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Hoy en día la diabetes se esta conviertiendo en la enfermedad del siglo XXI. Nuestros hábitos saludables cada vez son menores, aumentando el sedentarismo y la comida rápida. Por ello enfermedades como la diabetes mellitus tipo 2 se ha visto en aumento los últimos años. Un seguimiento contínuo junto con un hábito alimenticio saludable aumentará nuestra calidad y esperanza de vida. Por ello en LABH4 hemos creado un perfil que controla tu azúcar, tus riñones y tu salud cardiovascular, tres puntos básicos en la diabetes.
La finalidad de las pruebas relacionadas con la diabetes es la de detectar hiperglicemia, detectar y diagnosticar estados de prediabetes y de diabetes, monitorizar y controlar los niveles de glucosa a lo largo del tiempo, y detectar y monitorizar las posibles complicaciones.
Las pruebas pueden emplearse:
El término diabetes se refiere a un conjunto de enfermedades ligadas a la incapacidad de un individuo para producir una cantidad suficiente de insulina o para responder adecuadamente a la insulina. Esta situación ocasiona la presencia de concentraciones elevadas de glucosa en sangre (hiperglicemia) y puede acarrear toda una serie de problemas de salud tanto agudos como crónicos, algunos de ellos graves.
Cribado y diagnóstico
La prueba de la hemoglobina glicada (HbA1c) se emplea en adultos para detectar y diagnosticar estados prediabéticos o una diabetes. La HbA1c se forma a consecuencia de la unión de la glucosa a la hemoglobina, en la sangre. A mayor cantidad de glucosa en sangre más cantidad de HbA1c se forma.
Sin embargo, HbA1c no debería emplearse para la detección de diabetes en los siguientes casos: diabetes
asociada fibrosis quística, diagnóstico de una diabetes gestacional, diagnóstico de diabetes
en niños y adolescentes, en personas que han sufrido sangrados recientemente o que han recibido transfusiones de sangre, en enfermedad renal crónica, en enfermedad hepáticacrónica o en caso de trastornos sanguíneos
como anemias por déficit de hierro o por déficit de vitamina B12, ni en portadores de variantes de la hemoglobina (por ejemplo, personas con talasemia o anemia falciforme). En estos casos, las determinaciones a emplear para establecer el diagnóstico de diabetes son la medida de la glucosa en ayunas y la prueba de tolerancia oral a la glucosa.
Por otra parte, para la medida de la A1c con finalidades de cribado o de diagnóstico, sólo deberían utilizarse métodos estandarizados (National Glycohemoglobin Standardization Program). Actualmente los sistemas conocidos como métodos a la cabecera del enfermo (point-of care testing), que pueden utilizarse en la misma consulta del médico, presentan demasiada variabilidad para ser empleados con finalidades diagnósticas, aunque sí son útiles para la monitorización del tratamiento (estilo de vida y fármacos).
Monitorización
La HbA1c se emplea para monitorizar los niveles de glucosa en sangre durante un intervalo de tiempo. El objetivo de las personas con diabetes consiste en poder mantener sus niveles de glucosa en sangre lo más cercanos posible a los esperados en una persona sana. Así, se minimizan complicaciones ocasionadas por concentraciones de glucosa persistentemente elevadas como daño progresivo sobre distintos órganos y tejidos, por ejemplo en riñones,
ojos, sistema cardiovascular y sistema nervioso. El resultado de A1c proporciona una idea de la cantidad de glucosa (valor promedio) en sangre en los últimos 2-3 meses. Este dato es importante para conocer si las medidas de control sobre la diabetes funcionan o deben reajustarse.
A1c se utiliza a menudo para enseñar a personas recién diagnosticadas de diabetes como estaban de aumentadas sus concentraciones de glucosa en sangre en los 2-3 meses previos. Es posible que se solicite la prueba regularmente hasta que se alcance un correcto control de la enfermedad, y posteriormente 2 veces al año para verificar que el control se mantiene de una manera adecuada.
Como parte de un control rutinario o si se tienen factores de riesgo o síntomas de diabetes; después del diagnóstico de una diabetes, unas 4 veces al año si no se alcanza el objetivo terapéutico o si se producen cambios en la medicación; unas 2 veces al año si se ha conseguido el objetivo terapéutico y se mantiene un correcto control glicémico.
La hemoglobina A1c, también conocida como A1c o hemoglobina glicada, es una molécula de hemoglobina a la que se ha unido una molécula de glucosa. La prueba evalúa los niveles de glucosa en sangre de los últimos 2-3 meses (como valor promedio) y se realiza midiendo el porcentaje de glicohemoglobina.
La hemoglobina es una proteína de las células de la serie roja de la sangre, o hematíes, encargada del transporte de oxígeno. Existen diferentes tipos de hemoglobina, algunos considerados como normales y otros considerados como variantes de la hemoglobina. La forma predominante que representa cerca del 95-98% del total de hemoglobina, es la hemoglobina A. La glucosa que circula por la sangre puede unirse espontáneamente a la hemoglobina.
Cuanto más elevada sea la concentración de glucosa en sangre, más hemoglobina glicada se formará. Una vez la glucosa se ha unido a la hemoglobina, permanece ligada a ella durante el período de tiempo en el que las células rojas pueden mantenerse vivas, normalmente unos 120 días. La forma predominante de hemoglobina glicada se conoce como A1c (o HbA1c). Se va produciendo así HbA1c diariamente que se va eliminando de la circulación sanguínea a medida que las células de la serie roja o hematíes van muriendo; éstas van sustituyéndose por células más jóvenes (con hemoglobina no-glicada).
Esta prueba se puede utilizar para detectar una diabetes o riesgo de desarrollarla. Las normas de atención médica promulgadas por la American Diabetes Association (ADA) establecen que puede diagnosticarse una diabetes en base a criterios de A1c o glucosa en sangre, mediante la medida de glucosa en ayunas o la medida de glucosa a los 120 minutos de una sobrecarga de 75 gramos de glucosa por vía oral.
La hemoglobina glicada se emplea para monitorizar el tratamiento de una persona diabética; A1c es útil para evaluar como se han ido controlando los individuos sus niveles de glucosa a lo largo del tiempo. Un valor de HbA1c inferior al 7% indica un correcto control de la glucosa en sangre y menor riesgo de que se desarrollen complicaciones propias de la diabetes.
Por otra parte, la American Diabetes Association (ADA) y la European Association for the Study of Diabetes (EASD) recomiendan que el control de la glucosa en sangre en la diabetes de tipo 2 se centre más en las características de cada individuo. Datos recientes demuestran que unos niveles bajos de glucosa en sangre (hipoglicemia) pueden ocasionar complicaciones. Así, personas con riesgo de presentar hipoglicemias graves, con enfermedades subyacentes, con complicaciones vasculares y con una limitada expectativa de vida no se beneficiarían necesariamente por tener unos niveles de HbA1c rigurosamente inferiores al 7%.
Cribado y diagnóstico
La hemoglobina glicada puede solicitarse en un chequeo rutinario o cuando se sospecha una diabetes por la presencia de signos y síntomas sugestivos de hiperglicemia como:
Aumento de la sensación de sed
Aumento de la necesidad de orinar
Aumento del apetito
Fatiga
Visión borrosa
Retraso de la cicatrización de heridas
También se puede solicitar la HbA1c en adultos con sobrepeso y con los siguientes factores de riesgo:
Inactividad física, sedentarismo
Familiar de primer grado con diabetes
Raza o etnia con elevado riesgo de desarrollar diabetes
Hipertensión
Alteración del perfil lipídico (colesterol HDL disminuido y/o aumento de triglicéridos)
Mujeres con síndrome del ovario poliquístico
Enfermedad cardiovascular
Otras condiciones clínicas asociadas a resistencia a la insulina
La American Diabetes Association (ADA) recomienda empezar a medir la HbA1c en personas con sobrepeso a los 45 años; si el resultado es normal, se recomienda repetir la prueba como mínimo cada 3 años, en función de los resultados y de los factores de riesgo.
Las personas con mayor riesgo de desarrollar diabetes (prediabetes) deberían realizarse la prueba con carácter anual.
Monitorización
En función del tipo de diabetes, de como se está llevando su control y de las recomendaciones del médico, la hemoglobina glicada debería medirse entre 2 y 4 veces al año. Si se alcanza un correcto control de la diabetes, la ADA recomienda la medida de HbA1c un mínimo de 2 veces al año. Si se acaba de establecer el diagnóstico de diabetes o si no se consigue alcanzar un correcto control glicémico, la prueba debería repetirse trimestralmente.
Con finalidades de cribado y diagnóstico, pueden obtenerse los siguientes resultados:
Con finalidades de monitorización, HbA1c se informa como porcentaje, y para la mayoría de personas diabéticas se recomienda mantenerla por debajo de 7%. El control de una diabetes será mejor cuanto más cercano al objetivo de tratamiento marcado por la ADA (HbA1c inferior al 7%) se mantenga el resultado de A1c en una persona diabética, siempre que no experimente un riesgo excesivo de desarrollar hipoglicemia. A medida que aumenta el porcentaje de A1c, aumenta también el riesgo de desarrollar complicaciones.
En la diabetes de tipo 2, el objetivo del tratamiento se centra más en el individuo y depende de factores como tiempo transcurrido desde el diagnóstico, presencia de otras enfermedades o complicaciones propias de la diabetes (por ejemplo, alteraciones en la visión, pérdida de la vista, daño renal), riesgo de complicaciones derivadas de hipoglicemia y expectativa de vida limitada.
Por ejemplo, una persona con enfermedad cardíaca que lleva años diagnosticada de una diabetes de tipo 2 y que no ha presentado complicaciones propias de la diabetes puede intentar mantenerse en unos niveles de A1c un poco superiores (entre 7.5% y 8%), si así lo ha indicado el médico. Contrariamente, en una persona diabética recién diagnosticada y con buena salud el porcentaje a alcanzar puede ser inferior (entre 6% y 6.5%), siempre y cuando la hipoglicemia no constituya un riesgo significativo.
En el informe de laboratorio se puede incluir el resultado de HbA1c expresado en unidades SI (mmol/mol) junto con una estimación de la glucosa promedio, que no es más que un cálculo a partir de la A1c.
El objetivo de proporcionar el valor promedio de glucosa es el de facilitar que el individuo relacione los niveles de A1c con los de la monitorización diaria de la glucosa y los de la medida de la glucosa en el laboratorio. La fórmula para estimar la glucosa promedio convierte el porcentaje de A1a unidades, mg/dL o bien mmol/L.
Debe tenerse presente que la estimación de la glucosa promedio proporciona una idea de los niveles de glucosa en sangre de los últimos dos meses, si bien no se corresponde exactamente con un resultado de glucosa puntual de un día. La ADA es partidaria de este cálculo y proporciona una fórmula para estimar la glucosa.
¿Por qué los resultados de A1c y de glucosa en sangre no son iguales?
Más allá de las diferentes unidades con las que se informan A1c y glucosa, la primera representa un promedio durante un período de tiempo mientras que el resultado de la glucosa refleja los niveles de glucosa en sangre en el momento en que se obtiene la muestra. Cada medida de glucosa en sangre puede ser distinta, ya que varía con los aumentos y disminuciones de la misma (por diversas causas). HbA1c indica que en general la glucosa se ha mantenido elevada (o no) en los meses previos al análisis. HbA1c no es tan sensible como la medida de glucosa en sangre. No obstante, si el control diario de la glucosa se mantiene estable (ya sea correcto o incorrecto), la A1c y la medida de la glucosa por el laboratorio reflejarán esta particularidad. Es importante recordar el desfase asociado a HbA1c: un correcto control de la glucosa en las últimas 2-3 semanas no se refleja en el resultado de A1c hasta al cabo de algunas semanas.
También debe tenerse en cuenta que la hemoglobina glicada y la glucosa son compuestos diferentes, a pesar de que están íntimamente relacionados. Ocasionalmente, en ciertas personas, HbA1c no refleja de manera fiable la glucosa promedio.
Cribado y diagnóstico
La prueba de la hemoglobina glicada (HbA1c) se emplea en adultos para detectar y diagnosticar estados prediabéticos o una diabetes. La HbA1c se forma a consecuencia de la unión de la glucosa a la hemoglobina, en la sangre. A mayor cantidad de glucosa en sangre más cantidad de HbA1c se forma.
Sin embargo, HbA1c no debería emplearse para la detección de diabetes en los siguientes casos: diabetes
asociada fibrosis quística, diagnóstico de una diabetes gestacional, diagnóstico de diabetes
en niños y adolescentes, en personas que han sufrido sangrados recientemente o que han recibido transfusiones de sangre, en enfermedad renal crónica, en enfermedad hepáticacrónica o en caso de trastornos sanguíneos
como anemias por déficit de hierro o por déficit de vitamina B12, ni en portadores de variantes de la hemoglobina (por ejemplo, personas con talasemia o anemia falciforme). En estos casos, las determinaciones a emplear para establecer el diagnóstico de diabetes son la medida de la glucosa en ayunas y la prueba de tolerancia oral a la glucosa.
Por otra parte, para la medida de la A1c con finalidades de cribado o de diagnóstico, sólo deberían utilizarse métodos estandarizados (National Glycohemoglobin Standardization Program). Actualmente los sistemas conocidos como métodos a la cabecera del enfermo (point-of care testing), que pueden utilizarse en la misma consulta del médico, presentan demasiada variabilidad para ser empleados con finalidades diagnósticas, aunque sí son útiles para la monitorización del tratamiento (estilo de vida y fármacos).
Monitorización
La HbA1c se emplea para monitorizar los niveles de glucosa en sangre durante un intervalo de tiempo. El objetivo de las personas con diabetes consiste en poder mantener sus niveles de glucosa en sangre lo más cercanos posible a los esperados en una persona sana. Así, se minimizan complicaciones ocasionadas por concentraciones de glucosa persistentemente elevadas como daño progresivo sobre distintos órganos y tejidos, por ejemplo en riñones,
ojos, sistema cardiovascular y sistema nervioso. El resultado de A1c proporciona una idea de la cantidad de glucosa (valor promedio) en sangre en los últimos 2-3 meses. Este dato es importante para conocer si las medidas de control sobre la diabetes funcionan o deben reajustarse.
A1c se utiliza a menudo para enseñar a personas recién diagnosticadas de diabetes como estaban de aumentadas sus concentraciones de glucosa en sangre en los 2-3 meses previos. Es posible que se solicite la prueba regularmente hasta que se alcance un correcto control de la enfermedad, y posteriormente 2 veces al año para verificar que el control se mantiene de una manera adecuada.
El riesgo cardíaco esta relacionado con la cantidad y el tipo de grasa que nos circula por la sangre , así una parte de esta la tenemos en forma de trigliceridos. Una alta cantidad de estos eleva la probabilidad de tener un fallo cardíaco, de forma que la valoración y el seguimiento de estos nos sirve de prevención.
Como parte de un perfil lipídico en un chequeo (como mínimo una vez entre los 9-11 años de edad y nuevamente entre los 17 y 21, y como mínimo cada 2 años en adultos); más frecuentemente cuando se tienen factores de riesgo cardíaco o si se sigue un tratamiento para intentar disminuir los niveles de triglicéridos.
Los triglicéridos son la forma en que la grasa se almacena en el organismo y constituyen la principal fuente de energía. Esta prueba determina la concentración de triglicéridos en la sangre.
La mayoría de los triglicéridos (TG) se encuentra en el tejido adiposo (tejido graso). Una cantidad menor de triglicéridos circula en la sangre para proporcionar energía para los músculos. Después de comer, cuando la grasa es transportada desde el intestino hasta el tejido adiposo para ser almacenada, pueden encontrarse niveles elevados de triglicéridos en la sangre. Entre las comidas, los triglicéridos se liberan desde el tejido adiposo para poderlos utilizar como fuente de energía para el organismo. Unas lipoproteínas conocidas como lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) son las moléculas encargadas de transportar la mayor parte de triglicéridos en la sangre.
Niveles elevados de triglicéridos en sangre se asocian a mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular (ECV). Algunos factores y ciertas enfermedades pueden contribuir a aumentar los niveles de triglicéridos en sangre y al riesgo de desarrollar ECV, como la falta de ejercicio físico, el sobrepeso, el consumo de tabaco y de un exceso de alcohol, la diabetes y la enfermedad renal.
Entre los factores de riesgo de enfermedad cardíaca se incluyen:
En los individuos diabéticos es especialmente importante realizar la determinación de triglicéridos ya que la concentración de triglicéridos aumenta significativamente cuando el azúcar en sangre no se controla adecuadamente.
En adultos sanos se recomienda la realización cada 2 años (junto con un perfil lipídico completo) para evaluar el riesgo de enfermedad cardíaca. En niños se recomienda la realización de un perfil lipídico como mínimo una vez entre los 9-11 años de edad; en la adolescencia se recomienda nuevamente entre los 17-21 años.
La prueba se solicita con mayor frecuencia en la monitorización del tratamiento en personas con niveles elevados de triglicéridos o si existen factores de riesgo cardíaco. Entre los factores de riesgo se incluyen antecedentes familiares de enfermedad cardíaca u otros problemas de salud como diabetes, hipertensión o sobrepeso. No suele determinarse aisladamente esta prueba ya que el riesgo de enfermedad cardíaca se basa también en los niveles de colesterol.
El resultado de la determinación de triglicéridos suele realizarse en el contexto de un perfil lipídico y se tendrán en cuenta los resultados del resto de pruebas incluidas en dicho perfil. El resultado obtenido se interpreta como se indica a continuación.
Adultos:
Deseable: inferior a 150 mg/dL (1.7 mmol/L)
Ligeramente elevado: de 150 a 199 mg/dL (1.7 - 2.2 mmol/L)
Elevado: de 200 a 499 mg/dL (2.3 - 5.6 mmol/L)
Muy alto: superior a 500 mg/dL (5.6 mmol/L)
Adultos jóvenes:
Aceptable: inferior a 115 mg/dL (1.30 mmol/L)
Ligeramente elevado: de 115 a 149 mg/dL (1.30 - 1.68 mmol/L)
Elevado: superior a 150 mg/dL (1.7 mmol/L)
Concentraciones elevadas de triglicéridos se asocian a mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca. La hipertrigliceridemia puede obedecer a distintas causas como:
¿Cuáles son los síntomas relacionados con una concentración elevada de triglicéridos?
Normalmente las personas con aumento de la concentración de triglicéridos en sangre no presentan síntomas y la única manera de saber que realmente las concentraciones están aumentadas es realizando la prueba en sangre. No obstante, en caso de que los triglicéridos se mantengan de manera persistente muy elevados (por encima de 1000 mg/dL o de 11.30 mmol/L), pueden presentarse crisis de pancreatitis agudas. Entre los signos y síntomas se incluirían dolor abdominal súbito e intenso, que empeora y se acompaña de fiebre, náuseas, vómitos y a veces ictericia.
¿Qué puedo hacer para bajar los triglicéridos?
En muchas personas, la elevada concentración de triglicéridos en sangre es causada principalmente por la obesidad y e menor medida por la diabetes, enfermedad renal o alcoholismo. En estos casos lo esencial es tratar la causa primaria. Si el aumento de la concentración de triglicéridos no se asocia a otros trastornos, lo habitual es que se asocie también a un aumento de la concentración de colesterol; en estos casos el tratamiento va enfocado a disminuir los niveles tanto de triglicéridos como de colesterol. La primera estrategia que debe emplearse para intentar disminuir los niveles consiste en realizar ejercicio físico y seguir una dieta saludable. En caso de que no sea suficiente, se prescriben fármacos para reducir los niveles de lípidos en sangre, como estatinas.
El riesgo cardíaco esta relacionado con la cantidad y el tipo de grasa que nos circula por la sangre , así una parte de esta la tenemos en forma de trigliceridos. Una alta cantidad de estos eleva la probabilidad de tener un fallo cardíaco, de forma que la valoración y el seguimiento de estos nos sirve de prevención.
El colesterol es utilizado para estimar el riesgo de desarrollar una enfermedad - enfermedad específicamente corazón. Debido a que el colesterol en sangre se ha asociado con el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis), enfermedades del corazón, y un mayor riesgo de muerte por ataques al corazón, la prueba de colesterol se considera una parte rutinaria de la atención sanitaria preventiva.
Los adultos deben realizarse un colesterol al menos 1 vez cada 3 años si sigue una dieta saludable y realiza ejercicio físico. Con mayor frecuencia si su alimentación no es buena , no realiza ejercicio habitualmente o existe algún miembro de su familia con colesterol alto. Por supuesto si está recibiendo tratamiento para el colesterol alto o tiene uno o más factores de riesgo de enfermedades del corazón. Los niños, adolescentes y adultos jóvenes deben realizarse un colesterol una vez entre las edades de 9 y 11 y luego otra vez entre las edades de 17 y 21 años.
El colesterol es una sustancia (un esteroide) que es esencial para la vida. Se forman con el las membranas de las células en todos los órganos y tejidos en el cuerpo. Se utiliza para producir hormonas que son esenciales para el desarrollo, el crecimiento y la reproducción. Forma ácidos biliares que son necesarios para absorber los nutrientes de los alimentos.
Una pequeña cantidad de colesterol circula en la sangre en partículas complejas llamadas lipoproteínas. Las partículas de HDL llamado colesterol bueno, transportan el colesterol en exceso para su eliminación y las partículas de LDL llamadas colesterol malo, depositan este en los tejidos y órganos. Es necesario siempre acopañar el colesterol total de las pruebas de colesterol bueno (HDL) y malo (LDL):
El seguimiento y el mantenimiento de niveles saludables de colesterol es importante para mantenerse saludable. El cuerpo produce el colesterol que necesita para funcionar correctamente, pero la fuente más grande de colesterol es la dieta. Si una persona tiene una predisposición hereditaria para los niveles altos de colesterol o come demasiado alimentos que son altos en colesterol, grasas saturadas y grasas insaturadas trans (grasas trans), entonces el nivel de colesterol en la sangre de esa persona pueda aumentar y tener un impacto negativo en su salud. El exceso de colesterol en la sangre puede ser depositado en las placas en las paredes de los vasos sanguíneos. Las placas pueden estrechar o eventualmente bloquear la apertura de los vasos sanguíneos, lo que conduce al endurecimiento de las arterias (aterosclerosis) y mayor riesgo de numerosos problemas de salud, incluyendo enfermedades del corazón y derrame cerebral.
Se recomienda pruebas de colesterol como prueba de cribado que se realiza en todos los adultos al menos una vez cada 3 años. Con frecuencia se realiza en conjunto con un examen físico de rutina. Por lo general, se pide en combinación con otras pruebas, incluyendo el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL), colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y triglicéridos - a menudo llamado un perfil de lípidos o lipídico.
El colesterol se prueba a intervalos más frecuentes (a menudo varias veces al año) en las personas que tienen prescrita una dieta , medicamentos para bajar su colesterol o tienen familiares con niveles altos. La prueba se utiliza para realizar un seguimiento para evaluar el éxito estas medidas en la reducción del colesterol a los niveles deseados y, a su vez disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón.
Los principales factores de riesgo a tener en cuenta para solicitar con asiduidad la prueba incluyen:
Los jóvenes que están en un mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón como adultos pueden requerir una periodicidad adicional. Algunos de los factores de riesgo son similares a las de los adultos e incluyen:
Para los adultos , en condiciones de rutina, donde se hacen las pruebas para la detección de riesgos, los resultados de la prueba se agrupan en tres categorías de riesgo:
Deseable : Un nivel de colesterol por debajo de 200 mg / dl (5,18 mmol / L) se considera deseable y refleja un bajo riesgo de enfermedades del corazón.
Límite alto : Un nivel de colesterol de 200 a 239 mg / dl (5.18 a 6.18 mmol / L) se considera que refleja un riesgo moderado. Probablemente es recomendable pedir un perfil lipídico para ver si el colesterol alto se debe a la cantidad de colesterol malo (LDL alto-C) o colesterol bueno (HDL-C alta). Dependiendo de los resultados del perfil lipídico (y cualquier otro factor de riesgo), se tomará una decisión acerca de si el tratamiento, incluyendo los cambios de estilo de vida, es necesario.
Alto riesgo : Un nivel de colesterol superior o igual a 240 mg / dl (6,22 mmol / L) se considera de alto riesgo. Es obligado pedir un perfil lipídico (así como otras pruebas) para tratar de determinar la causa del colesterol alto. Una vez que se conoce la causa, se prescribirá un tratamiento adecuado.
Para niños y adolescentes :
Aceptable: un nivel de colesterol por debajo de 170 mg / dl (4,40 mmol / L).
Límite:Un resultado de 170-199 mg / dl (4,40 a 5,16 mmol / L) .
Alto: Una lectura de colesterol total superior o igual a 200 mg / dl o (5,17 mmol / l).
Para los adultos jóvenes :
Aceptable: Un nivel de colesterol por debajo de 190 mg / dl (4,92 mmol / L).
Límite: Un resultado de 190 a 224 mg / dl (4,92 a 5,80 mmol / L).
Alto: A colesterol total mayor que o se considera igual a 225 mg / dl (5,82 mmol / L).
En un entorno de tratamiento, las pruebas se utiliza para ver como disminuye el colesterol como resultado del tratamiento. La meta para la cantidad de cambio o el valor final (objetivo) será fijada por el profesional de salud. El valor objetivo se basa generalmente en el LDL-C.
¿Qué causa el colesterol alto?
El colesterol alto puede ser el resultado de una enfermedad hereditaria o puede ser el resultado de una dieta alta en grasas saturadas. Para muchas personas, es causada por una combinación de ambos una dieta alta en colesterol, grasas saturadas y grasas trans y una tendencia hereditaria hacia el colesterol alto.
¿Qué tratamientos se recomiendan si mi nivel es demasiado alto?
El tratamiento preferido es la adopción de un estilo de vida saludable que le ayudará a reducir sus niveles, incluye ejercicio y una dieta que baja en colesterol, grasas saturadas y grasas trans. Una dieta baja en grasa por lo general ayuda a reducir el colesterol alrededor del 8%. Si la dieta y el ejercicio por sí solo no puede reducir el colesterol suficiente, los medicamentos se recomiendan a menudo y por lo general tienen como objetivo reducir los niveles de LDL-C en concreto. El fármaco de elección es diferente para diferentes personas, aunque los fármacos hipolipemiantes más comúnmente utilizados son las estatinas. Otros medicamentos que pueden recetarse incluyen los secuestrantes de ácidos biliares, niacina y fibratos.
¿Cuál es mi riesgo de un ataque al corazón si tengo el colesterol alto?
El colesterol alto aumenta el riesgo de un ataque al corazón. Cuanto mayor es el colesterol, mayor es el riesgo. Sin embargo, muchos otros factores que afectan el riesgo de un ataque al corazón, como el tabaquismo, la diabetes, la edad y la hipertensión arterial.
No he cambiado mi dieta o ejercicio patrón, pero mi colesterol ha subido desde la última vez que se puso a prueba. ¿Por qué?
Los niveles de colesterol fluctúan con el tiempo. El nivel de colesterol medido puede diferir hasta en un 10% a partir de un mes a otro. Se puede subir a veces o se puede bajar a veces. Estos cambios se llaman variación biológica y representan variabilidad normal inherente en el metabolismo humano.
El colesterol es utilizado para estimar el riesgo de desarrollar una enfermedad - enfermedad específicamente corazón. Debido a que el colesterol en sangre se ha asociado con el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis), enfermedades del corazón, y un mayor riesgo de muerte por ataques al corazón, la prueba de colesterol se considera una parte rutinaria de la atención sanitaria preventiva.
Para detectar precozmente un daño renal en personas con diabetes o con hipertensión principalmente.
Anualmente después de un diagnóstico de diabetes o de hipertensión.
La albúmina es una proteína sintetizada en el hígado. La prueba de la albúmina en orina detecta y mide la cantidad de albúmina en orina. La presencia de una pequeña cantidad de albúmina en orina constituye un indicador precoz de daño renal. Anteriormente, cuando se detectaban estas pequeñas cantidades de albúmina en orina se hablaba de "microalbúmina" a pesar de que este término es incorrecto; es posible que algunos profesionales sanitarios sigan empleando esta terminología inadecuada.
La medida de albúmina en orina es útil en el cribado de algunas enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión; ambas favorecen el desarollo de daño o enfermedad renal. Mediante esta prueba se pueden detectar bastantes años antes de que una lesión renal significativa se haga manifiesta, pequeñas cantidades de albúmina que se excretan hacia la orina por una alteración del mecanismo normal de control del riñón.
El plasma o parte líquida de la sangre, contiene muchas y diversas proteínas. Una de las funciones principales de los riñones es la de conservar las proteínas plasmáticas, es decir, evitar que se pierdan o se excreten en la orina junto con sustancias de desecho del organismo. Existen dos mecanismos que evitan el paso de las proteínas hacia la orina: 1) el glomérulo renal ejerce de barrera, permitiendo que las proteínas de mayor tamaño queden retenidas en la circulación sanguínea y 2) las proteínas de menor tamaño que sí pueden pasar a través del glomérulo se reabsorben prácticamente en su totalidad a nivel de los túbulos renales. Si desea más información acceda a este enlace.
Normalmente la proteinuria (presencia de proteínas en orina) aparece cuando existe una lesión de los glomérulos o de los túbulos renales. La inflamación o la presencia de cicatrices en los glomérulos favorecen la pérdida de proteínas hacia la orina. La lesión de los túbulos renales impide que las proteínas se reabsorban.
La albúmina es una proteína plasmática que se encuentra a elevadas concentraciones en sangre, de manera que cuando los riñones funcionan adecuadamente no se pierde prácticamente albúmina por la orina. Cuando existe una lesión o enfermedad renal, los riñones empiezan a perder su capacidad de retener la albúmina y otras proteínas. Esto puede observarse en enfermedades crónicas, como diabetes e hipertensión; el aumento de la cantidad de proteínas que se pierde refleja un aumento de la lesión o trastorno renal.
Una de las primeras proteínas que se detecta cuando existe daño renal es la albúmina. Las personas que presentan de manera persistente ciertas cantidades de albúmina en orina (albuminuria) presentan mayor riesgo de desarrollar insuficiencia renal y enfermedad cardiovascular.
La mayor parte de las veces se miden en la misma muestra de orina tanto albúmina como creatinina, y se establece posteriormente un cálculo entre ambas conocido como cociente albúmina/creatinina (ACR, por sus siglas en inglés). Este cálculo permite conocer con mayor exactitud la cantidad de albúmina que se pierde por orina. La concentración (o dilución) de la orina varía a lo largo del día, de manera que se excreta mayor o menor cantidad de líquido junto con los productos de desecho. Por este motivo la concentración de albúmina en orina puede también variar. La creatinina, un producto derivado del metabolismo muscular, suele excretarse en orina a una tasa constante y su nivel en orina constituye un indicador de la cantidad de líquido que se está excretando como orina. Esta particularidad de la creatinina permite establecer un factor de corrección cuando se recoge una muestra de orina aleatoria.
Se recomienda la medida de la albúmina en orina como mínimo una vez al año a todas las personas con diabetes y con edades comprendidas entre los 12 y los 70 años. Según la American Diabetes Association, las personas con diabetes de tipo 1 deberían realizarse la prueba con carácter anual, a partir del quinto año después del diagnóstico mientras que las personas con diabetes de tipo 2 deberían realizarse esta prueba desde el mismo momento del diagnóstico. En caso de detectarse albuminuria, deber repetirse el estudio para comprobar el resultado; en caso de obtener un resultado positivo en 2 o 3 ocasiones durante un período de 3-6 meses, se puede concluir que existe albuminuria y debería de iniciarse un tratamiento apropiado.
Unos niveles de albúmina moderadamente elevados en más de una ocasión indican que el individuo probablemente se encuentra en las fases iniciales de una enfermedad renal. Una concentración de albúmina en orina muy aumentada indica presencia de enfermedad renal más o menos severa. Unos niveles indetectables de albúmina en orina indican una correcta función renal.
Se pueden obtener resutados falsamente positivos en caso de que exista sangre en la orina (hematuria), en infecciones del tracto urinario, con el ejercicio físico intenso o si existe fiebre. La prueba debería repetirse al cabo de unos días cuando no coexistieran estas condiciones.
¿Cuál es la diferencia entre las pruebas que miden albúmina en suero o plasma, prealbúmina y albúmina en orina?
A pesar de que los nombres sean similares, la albúmina y la prealbúmina son moléculas totalmente distintas. Ambas son proteínas de síntesis hepática y ambas se han empleado históricamente para evaluar el estado nutricional. Actualmente la medida de albúmina en plasma o suero se utiliza mayoritariamente para evaluar las funciones renal y hepática. En orina, la prueba de la albúmina en orina (anteriormente conocida como microalbuminuria) permite detectar y medir la cantidad de albúmina en orina y constituye un indicador precoz de daño renal.
¿Se puede actuar de alguna manera para prevenir la aparición de albuminuria?
Sí, en caso de ser diabético es importante seguir las instrucciones proporcionadas para mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de unos límites adecuados. También es muy útil, para prevenir el daño renal, controlar la presión arterial y evitar que aumente. Son diversos los estudios en los que se ha demostrado que la albuminuria se puede revertir o evitar que empeore estableciendo unos correctos mecanismos de control de los nivels de glucosa en sangre y de la presión arterial.
¿Qué otras causas pueden justificar un aumento de las concentraciones de albúmina en orina?
La albuminuria no es específica de diabetes. Se asocia también a hipertensión arterial, a algunas alteraciones del metabolismo de los lípidos y a enfermedades autoinmunes graves. El ejercicio físico intenso, la presencia de sangre en orina, las infecciones del tracto urinario, la fiebre, la deshidratación y algunos fármacos pueden provocar que los resultados de la medida de albúmina en orina aumenten.
Para detectar precozmente un daño renal en personas con diabetes o con hipertensión principalmente.
Actualmente nuestro estilo de vida y dentro de este nuestra alimentación puede implicar en mediana edad a un aumento de la glucemia basal y a un diagnóstico de Diabetes tipo II que ha aumentado de forma drástica en los últimos años. Así una prueba sencilla y rápida anual sería recomendable a partir de una edad como seguimiento de nuestra salud.
La prueba se debería realizar como parte de un examen rutinario anual sobretodo en edades por encima de los 50 años para detectar a tiempo una posible diabetes tipo II. También se debe de hacer como cuando padezca algún síntoma sugestivo de hiper o hipoglucemia. En el embarazo es una prueba obligatoria (TEST DE O´SULLIVAN) para descartar una diabetes gestacional.
Esta prueba mide la cantidad de glucosa en sangre o en orina. La glucosa es un azúcar simple que constituye la fuente principal de energía para el organismo y la única fuente de energía para el cerebro y el sistema nervioso. Es muy importante garantizar el suministro constante de glucosa en previsión de su necesidad; además, la glucosa en sangre debe mantenerse a unos niveles relativamente constantes en la sangre.
Durante la digestión, frutas, vegetales, pan y otros hidratos de carbono son transformados a glucosa (y a algunos otros nutrientes), absorbidos por el intestino delgado, y distribuidos a través de la circulación hacia las distintas partes del organismo. La utilización de glucosa por el organismo depende de la disponibilidad de la insulina, una hormona producida por el páncreas. La insulina actúa controlando el transporte de glucosa al interior de las células del organismo, e informa al hígado de almacenar el exceso de glucosa en forma de glucógeno para un almacenamiento a corto plazo y/o en forma de triglicéridos en las células adiposas (grasa).
Normalmente los niveles de glucosa aumentan después de las comidas y tras la ingresión de la glucosa en las células baja entres 2 - 3 horas. Todo esto se produce de esta manera si el páncreas funciona correctamente segregando la cantidad de insulina necesaria. Si la cantidad de insulina no es la necesaria tendremos niveles altos de glucemia tras 2-3 horas.
La prueba de glucosa en sangre puede utilizarse para el cribado de la diabetes y de estados pre-diabéticos en individuos sanos asintomáticos, debido a que la diabetes es una enfermedad frecuente que se inicia con pocos síntomas. El cribado para la glucosa puede realizarse como formando parte de campañas de salud pública o como parte de los programas sanitarios de los distintos centros de trabajo. Es posible que también se solicite en el curso de un examen físico de rutina. El cribado reviste una especial importancia en individuos con elevado riesgo de desarrollar diabetes, como aquéllos con una historia familiar de diabetes, aquéllos con sobrepeso y aquéllos que ya sobrepasan los 40 ó 45 años de edad.
La prueba de glucosa también puede solicitarse para ayudar a diagnosticar diabetes cuando se presentan síntomas de hiperglicemia, como:
o síntomas de hipoglicemia, como:
También es recomendable la realización de la prueba en las siguientes situaciones, en las que la glucemia puede aumentar o disminuir:
Acromegalia
Estrés agudo (en respuesta a un traumatismo, a un infarto agudo de miocardio o a un accidente vascular cerebral, por ejemplo)
Insuficiencia renal crónica
Síndrome de Cushing
Comer en exceso
Hipertiroidismo
Cáncer de páncreas
Pancreatitis
Hipotiroidismo
Insulinomas
Ingesta de alcohol
Glucosa en ayunas:
De 70 a 110 mg/dl (3.9 - 6.16 mmol/L)- Tolerancia normal a la glucosa
De 110 - 120 mg/dl ( 6.16 - 6.72 mmol/L) - Alteración de la glucosa en ayunas
Mayor a 120 mg/dl (> 6.72 mmol/L) - Diabetes
Para el diagnóstico de la diabetes se necesita al menos 2 pruebas confirmatorias en días alternos.
Test de Tolerancia Oral de Glucosa ( TOG)
Obtención de la muestra 2 horas después de haber bebido 75g de glucosa.
Menos de 140 mg/dl (7.8mmol/L) - Tolerancia normal de glucosa
De 140 - 200 mg/dl (7.8 a 11.1 mmol/L) - Tolerancia alterada a la glucosa
Mayor a 200 mg/dl (11.1 mmol/L)- Diabetes.
¿Cómo se sabe si yo puedo tener una diabetes?
Existen 2 tipos de diabetes ; la primera es la diabetes tipo I la cual tiene una sintomatología muy clara en la cual se integran síntomas como la poliuria, polifagia ( muchas ganas de comer), polidipsia ( necesidad exagerada de beber ) y por supuesto la astenia. En esa la irrupción es muy rápida y fácilmente diagnosticable. Pero la Diabetes tipo II es una enfermedad silente que en la mayoría de los casos no cursa con ninguna sintomatología evidente y por ello hay que realizar pruebas anuales de screnning llegados a una determinada edad adulta.
¿Cuáles son los tratamientos habituales de la diabetes?
Para la diabetes de tipo 2, que es el tipo más común de diabetes, la pérdida de peso, seguir una dieta sana rica en fibra y pobre en carbohidratos, y practicar ejercicio físico con regularidad pueden ser suficientes para disminuir los niveles de glucosa en sangre. No obstante, a menudo para alcanzar unos niveles de glucosa deseables, se hace necesario tomar medicamentos por vía oral, con la finalidad de incrementar tanto la secreción de insulina por parte del organismo como la sensibilidad a la misma. En el caso de la diabetes de tipo 1 (y en aquellas diabetes de tipo 2 que no respondan suficientemente bien al tratamiento oral), se requiere de la inyección de insulina varias veces al día.
Actualmente nuestro estilo de vida y dentro de este nuestra alimentación puede implicar en mediana edad a un aumento de la glucemia basal y a un diagnóstico de Diabetes tipo II que ha aumentado de forma drástica en los últimos años. Así una prueba sencilla y rápida anual sería recomendable a partir de una edad como seguimiento de nuestra salud.
Con este Panel obtenemos información sobre el estado de la diabetes en relación al azúcar, a la función de los riñones que puede verse afectada por esta enfermedad endocrina y también valoramos cómo tenemos el perfil de grasas corporales, ya que se ven también afectadas por la diabetes.
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