:
Se observan elevaciones de la concentración de TSH en:
Se observan disminuciones de la concentración de TSH en:
¿Se realiza esta prueba durante el embarazo?
Normalmente, los médicos no solicitan esta prueba en mujeres asintomáticas, pero sí y de manera regular en mujeres con síntomas y/o con trastornos tiroideos conocidos, con la finalidad de detectar y evaluar estados de hipertiroidismo e hipotiroidismo tanto durante el embarazo como posteriormente. Si desea más información acceda al siguiente enlace.
¿Se puede hacer algo para aumentar o disminuir la TSH?
Por norma general la TSH no se modifica con cambios en el estilo de vida. Lo importante es que la hipófisis o pituitaria y la glándula tiroides funcionen adecuadamente para producir las cantidades adecuadas de hormonas tiroideas.
Para detectar y diagnosticar enfermedades tiroideas; para monitorizar el tratamiento del hipotiroidismo y del hipertiroidismo.
Se debe realizar un análisis de ALT junto con otras pruebas de evaluación hepática cuando tenemos sospecha de patología hepática, para seguimiento de alguna medicación o enfermedad ya diagnosticada o más comúnmente para la evaluación periódica de nuestra salud hepática en un análisis rutinario de salud.
Cuando exista alguna sospecha de enfermedad hepática o por rutina de salud en cualquier examen de salud periódico a realizar.
La alanina aminotransferasa (ALT) es un enzima que se halla principalmente en las células del hígado y del riñón; también se encuentra en pequeñas cantidades en el corazón y en los músculos. En condiciones normales, la concentración de ALT en sangre es baja, pero cuando existe lesión hepática la ALT se libera al torrente circulatorio, incluso antes de que aparezcan signos evidentes de lesión hepática, como ictericia. La ALT es muy útil para detectar enfermedad hepática.
El hígado es un órgano vital situado en la parte superior derecha del abdomen que está implicado en múltiples e importantes funciones del organismo. El hígado ayuda a procesar los nutrientes, produce la bilis para poder digerir las grasas, produce muchas proteínas como los factores de la coagulación, además de degradar sustancias potencialmente tóxicas hacia sustancias menos dañinas que el organismo acabará utilizando o excretando.
La determinación de ALT en sangre se utiliza para detectar lesión hepática.
Las dos pruebas consideradas como más importantes en la detección de daño hepático son la ALT y la AST, siendo la primera más específica que la segunda. A veces, se calcula una cociente entre AST y ALT (AST/ALT) que puede ser de ayuda para distinguir entre distintas causas de lesión hepática y saber si puede existir daño muscular o cardíaco.
En la evaluación de las causas posibles de una lesión hepática los valores de ALT se suelen comparar con los de otras pruebas como la fosfatasa alcalina, la bilirrubina y las proteínas totales.
La ALT se solicita juntamente con otras pruebas para evaluar a una persona con signos y síntomas de lesión hepática. Algunos de estos signos y síntomas incluyen:
Puede solicitarse la determinación de ALT de manera aislada o juntamente con otras pruebas en las siguientes situaciones:
El rango normal suele ser :
Hombres: 10 a 40 UI/L
Mujeres: 7 a 35 UI/L
El rango podría tener variabilidad en diferentes laboratorios debido a la técnica empleada, así se deberá tener en cuenta siempre los valores de referencia del laboratorio en el que se realice.
En condiciones normales, los niveles de ALT en sangre son bajos.Por lo tanto concentraciones de ALT muy elevadas (más de 10 veces el límite superior del intervalo de referencia) suelen deberse a hepatitis agudas, a menudo a causa de un infección vírica. En las hepatitis agudas la ALT se mantiene elevada durante uno o dos meses y puede tardar entre 3 y 6 meses en normalizarse. Los niveles de ALT también pueden estar elevados de manera importante (hasta 100 veces) debido a la toma de ciertos medicamentos o por el efecto de sustancias tóxicas para el hígado, así como por una disminución de flujo sanguíneo (isquemia) hepático.
En la mayor parte de enfermedades hepáticas los niveles de ALT son superiores a los de AST, de manera que el cociente AST/ALT estará disminuido (inferior a 1). Sin embargo, existen algunas excepciones, como la hepatitis alcohólica, la cirrosis y las lesiones musculares o cardíacas; en estos casos el cociente AST/ALT puede ser mayor a 1.
¿En qué otras enfermedades se puede elevar la ALT?
En otras patologías como el infarto de miocardio ,en el hipotiroidismo, en la pancreatitis aguda y de forma más común en la realización de un ejercicio físico de alta intensidad ya que no olvidemos que parte de este se encuentra en músculo.
¿Qué otras pruebas puedo utilizar para evaluar la causa de la enfermedad hepática?
Para ver cual es la causa de la elevación de la ALT podemos valorar entre otras pruebas:
Pruebas de la hepatitis A, B y C
Pruebas para detectar exposición a fármacos o sustancias tóxicas para el hígado
Etanol
Cobre y ceruloplasmina si se sospecha enfermedad de Wilson
Hierro, pruebas relacionadas con el metabolismo del hierro y ciertas pruebas genéticas para la hemocromatosis hereditaria
Se debe realizar un análisis de ALT junto con otras pruebas de evaluación hepática cuando tenemos sospecha de patología hepática, para seguimiento de alguna medicación o enfermedad ya diagnosticada o más comúnmente para la evaluación periódica de nuestra salud hepática en un análisis rutinario de salud.
Para detectar lesiones hepáticas o como ayuda en el diagnóstico de la enfermedad hepática.
Cuando se detecta signos de enfermedad hepática o más rutinariamente para evaluación de salud en controles o chequeos básicos de manera periódica
La aspartato aminotransferasa (AST) es un enzima distribuido por las células de todo el organismo aunque se halla principalmente en las células del hígado y del corazón; también se encuentra en pequeñas cantidades en el riñón y en los músculos. En condiciones normales, los niveles de AST en sangre son bajos, pero cuando existe lesión hepática o muscular, la AST se libera al torrente sanguíneo; por este motivo la AST es un buen indicador de lesión hepática.
El hígado es un órgano vital situado en la parte superior derecha del abdomen que está implicado en múltiples e importantes funciones del organismo. El hígado ayuda a procesar los nutrientes, produce la bilis para poder digerir las grasas, produce muchas proteínas como los factores de la coagulación, además de degradar sustancias potencialmente tóxicas hacia sustancias menos dañinas que el organismo acabará utilizando o excretando..
Las dos pruebas consideradas como más importantes en la detección de daño hepático son la AST y la ALT, siendo la segunda más específica que la primera. A veces, se calcula un cociente entre AST y ALT (AST/ALT) que puede ser de ayuda para distinguir entre distintas causas de lesión hepática y para saber si puede existir afectación muscular o cardíaca.
En la evaluación de las causas posibles de una lesión hepática los valores de AST se suelen comparar con los de otras pruebas como la fosfatasa alcalina, la bilirrubina y las proteínas totales.
La AST se solicita juntamente con otras pruebas para evaluar a una persona con signos y síntomas de lesión hepática. Algunos de estos signos y síntomas incluyen:
Puede solicitarse la determinación de AST de manera aislada o juntamente con otras pruebas en las siguientes situaciones:
El rango normal suele ser de 10 a 40 UI/L.
El rango podría tener variabilidad en diferentes laboratorios debido a la técnica empleada, así se deberá tener en cuenta siempre los valores de referencia del laboratorio en el que se realice.
Niveles muy elevados de AST (más de 10 veces el límite superior del intervalo de referencia) suelen deberse a hepatitis agudas, a menudo causadas por una infección vírica. En las hepatitis agudas, la AST se mantiene elevada durante uno o dos meses y puede tardar entre 3 y 6 meses en normalizarse. Los niveles de AST también pueden aumentar de manera marcada (hasta 100 veces) a consecuencia de la exposición a fármacos u otras sustancias tóxicas para el hígado, así como por circunstancias que causen una disminución del flujo sanguíneo (isquemia) hacia el hígado. La AST también puede aumentar después de un infarto agudo de miocardio y en lesiones musculares, y normalmente de manera mucho más marcada que la ALT.
¿ En qué otras enfermedades se puede elevar la AST?
En otras patologías como el infarto de miocardio ,en el hipotiroidismo, en la pancreatitis aguda y de forma más común en la realización de un ejercicio físico de alta intensidad ya que no olvidemos que parte de este se encuentra en músculo.
¿Qué otras pruebas puedo utilizar para evaluar la causa de la enfermedad hepática?
Para ver cual es la causa de la elevación de la AST podemos valorar entre otras pruebas:
Pruebas de la hepatitis A, B y C
Pruebas para detectar exposición a fármacos o sustancias tóxicas para el hígado
Etanol
Cobre y ceruloplasmina si se sospecha enfermedad de Wilson
Hierro, pruebas relacionadas con el metabolismo del hierro y ciertas pruebas genéticas para la hemocromatosis hereditaria
Para detectar lesiones hepáticas o como ayuda en el diagnóstico de la enfermedad hepática.
El hemograma se emplea como prueba de cribado muy general para determinar el estado de salud de las personas. Algunos de sus usos se describen a continuación:
En un hemograma se evalúan los tres grandes tipos de células que circulan por la sangre:
Para determinar el estado general de salud; para detectar, diagnosticar o monitorizar una gran variedad de enfermedades que pueden afectar a las células de la sangre, como la anemia, infecciones, inflamaciones, trastornos hemorrágicos o cáncer.
El hemograma es una prueba en la que se evalúa el estado de las células de la sangre; estas se dividen en tres grandes tipos que circulan suspendidos en un fluido conocido como plasma. Los tipos celulares son: hematíes (o eritrocitos o glóbulos rojos), leucocitos (o glóbulos blancos) y plaquetas. Todas estas células se producen y maduran principalmente en la médula ósea, y normalmente, se liberan hacia la sangre a medida que se van necesitando.
El hemograma se realiza con un instrumento que proporciona un recuento automatizado de las células de la sangre y suministra otros varios parámetros que indican las características de las células. Un hemograma estándar incluye:
Anormalidades importantes en alguno o varios de los tipos celulares son indicativas de una variedad de trastornos y se deberá solicitar oras pruebas adicionales para conocer su causa. A menudo es necesaria una observación de una extensión de sangre al microscopio. El especialista de laboratorio mira la extensión teñida al microscopio y puede valorar las características de las células, como tamaño, forma y color. Cualquier información adicional se añade a la proporcionada por el analizador automático, y los hallazgos se informan al médico solicitante.
Los tres tipos de células de la sangre evaluadas incluyen:
Leucocitos
Existen cinco tipos diferentes de leucocitos necesarios para mantener una buena salud y necesarios para combatir infecciones y otras enfermedades. Son los neutrófilos, linfocitos, basófilos, eosinófilos y monocitos, y están presentes en la sangre en porcentajes relativamente estables. Las proporciones pueden aumentar o disminuir dependiendo de lo que esté ocurriendo en nuestro organismo en un momento dado. Por ejemplo, una infección puede hacer aumentar el número de neutrófilos para combatir y erradicar infecciones bacterianas. En las alergias puede haber un incremento en el número de eosinófilos. En infecciones víricas puede aumentar el número de linfocitos. Y en ciertas enfermedades, como en las leucemias, algunas células de la serie blanca o leucocitarias (inmaduras y anómalas) se multiplican rápidamente, haciendo aumentar el número de leucocitos.
Hematíes
Los hematíes (o eritrocitos) se producen en la médula ósea y se liberan hacia la sangre a medida que van madurando. Contienen hemoglobina, que es una proteína que transporta el oxígeno por todo el organismo. Los hematíes tienen una vida de 120 días; la médula ósea está contínuamente produciendo hematíes para ir reemplazando los que van muriendo o los que se pierden por sangrados. Además de los sangrados, son varios los trastornos que pueden repercutir sobre la producción de nuevos hematíes o sobre su tiempo de vida.
En el hemograma se evalúa el número de hematíes, la cantidad de hemoglobina, la proporción de la sangre representada por los hematíes (hematocrito) y si el conjunto de hematíes parece normal. Todos los eritrocitos tienen habitualmente una forma y tamaño muy similares. Sin embargo pueden observarse variaciones en las deficiencias de vitamina B12 y folato (ácido fólico), en la deficiencia de hierro y en una gran variedad de trastornos. Si no hay suficientes eritrocitos normales o si la cantidad de hemoglobina es inferior a un valor determinado, se dice que existe anemia y el individuo puede tener síntomas como fatiga y debilidad. Con menor frecuencia, puede observarse un exceso de hematíes o eritrocitos en la sangre (eritrocitosis o policitemia), que en casos extremos, puede interferir en el flujo de la sangre en venas y arterias de pequeño calibre.
Plaquetas
Las plaquetas o trombocitos son unos fragmentos celulares particulares que juegan un papel muy importante en la coagulación sanguínea. Si una persona no tiene suficientes plaquetas corre un mayor riesgo de sufrir hematomas y sangrar en exceso. Un exceso de plaquetas puede favorecer la formación de coágulos de manera inapropiada. Si las plaquetas no funcionan adecuadamente se pueden producir sangrados. En el hemograma se mide el número y el tamaño de las plaquetas presentes en la muestra de sangre.
El hemograma es una prueba muy común. Se solicita habitualmente para conocer el estado de salud de un individuo. Si se está sano y se tiene las diferentes poblaciones celulares dentro de los valores de referencia, no se requerirá otro hemograma hasta que se produzca un cambio en el estado de salud o hasta que el médico lo crea conveniente.
El hemograma se solicita cuando un individuo tiene signos o síntomas sugestivos de afectación de las células de la sangre. Si existe fatiga, debilidad, infección, inflamación, presencia de hematomas o sangrado, el médico puede solicitar un hemograma para intentar hallar la causa de la afectación y determinar su severidad.
El médico puede solicitar periódicamente un hemograma para el seguimiento de diversas condiciones y tratamientos.
Algunos tratamientos, como la quimioterapia, pueden afectar a la producción de células en la médula ósea. Algunos medicamentos pueden hacer disminuir el recuento de leucocitos.
El hemograma incluye:
Son muchas las situaciones y enfermedades que pueden hacer aumentar o disminuir los parámetros del hemograma; algunas de ellas pueden requerir tratamiento mientras que otras se resuelven espontáneamente.
Los resultados del hemograma se ven afectados por trasfusiones de sangre, si se han realizado poco tiempo antes del análisis.
Los valores de referencia del hemograma son distintos en bebés y en niños, respecto a los del adulto. El médico interpretará los resultados teniendo en cuenta los valores de referencia que proporcionan los laboratorios en función de cada grupo de edad.
¿Qué otras pruebas se solicitan cuando el hemograma está alterado?
Depende de los resultados, de la sospecha clínica, los antecedentes médicos y los hallazgos de la exploración física. Es posible que se tenga que realizar una extensión de sangre, y solicitar varias pruebas para evaluar la función de órganos (electrolitos, glucosa, urea, creatinina, perfil hepático, etc.). Pueden además añadirse algunas otras pruebas:
Si la alteración afecta a leucocitos puede realizarse un cultivo (hemocultivo, urinocultivo, cultivo de esputo), un frotis faringoamigdalar (faringoamigdalitis) o pruebas específicas para virus como mononucleosis o virus de Epstein-Barr. La proteína C reactiva y la velocidad de sedimentación globular pueden ser útiles para detectar inflamación.
Si están alterados los resultados de los hematíes, se solicita un recuento de reticulocitos, hierro sérico y estudios relacionados con el metabolismo del hierro, vitamina B12 y folato, G6PDH, o evaluación de hemoglobinopatías.
Si el recuento de plaquetas está alterado se solicitan pruebas de función plaquetaria u otras pruebas para descartar trastornos hemorrágicos o estados de hipercoagulabilidad sanguínea como tiempo de protrombina (TP), tiempo de tromboplastina parcial (TTP), factores de la coagulación o factor von Willebrand.
En caso de sospecha de enfermedades graves como leucemia, trastornos mieloproliferativos o algún otro trastorno de la médula ósea, se realiza una biopsia de médula ósea. También pueden ser necesarias otras muchas pruebas; el médico sabrá las que están más indicadas en cada caso.
El hemograma se emplea como prueba de cribado muy general para determinar el estado de salud de las personas. Algunos de sus usos se describen a continuación:
En un hemograma se evalúan los tres grandes tipos de células que circulan por la sangre:
El colesterol es utilizado para estimar el riesgo de desarrollar una enfermedad - enfermedad específicamente corazón. Debido a que el colesterol en sangre se ha asociado con el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis), enfermedades del corazón, y un mayor riesgo de muerte por ataques al corazón, la prueba de colesterol se considera una parte rutinaria de la atención sanitaria preventiva.
Los adultos deben realizarse un colesterol al menos 1 vez cada 3 años si sigue una dieta saludable y realiza ejercicio físico. Con mayor frecuencia si su alimentación no es buena , no realiza ejercicio habitualmente o existe algún miembro de su familia con colesterol alto. Por supuesto si está recibiendo tratamiento para el colesterol alto o tiene uno o más factores de riesgo de enfermedades del corazón. Los niños, adolescentes y adultos jóvenes deben realizarse un colesterol una vez entre las edades de 9 y 11 y luego otra vez entre las edades de 17 y 21 años.
El colesterol es una sustancia (un esteroide) que es esencial para la vida. Se forman con el las membranas de las células en todos los órganos y tejidos en el cuerpo. Se utiliza para producir hormonas que son esenciales para el desarrollo, el crecimiento y la reproducción. Forma ácidos biliares que son necesarios para absorber los nutrientes de los alimentos.
Una pequeña cantidad de colesterol circula en la sangre en partículas complejas llamadas lipoproteínas. Las partículas de HDL llamado colesterol bueno, transportan el colesterol en exceso para su eliminación y las partículas de LDL llamadas colesterol malo, depositan este en los tejidos y órganos. Es necesario siempre acopañar el colesterol total de las pruebas de colesterol bueno (HDL) y malo (LDL):
El seguimiento y el mantenimiento de niveles saludables de colesterol es importante para mantenerse saludable. El cuerpo produce el colesterol que necesita para funcionar correctamente, pero la fuente más grande de colesterol es la dieta. Si una persona tiene una predisposición hereditaria para los niveles altos de colesterol o come demasiado alimentos que son altos en colesterol, grasas saturadas y grasas insaturadas trans (grasas trans), entonces el nivel de colesterol en la sangre de esa persona pueda aumentar y tener un impacto negativo en su salud. El exceso de colesterol en la sangre puede ser depositado en las placas en las paredes de los vasos sanguíneos. Las placas pueden estrechar o eventualmente bloquear la apertura de los vasos sanguíneos, lo que conduce al endurecimiento de las arterias (aterosclerosis) y mayor riesgo de numerosos problemas de salud, incluyendo enfermedades del corazón y derrame cerebral.
Se recomienda pruebas de colesterol como prueba de cribado que se realiza en todos los adultos al menos una vez cada 3 años. Con frecuencia se realiza en conjunto con un examen físico de rutina. Por lo general, se pide en combinación con otras pruebas, incluyendo el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL), colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y triglicéridos - a menudo llamado un perfil de lípidos o lipídico.
El colesterol se prueba a intervalos más frecuentes (a menudo varias veces al año) en las personas que tienen prescrita una dieta , medicamentos para bajar su colesterol o tienen familiares con niveles altos. La prueba se utiliza para realizar un seguimiento para evaluar el éxito estas medidas en la reducción del colesterol a los niveles deseados y, a su vez disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón.
Los principales factores de riesgo a tener en cuenta para solicitar con asiduidad la prueba incluyen:
Los jóvenes que están en un mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón como adultos pueden requerir una periodicidad adicional. Algunos de los factores de riesgo son similares a las de los adultos e incluyen:
Para los adultos , en condiciones de rutina, donde se hacen las pruebas para la detección de riesgos, los resultados de la prueba se agrupan en tres categorías de riesgo:
Deseable : Un nivel de colesterol por debajo de 200 mg / dl (5,18 mmol / L) se considera deseable y refleja un bajo riesgo de enfermedades del corazón.
Límite alto : Un nivel de colesterol de 200 a 239 mg / dl (5.18 a 6.18 mmol / L) se considera que refleja un riesgo moderado. Probablemente es recomendable pedir un perfil lipídico para ver si el colesterol alto se debe a la cantidad de colesterol malo (LDL alto-C) o colesterol bueno (HDL-C alta). Dependiendo de los resultados del perfil lipídico (y cualquier otro factor de riesgo), se tomará una decisión acerca de si el tratamiento, incluyendo los cambios de estilo de vida, es necesario.
Alto riesgo : Un nivel de colesterol superior o igual a 240 mg / dl (6,22 mmol / L) se considera de alto riesgo. Es obligado pedir un perfil lipídico (así como otras pruebas) para tratar de determinar la causa del colesterol alto. Una vez que se conoce la causa, se prescribirá un tratamiento adecuado.
Para niños y adolescentes :
Aceptable: un nivel de colesterol por debajo de 170 mg / dl (4,40 mmol / L).
Límite:Un resultado de 170-199 mg / dl (4,40 a 5,16 mmol / L) .
Alto: Una lectura de colesterol total superior o igual a 200 mg / dl o (5,17 mmol / l).
Para los adultos jóvenes :
Aceptable: Un nivel de colesterol por debajo de 190 mg / dl (4,92 mmol / L).
Límite: Un resultado de 190 a 224 mg / dl (4,92 a 5,80 mmol / L).
Alto: A colesterol total mayor que o se considera igual a 225 mg / dl (5,82 mmol / L).
En un entorno de tratamiento, las pruebas se utiliza para ver como disminuye el colesterol como resultado del tratamiento. La meta para la cantidad de cambio o el valor final (objetivo) será fijada por el profesional de salud. El valor objetivo se basa generalmente en el LDL-C.
¿Qué causa el colesterol alto?
El colesterol alto puede ser el resultado de una enfermedad hereditaria o puede ser el resultado de una dieta alta en grasas saturadas. Para muchas personas, es causada por una combinación de ambos una dieta alta en colesterol, grasas saturadas y grasas trans y una tendencia hereditaria hacia el colesterol alto.
¿Qué tratamientos se recomiendan si mi nivel es demasiado alto?
El tratamiento preferido es la adopción de un estilo de vida saludable que le ayudará a reducir sus niveles, incluye ejercicio y una dieta que baja en colesterol, grasas saturadas y grasas trans. Una dieta baja en grasa por lo general ayuda a reducir el colesterol alrededor del 8%. Si la dieta y el ejercicio por sí solo no puede reducir el colesterol suficiente, los medicamentos se recomiendan a menudo y por lo general tienen como objetivo reducir los niveles de LDL-C en concreto. El fármaco de elección es diferente para diferentes personas, aunque los fármacos hipolipemiantes más comúnmente utilizados son las estatinas. Otros medicamentos que pueden recetarse incluyen los secuestrantes de ácidos biliares, niacina y fibratos.
¿Cuál es mi riesgo de un ataque al corazón si tengo el colesterol alto?
El colesterol alto aumenta el riesgo de un ataque al corazón. Cuanto mayor es el colesterol, mayor es el riesgo. Sin embargo, muchos otros factores que afectan el riesgo de un ataque al corazón, como el tabaquismo, la diabetes, la edad y la hipertensión arterial.
No he cambiado mi dieta o ejercicio patrón, pero mi colesterol ha subido desde la última vez que se puso a prueba. ¿Por qué?
Los niveles de colesterol fluctúan con el tiempo. El nivel de colesterol medido puede diferir hasta en un 10% a partir de un mes a otro. Se puede subir a veces o se puede bajar a veces. Estos cambios se llaman variación biológica y representan variabilidad normal inherente en el metabolismo humano.
El colesterol es utilizado para estimar el riesgo de desarrollar una enfermedad - enfermedad específicamente corazón. Debido a que el colesterol en sangre se ha asociado con el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis), enfermedades del corazón, y un mayor riesgo de muerte por ataques al corazón, la prueba de colesterol se considera una parte rutinaria de la atención sanitaria preventiva.
Para conocer si la concentración de hierro en el organismo es la adecuada.
Cuando exista o pueda existir déficit o un exceso de hierro.
El hierro es un elemento esencial para el organismo. Esta prueba determina la cantidad de hierro en la parte líquida de la sangre.
El hierro es un elemento indispensable, proporcionado por la dieta y absorbido y transportado hacia todo el organismo por la transferrina, una proteína producida en el hígado. El hierro es necesario para la síntesis de las células de la serie roja (glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos). Constituye un elemento esencial de la hemoglobina, que es la proteína de los hematíes que permite transportar el oxígeno por todo el organismo. Además, el hierro participa en la composición de ciertas proteínas, entre las que se incluyen la mioglobina y ciertos enzimas.
Normalmente, cerca del 70% del hierro absorbido se incorpora a la hemoglobina de los hematíes. La mayor parte del hierro restante se almacena en los tejidos en forma de ferritina o de hemosiderina. Si el aporte de hierro de la dieta es insuficiente, los niveles en sangre pueden disminuir, y en consecuencia también pueden ir disminuyendo las reservas del organismo. Si esta situación se mantiene, es posible que se desarrolle una anemia ferropénica (por déficit de hierro). Por otra parte, una absorción excesiva de hierro puede hacer que éste se acumule progresivamente, llegando a producir lesión tisular en órganos como hígado, corazón y páncreas.
La prueba del hierro sérico mide la cantidad de hierro que circula por el organismo y representa el hierro unido a transferrina. La cantidad de hierro en la sangre varía a lo largo del día y también de un día a otro. Por este motivo suele medirse el hierro sérico junto con otras pruebas del metabolismo férrico, como la capacidad total de fijación del hierro y transferrina (TIBC), a partir de la cual se calcula la saturación de transferrina. La saturación de transferrina refleja la cantidad de hierro transportado en la sangre y la capacidad de la transferrina para transportar más hierro. La combinación de distintas pruebas del metabolismo férrico proporciona una medida más fiable que el hierro sérico de un déficit de hierro o de un exceso del mismo.
Generalmente las pruebas que evalúan el hierro no se solicitan de forma rutinaria. Sí se solicitan si el hemograma, la hemoglobina o el hematocrito aparecen alterados. También pueden solicitarse si se sospecha la existencia de un déficit o un exceso de hierro.
Al principio y en sus etapas más iniciales, un déficit de hierro no produce ninguna sintomatología ni representa ningún riesgo. Si la persona está sana, es raro que aparezcan síntomas antes de que los niveles de hemoglobina disminuyan por debajo de un cierto valor (cercano a 100 g/L). Si las reservas de hierro continúan disminuyendo y se empieza a desarrollar una anemia, pueden aparecer signos y síntomas como:
Si la anemia por falta de hierro es severa, también puede existir dificultad para respirar, dolor torácico y dolores en las piernas. En niños pueden existir dificultades para el aprendizaje. Además de los síntomas propios de la anemia, existen otros signos y síntomas característicos de un déficit de hierro, entre los que se incluyen: pica (apetencia por sustancias como el regaliz, la tiza, tierra o barro), sensación de quemazón en la lengua, pérdida del relieve normal de la lengua, llagas en las comisuras bucales y uñas en forma de cuchara (manos y pies).
El estudio del hierro sérico y de otras pruebas relacionadas con el metabolismo férrico pueden solicitarse cuando se sospecha una sobrecarga de este elemento (hemocromatosis). Los síntomas de un exceso de hierro varían en función de la persona y tienden a empeorar con el paso del tiempo. Son debidos a la acumulación de hierro y pueden ser similares a los observados en otros trastornos. Entre ellos se incluyen:
Si se piensa que un niño ha ingerido comprimidos de hierro, se solicita el hierro sérico para detectar si realmente ha sido así y establecer la gravedad de la intoxicación. También puede solicitarse el hierro sérico periódicamente durante el tratamiento de los déficits o de las sobrecargas de hierro, para evaluar la eficacia del tratamiento.
Normalmente, los niveles de hierro sérico se interpretan junto con otras pruebas relacionadas con el metabolismo férrico. En la tabla siguiente se resumen algunas de las pruebas relacionadas con el metabolismo férrico y cómo se afectan por distintos trastornos.
Una concentración de hierro baja generalmente es debida a un déficit de hierro, en especial si la transferrina o la TIBC están elevadas. En las enfermedades crónicas, el déficit de hierro se asocia a valores bajos de transferrina y TIBC. El déficit de hierro suele deberse a sangrados importantes o a pérdidas pequeñas aunque mantenidas en el tiempo. No obstante, también puede deberse a un aumento de las necesidades (embarazo), necesidades propias de ciertas etapas del desarrollo (niños), aporte insuficiente y problemas en su absorción (enfermedad intestinal o que afecte al estómago).
Pueden observarse concentraciones elevadas de hierro en personas que hayan recibido múltiples transfusiones de sangre, en administraciones de hierro por vía intramuscular, en la intoxicación por plomo, enfermedades hepáticas, o enfermedades renales; también pueden ser de causa genética (hemocromatosis).
¿Son lo mismo el déficit de hierro y la anemia?
Un déficit de hierro significa que existe una disminución de las reservas de hierro del organismo, mientras que la anemia por déficit de hierro ya indica que el número de eritrocitos y/o la cantidad de hemoglobina ya han disminuido. Normalmente son necesarias varias semanas para que la concentración de hemoglobina y la producción de hematíes disminuyan a consecuencia de la disminución de las reservas de hierro. Al principio, en un déficit de hierro existen muy pocos síntomas, pero si la situación empeora, la hemoglobina y el recuento de hematíes disminuirán, apareciendo también debilidad, palidez y fatiga.
¿Qué alimentos se pueden tomar para aumentar el aporte de hierro de la dieta?
La forma de hierro más fácilmente asimilable por el organismo es la que está contenida en carnes y huevos. Otros alimentos ricos en hierro son: vegetales de hoja verde (espinacas, berza y col rizada), germen de trigo, cereales integrales y sus derivados, pasas y melaza.
¿Quién puede necesitar suplementos de hierro?
Típicamente, las embarazadas y las personas con déficits de hierro documentados. No es aconsejable tomar suplementos de hierro si no lo indica el médico, ya que un exceso puede ser perjudicial al acumularse. Una sobredosis de comprimidos de hierro puede ser tóxica, especialmente en niños.
¿La anemia por déficit de hierro es un proceso que aparece de forma rápida o de forma más bien lenta?
La anemia por falta de hierro se va estableciendo de forma gradual. Cuando el hierro que se pierde supera al hierro aportado por la dieta, lo primero que ocurre es que el organismo empieza a utilizar las reservas de hierro. En esta etapa la ferritina empieza a descender, pero el hierro sérico y la TIBC generalmente permanecen inalterados no estableciéndose todavía la anemia. En el momento en que el déficit de hierro empeora, el hierro sérico disminuye mientras que la transferrina y la TIBC aumentan, empezando a desarrollarse la anemia. Si el déficit es muy acusado, los hematíes se vuelven pequeños y pálidos, por la disminución de producción de hemoglobina; la producción de reticulocitos disminuye a menos que se empiece el tratamiento adecuado con hierro.
¿La donación de sangre puede repercutir sobre los niveles de hierro?
Sí. Cada vez que se dona 400 mL de sangre, el organismo pierde unos 250 mg de hierro. El nivel de ferritina (indicador de las reservas del organismo) disminuye en cada donación aunque al cabo de un tiempo se normaliza. Otras pruebas como la capacidad total de fijación del hierro y transferrina (TIBC) no se afectan tanto por una donación.
¿Por qué el médico solicita la determinación de hierro sérico al poco tiempo de tomar suplementos de este mineral?
Es posible que el médico sospeche que no se esté absorbiendo adecuadamente el hierro y por ello puede indicar la toma de suplementos de hierro, controlando al poco tiempo los niveles de hierro sérico para verificar que el tratamiento es eficaz. Si el resultado sigue siendo bajo, es posible que exista una causa subyacente que lo justifique y que debería de tratarse.
Para conocer si la concentración de hierro en el organismo es la adecuada.
Para saber como se encuentran nuestros depósitos de hierro.
Cuando exista una situación de déficit o de exceso de hierro.
La ferritina es un proteína que contiene hierro y constituye la principal forma de almacenamiento de hierro en el interior de las células. La pequeña cantidad de ferritina que se libera en la sangre es un reflejo de la cantidad total de ferritina almacenada en el organismo. Esta prueba mide la cantidad de ferritina en sangre.
En individuos sanos, aproximadamente un 70% del hierro absorbido por el organismo se incorpora a la hemoglobina de los hematíes. La mayor parte del porcentaje restante se almacena como ferritina o como hemosiderina, complejo de hierro con proteínas y otros elementos. La ferritina y la hemosiderina se encuentran principalmente en el hígado y también en la médula ósea, bazo y músculos esqueléticos.
Cuando el hierro disponible es insuficiente para satisfacer las demandas del organismo, se consumen las reservas de hierro y los niveles de ferritina disminuyen. Esto puede suceder en casos de un aporte de hierro insuficiente, una absorción inadecuada o aumentos de las necesidades de hierro como sucede en el embarazo o por trastornos que comportan pérdidas crónicas de sangre. Las reservas de hierro pueden disminuir de manera significativa antes de que aparezcan signos o síntomas de un déficit de hierro.
Las resevas de hierro y los niveles de ferritina aumentan en caso de que el organismo absorba más hierro del necesario. Un aumento crónico de la absorción de hierro conducirá a la generación progresiva de compuestos derivados del hierro en tejidos y órganos, pudiendo incluso ocasionar insuficiencias o disfunciones orgánicas. Este es el caso de la hemocromatosis, un trastorno hereditario en el que el organismo absorbe demasiada cantidad de hierro, incluso siguiendo una dieta estrictamente normal.
La determinación de ferritina se solicita cuando en el hemograma se observa que la hemoglobina y el hematocrito están bajos, y los hematíes (células de la serie roja) son de pequeño volumen (microcitosis) y más pálidos de lo normal (hipocromía); todo ello es característico de una anemia por déficit de hierro, a pesar de que no se presente todavía sintomatología alguna.
Al principio, las deficiencias de hierro no suelen tener consecuencias físicas. Si la persona afectada está sana, los síntomas raramente aparecen antes de que la hemoglobina disminuya por debajo de un cierto nivel (100 g/L). Sin embargo, a medida que el estado deficitario progresa, los síntomas se van instaurando, por lo que el médico solicitará la medida de ferritina así como la de otras pruebas relacionadas con el metabolismo del hierro (estudio del hierro). Los signos y síntomas más frecuentes de una anemia por déficit de hierro incluyen:
Si las reservas de hierro siguen disminuyendo, puede aparecer dificultad al respirar, pitidos en los oídos (tinnitus), modorra e irritabilidad. En casos de anemia más severos puede aparecer dolor torácico, dolores de cabeza, dolores en las piernas, shock e incluso fallo cardíaco. En los niños puede ser que se observen dificultades relacionadas con el aprendizaje (cognitivas). Además de los síntomas generales de una anemia, existen algunos síntomas característicos de las anemias por déficit de hierro. Entre estos signos y síntomas se incluyen: pica (ansia de comer sustancias que no son alimentos, como por ejemplo tierra, cenizas, arcilla), sensación de quemazón en la lengua, llagas en las comisuras bucales y uñas en forma de cuchara.
También puede solicitarse la ferritina cuando se sospechan sobrecargas de hierro. En estos casos, los síntomas son más variables, empeoran con el tiempo y son debidos a la acumulación de hierro en sangre y tejidos del organismo; entre ellos se incluyen:
Para confirmar la presencia de una sobrecarga de hierro se solicitan otras pruebas relacionadas con el metabolismo del hierro así como una prueba genética específica de la hemocromatosis.
Se puede interpretar dependiendo de la cantidad de hierro y de la TIBC, incluyendo patologías desde un simple déficit de hierro hasta una hemocromatosis o una anemia hemolítica. De ahí la importancia de realizar pruebas complementarias que nos ayudan a llegar a un diagnóstico diferencial correcto.
Los niveles de ferritina están disminuidos en personas con déficit de hierro y elevados en personas con hemocromatosis o en personas que han recibido múltiples transfusiones de sangre.
La ferritina es un reactante de fase aguda y por este motivo puede estar elevada cuando existe inflamación, enfermedad hepática, infecciones crónicas, enfermedades autoinmunes y en algunos tipos de cáncer, aunque no se utiliza para monitorizar estas situaciones.
¿Cómo se explica que puedan existir niveles de hierro normales con niveles de ferritina disminuidos?
La anemia por déficit de hierro se instaura de manera gradual.Si el organismo no recibe el aporte de hierro necesario, se irán consumiendo las reservas de hierro de los tejidos (ferritina) y los niveles de ferritina en sangre empezarán a disminuir. Si no se corrige esta situación, las reservas se irán agotando ya que el hierro se seguirá utilizando para la producción de eritrocitos o hematíes. En las fases más iniciales de los estados deficitarios en hierro, las concentraciones de hierro pueden ser normales mientras que el hierro almacenado -y por lo tanto la ferritina- ya ha empezado a disminuir.
¿Si se toman alimentos con elevado contenido en hierro o suplementos férricos, aumentarán igualmente el hierro sérico y los niveles de ferritina?
Sí. El hierro en el organismo aumentará si se aumenta el aporte de hierro de la dieta. Si la cantidad de hierro de la que dispone el organismo es superior a la que se requiere, el organismo acumulará hierro en forma de ferritina.
¿Qué otras situaciones pueden repercutir sobre los niveles de ferritina?
Pueden observarse aumentos de los niveles de ferritina en hepatitis agudas, en infecciones y ante consumos abusivos de alcohol.
¿Cuándo está indicado tomar suplementos de hierro?
Característicamente, las personas que suelen necesitar suplementos de hierro son las mujeres embarazadas y las diagnosticadas de estados deficitarios en hierro. También puede ser necesario este suplemento en mujeres jóvenes con sangrados menstruales abundantes y en las que el aporte dietético de hierro es insuficiente. Por norma general, nadie debería de tomar suplementos de hierro sin consultarlo previamente con el médico ya que un aporte excesivo puede causar una sobrecarga crónica de hierro. Pueden darse intoxicaciones por sobredosis de comprimidos con hierro, especialmente en niños.
Para saber como se encuentran nuestros depósitos de hierro.
Para evaluar una posible enfermedad hepática o de las vías biliares, o para diferenciar entre enfermedad hepática y ósea cuando la fosfatasa alcalina (ALP) está elevada; a veces, para el cribado o la monitorización del consumo abusivo de alcohol.
Cuando se presentan síntomas de enfermedad hepática o de la vía biliar o como control después de aumentos de los niveles de la ALP.
La gamma-glutamil transferasa (GGT) es una enzima que se encuentra en distintos órganos como riñón, hígado, bazo y páncreas. La principal fuente de GGT en sangre la constituye la GGT de procedencia hepática.
La GGT aumenta en la mayoría de enfermedades que causan una lesión aguda en el hígado o en los conductos biliares. Normalmente, los niveles sanguíneos de GGT son bajos, pero ante lesiones hepáticas, los niveles pueden empezar a aumentar. La GGT suele ser el primer enzima que se eleva en sangre cuando se produce una obstrucción en los conductos biliares que transportan la bilis desde el hígado hacia el intestino, por ejemplo por tumores o por la presencia de cálculos (piedras) biliares. Por este motivo, la GGT es el enzima hepático más sensible para detectar problemas de las vías biliares.
Sin embargo, la prueba que permite medir la GGT no es muy específica, de tal manera que no permite distinguir entre las posibles causas de lesión hepática ya que puede aumentar en varios tipos de enfermedades hepáticas, como cáncer y hepatitis víricas, así como en otros trastornos que no afectan al hígado, por ejemplo un síndrome coronario agudo.
Por este motivo, no existe un consenso universal acerca del mejor uso de la GGT. Las guías de práctica clínica de la National Academy of Clinical Biochemistry y de la American Association for the Study of Liver Diseases no recomiendan la medida de GGT de manera rutinaria, aunque sí sugieren que la medida de la GGT puede ser útil para conocer la causa de aumentos de la fosfatasa alcalina (ALP), que es otro enzima que se encuentra en el hígado.
En las enfermedades hepáticas suelen aumentar tanto la GGT como la ALP, pero en caso de que exista exclusivamente lesión de tipo óseo, la única que se elevará será la ALP. Por este motivo, en los casos en los que la ALP está aumentada, la medida de GGT es útil para determinar si el aumento de ALP es atribuible a enfermedad hepática o a enfermedad ósea.
La GGT suele aumentar cuando se consume alcohol, aunque sea en pequeñas cantidades. En los bebedores consumados crónicos los niveles están mucho más elevados que en personas que beben de 2 a 3 bebidas por día o que solo beben cantidades importantes puntualmente. La medida de GGT se puede solicitar en la evaluación de un consumo agudo o crónico de alcohol.
La GGT puede solicitarse junto con otras pruebas para evaluar el estado de un individuo que presenta signos o síntomas sugerentes de una enfermedad hepática. Alguno de los signos y síntomas de lesión hepática son:
En personas con historial de abuso de alcohol que han finalizado un tratamiento de desintoxicación alcohólica, esta prueba puede ser de utilidad para monitorizar el cumplimiento del tratamiento.
Una concentración elevada de GGT indica afectación del hígado pero sin indicar específicamente de qué se trata. Generalmente, cuanto más elevada está la GGT más importante es la lesión hepática. Valores elevados de GGT suelen indicar enfermedad hepática como hepatitis o cirrosis, pero también pueden darse en otros trastornos como insuficiencia cardíaca congestiva, diabetes o pancreatitis; también pueden ser causados por consumo abusivo de alcohol o por toma de fármacos tóxicos para el hígado.
Una concentración normal o baja de GGT indica que es muy poco probable que exista una enfermedad hepática o que una persona haya consumido alcohol.
Cuando los niveles de fosfatasa alcalina están aumentados, una elevación de la GGT permite descartar afectación ósea; sin embargo, si la GGT es normal, lo más probable es que el aumento de la fosfatasa alcalina sea por enfermedad ósea.
¿Se puede tener la GGT elevada sin tener ningún síntoma?
Sí, la GGT es muy sensible y puede aumentar aún cuando no haya síntomas. Este aumento puede ser temporal, normalmente debido a medicación o a haber ingerido alcohol durante las 24 horas anteriores a la prueba. Si las otras enzimas hepáticas son normales, el médico suele esperar y repetir la determinación de GGT. Si la GGT está muy elevada o hay otras enzimas hepáticas elevadas, normalmente se hacen más pruebas para determinar la causa.
¿Si se ha sido alcohólico pero se ha dejado ya de beber, la concentración de GGT puede volver a ser normal?
Con el tiempo, la concentración de GGT descenderá hasta la normalidad, aunque es posible que como mínimo transcurra un mes. La abstinencia alcohólica también disminuirá las probabilidades de que prosiga la lesión hepática y debería permitir mejorar la función del hígado.
Para evaluar una posible enfermedad hepática o de las vías biliares, o para diferenciar entre enfermedad hepática y ósea cuando la fosfatasa alcalina (ALP) está elevada; a veces, para el cribado o la monitorización del consumo abusivo de alcohol.
Actualmente nuestro estilo de vida y dentro de este nuestra alimentación puede implicar en mediana edad a un aumento de la glucemia basal y a un diagnóstico de Diabetes tipo II que ha aumentado de forma drástica en los últimos años. Así una prueba sencilla y rápida anual sería recomendable a partir de una edad como seguimiento de nuestra salud.
La prueba se debería realizar como parte de un examen rutinario anual sobretodo en edades por encima de los 50 años para detectar a tiempo una posible diabetes tipo II. También se debe de hacer como cuando padezca algún síntoma sugestivo de hiper o hipoglucemia. En el embarazo es una prueba obligatoria (TEST DE O´SULLIVAN) para descartar una diabetes gestacional.
Esta prueba mide la cantidad de glucosa en sangre o en orina. La glucosa es un azúcar simple que constituye la fuente principal de energía para el organismo y la única fuente de energía para el cerebro y el sistema nervioso. Es muy importante garantizar el suministro constante de glucosa en previsión de su necesidad; además, la glucosa en sangre debe mantenerse a unos niveles relativamente constantes en la sangre.
Durante la digestión, frutas, vegetales, pan y otros hidratos de carbono son transformados a glucosa (y a algunos otros nutrientes), absorbidos por el intestino delgado, y distribuidos a través de la circulación hacia las distintas partes del organismo. La utilización de glucosa por el organismo depende de la disponibilidad de la insulina, una hormona producida por el páncreas. La insulina actúa controlando el transporte de glucosa al interior de las células del organismo, e informa al hígado de almacenar el exceso de glucosa en forma de glucógeno para un almacenamiento a corto plazo y/o en forma de triglicéridos en las células adiposas (grasa).
Normalmente los niveles de glucosa aumentan después de las comidas y tras la ingresión de la glucosa en las células baja entres 2 - 3 horas. Todo esto se produce de esta manera si el páncreas funciona correctamente segregando la cantidad de insulina necesaria. Si la cantidad de insulina no es la necesaria tendremos niveles altos de glucemia tras 2-3 horas.
La prueba de glucosa en sangre puede utilizarse para el cribado de la diabetes y de estados pre-diabéticos en individuos sanos asintomáticos, debido a que la diabetes es una enfermedad frecuente que se inicia con pocos síntomas. El cribado para la glucosa puede realizarse como formando parte de campañas de salud pública o como parte de los programas sanitarios de los distintos centros de trabajo. Es posible que también se solicite en el curso de un examen físico de rutina. El cribado reviste una especial importancia en individuos con elevado riesgo de desarrollar diabetes, como aquéllos con una historia familiar de diabetes, aquéllos con sobrepeso y aquéllos que ya sobrepasan los 40 ó 45 años de edad.
La prueba de glucosa también puede solicitarse para ayudar a diagnosticar diabetes cuando se presentan síntomas de hiperglicemia, como:
o síntomas de hipoglicemia, como:
También es recomendable la realización de la prueba en las siguientes situaciones, en las que la glucemia puede aumentar o disminuir:
Acromegalia
Estrés agudo (en respuesta a un traumatismo, a un infarto agudo de miocardio o a un accidente vascular cerebral, por ejemplo)
Insuficiencia renal crónica
Síndrome de Cushing
Comer en exceso
Hipertiroidismo
Cáncer de páncreas
Pancreatitis
Hipotiroidismo
Insulinomas
Ingesta de alcohol
Glucosa en ayunas:
De 70 a 110 mg/dl (3.9 - 6.16 mmol/L)- Tolerancia normal a la glucosa
De 110 - 120 mg/dl ( 6.16 - 6.72 mmol/L) - Alteración de la glucosa en ayunas
Mayor a 120 mg/dl (> 6.72 mmol/L) - Diabetes
Para el diagnóstico de la diabetes se necesita al menos 2 pruebas confirmatorias en días alternos.
Test de Tolerancia Oral de Glucosa ( TOG)
Obtención de la muestra 2 horas después de haber bebido 75g de glucosa.
Menos de 140 mg/dl (7.8mmol/L) - Tolerancia normal de glucosa
De 140 - 200 mg/dl (7.8 a 11.1 mmol/L) - Tolerancia alterada a la glucosa
Mayor a 200 mg/dl (11.1 mmol/L)- Diabetes.
¿Cómo se sabe si yo puedo tener una diabetes?
Existen 2 tipos de diabetes ; la primera es la diabetes tipo I la cual tiene una sintomatología muy clara en la cual se integran síntomas como la poliuria, polifagia ( muchas ganas de comer), polidipsia ( necesidad exagerada de beber ) y por supuesto la astenia. En esa la irrupción es muy rápida y fácilmente diagnosticable. Pero la Diabetes tipo II es una enfermedad silente que en la mayoría de los casos no cursa con ninguna sintomatología evidente y por ello hay que realizar pruebas anuales de screnning llegados a una determinada edad adulta.
¿Cuáles son los tratamientos habituales de la diabetes?
Para la diabetes de tipo 2, que es el tipo más común de diabetes, la pérdida de peso, seguir una dieta sana rica en fibra y pobre en carbohidratos, y practicar ejercicio físico con regularidad pueden ser suficientes para disminuir los niveles de glucosa en sangre. No obstante, a menudo para alcanzar unos niveles de glucosa deseables, se hace necesario tomar medicamentos por vía oral, con la finalidad de incrementar tanto la secreción de insulina por parte del organismo como la sensibilidad a la misma. En el caso de la diabetes de tipo 1 (y en aquellas diabetes de tipo 2 que no respondan suficientemente bien al tratamiento oral), se requiere de la inyección de insulina varias veces al día.
Actualmente nuestro estilo de vida y dentro de este nuestra alimentación puede implicar en mediana edad a un aumento de la glucemia basal y a un diagnóstico de Diabetes tipo II que ha aumentado de forma drástica en los últimos años. Así una prueba sencilla y rápida anual sería recomendable a partir de una edad como seguimiento de nuestra salud.
Para detectar niveles elevados de ácido úrico en sangre, ya que podrían constituir un signo de un trastorno conocido como gota, o para monitorizar los niveles de ácido úrico cuando se está sometido a quimioterapia o a radioterapia; para detectar niveles elevados de ácido úrico en orina en la evaluación de la litiasis (formación de piedras, cálculos) renal y como monitorización del tratamiento de la gota en individuos con propensión a formar cálculos renales.
Cuando se presentan dolores articulares u otros síntomas sugerentes de gota; cuando se va a someter a alguien a un tratamiento anticanceroso, ya sea quimioterapia o radioterapia; cuando se forman cálculos renales de manera recurrente; cuando se ha sido diagnosticado de gota o se tiene cierto riesgo de formación de cálculos renales o simplemente para revisión de rutina cuando se realiza un chequeo.
El ácido úrico se produce a partir del catabolismo (degradación) de las purinas. Las purinas son compuestos químicos que contienen nitrógeno (incluido el ADN) y que se hallan distribuidos en las células del organismo. Las células van liberando purinas a la circulación a medida que envejecen y mueren. En menor medida, las purinas pueden provenir de la digestión de ciertos alimentos como hígado, anchoas, caballa, legumbres secas y algunas bebidas alcohólicas, principalmente cerveza. Los riñones son los encargados de eliminar por la orina la mayor parte de ácido úrico; el resto se elimina por las heces. Esta prueba mide los niveles de ácido úrico en sangre o en orina.
La acumulación de ácido úrico puede ser debida a una producción excesiva, a una eliminación insuficiente o a una combinación de ambas. Se pueden observar aumentos de los niveles de ácido úrico en situaciones en las que se produce muerte celular como sucede durante el tratamiento de algunos cánceres, o más raramente a consecuencia de una tendencia hereditaria a la sobreproducción de ácido úrico. La disminución de la eliminación de ácido úrico suele ser consecuencia de una alteración de la función renal asociada a enfermedad renal.
La determinación de ácido úrico se utiliza como ayuda en el diagnóstico de una gota, para detectar si sus niveles están elevados en sangre. El ácido úrico también se utiliza en la monitorización de individuos con cáncer sometidos a quimioterapia o radioterapia. La muerte celular debida a este tratamiento puede conducir a aumentos de la concentración del ácido úrico.
Se solicita ante la sospecha de niveles elevados de ácido úrico . Algunas personas con niveles elevados padecen gota que es una forma común de artritis. También en el seguimiento del tratamiento de quimioterapia . Finalmente como test de prevención de chequeo rutinario de salud.
Sangre
Los valores normales están entre 3.5 y 7.2 mg/dL.
Los rangos de los valores normales pueden variar ligeramente entre diferentes laboratorios. Valores de ácido úrico superiores a los normales (hiperuricemia) indican que el organismo está produciendo demasiada cantidad de ácido úrico o que los riñones no son capaces de eliminar el exceso de ácido úrico del organismo.
Existen varios trastornos congénitos del metabolismo que afectan al metabolismo de las purinas. El mieloma múltiple, el cáncer cuando ha dado metástasis, las leucemias y la quimioterapia contra el cáncer pueden ocasionar aumentos de la producción de ácido úrico. La enfermedad renal crónica, la acidosis, la toxemia del embarazo y el alcoholismo pueden dificultar la excreción del ácido úrico.
Concentraciones elevadas de ácido úrico pueden dar lugar a la formación de cristales en las articulaciones, originando una inflamación de las mismas, y a la aparición del dolor característico de la gota. El ácido úrico también puede formar cristales o cálculos renales que pueden ser nocivos para el riñón.
¿Si tengo ácido úrico tengo la gota?
Niveles de ácido úrico aumentados no se asocian forzosamente a gota. No siempre que existen niveles elevados de ácido úrico en sangre se desarrollan síntomas o signos. Esta situación recibe el nombre de hiperuricemia asintomática y es relativamente frecuente. Se considera que no es necesario ningún tipo de tratamiento a menos que la persona en cuestión presente riesgo de complicaciones. Los familiares de individuos con gota, con cálculos (piedras) renales o enfermedad renal debidos a hiperuricemia pueden sin embargo ser tratados a pesar de no haber experimentado síntomas.
Para detectar niveles elevados de ácido úrico en sangre, ya que podrían constituir un signo de un trastorno conocido como gota, o para monitorizar los niveles de ácido úrico cuando se está sometido a quimioterapia o a radioterapia; para detectar niveles elevados de ácido úrico en orina en la evaluación de la litiasis (formación de piedras, cálculos) renal y como monitorización del tratamiento de la gota en individuos con propensión a formar cálculos renales.
Para realizar un cribado o monitorizar una enfermedad hepática o una anemia hemolítica.
Cuando el médico cree que existen signos o síntomas de daño hepático, enfermedad hepática, obstrucción de los conductos biliares, anemia hemolítica o problemas metabólicos relacionados con el hígado; cuando un recién nacido presenta ictericia.
La bilirrubina es un pigmento amarillo-anaranjado. Es un producto de desecho producido principalmente durante la destrucción del grupo heme; este grupo forma parte de la hemoglobina de los hematíes o glóbulos rojos de la sangre. El hígado actúa sobre la bilirrubina de manera a favorecer su eliminación. Esta prueba mide la cantidad de bilirrubina en sangre para evaluar así la función hepática y para contribuir al diagnóstico de anemias causadas por aumento de destrucción de los hematíes (anemia hemolítica).
Los glóbulos rojos o hematíes se degradan normalmente después de estar 120 días en la circulación. La descomposición del grupo heme de la hemoglobina supone la formación de bilirrubina en forma de bilirrubina no conjugada. Esta bilirrubina no conjugada es poco soluble en agua, y por este motivo las proteínas de la sangre la transportan hacia el hígado, donde se le añaden (conjugan) unos azúcares que la convierten en una forma de bilirrubina más soluble en agua, la bilirrubina conjugada. La bilirrubina conjugada pasa a formar parte de la bilis y con ella, alcanza el intestino delgado donde posteriormente es escindida por la acción de bacterias, y eventualmente se elimina por las heces. Los productos de degradación de la bilirrubina en estercobilinógeno confieren a las heces su característico color marrón.
Un adulto sano produce de 250 a 350 mg de bilirrubina diarios, de los cuales el 85% deriva de hematíes dañados o viejos que han muerto, y el porcentaje restante de la médula ósea o del hígado. En condiciones normales se pueden liberar hacia la sangre pequeñas cantidades de bilirrubina no conjugada, aunque su presencia es mínima. Las pruebas de laboratorio permiten medir ambas formas de bilirrubina, conjugada y no conjugada, y también se puede proporcionar una medida de toda la bilirrubina o bilirrubina total (suma de las anteriores). El patrón de resultados obtenido de estas medidas proporciona información valuosa de cara al diagnóstico.
Si los niveles de bilirrubina en sangre aumentan puede aparecer ictericia, y la piel y/o la conjuntiva ocular tomarán un color amarillento. Aumentos de la bilirrubina no conjugada indican que se está produciendo demasiada bilirrubina, normalmente por destrucción de hematíes (hemólisis), o bien que el hígado es incapaz de procesar la bilirrubina por la existencia de alguna enfermedad hepática como cirrosis o ciertos trastornos hereditarios. Aumentos de los niveles de bilirrubina conjugada indican que el hígado es capaz de procesar la bilirrubina aunque esta no puede eliminarse adecuadamente por alguna causa, como hepatitis aguda u obstrucción de los conductos biliares.
Los recién nacidos presentan con frecuencia aumentos de los niveles de bilirrubina total y no conjugada especialmente durante los 3 primeros días. A menudo se habla de ictericia fisiológica del recién nacido, que se debe a una inmadurez del hígado del bebé. La situación se suele resolver por sí misma en unos pocos días. En la enfermedad hemolítica del recién nacido, pueden destruirse los hematíes debido a una incompatibilidad entre la sangre de la madre y la del hijo; estos casos deben tratarse ya que los niveles elevados de bilirrubina no conjugada pueden causar daños cerebrales en el bebé.
Existe una enfermedad congénita grave aunque rara (1 de cada 10000 nacimientos) conocida como atresia de las vías biliares, que puede producir aumentos de bilirrubina total y de bilirrubina conjugada, y que debe detectarse y tratarse inmediatamente. El tratamiento suele ser quirúrgico y la finalidad es la de prevenir una lesión hepática muy grave (cirrosis) que podría suponer la necesidad de un trasplante de hígado durante el primer o segundo año de vida. A pesar de la cirugía, algunos niños siguen necesitando un trasplante de hígado.
El médico suele solicitar la determinación de la bilirrubina juntamente con otras pruebas de laboratorio (fosfatasa alcalina, AST, ALT) cuando alguna persona presenta signos de función hepática anormal. Se puede solicitar la determinación de bilirrubina cuando existe:
Otros síntomas o signos que pueden darse son:
La determinación de la bilirrubina en recién nacidos con ictericia se realiza de manera rutinaria.
También puede solicitarse la prueba cuando existe una anemia y se sospecha una anemia hemolítica. En este caso, se solicitan otras pruebas de laboratorio para evaluar la hemólisis, como hemograma, recuento de reticulocitos, haptoglobina y lactato deshidrogenasa o LDH.
Los valores suelen oscilar:
Bilirrubina directa (también llamada conjugada): 0 a 0.3 mg/dL.
Bilirrubina total: 0.3 a 1.9 mg/dL.
Aumentos de bilirrubina total a expensas principalmente de bilirrubina no conjugada o indirecta suelen deberse a:
Cuando los niveles de bilirrubina conjugada o directa aumentan más que los de la forma no conjugada o indirecta, suele existir un problema asociado a una disminución de la eliminación de la bilirrubina por parte de las células hepáticas, como puede suceder en:
También aumenta más la forma conjugada (directa) de la bilirubina respecto a la no conjugada (indirecta) cuando existen bloqueos u obstrucciones de los conductos biliares, como:
Algunos trastornos hereditarios raros en los que está alterado el metabolismo de la bilirrubina (síndromes de Rotor, de Dubin-Johnson y de Crigler-Najjar) también pueden hacer aumentar las concentraciones de bilirrubina.
Recién nacidos:
En recién nacidos pueden existir aumentos de bilirrubina transitorios que se resuelven por sí solos en pocos días o en un par de semanas. No obstante, si la concentración de bilirrubina supera un valor crítico o aumenta de manera muy marcada, es necesario investigar la causa para tratarla cuanto antes mejor. Un aumento de bilirrubina puede ser el resultado de una destrucción acelerada de los glóbulos rojos por una incompatibilidad sanguínea entre la madre y su bebé. Otras causas incluyen algunas infecciones congénitas, hipoxia (falta de oxígeno), trastornos genéticos diversos y enfermedades que pueden afectar al hígado. En la mayoría de estos trastornos solo aumenta la forma no conjugada (indirecta) de la bilirrubina. Se observan aumentos de bilirrubina conjugada (directa) en los casos raros de atresia de vías biliares y de hepatitis neonatal. El objetivo del tratamiento de la atresia de las vías biliares es el de evitar el daño hepático y es quirúrgico.
¿Existe algún tipo de población con predisposición genética para presentar valores anormales de bilirrubina?
Algunas enfermedades hereditarias crónicas son los síndromes de Gilbert, de Dubin-Johnson, de Rotor y de Crigler-Najjar. De todos estos síndromes, el más grave y que puede resultar mortal, es el de Crigler-Najjar. Los otros tres suelen comportarse como enfermedades crónicas leves que pueden agravarse en determinadas circunstancias pero que en general no ocasionan problemas serios de salud. El síndrome de Gilbert es muy común; la anomalía genética se observa en 1 de cada 6 personas pero la mayoría de los que la tienen no presentan aumentos de los niveles de bilirrubina.
¿Cómo se trata la concentración anormal de bilirrubina y/o la ictericia?
El tratamiento depende de la causa de la ictericia. En los recién nacidos se consigue disminuir los niveles de bilirrubina con fototerapia (terapia especial con luz), con ciertos fármacos y, en casos extremos, con una transfusión sanguínea. En los síndromes de Gilbert, de Rotor y de Dubin-Johnson no suele requerirse ningún tratamiento. El síndrome de Crigler-Najjar puede responder a un tipo de terapia enzimática o puede requerir un transplante hepático. La ictericia causada por una obstrucción se resuelve habitualmente mediante cirugía de la zona del bloqueo. La ictericia debida a cirrosis suele ser consecuencia de un daño hepático prolongado y no responde bien a fármacos; la alternativa es el trasplante de hígado.
Para realizar un cribado o monitorizar una enfermedad hepática o una anemia hemolítica.
La creatinina es una determinación fiable para saber si nuestros riñones funcionan correctamente. Así se debe hacerse el test toda aquella persona que tenga patologías como la diabetes, enfermedades que afecten de base a los riñones ( IRC, Síndrome nefrótico,etc). También rutinariamente por lo menos una vez al año para ver si realmente estamos ingiriendo una cantidad correcta de líquidos y proteína para una correcta funcionalidad renal.
En el contexto de controles médicos habituales; cuando el médico sospecha que puede existir una disfunción renal o ante enfermedades agudas o crónicas que podrían empeorar por una disfunción renal o que podrían afectar a los riñones; regularmente, para monitorizar el tratamiento de la enfermedad renal o para controlar la función renal cuando se toman ciertos medicamentos.
Para tod@s aquell@s los cuales estan debido a un entrenamiento deportivo con una intensidad elevada y por lo tanto llevan una ingesta elevada en proteínas se recomienda la realización de esta prueba para seguimiento renal junto con la urea.
Esta prueba mide la cantidad de creatinina presente en sangre y/u orina. La creatinina es un producto de desecho producido en los músculos a partir de la degradación de un compuesto conocido como creatina. La creatina forma parte de un ciclo en el que se produce la energía necesaria para contraer los músculos. Tanto la creatina como la creatinina se producen en el organismo a una tasa relativamente constante. Prácticamente toda la creatinina se excreta por los riñones, de manera que los niveles sanguíneos de creatinina constituyen una buena medida del funcionalismo renal. La cantidad de creatinina producida depende del tamaño de la persona y de su masa muscular. Por este motivo, las concentraciones de creatinina son ligeramente superiores en hombres que en mujeres y niños.
La creatinina puede solicitarse rutinariamente en un control médico habitual. También puede solicitarse cuando existen molestias inespecíficas, o ante situaciones agudas, y/o cuando el médico sospecha que los riñones no funcionan adecuadamente. Algunos de los signos y síntomas de una disfunción renal incluyen:
La creatinina en sangre puede solicitarse regularmente junto con la urea en sangre y la albúmina en orina cuando existe una alteración renal conocida o una enfermedad que puede afectar a la función renal o puede estar exacerbada por dicha disfunción. Urea y creatinina pueden solicitarse previamente a o durante algunos tipos de tratamiento, y también antes y después de una diálisis para monitorizar la eficacia del tratamiento.
Un resultado normal oscila de 0.7 a 1.3 mg/dL para los hombres y de 0.6 a 1.1 mg/dL para las mujeres.
Las mujeres generalmente tienen niveles de creatinina más bajos que los hombres. Esto se debe a que ellas normalmente tienen menor masa muscular. El nivel de creatinina varía con base en la talla y la masa muscular de una persona.
Los ejemplos de arriba son mediciones comunes para los resultados de estos exámenes. Los rangos de los valores normales pueden variar ligeramente entre diferentes laboratorios. Algunos laboratorios utilizan diferentes mediciones o analizan muestras diferentes.
Un nivel superior a lo normal puede deberse a:
Un nivel inferior a lo normal puede deberse a:
¿Pueden modificarse los niveles de creatinina con el ejercicio?
Generalmente, el ejercicio moderado no modifica las concentraciones de creatinina. A medida que uno realiza más ejercicio y empieza a ganar masa muscular, los niveles de creatinina empiezan a aumentar ligeramente, aunque no hasta niveles anormales.
¿Puede tener algún efecto la dieta con los niveles de creatinina?
Generalmente, los niveles de creatinina no variarán si se sigue una dieta normal. Las concentraciones de creatinina pueden ser un 10%-30% más altas en individuos cuya dieta es muy rica en carnes.
¿Aumentan los niveles de creatinina si tomamos creatina?
La cantidad de creatina y de creatinina depende de la masa muscular, de tal manera que los hombres suelen tener unos niveles superiores a los de las mujeres. La creatina está actualmente disponible en forma de suplemento dietético. Si se toma creatina, es posible que los niveles de creatinina sean superiores a si no se tomara el suplemento de creatina.
¿Varían los valores de creatinina con la edad?
Los niveles de creatinina se relacionan tanto con la masa muscular como con la función renal. A medida que se envejece, la masa muscular disminuye y a la vez el riñón tiende a funcionar menos eficazmente. El resultado final es que no se va a producir un cambio muy acusado de los niveles de creatinina en sangre a medida que uno se hace mayor.
La creatinina es una determinación fiable para saber si nuestros riñones funcionan correctamente. Así se debe hacerse el test toda aquella persona que tenga patologías como la diabetes, enfermedades que afecten de base a los riñones ( IRC, Síndrome nefrótico,etc). También rutinariamente por lo menos una vez al año para ver si realmente estamos ingiriendo una cantidad correcta de líquidos y proteína para una correcta funcionalidad renal.
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