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La infertilidad puede ser un momento muy angustiante, tanto para hombres como para mujeres. Este perfil busca los desequilibrios hormonales que pueden conducir a la infertilidad en los hombres. Incluye la hormona luteinizante (LH) y la hormona foliculoestimulante (FSH), que examinan su función hipofisaria y una medida de los niveles de testosterona . El perfil también aborda su globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG), que proporciona una buena indicación de sus niveles de andrógenos.
Cuando exista algún problema relacionado con la fertilidad y queramos saber si no es producido por algún desajuste hormonal dando lugar a alteraciones en procesos de maduración de espermatozoides y por lo tanto a la disminución de la fertilidad.
Si se encuentran alteraciones importantes al analizar la muestra, como azoospermia o criptozoospermia, es recomendable realizar una analítica para evaluar los niveles hormonales e intentar descubrir la causa de la baja calidad seminal. En algunas ocasiones, será posible mejorar la calidad seminal mediante un tratamiento hormonal.
Es indispensable valorar tus hormonas para saber existe algún tipo de alteración en tu fertilidad.
Las hormonas sexuales masculinas juegan un papel fundamental en la reproducción, ya que están ampliamente implicadas en la producción de espermatozoides (espermatogénesis). Las hormonas más importantes en esta función son la testosterona, la dihidrotestosterona, la LH y la FSH.
Para determinar si las concentraciones de testosterona son anormales, tanto en varones como en mujeres; en varones puede contribuir a explicar la dificultad de erección (disfunción eréctil), incapacidad de que la pareja se quede embarazada (infertilidad), o una pubertad prematura o retrasada; en el caso de las mujeres puede contribuir a explicar la aparición de características físicas masculinas (virilización), infertilidad o síndrome del ovario poliquístico.
En el caso de los hombres, cuando el médico sospecha de la existencia de infertilidad o ante la incapacidad de mantener una erección; en el caso de los chicos, ante una maduración sexual prematura o bien retrasada.
La testosterona es una hormona esteroidea (andrógeno) sintetizada por un tejido endocrino específico (células de Leydig) localizado en los testículos en los hombres. En ambos sexos, también se produce en las glándulas suprarrenales o adrenales. Esta prueba mide el nivel de testosterona en sangre.
En los varones la testosterona estimula el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios, como el aumento de tamaño del pene, la aparición del vello corporal y el desarrollo de la musculatura, y la presencia de una voz más grave. Se presenta, en varones, en grandes cantidades durante la pubertad y en la edad adulta para regular el deseo sexual y mantener la masa muscular. En las mujeres, la testosterona se convierte en estradiol, la principal hormona sexual femenina.
La producción de testosterona está estimulada y controlada por la LH (lutropina u hormona luteinizante), la cual se sintetiza en la glándula pituitaria. Los niveles de testosterona se regulan por un mecanismo de retroalimentación negativo: a medida que los niveles de testosterona aumentan, la producción de LH disminuye, y ello hace disminuir a su vez la producción de testosterona. Niveles disminuidos de testosterona ocasionan aumentos de LH, y esta a su vez, estimula la producción de testosterona. Los niveles máximos de testosterona se alcanzan durante la madrugada (entre las 4 y las 8), mientras que los niveles más bajos aparecen por la tarde (entre las 4 y las 8). Los niveles también aumentan después del ejercicio y disminuyen con la edad. Aproximadamente dos terceras partes de la testosterona circulan unidas a una proteína -la SHBG o globulina enlazante de hormonas tiroideas; un poco menos de una tercera parte de la testosterona circula unida a albúmina y un pequeño porcentaje (1-4 %) circula como testosterona libre.
En chicos con pubertad retrasada o con lentitud en el desarrollo puberal, la prueba se solicita normalmente junto con FSH y LH. Aunque existen diferencias entre los distintos individuos en cuanto al inicio de la pubertad, esta acontece en general alrededor de los 10 años. Entre los síntomas y signos de una pubertad retrasada se incluyen:
En los hombres, la determinación de testosterona puede solicitarse cuando se sospecha infertilidad o cuando el individuo presenta una disminución del apetito sexual o una disfunción eréctil. Algunos otros signos incluyen falta de barba y de vello corporal, disminución de la masa muscular y desarrollo de tejido mamario (ginecomastia). Niveles disminuidos de testosterona también se asocian a mayor presencia de grasa visceral, a resistencia insulínica y a mayor riesgo de enfermedad coronaria arterial.
En las mujeres, la determinación de testosterona puede realizarse cuando existen unas menstruaciones irregulares, o estas no existen (amenorrea), cuando existen dificultades para quedarse embarazada, o aparecen características masculinas, como vello en la cara y el cuerpo, un patrón de calvicie masculina y/o una voz muy grave. Las concentraciones de testosterona pueden aumentar debido a tumores que se desarrollan en los ovarios o en la glándula adrenal, así como a otros trastornos, como el síndrome del ovario poliquístico.
Varones:
La concentración de testosterona en varones presenta un rango de normalidad amplio y varía en función del grado de madurez y de la edad. En condiciones normales, las concentraciones de testosterona en hombres disminuyen a partir de la tercera década de la vida. La rapidez de esta disminución puede acentuarse en individuos obesos o en enfermos crónicos, así como con la toma de ciertos fármacos.
Niveles bajos de testosterona (hipogonadismo) pueden observarse en:
Niveles elevados de testosterona en varones pueden indicar:
Mujeres:
En mujeres, las concentraciones de testosterona suelen ser bajas. Niveles elevados pueden indicar:
¿Es directamente proporcional la cantidad de vello corporal a las concentraciones de testosterona?
Algunos estudios han demostrado que existe una relación proporcional entre la concentración de testosterona y la cantidad de vello corporal. El crecimiento del vello en respuesta a la testosterona es diferente en diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, en algunos hombres, la testosterona provoca el crecimiento del vello en el abdomen y la espalda, mientras que inhibe el crecimiento del vello en el cuero cabelludo, llevando a un patrón de calvicie masculino. La genética juega un papel muy importante en la expresión del enzima 5-alfa-reductasa, que convierte la testosterona a dihidrotestosterona -compuesto que altera el crecimiento del cabello- provocando una tendencia familiar a la calvicie. Existe un fármaco, la finasterida, que inhibe la acción de la 5-alfa-reductasa, y que en algunos varones, puede revertir el patrón de calvicie masculina.
¿Qué son la testosterona libre y la biodisponible?
La testosterona está presente en la sangre como testosterona "libre" (2-3%) o testosterona unida (cerca de un 98%). Esta última forma puede estar unida de manera laxa (38%) a la albúmina -principal proteína sérica- o a una proteína de unión específica (60%), SHBG (o globulina transportadora de esteroides sexuales). La unión de la testosterona a la albúmina no es muy resistente y es fácilmente reversible; el término testosterona biodisponible se refiere a la suma de la testosterona libre más la testosterona unida a albúmina.
Se ha sugerido que la testosterona biodisponible representa la fracción de testosterona circulante que entra a las células fácilmente y que mejor refleja la bioactividad de la testosterona, más que la simple medida de la testosterona total en el suero. Se pueden observar disminuciones de SHBG en la obesidad, el hipotiroidismo, el uso de andrógenos y el síndrome nefrítico. Se observan concentraciones elevadas de SHBG en la cirrosis, el hipertiroidismo y con el uso de estrógenos. En estas situaciones, la medida de la testosterona libre puede ser de mayor utilidad.
Para determinar si las concentraciones de testosterona son anormales, tanto en varones como en mujeres; en varones puede contribuir a explicar la dificultad de erección (disfunción eréctil), incapacidad de que la pareja se quede embarazada (infertilidad), o una pubertad prematura o retrasada; en el caso de las mujeres puede contribuir a explicar la aparición de características físicas masculinas (virilización), infertilidad o síndrome del ovario poliquístico.
Para detectar y contribuir al diagnóstico de enfermedad hepática o enfermedad renal; para evaluar el estado nutricional, especialmente en personas hospitalizadas.
Rutinariamente en la mayor parte de las analíticas; cuando el médico piensa en enfermedad hepática o renal; a veces cuando se ha perdido peso involuntariamente, cuando se presentan signos y/o síntomas de desnutrición o antes de intervenciones quirúrgicas.
La albúmina es una proteína sintetizada en el hígado. Representa alrededor del 60% de las proteínas en plasma y desempeña funciones muy importantes en el organismo. Evita que el fluido se escape de los vasos sanguíneos; nutre a los tejidos; y transporta hormonas, vitaminas, fármacos, e iones como el calcio por todo el organismo. La concentración sanguínea de albúmina refleja el estado de la función hepática y el estado nutricional.
La determinación de albúmina se puede solicitar habitualmente en las analíticas. Puede solicitarse junto con muchas otras pruebas cuando una persona presenta signos y/o síntomas de alteración hepática como ictericia, fatiga o pérdida de peso, o signos de síndrome nefrótico como hinchazón de las cuencas orbitarias, de las piernas o del abdomen.
Se puede solicitar la albúmina para evaluar el estado nutricional de un individuo. No obstante, las concentraciones de albúmina se alteran por otras causas además de la malnutrición.
El rango normal suele ser de 3.4 a 5.4 gramos por decilitro (g/dL).
Los rangos de los valores normales pueden variar ligeramente entre diferentes laboratorios. Algunos laboratorios usan diferentes medidas o pueden evaluar diferentes muestras.
Niveles bajos de albúmina indican la necesidad de realización de pruebas adicionales. Pueden reflejar un trastorno transitorio que se resuelva por sí mismo o bien pueden ser sugerentes de un trastorno agudo o crónico que requiera de intervención médica.
Una disminución de la concentración de albúmina puede sugerir enfermedad hepática. Para determinar exactamente el tipo de enfermedad que afecta al hígado se solicitan otras pruebas de función hepática. Sin embargo es posible que la disminución de los niveles de albúmina no sea marcada hasta que el trastorno hepático no esté bastante evolucionado. Por ejemplo, en personas con cirrosis la albúmina está disminuida, pero en otras enfermedades crónicas hepáticas es posible que los niveles se mantengan cercanos a lo que se considera normal.
Niveles bajos de albúmina pueden estar reflejando enfermedades en las cuales los riñones no pueden evitar la pérdida de albúmina desde la sangre hacia la orina. En estos casos, también puede medirse la cantidad de albúmina o proteínas en orina.
También pueden observarse niveles bajos de albúmina en la inflamación, en estados de malnutrición y en estados de shock. Asimismo, niveles disminuidos de albúmina pueden sugerir que el organismo no absorbe ni digiere correctamente las proteínas, como puede suceder en la enfermedad de Crohn o en la enfermedad celíaca, o bien que se pierde gran cantidad de proteínas por los intestinos.
¿Existe alguna población de riesgo que pueda presentar alteraciones en los niveles de albúmina?
Los individuos con enfermedad hepática crónica y alteraciones renales son quienes presentan mayor riesgo de tener niveles de albúmina alterados. Además, las personas cuyo tracto gastrointestinal no absorbe correctamente los nutrientes y las que presentan diarreas prolongadas pueden también presentar niveles de albúmina anómalos.
Para detectar y contribuir al diagnóstico de enfermedad hepática o enfermedad renal; para evaluar el estado nutricional, especialmente en personas hospitalizadas.
Para ayudar a evaluar si la concentración de la proteína enlazante de hormonas sexuales (SHBG) puede tener repercusiones sobre la cantidad de testosterona disponible para los tejidos del organismo.
Cuando las concentraciones de testosterona total parecen incompatibles con los signos clínicos, sugiriendo una deficiencia o exceso de producción de testosterona.
La prueba de la globulina fijadora de las hormonas sexuales (SHBG) mide la concentración de SHBG en sangre. La SHBG es una proteína sintetizada en el hígado. Se fija fuertemente a la testosterona, la dehidrotestosterona (DHT) y al estradiol (un estrógeno), y los transporta así a través de la sangre en una forma metabólicamente inactiva. La cantidad de SHBG en circulación está afectada por la edad y el sexo, por una síntesis aumentada o disminuida de testosterona o estrógenos, y puede alterarse por algunas enfermedades y condiciones como la enfermedad hepática, el hiper e hipotiroidismo, y la obesidad.
Alteraciones en la concentración de SHBG pueden, a su vez, alterar la cantidad de testosterona disponible para los tejidos del organismo. En condiciones normales, cerca del 40% al 60% de la testosterona está unida a SHBG, y la mayor parte del resto está unida de forma reversible y débil a la albúmina (principal proteína del plasma sanguíneo). Sólo cerca del 2% está disponible de forma inmediata para los tejidos en forma de testosterona libre.
La medida de la testosterona total no diferencia entre la testosterona libre y la unida; mide la cantidad total de testosterona. En muchos casos, esta medida es suficiente para evaluar una producción excesiva o deficiente de testosterona. No obstante, si un individuo presenta una concentración de SHBG anormal, la medida de la testosterona total puede no ser un reflejo exacto de la cantidad de testosterona disponible para los tejidos del organismo.
Actualmente, la prueba de SHBG no se realiza de forma habitual. En muchos casos, el médico obtiene suficiente información a partir de la testosterona total. La SHBG se solicita principalmente cuando los resultados de la testosterona total no concuerdan con la clínica del individuo, como una disminución del apetito sexual en hombres o presencia de hirsutismo en mujeres.
Cuando las concentraciones de SHBG aumentan por encima de lo esperado, existirá posiblemente menos testosterona libre disponible para los tejidos, en comparación a lo que indica la testosterona total. Si las concentraciones de SHBG están disminuidas, existirá mayor cantidad de testosterona biodisponible y no unida a SHBG. Esta información puede resultar de gran utilidad en la evaluación de una persona con signos y síntomas de exceso o déficit de producción de hormonas sexuales.
Se pueden observar aumentos de SHBG en:
Se observan disminuciones de los niveles de SHBG en:
¿Tiene otras utilidades la prueba de la SHBG?
Todavía no, sin embargo los investigadores están estudiando situaciones en las que se producen alteraciones en las concentraciones de testosterona y SHBG, para intentar buscar otras utilidades clínicas a la prueba.
¿Se puede hacer algo para modificar las concentraciones de SHBG?
No de forma directa, y además no existe ninguna razón para hacerlo. La SHBG es útil para evaluar el equilibrio hormonal de una persona. En algunos casos, se puede utilizar el tratamiento sustitutivo con testosterona y/o estrógenos para corregir una deficiencia hormonal. Actualmente, los investigadores están estudiando los beneficios y riesgos de la terapia sustitutiva con testosterona en hombres de edad avanzada (hombres con andropausia) y en mujeres postmenopáusicas (o con menopausia de causa quirúrgica). Todavía se tardará algún tiempo en establecer si este tratamiento es seguro, efectivo y útil para la clínica, y en qué momento debería de iniciarse.
Para ayudar a evaluar si la concentración de la proteína enlazante de hormonas sexuales (SHBG) puede tener repercusiones sobre la cantidad de testosterona disponible para los tejidos del organismo.
Para evaluar aspectos relacionados con la fertilidad, con la función de los órganos reproductores (ovarios, testículos) o con la función hipofisaria; para detectar la liberación del óvulo desde el ovario (ovulación).
En niños se realiza para detectar una pubertad precoz o tardía.
En mujeres, cuando existen dificultades para quedarse embarazada o alteraciones del ritmo menstrual; cuando se pretende realizar un control de la ovulación.
En varones, cuando la pareja no consigue quedarse embarazada; también cuando existe una disminución del número de espermatozoides, si se tiene poca masa muscular o disminución del deseo sexual.
También está indicado cuando el médico cree que puede existir una enfermedad hipofisaria o hipotalámica.
También puede ser útil en niños con pubertad tardía o precoz.
La hormona luteinizante (LH) es una hormona vinculada con la reproducción y con la estimulación de la liberación del óvulo desde el ovario en las mujeres y con la producción de testosterona en varones. Con esta prueba se miden los niveles de LH en sangre.
La LH se sintetiza en la hipófisis o glándula hipofisaria. La hipófisis es un órgano del tamaño de una uva, localizado en la base del cerebro. El control de su síntesis depende de un complejo sistema hormonal en el que intervienen el hipotálamo, la hipófisis y las hormonas producidas por las gónadas (ovarios y testículos).
Antes de la menopausia, se producen aumentos y disminuciones secuenciales específicas de varias hormonas durante cada ciclo menstrual. Durante el ciclo menstrual, la LH estimula la ovulación y la producción de otras hormonas como estradiol y progesterona.
El ciclo menstrual se divide en dos fases, la folicular y la luteínica; cada una de estas fases dura aproximadamente unos 14 días. Hacia el final de la fase folicular, se produce un pico de FSH y LH. La liberación del óvulo por el ovario (ovulación) ocurre justo después de este pico hormonal.
Durante la fase luteínica, la cavidad donde se localizaba el folículo ovárico se transforma en el cuerpo lúteo. La secreción de LH estimula la producción de progesterona por parte del cuerpo lúteo. A la vez que aumentan las concentraciones de estradiol y progesterona, se produce una disminución de las concentraciones de LH y FSH. Si no se produce fecundación del óvulo, las concentracions de estradiol y progesterona disminuyen; empieza la menstruación y al finalizar la misma, el ciclo se vuelve a iniciar.
Cuando se alcanza la menopausia, los ovarios dejan de funcionar; simultáneamente los niveles de FSH y LH aumentan.
En varones, la LH estimula las células de Leydig; éstas son las encargadas de producir testosterona en los testículos. Los niveles de LH son relativamente constantes en varones una vez alcanzada la pubertad. Unas concentraciones elevadas de testosterona suponen una retroalimentación negativa sobre la hipófisis y el hipotálamo, y con ello se consigue que disminuya la secreción de LH.
En niños, los niveles de LH aumentan de manera muy breve poco después de nacer, y posteriormente (6 meses en los niños y entre 1-2 años en las niñas) disminuyen hasta alcanzar concentraciones prácticamente indetectables. Alrededor de los 6-8 años de edad, los niveles de LH vuelven a aumentar (antes de la pubertad y del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios).
En adultos, la LH y la FSH se solicitan:
Durante la infancia y la adolescencia, la FSH y la LH pueden solicitarse cuando la pubertad no se presenta a la edad adecuada (ya sea precozmente o tardíamente). Los signos de pubertad son:
En mujeres
La LH y FSH pueden ayudar a diferenciar entre un fallo ovárico primario (mala función de los ovarios o alteración de su desarrollo) y secundario (fallo de los ovarios por una alteración hipotálamo-hipofisaria).
Aumentos de LH y FSH son indicativos de un fallo ovárico primario. Entre las causas del fallo ovárico primario destacan:
Alteraciones del desarrollo:
Fallos ováricos precoces debidos a:
Anovulación crónica (fallo en la ovulación) debida a:
En mujeres que desean quedarse embarazadas pueden realizarse múltiples medidas de LH para detectar el momento de la ovulación (pico de LH).
Cuando una mujer alcanza la menopausia y sus ovarios dejan de funcionar, la LH aumenta.
Niveles bajos de FSH y LH indican un fallo ovárico secundario debido a enfermedad hipofisaria o hipotalámica. Si desea más información, refiérase a trastornos hipofisarios.
En varones
Aumentos de LH indican un fallo testicular primario, que puede ser debido a defectos en el desarrollo testicular o a traumatismos testiculares, como se lista a continuación.
Alteraciones del desarrollo:
Insuficiencias testiculares:
Concentraciones bajas de LH son sugerentes de una insuficiencia testicular secundaria e indican alteraciones hipotalámicas o hipofisarias. Si desea más información, refiérase a trastornos hipofisarios.
Tanto en mujeres como en varones
El resultado de la prueba de la GnRH permite diferenciar entre una disfunción secundaria (insuficiencia hipofisaria) y terciaria (insuficiencia hipotalámica). Una vez se ha medido la concentración basal de LH, se administra una inyección de GnRH. Si se produce un aumento del nivel de LH, el resultado es indicativo de que la hipófisis responde a la GnRH; en tal caso debe sospecharse de algún trastorno que afecte al hipotálamo. Si los niveles de LH no aumentan después de la administración de GnRH, el resultado es indicativo de que la hipófisis no responde al estímulo, sugiriendo un trastorno hipofisario.
En niños
Encontrar LH y FSH elevadas, junto con unos caracteres sexuales secundarios, a una edad demasiado temprana deben hacer pensar en una pubertad precoz; esto es mucho más frecuente en niñas que en niños. Este desarrollo prematuro suele estar relacionado con problemas del sistema nervioso central y puede ser atribuible a distintas causas. Algunas de estas causas incluyen:
La presencia de LH y FSH normales en niños o niñas que ya presentan algunos cambios puberales indican una forma benigna de pubertad precoz (pseudopubertad). Los signos y síntomas suelen deberse a aumentos de la concentración de estrógenos o de testosterona. Podría ser debido a:
En la pubertad tardía, los niveles de LH y FSH pueden ser normales o inferiores a los esperados para un rango de edades determinado. Entre las causas de pubertad tardía se encuentran:
¿Qué pruebas pueden realizarse si existen dificultades para quedarse embarazada?
Las pruebas básicas en el estudio de la infertilidad a menudo incluyen LH y FSH. También se puede medir la temperatura corporal, que suele aumentar ligeramente durante la ovulación. Otras pruebas para el estudio de la infertilidad incluyen la determinación de otras hormonas, así como estudios postcoitales. Se puede pedir una histerosalpingografía (imagen de las trompas de Falopio) si se sospecha que puedan estar obstruidas. Es posible que se tenga que realizar un estudio del semen en el varón.
¿La determinación de la LH permite conocer si se ha poducido la ovulación?
A menudo la LH se emplea para predecir la ovulación (se detecta el pico preovulatorio). Sin embargo, la detección del pico no permite confirmar definitivamente que se ha producido la ovulación.
¿Por qué necesita un hombre realizarse pruebas para deteminar hormonas femeninas?
Los hombres también producen LH y FSH y éstas son importantes en la reproducción. La FSH estimula la producción de esperma en los testículos, igual que en las mujeres estimula la producción de óvulos en los ovarios. Si la testosterona es baja, puede ser útil medir los niveles de LH en el varón.
Para evaluar aspectos relacionados con la fertilidad, con la función de los órganos reproductores (ovarios, testículos) o con la función hipofisaria; para detectar la liberación del óvulo desde el ovario (ovulación).
En niños se realiza para detectar una pubertad precoz o tardía.
Para evaluar aspectos relacionados con la fertilidad, con la función de los órganos reproductores (ovarios, testículos) o con la función hipofisaria.
En mujeres, cuando existen dificultades para quedarse embarazada o alteraciones del ritmo menstrual.
En varones, cuando la pareja no consigue quedarse embarazada; también cuando existe una disminución del número de espermatozoides, si se tiene poca masa muscular o disminución del deseo sexual.
También está indicado cuando el médico cree que puede existir una enfermedad hipofisaria o hipotalámica.
También puede ser útil en niños con pubertad precoz o retrasada.
La hormona folículo estimulante (FSH) o folitropina es una hormona vinculada con la reproducción y con el desarrollo del óvulo en las mujeres y de los espermatozoides en los varones. Con esta prueba se miden los niveles de FSH en sangre.
La FSH se sintetiza en la hipófisis o glándula hipofisaria. La hipófisis es un órgano del tamaño de una uva, localizado en la base del cerebro. El control de su síntesis depende de un complejo sistema hormonal en el que intervienen el hipotálamo, la hipófisis y las hormonas producidas por las gónadas (ovarios y testículos). El hipotálamo libera GnRH (hormona liberadora de gonadotrofinas), que estimula a la hipófisis para que libere FSH y LH (hormona luteinizante o lutropina); la LH es una hormona íntimamente relacionada con la FSH e implicada en la reproducción.
En mujeres, la FSH estimula el crecimiento y maduración de los folículos ováricos durante la fase folicular del ciclo menstrual. Este ciclo se divide en dos fases, la folicular y la luteínica; cada una de estas fases dura aproximadamente unos 14 días. Durante la fase folicular, la FSH promueve el inicio de la producción de estradiol por el folículo, y las dos hormonas colaboran en el posterior desarrollo del óvulo. Hacia el final de la fase folicular, se produce un pico de FSH y LH. La liberación del óvulo por el ovario (ovulación) ocurre justo después de este pico hormonal. La inhibina, así como el estradiol y la progesterona contribuyen a regular la cantidad de FSH que se libera desde la hipófisis. Además, la FSH también facilita la capacidad del ovario para responder a la LH.
Cuando se alcanza la menopausia, los ovarios dejan de funcionar; simultáneamente la FSH y la LH aumentan.
En varones, la FSH estimula a los testículos para producir esperma maduro y también promueve la producción de las proteínas fijadoras de andrógenos. La concentración de FSH en los hombres es relativamente constante después de la pubertad.
En niños, la FSH se eleva brevemente después del nacimiento y posteriormente cae a un nivel muy bajo, alrededor de los 6 meses en los niños y de 1-2 años en las niñas. Las concentraciones aumentan antes de llegar a la pubertad y del desarrollo de los caracteres sexuales secundarios.
Los trastornos que afectan al hipotálamo, a la hipófisis y/o a los ovarios o testículos pueden ocasionar la producción de cantidades alteradas (insuficientes o en exceso) de FSH, resultando en una serie de situaciones como infertilidad, alteraciones de los ciclos menstruales, pubertad tardía o bien una pubertad precoz.
La FSH se solicita en mujeres que no consiguen quedarse embarazadas, o en las que tienen irregularidades (o ausencia) del ciclo menstrual.
La FSH puede solicitarse para confirmar que una mujer ha alcanzado la menopausia.
En varones, la FSH se solicita cuando su pareja no consigue quedarse embarazada, cuando el recuento espermático está disminuido o cuando la masa muscular es escasa o existe poco deseo sexual.
Además, la FSH se solicita tanto en varones como en mujeres cuando se sospecha algún trastorno hipofisario. Un trastorno hipofisario puede repercutir sobre la producción de muchas otras hormonas, y por lo tanto pueden aparecer signos y síntomas distintos de los citados anteriormente; entre ellos se incluyen fatiga, debilidad y pérdida de peso sin causa aparente, por citar algunos.
Durante la infancia y la adolescencia, la FSH y la LH pueden solicitarse cuando la pubertad no se presenta a la edad adecuada (ya sea precozmente o tardíamente). Los signos de pubertad son:
Los resultados de la determinación de FSH se interpretan característicamente junto con los de otras hormonas, como LH, estrógenos y/o testosterona.
En el contexto de una evaluación de una infertilidad, aumentos o disminuciones de FSH no son diagnósticos pero proporcionan información acerca de la posible causa. Por ejemplo, un desequilibrio hormonal puede repercutir sobre el ciclo hormonal y/o la ovulación. Si desea más información, refiérase a infertilidad.
En mujeres
Los niveles de FSH y LH pueden ayudar a diferenciar entre un fallo ovárico primario (mala función de los ovarios o alteración de su desarrollo) o secundario (fallo de los ovarios por una alteración hipotálamo-hipofisaria).
Aumentos de la concentración de LH y FSH son indicativos de un fallo ovárico primario. Como posibles causas de un fallo ovárico primario se encuentran:
Alteraciones del desarrollo:
Fallos ováricos precoces debidos a:
Anovulación crónica (fallo en la ovulación) debida a:
Cuando una mujer llega a la menopausia, sus ovarios dejan de funcionar y la FSH aumenta.
Niveles bajos de FSH y LH indican un fallo ovárico secundario debido a enfermedad hipofisaria o hipotalámica. Unos niveles bajos de FSH se asocian a mayor riesgo de cáncer de ovario.
En varones
Aumentos de FSH indican un fallo testicular primario, que puede ser debido a defectos en el desarrollo testicular o a traumatismos testiculares, como se lista a continuación.
Alteraciones del desarrollo:
Insuficiencias testiculares:
Concentraciones bajas de FSH son sugerentes de alteraciones hipotalámicas o hipofisarias. Si desea más información, refiérase a trastornos hipofisarios.
En niños
Encontrar LH y FSH elevadas, junto con unos caracteres sexuales secundarios, a una edad demasiado temprana deben hacer pensar en una pubertad precoz; esto es mucho más frecuente en niñas que en niños. Este desarrollo prematuro suele estar relacionado con problemas del sistema nervioso central y puede ser atribuible a distintas causas. Algunas de estas causas incluyen:
La presencia de LH y FSH normales en niños o niñas que ya presentan algunos cambios puberales indican una forma benigna de pubertad precoz (pseudopubertad). Los signos y síntomas suelen deberse a aumentos de la concentración de estrógenos o de testosterona. Podría ser debido a:
En la pubertad tardía, los niveles de LH y FSH pueden ser normales o inferiores a los esperados para un rango de edades determinado. Entre las causas de pubertad tardía se encuentran:
¿Qué pruebas pueden realizarse si existen dificultades para quedarse embarazada?
Las pruebas básicas en el estudio de la infertilidad a menudo incluyen FSH y LH. También se puede medir la temperatura corporal, que suele aumentar ligeramente durante la ovulación. Otras pruebas para el estudio de la infertilidad incluyen la determinación de otras hormonas, así como estudios postcoitales. Se puede pedir una histerosalpingografía (imagen de las trompas de Falopio) si se sospecha que puedan estar obstruidas. Es posible que se tenga que realizar un estudio del semen en el varón.
¿Por qué a una mujer se le puede medir varias veces la FSH y a los hombre sólo una?
En las mujeres las concentraciones de FSH oscilan de manera cíclica, presentando un pico cada mes. En los varones los niveles de FSH son mucho más estables.
¿Por qué un hombre necesita realizarse pruebas para deteminar hormonas femeninas?
Los hombres también producen FSH y LH, que son importantes en la reproducción. La FSH estimula la producción de esperma igual que en las mujeres estimula la producción de óvulos. Si la testosterona es baja, puede ser útil medir la LH.
Para evaluar aspectos relacionados con la fertilidad, con la función de los órganos reproductores (ovarios, testículos) o con la función hipofisaria.
En mujeres, para evaluar galactorrea (producción de leche cuando no existe embarazo) u otras secreciones por el pezón; cuando no se produce la menstruación y/o en casos de infertilidad. En varones, para evaluar disminuciones de la libido y/o en casos de disfunción eréctil. También se utiliza en la detección y monitorización de tumores hipofisarios productores de prolactina (prolactinomas).
Cuando aparecen signos y/o síntomas asociados a concentraciones elevadas de prolactina como galactorrea y/o alteraciones visuales y dolores de cabeza; como parte de una evaluación de infertilidad en hombres y mujeres, y para el seguimiento de concentraciones bajas de testosterona en hombres; para monitorizar si un prolactinoma puede estar recidivando.
La prolactina es una hormona sintetizada por la parte anterior de la glándula pituitaria, un órgano del tamaño de una uva que se localiza en la base del cerebro. Normalmente, las cantidades de prolactina en hombres y en mujeres no embarazadas son bajas. La principal función de esta hormona es la de favorecer la producción de leche materna. Esta prueba mide la cantidad de prolactina presente en sangre.
La secreción de prolactina está regulada e inhibida por una sustancia conocida como dopamina. Generalmente, las concentraciones de prolactina son elevadas durante el embarazo y justo después del parto. Durante el embarazo, la prolactina, los estrógenos y la progesterona estimulan la formación de leche en las mamas. Tras el parto, la prolactina ayuda a iniciar y mantener el suministro de leche materna. Si una mujer no da el pecho, sus concentraciones de prolactina disminuyen rápidamente hasta alcanzar nuevamente unas concentraciones bajas como las tenía previamente al embarazo. En caso de amamantar al bebé, la propia succión del bebé desarrolla un papel importante en la liberación de prolactina. Existe un mecanismo de retroalimentación entre la frecuencia con la que se amamanta al bebé, la cantidad de prolactina secretada por la hipófisis (pituitaria) y la cantidad de leche materna producida.
Además del embarazo, la causa más frecuente de concentraciones elevadas de prolactina es el prolactinoma, un tumor de la glándula pituitaria productor de prolactina. Los prolactinomas constituyen el tipo de tumor pituitario más frecuente y generalmente son benignos. Se desarrollan más frecuentemente en mujeres, aunque también pueden producirse en hombres. Los problemas asociados a ellos pueden derivarse por el tamaño y la localización del tumor y también por las consecuencias que conlleva un exceso de prolactina, como es la producción de leche en varones (raramente) o en mujeres no embarazadas o que no amamantan a sus hijos.
Si la parte anterior de la glándula pituitaria y/o el tumor aumentan significativamente de tamaño, se puede producir una presión sobre el nervio óptico, causando dolores de cabeza y alteraciones visuales; a su vez, puede interferir con el resto de hormonas que sintetiza la glándula pituitaria. En las mujeres, los prolactinomas pueden causar infertilidad e irregularidades en la menstruación. En los hombres, estos tumores pueden ser la causa de una pérdida gradual del deseo y de la función sexual. Si no se tratan, los prolactinomas pueden dañar los tejidos situados a su alrededor.
La determinación de las concentraciones de prolactina puede solicitarse cuando:
Cuando una persona tiene un prolactinoma, las concentraciones de prolactina pueden ser útiles para monitorizar la evolución del tumor y su respuesta al tratamiento. También pueden ser útiles, a intervalos regulares, para detectar la recurrencia (reaparición) de prolactinomas.
La determinación de prolactina puede solicitarse, junto con la de otras hormonas como la hormona del crecimiento, ante la sospecha de un trastorno hipofisario como el hipopituitarismo.
A veces pueden monitorizarse las concentraciones de prolactina cuando un individuo padece alguna enfermedad o está tomando alguna medicación que puede afectar a la producción de dopamina.
Generalmente, los hombres y las mujeres no embarazadas tienen pequeñas cantidades de prolactina en sangre. Sin embargo, la concentración de prolactina debe interpretarse teniendo en cuenta la hora a la que se ha realizado la extracción de sangre. Las concentraciones varían a lo largo de las 24 horas, aumentando durante las horas de sueño con un pico por la mañana. Idealmente, la extracción de la muestra debería realizarse aproximadamente dos horas después de despertarse.
Durante el embarazo y después del parto, mientras la madre amamanta al bebé, es normal que las concentraciones de prolactina estén elevadas (hiperprolactinemia).
También pueden observarse concentraciones altas de prolactina en:
¿Qué otras pruebas se pueden realizar para evaluar un aumento de prolactina?
Se pueden solicitar testosterona (las concentraciones normalmente serán bajas en los hombres que tengan niveles elevados de prolactina), FSH y LH (ayudan a evaluar la ovulación y la fertilidad), así como pruebas de imagen como una resonancia magnética cerebral (para detectar algún aumento de tamaño de la hipófisis e intentar localizar el tumor) y un examen óptico (para evaluar las alteraciones visuales).
¿Por qué el médico realiza pruebas de tiroides cuando se detecta un aumento de prolactina?
A menudo se observan concentraciones elevadas de prolactina en individuos con hipotiroidismo (aunque esta no sea la causa). En caso de tener hiperprolactinemia, probablemente el médico solicite pruebas para descartar un hipotiroidismo.
¿Cómo se tratan los prolactinomas?
Normalmente los prolactinomas se tratan con fármacos que actúan como la dopamina (como la bromocriptina o la cabergolina) para disminuir la producción de prolactina. El tratamiento puede reducir los niveles de prolactina y los síntomas, así como restablecer la fertilidad; sin embargo, la medicación debe tomarse durante varios meses o años. En el caso de que los prolactinomas sean grandes y/o no respondan al tratamiento es posible que sea necesario recurrir a la cirugía. Este tipo de cirugía es delicada y la debe realizar un cirujano con experiencia. En algunas ocasiones, a pesar de la medicación y/o cirugía, el prolactinoma reaparecerá.
En mujeres, para evaluar galactorrea (producción de leche cuando no existe embarazo) u otras secreciones por el pezón; cuando no se produce la menstruación y/o en casos de infertilidad. En varones, para evaluar disminuciones de la libido y/o en casos de disfunción eréctil. También se utiliza en la detección y monitorización de tumores hipofisarios productores de prolactina (prolactinomas).
El análisis es necesario realizarlo cuando deseemos evaluar diferentes patologías derivadas de un hiperandrogenismo o hipogonadismo.
Para la evaluación de un posible alteración de la testosteona ya sea en hombres o en mujeres.
La testosterona es el andrógeno circulante más potente. Es producido por los testículos en el hombre, por los ovarios en la mujer y por las glándulas suprarrenales. Los esteroides no conjugados se encuentran en sangre en su mayoría formando complejos con proteínas transportadoras.
La testosterona total se compone de tres fracciones: testosterona libre (3%), testosterona unida a la globulina transportadora de andrógenos y estrógenos (SHBG-GLAE, 30%) y testosterona unida a albúmina.
Aunque el papel preciso de la SHBG y otras proteínas transportadoras no es claro, muchas teorías proponen que la función de las proteínas es actuar como reservorio, modulando las fluctuaciones en la concentración de esteroides disponibles a la célula. Aproximadamente el 80% de la SHBG se encuentra no unida en las mujeres y más del 40% en los hombres. Los cambios en la concentración de SHBG afectan la cantidad de esteroide biodisponible al tejido.
En general podemos afirmar que un andrógeno se liga en mayor cantidad a la proteína transportadora cuanto mayor es su potencia biológica. Sin embargo, los andrógenos no sólo tienen capacidad de unirse a esta proteína. Una unión más lábil, menos específica y de menor cuantía se lleva a cabo con la albúmina y la transcortina. Si bien la unión con la albúmina es de baja afinidad, debido a la gran concentración de albúmina existente es de alta capacidad. De estas uniones resulta que sólo una mínima cantidad de testosterona circula libre.
Dado que SHBG-GLAE se modifica frente a ciertos medicamentos y enfermedades, la medición de testosterona libre refleja más exactamente que la total, los niveles de testosterona bioactiva.
La medición de testosterona total en ausencia del dosaje de SHBG dificulta la interpretación. Niveles de SHBG disminuidos con niveles normales o ligeramente elevados de testosterona total resultan en una amplia actividad androgénica.
Sólo la testosterona libre entra a la célula para ejercer su acción. En el citoplasma se reduce a dihidrotetosterona (DHT) y ésta se une al receptor de andrógenos.
En los hombres, los testículos producen la mayor parte de la testosterona en el cuerpo. Los niveles casi siempre se analizan para evaluar signos de testosterona anormal:
Pubertad precoz o tardía (en niños)
Impotencia, disfunción eréctil, bajo nivel de interés sexual, esterilidad, adelgazamiento de los huesos (en hombres)
En las mujeres, los ovarios producen la mayor parte de la testosterona. Las glándulas suprarrenales también pueden producir demasiada cantidad de otros andrógenos que se convierten en testosterona. Los niveles casi siempre se analizan para evaluar signos de niveles más altos de testosterona, como:
La tetosterona libre se altera en las siguientes situaciones:
Aumentado:
Hirsutismo, acné, poliquistosis ovárica, tumores ováricos virilizantes, adrenocorticales, extra-gonadales productores de gonadotrofinas; hiperplasia adrenal congénita, precocidad sexual idiopática en el varón, enfermedad trofoblástica en el embarazo, luteoma virilizante, feminización testicular, acné. Por disminución de la proteina transportadora (SHBG): (anticonvulsivantes, carbamacepina, dexametasona, fenitoína, glucocorticoides, danazol, insulina, IGF-1, progestágenos artificiales, tratamiento con testosterona exógena).
Disminuido:
Hipogonadismo primario y secundario, cirrosis hepática, síndrome de Down, uremia, distrofia miotónica, insuficiencia hepática, criptorquidia, hipopituitarismo, síndrome de Klinefelter, sepsis, acromegalia, Anorexia nerviosa, cirrosis alcohólica de Laennec, ginecomastia, quemaduras. Por aumento de SHBG (hiperestrogenismo, hipogonadismo primario masculino, hipertiroidismo, cirrosis hepática (en los hombres: efecto de feminización e hiperestrogenismo), carcinoma de próstata, anorexia nerviosa.
¿Es indispensable realizar la Testosterona libre?
No, muchas veces sólo es necesario realizar la testosterona total para diagnosticar alteraciones patológicas de la testosterona. Si que es conveniente el realiazrla para diagnósicar mejor algunas alteraciones de la fisiologñia de la testosterona.
El análisis es necesario realizarlo cuando deseemos evaluar diferentes patologías derivadas de un hiperandrogenismo o hipogonadismo.
Sabremos si existe algún desajuste hormonal importante y por lo tanto si debemos acudir al especialista para poder solucionar así el problema.
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