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Seguro que habéis escuchado muchas veces que una alimentación vegetariana o vegana no cubre todo lo que necesitamos. ¡Pues se trata de un mito!
Las dietas vegetarianas bien planificadas son apropiadas para todas las etapas del ciclo vital, incluido el embarazo, la lactancia, la infancia, la niñez y la adolescencia, así como para los atletas.
Pero eso no significa que no tengamos que revisar y comprobar a través de los análisis de sangre que todo está correctamente. Como debemos hacer todos, independientemente de la dieta que llevemos.
Lo ideal es hacerse un control analítico 1 vez al año, si todos los resultados van saliendo bien.
La Asociación Dietética Americana afirma que las dietas vegetarianas convenientemente planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas y que pueden ser beneficiosas para la prevención y el tratamiento de algunas enfermedades como la diabetes tipo 2, ciertos tipos de cáncer, la hipertensión, la cardiopatía isquémica y la obesidad. Sin embargo, este tipo de dietas pueden ser deficitarias en ciertos nutrientes, por ello una buena planificación dietética y un control analítico son las claves para mantener una buena salud.
Para saber como se encuentran nuestros depósitos de hierro.
Cuando exista una situación de déficit o de exceso de hierro.
La ferritina es un proteína que contiene hierro y constituye la principal forma de almacenamiento de hierro en el interior de las células. La pequeña cantidad de ferritina que se libera en la sangre es un reflejo de la cantidad total de ferritina almacenada en el organismo. Esta prueba mide la cantidad de ferritina en sangre.
En individuos sanos, aproximadamente un 70% del hierro absorbido por el organismo se incorpora a la hemoglobina de los hematíes. La mayor parte del porcentaje restante se almacena como ferritina o como hemosiderina, complejo de hierro con proteínas y otros elementos. La ferritina y la hemosiderina se encuentran principalmente en el hígado y también en la médula ósea, bazo y músculos esqueléticos.
Cuando el hierro disponible es insuficiente para satisfacer las demandas del organismo, se consumen las reservas de hierro y los niveles de ferritina disminuyen. Esto puede suceder en casos de un aporte de hierro insuficiente, una absorción inadecuada o aumentos de las necesidades de hierro como sucede en el embarazo o por trastornos que comportan pérdidas crónicas de sangre. Las reservas de hierro pueden disminuir de manera significativa antes de que aparezcan signos o síntomas de un déficit de hierro.
Las resevas de hierro y los niveles de ferritina aumentan en caso de que el organismo absorba más hierro del necesario. Un aumento crónico de la absorción de hierro conducirá a la generación progresiva de compuestos derivados del hierro en tejidos y órganos, pudiendo incluso ocasionar insuficiencias o disfunciones orgánicas. Este es el caso de la hemocromatosis, un trastorno hereditario en el que el organismo absorbe demasiada cantidad de hierro, incluso siguiendo una dieta estrictamente normal.
La determinación de ferritina se solicita cuando en el hemograma se observa que la hemoglobina y el hematocrito están bajos, y los hematíes (células de la serie roja) son de pequeño volumen (microcitosis) y más pálidos de lo normal (hipocromía); todo ello es característico de una anemia por déficit de hierro, a pesar de que no se presente todavía sintomatología alguna.
Al principio, las deficiencias de hierro no suelen tener consecuencias físicas. Si la persona afectada está sana, los síntomas raramente aparecen antes de que la hemoglobina disminuya por debajo de un cierto nivel (100 g/L). Sin embargo, a medida que el estado deficitario progresa, los síntomas se van instaurando, por lo que el médico solicitará la medida de ferritina así como la de otras pruebas relacionadas con el metabolismo del hierro (estudio del hierro). Los signos y síntomas más frecuentes de una anemia por déficit de hierro incluyen:
Si las reservas de hierro siguen disminuyendo, puede aparecer dificultad al respirar, pitidos en los oídos (tinnitus), modorra e irritabilidad. En casos de anemia más severos puede aparecer dolor torácico, dolores de cabeza, dolores en las piernas, shock e incluso fallo cardíaco. En los niños puede ser que se observen dificultades relacionadas con el aprendizaje (cognitivas). Además de los síntomas generales de una anemia, existen algunos síntomas característicos de las anemias por déficit de hierro. Entre estos signos y síntomas se incluyen: pica (ansia de comer sustancias que no son alimentos, como por ejemplo tierra, cenizas, arcilla), sensación de quemazón en la lengua, llagas en las comisuras bucales y uñas en forma de cuchara.
También puede solicitarse la ferritina cuando se sospechan sobrecargas de hierro. En estos casos, los síntomas son más variables, empeoran con el tiempo y son debidos a la acumulación de hierro en sangre y tejidos del organismo; entre ellos se incluyen:
Para confirmar la presencia de una sobrecarga de hierro se solicitan otras pruebas relacionadas con el metabolismo del hierro así como una prueba genética específica de la hemocromatosis.
Se puede interpretar dependiendo de la cantidad de hierro y de la TIBC, incluyendo patologías desde un simple déficit de hierro hasta una hemocromatosis o una anemia hemolítica. De ahí la importancia de realizar pruebas complementarias que nos ayudan a llegar a un diagnóstico diferencial correcto.
Los niveles de ferritina están disminuidos en personas con déficit de hierro y elevados en personas con hemocromatosis o en personas que han recibido múltiples transfusiones de sangre.
La ferritina es un reactante de fase aguda y por este motivo puede estar elevada cuando existe inflamación, enfermedad hepática, infecciones crónicas, enfermedades autoinmunes y en algunos tipos de cáncer, aunque no se utiliza para monitorizar estas situaciones.
¿Cómo se explica que puedan existir niveles de hierro normales con niveles de ferritina disminuidos?
La anemia por déficit de hierro se instaura de manera gradual.Si el organismo no recibe el aporte de hierro necesario, se irán consumiendo las reservas de hierro de los tejidos (ferritina) y los niveles de ferritina en sangre empezarán a disminuir. Si no se corrige esta situación, las reservas se irán agotando ya que el hierro se seguirá utilizando para la producción de eritrocitos o hematíes. En las fases más iniciales de los estados deficitarios en hierro, las concentraciones de hierro pueden ser normales mientras que el hierro almacenado -y por lo tanto la ferritina- ya ha empezado a disminuir.
¿Si se toman alimentos con elevado contenido en hierro o suplementos férricos, aumentarán igualmente el hierro sérico y los niveles de ferritina?
Sí. El hierro en el organismo aumentará si se aumenta el aporte de hierro de la dieta. Si la cantidad de hierro de la que dispone el organismo es superior a la que se requiere, el organismo acumulará hierro en forma de ferritina.
¿Qué otras situaciones pueden repercutir sobre los niveles de ferritina?
Pueden observarse aumentos de los niveles de ferritina en hepatitis agudas, en infecciones y ante consumos abusivos de alcohol.
¿Cuándo está indicado tomar suplementos de hierro?
Característicamente, las personas que suelen necesitar suplementos de hierro son las mujeres embarazadas y las diagnosticadas de estados deficitarios en hierro. También puede ser necesario este suplemento en mujeres jóvenes con sangrados menstruales abundantes y en las que el aporte dietético de hierro es insuficiente. Por norma general, nadie debería de tomar suplementos de hierro sin consultarlo previamente con el médico ya que un aporte excesivo puede causar una sobrecarga crónica de hierro. Pueden darse intoxicaciones por sobredosis de comprimidos con hierro, especialmente en niños.
Para saber como se encuentran nuestros depósitos de hierro.
Para facilitar el diagnóstico de una anemia o de una neuropatía (lesión en un nervio); para evaluar el estado nutricional de una persona; para monitorizar la eficacia del tratamiento de los déficits de vitamina B12 o de folato.
Cuando en el hemograma los glóbulos rojos o hematíes están aumentados de tamaño (macrocitosis) o cuando existe una hipersegmentación de los neutrófilos; cuando existen signos y/o síntomas de anemia (debilidad, cansancio, palidez cutánea) y/o de neuropatía (sensación de quemazón o de hormigueo, espasmos oculares, pérdida de memoria, alteraciones del estado mental); cuando se está bajo tratamiento por un déficit de vitamina B12 o de folato.
La vitamina B12 y el folato forman parte del complejo de las vitaminas B. Estas pruebas miden la concentración de folato y vitamina B12 en suero o plasma (porción líquida de la sangre), esencialmente con la finalidad de detectar deficiencias de las mismas. También se puede determinar la cantidad de folato contenida dentro de los hematíes, donde suele ser más elevada que en el suero o plasma.
El folato se encuentra en las verduras de hojas verdes, en los cítricos, en las alubias, en los guisantes, en el hígado y en las levaduras. Normalmente se habla de ácido fólico cuando se está haciendo referencia a los suplementos añadidos a alimentos y bebidas. La vitamina B12 se encuentra en los productos de origen animal como la carne roja, el pescado, la carne de corral, los lácteos y los huevos; el organismo no es capaz de producirla. Últimamente, los cereales enriquecidos, el pan y otros derivados de cereales constituyen también fuentes importantes de vitamina B12 y folato (identificado como ácido fólico en la información nutricional del envase).
Tanto la vitamina B12 como el folato son imprescindibles para una formación normal de los hematíes, para una buena reparación celular y tisular y para la síntesis del ADN. La vitamina B12 también es esencial para la salud neuronal, y el folato es necesario para la división celular, como se ha observado en el feto durante el embarazo. Déficits de folato y de vitamina B12 pueden producir una anemia macrocítica, como la anemia megaloblástica que se caracteriza por una disminución de la producción de hematíes que por otra parte están aumentados de tamaño (conocidos como macrocitos). La anemia megaloblástica también puede acompañarse de alteraciones celulares en la médula ósea, disminución de leucocitos y de plaquetas.
Los déficits de vitamina B12 también pueden producir diferentes grados de neuropatías, lesiones en los nervios que pueden provocar hormigueo e insensibilidad en manos y pies. Los déficits de folato al principio del embarazo pueden hacer aumentar el riesgo de que el feto presente defectos del tubo neural, como espina bifida. Normalmente, las deficiencias de vitamina B12 y folato son de causa dietética, ya sea por un aporte insuficiente, por una absorción inadecauda o por un aumento de las necesidades como sucede durante el embarazo.
Actualmente muchos alimentos y bebidas están enriquecidos con estas vitaminas. El organismo es capaz de almacenar en el hígado cantidades de vitamina B12 suficientes para varios años; en el caso del folato las reservas son de aproximadamente 3 meses. Las carencias dietéticas de estas vitaminas no suelen causar síntomas hasta que se agotan las reservas. En personas vegetarianas estrictas y en sus hijos (si los amamantan) sí pueden ocasionalmente observarse déficits de vitamina B12.
La absorción de la vitamina B12 se subdivide en distintas etapas. La vitamina B12 se libera de los alimentos gracias al ácido del estómago; posteriormente, en el intestino delgado, la vitamina B12 se une al factor intrínseco (FI), una proteína producida por las células parietales del estómago. Este complejo FI-B12 se absorbe en el intestino delgado donde se fija a proteínas transportadoras (transcobalaminas) que permiten su paso hacia la circulación sanguínea. Cualquier trastorno o enfermedad que interfiera en estas etapas, impedirá la correcta absorción de vitamina B12.
Las deficiencias de vitamina B12 y folato atribuibles a un aumento de las necesidades se pueden observar en varias circunstancias. Durante el embarazo, lactancia, infancia, anemias hemolíticas crónicas y cánceres existe un aumento de la demanda de folato. Actualmente se prescriben a todas las embarazadas suplementos de folato para asegurar que el desarrollo fetal será normal.
La vitamina B12 y el folato se solicitan cuando en un hemograma los hematíes aparecen aumentados de tamaño. Este aumento de tamaño de los hematíes queda reflejado en los índices eritrocitarios, concretamente en el VCM (volumen corpuscular medio).
Cuando una persona, especialmente si es mayor, presenta trastornos de comportamiento o mentales como irritabilidad, confusión, depresión y/o paranoia, la vitamina B12 y el folato facilitan el diagnóstico de la causa subyacente. También se pueden solicitar cuando una persona presenta síntomas que sugieren déficits de vitamina B12 o folato tales como cansancio, debilidad, mareos y lesiones o irritación en la boca o en la lengua.
Cuando un individuo presenta síntomas de lesión nerviosa, como hormigueo, quemazón o insensibilidad en manos, brazos, piernas y/o pies, se puede solicitar una determinación de vitamina B12 para determinar la causa de los síntomas.
La vitamina B12 y el folato se pueden solicitar como parte de un chequeo del estado nutricional cuando una persona presenta síntomas de malnutrición o de malabsorción. Cuando un lactante presenta déficits de vitamina B12 o de folato, se deben realizar estas determinaciones también a la madre para ver si es ella la que padece el déficit que les está afectando a ambos.
En personas en tratamiento con vitamina B12 o folato, se hacen determinaciones de manera ocasional para monitorizar la eficacia del tratamiento. En personas con deficiencias nutricionales, estas determinaciones sirven para el seguimiento del paciente. En personas con trastornos que provocan un déficit crónico, la solicitud de estas pruebas forma parte de un plan de tratamiento a largo plazo.
Las pruebas de determinación de vitamina B12 y folato proporcionan una instantánea de sus niveles en sangre. Unos valores normales indican que los síntomas del individuo son probablemente atribuibles a otra causa, o quizás que las reservas de vitamina B12 y/o folato todavía no se han agotado. A veces, si a pesar de hallar una vitamina B12 normal se sigue sospechando un déficit de B12, el médico solicita la determinación de ácido metilmalónico (AMM) ya que constituye un marcador precoz de déficit de vitamina B12.
Si una persona tiene síntomas, unos niveles disminuidos de vitamina B12 y/o folato indican la presencia de una deficiencia, a pesar de no reflejar necesariamente la severidad de la anemia o de la neuropatía asociadas; será necesario solicitar otras pruebas para hallar la causa. Entre las causas de disminución de los niveles de vitamina B12 y/o folato se encuentran:
Es poco habitual hallar niveles elevados de B12 y no suele tener interés su monitorización. A veces se observan asociados a diabetes, insuficiencia cardíaca, obesidad, SIDA, enfermedad hepática grave o en trastornos mieloproloferativos crónicos y cáncer.
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Para facilitar el diagnóstico de una anemia o de una neuropatía (lesión en un nervio); para evaluar el estado nutricional de una persona; para monitorizar la eficacia del tratamiento de los déficits de vitamina B12 o de folato.
El hemograma se emplea como prueba de cribado muy general para determinar el estado de salud de las personas. Algunos de sus usos se describen a continuación:
En un hemograma se evalúan los tres grandes tipos de células que circulan por la sangre:
Para determinar el estado general de salud; para detectar, diagnosticar o monitorizar una gran variedad de enfermedades que pueden afectar a las células de la sangre, como la anemia, infecciones, inflamaciones, trastornos hemorrágicos o cáncer.
El hemograma es una prueba en la que se evalúa el estado de las células de la sangre; estas se dividen en tres grandes tipos que circulan suspendidos en un fluido conocido como plasma. Los tipos celulares son: hematíes (o eritrocitos o glóbulos rojos), leucocitos (o glóbulos blancos) y plaquetas. Todas estas células se producen y maduran principalmente en la médula ósea, y normalmente, se liberan hacia la sangre a medida que se van necesitando.
El hemograma se realiza con un instrumento que proporciona un recuento automatizado de las células de la sangre y suministra otros varios parámetros que indican las características de las células. Un hemograma estándar incluye:
Anormalidades importantes en alguno o varios de los tipos celulares son indicativas de una variedad de trastornos y se deberá solicitar oras pruebas adicionales para conocer su causa. A menudo es necesaria una observación de una extensión de sangre al microscopio. El especialista de laboratorio mira la extensión teñida al microscopio y puede valorar las características de las células, como tamaño, forma y color. Cualquier información adicional se añade a la proporcionada por el analizador automático, y los hallazgos se informan al médico solicitante.
Los tres tipos de células de la sangre evaluadas incluyen:
Leucocitos
Existen cinco tipos diferentes de leucocitos necesarios para mantener una buena salud y necesarios para combatir infecciones y otras enfermedades. Son los neutrófilos, linfocitos, basófilos, eosinófilos y monocitos, y están presentes en la sangre en porcentajes relativamente estables. Las proporciones pueden aumentar o disminuir dependiendo de lo que esté ocurriendo en nuestro organismo en un momento dado. Por ejemplo, una infección puede hacer aumentar el número de neutrófilos para combatir y erradicar infecciones bacterianas. En las alergias puede haber un incremento en el número de eosinófilos. En infecciones víricas puede aumentar el número de linfocitos. Y en ciertas enfermedades, como en las leucemias, algunas células de la serie blanca o leucocitarias (inmaduras y anómalas) se multiplican rápidamente, haciendo aumentar el número de leucocitos.
Hematíes
Los hematíes (o eritrocitos) se producen en la médula ósea y se liberan hacia la sangre a medida que van madurando. Contienen hemoglobina, que es una proteína que transporta el oxígeno por todo el organismo. Los hematíes tienen una vida de 120 días; la médula ósea está contínuamente produciendo hematíes para ir reemplazando los que van muriendo o los que se pierden por sangrados. Además de los sangrados, son varios los trastornos que pueden repercutir sobre la producción de nuevos hematíes o sobre su tiempo de vida.
En el hemograma se evalúa el número de hematíes, la cantidad de hemoglobina, la proporción de la sangre representada por los hematíes (hematocrito) y si el conjunto de hematíes parece normal. Todos los eritrocitos tienen habitualmente una forma y tamaño muy similares. Sin embargo pueden observarse variaciones en las deficiencias de vitamina B12 y folato (ácido fólico), en la deficiencia de hierro y en una gran variedad de trastornos. Si no hay suficientes eritrocitos normales o si la cantidad de hemoglobina es inferior a un valor determinado, se dice que existe anemia y el individuo puede tener síntomas como fatiga y debilidad. Con menor frecuencia, puede observarse un exceso de hematíes o eritrocitos en la sangre (eritrocitosis o policitemia), que en casos extremos, puede interferir en el flujo de la sangre en venas y arterias de pequeño calibre.
Plaquetas
Las plaquetas o trombocitos son unos fragmentos celulares particulares que juegan un papel muy importante en la coagulación sanguínea. Si una persona no tiene suficientes plaquetas corre un mayor riesgo de sufrir hematomas y sangrar en exceso. Un exceso de plaquetas puede favorecer la formación de coágulos de manera inapropiada. Si las plaquetas no funcionan adecuadamente se pueden producir sangrados. En el hemograma se mide el número y el tamaño de las plaquetas presentes en la muestra de sangre.
El hemograma es una prueba muy común. Se solicita habitualmente para conocer el estado de salud de un individuo. Si se está sano y se tiene las diferentes poblaciones celulares dentro de los valores de referencia, no se requerirá otro hemograma hasta que se produzca un cambio en el estado de salud o hasta que el médico lo crea conveniente.
El hemograma se solicita cuando un individuo tiene signos o síntomas sugestivos de afectación de las células de la sangre. Si existe fatiga, debilidad, infección, inflamación, presencia de hematomas o sangrado, el médico puede solicitar un hemograma para intentar hallar la causa de la afectación y determinar su severidad.
El médico puede solicitar periódicamente un hemograma para el seguimiento de diversas condiciones y tratamientos.
Algunos tratamientos, como la quimioterapia, pueden afectar a la producción de células en la médula ósea. Algunos medicamentos pueden hacer disminuir el recuento de leucocitos.
El hemograma incluye:
Son muchas las situaciones y enfermedades que pueden hacer aumentar o disminuir los parámetros del hemograma; algunas de ellas pueden requerir tratamiento mientras que otras se resuelven espontáneamente.
Los resultados del hemograma se ven afectados por trasfusiones de sangre, si se han realizado poco tiempo antes del análisis.
Los valores de referencia del hemograma son distintos en bebés y en niños, respecto a los del adulto. El médico interpretará los resultados teniendo en cuenta los valores de referencia que proporcionan los laboratorios en función de cada grupo de edad.
¿Qué otras pruebas se solicitan cuando el hemograma está alterado?
Depende de los resultados, de la sospecha clínica, los antecedentes médicos y los hallazgos de la exploración física. Es posible que se tenga que realizar una extensión de sangre, y solicitar varias pruebas para evaluar la función de órganos (electrolitos, glucosa, urea, creatinina, perfil hepático, etc.). Pueden además añadirse algunas otras pruebas:
Si la alteración afecta a leucocitos puede realizarse un cultivo (hemocultivo, urinocultivo, cultivo de esputo), un frotis faringoamigdalar (faringoamigdalitis) o pruebas específicas para virus como mononucleosis o virus de Epstein-Barr. La proteína C reactiva y la velocidad de sedimentación globular pueden ser útiles para detectar inflamación.
Si están alterados los resultados de los hematíes, se solicita un recuento de reticulocitos, hierro sérico y estudios relacionados con el metabolismo del hierro, vitamina B12 y folato, G6PDH, o evaluación de hemoglobinopatías.
Si el recuento de plaquetas está alterado se solicitan pruebas de función plaquetaria u otras pruebas para descartar trastornos hemorrágicos o estados de hipercoagulabilidad sanguínea como tiempo de protrombina (TP), tiempo de tromboplastina parcial (TTP), factores de la coagulación o factor von Willebrand.
En caso de sospecha de enfermedades graves como leucemia, trastornos mieloproliferativos o algún otro trastorno de la médula ósea, se realiza una biopsia de médula ósea. También pueden ser necesarias otras muchas pruebas; el médico sabrá las que están más indicadas en cada caso.
El hemograma se emplea como prueba de cribado muy general para determinar el estado de salud de las personas. Algunos de sus usos se describen a continuación:
En un hemograma se evalúan los tres grandes tipos de células que circulan por la sangre:
Para conocer si la concentración de hierro en el organismo es la adecuada.
Cuando exista o pueda existir déficit o un exceso de hierro.
El hierro es un elemento esencial para el organismo. Esta prueba determina la cantidad de hierro en la parte líquida de la sangre.
El hierro es un elemento indispensable, proporcionado por la dieta y absorbido y transportado hacia todo el organismo por la transferrina, una proteína producida en el hígado. El hierro es necesario para la síntesis de las células de la serie roja (glóbulos rojos, hematíes o eritrocitos). Constituye un elemento esencial de la hemoglobina, que es la proteína de los hematíes que permite transportar el oxígeno por todo el organismo. Además, el hierro participa en la composición de ciertas proteínas, entre las que se incluyen la mioglobina y ciertos enzimas.
Normalmente, cerca del 70% del hierro absorbido se incorpora a la hemoglobina de los hematíes. La mayor parte del hierro restante se almacena en los tejidos en forma de ferritina o de hemosiderina. Si el aporte de hierro de la dieta es insuficiente, los niveles en sangre pueden disminuir, y en consecuencia también pueden ir disminuyendo las reservas del organismo. Si esta situación se mantiene, es posible que se desarrolle una anemia ferropénica (por déficit de hierro). Por otra parte, una absorción excesiva de hierro puede hacer que éste se acumule progresivamente, llegando a producir lesión tisular en órganos como hígado, corazón y páncreas.
La prueba del hierro sérico mide la cantidad de hierro que circula por el organismo y representa el hierro unido a transferrina. La cantidad de hierro en la sangre varía a lo largo del día y también de un día a otro. Por este motivo suele medirse el hierro sérico junto con otras pruebas del metabolismo férrico, como la capacidad total de fijación del hierro y transferrina (TIBC), a partir de la cual se calcula la saturación de transferrina. La saturación de transferrina refleja la cantidad de hierro transportado en la sangre y la capacidad de la transferrina para transportar más hierro. La combinación de distintas pruebas del metabolismo férrico proporciona una medida más fiable que el hierro sérico de un déficit de hierro o de un exceso del mismo.
Generalmente las pruebas que evalúan el hierro no se solicitan de forma rutinaria. Sí se solicitan si el hemograma, la hemoglobina o el hematocrito aparecen alterados. También pueden solicitarse si se sospecha la existencia de un déficit o un exceso de hierro.
Al principio y en sus etapas más iniciales, un déficit de hierro no produce ninguna sintomatología ni representa ningún riesgo. Si la persona está sana, es raro que aparezcan síntomas antes de que los niveles de hemoglobina disminuyan por debajo de un cierto valor (cercano a 100 g/L). Si las reservas de hierro continúan disminuyendo y se empieza a desarrollar una anemia, pueden aparecer signos y síntomas como:
Si la anemia por falta de hierro es severa, también puede existir dificultad para respirar, dolor torácico y dolores en las piernas. En niños pueden existir dificultades para el aprendizaje. Además de los síntomas propios de la anemia, existen otros signos y síntomas característicos de un déficit de hierro, entre los que se incluyen: pica (apetencia por sustancias como el regaliz, la tiza, tierra o barro), sensación de quemazón en la lengua, pérdida del relieve normal de la lengua, llagas en las comisuras bucales y uñas en forma de cuchara (manos y pies).
El estudio del hierro sérico y de otras pruebas relacionadas con el metabolismo férrico pueden solicitarse cuando se sospecha una sobrecarga de este elemento (hemocromatosis). Los síntomas de un exceso de hierro varían en función de la persona y tienden a empeorar con el paso del tiempo. Son debidos a la acumulación de hierro y pueden ser similares a los observados en otros trastornos. Entre ellos se incluyen:
Si se piensa que un niño ha ingerido comprimidos de hierro, se solicita el hierro sérico para detectar si realmente ha sido así y establecer la gravedad de la intoxicación. También puede solicitarse el hierro sérico periódicamente durante el tratamiento de los déficits o de las sobrecargas de hierro, para evaluar la eficacia del tratamiento.
Normalmente, los niveles de hierro sérico se interpretan junto con otras pruebas relacionadas con el metabolismo férrico. En la tabla siguiente se resumen algunas de las pruebas relacionadas con el metabolismo férrico y cómo se afectan por distintos trastornos.
Una concentración de hierro baja generalmente es debida a un déficit de hierro, en especial si la transferrina o la TIBC están elevadas. En las enfermedades crónicas, el déficit de hierro se asocia a valores bajos de transferrina y TIBC. El déficit de hierro suele deberse a sangrados importantes o a pérdidas pequeñas aunque mantenidas en el tiempo. No obstante, también puede deberse a un aumento de las necesidades (embarazo), necesidades propias de ciertas etapas del desarrollo (niños), aporte insuficiente y problemas en su absorción (enfermedad intestinal o que afecte al estómago).
Pueden observarse concentraciones elevadas de hierro en personas que hayan recibido múltiples transfusiones de sangre, en administraciones de hierro por vía intramuscular, en la intoxicación por plomo, enfermedades hepáticas, o enfermedades renales; también pueden ser de causa genética (hemocromatosis).
¿Son lo mismo el déficit de hierro y la anemia?
Un déficit de hierro significa que existe una disminución de las reservas de hierro del organismo, mientras que la anemia por déficit de hierro ya indica que el número de eritrocitos y/o la cantidad de hemoglobina ya han disminuido. Normalmente son necesarias varias semanas para que la concentración de hemoglobina y la producción de hematíes disminuyan a consecuencia de la disminución de las reservas de hierro. Al principio, en un déficit de hierro existen muy pocos síntomas, pero si la situación empeora, la hemoglobina y el recuento de hematíes disminuirán, apareciendo también debilidad, palidez y fatiga.
¿Qué alimentos se pueden tomar para aumentar el aporte de hierro de la dieta?
La forma de hierro más fácilmente asimilable por el organismo es la que está contenida en carnes y huevos. Otros alimentos ricos en hierro son: vegetales de hoja verde (espinacas, berza y col rizada), germen de trigo, cereales integrales y sus derivados, pasas y melaza.
¿Quién puede necesitar suplementos de hierro?
Típicamente, las embarazadas y las personas con déficits de hierro documentados. No es aconsejable tomar suplementos de hierro si no lo indica el médico, ya que un exceso puede ser perjudicial al acumularse. Una sobredosis de comprimidos de hierro puede ser tóxica, especialmente en niños.
¿La anemia por déficit de hierro es un proceso que aparece de forma rápida o de forma más bien lenta?
La anemia por falta de hierro se va estableciendo de forma gradual. Cuando el hierro que se pierde supera al hierro aportado por la dieta, lo primero que ocurre es que el organismo empieza a utilizar las reservas de hierro. En esta etapa la ferritina empieza a descender, pero el hierro sérico y la TIBC generalmente permanecen inalterados no estableciéndose todavía la anemia. En el momento en que el déficit de hierro empeora, el hierro sérico disminuye mientras que la transferrina y la TIBC aumentan, empezando a desarrollarse la anemia. Si el déficit es muy acusado, los hematíes se vuelven pequeños y pálidos, por la disminución de producción de hemoglobina; la producción de reticulocitos disminuye a menos que se empiece el tratamiento adecuado con hierro.
¿La donación de sangre puede repercutir sobre los niveles de hierro?
Sí. Cada vez que se dona 400 mL de sangre, el organismo pierde unos 250 mg de hierro. El nivel de ferritina (indicador de las reservas del organismo) disminuye en cada donación aunque al cabo de un tiempo se normaliza. Otras pruebas como la capacidad total de fijación del hierro y transferrina (TIBC) no se afectan tanto por una donación.
¿Por qué el médico solicita la determinación de hierro sérico al poco tiempo de tomar suplementos de este mineral?
Es posible que el médico sospeche que no se esté absorbiendo adecuadamente el hierro y por ello puede indicar la toma de suplementos de hierro, controlando al poco tiempo los niveles de hierro sérico para verificar que el tratamiento es eficaz. Si el resultado sigue siendo bajo, es posible que exista una causa subyacente que lo justifique y que debería de tratarse.
Para conocer si la concentración de hierro en el organismo es la adecuada.
La determinación de proteínas totales se realiza para evaluar la posible presencia de enfermedades nutricionales, estado nutricional tras intervenciones de cirugía, enfermedades del riñón o del hígado, o bien que el cuerpo no absorba bien suficientes proteínas.
Si el valor de las proteínas totales está alterado se debe realizar un estudio pormenorizado de cada grupo, albúmina y alfa-1, alfa-2, beta y gamma globulinas, para saber cuál es el desequilibrio existente.
En algunos casos la albúmina está baja y el resto de proteínas está normal, debido a que la albúmina es más pequeña y al aumentar la capilaridad puede perderse del espacio sanguíneo a los tejidos y no hacerlo así las globulinas. Por ejemplo ocurre así en las enfermedades reumáticas o colagenosis.
En las enfermedades del hígado puede encontrarse lo mismo (albúmina baja con proteínas totales normales), en este caso es porque las globulinas se sintetizan en el retículo endotelial y la albúmina en el hígado.
Por ello el cociente de albúmina/globulina que debe de ser superior a 1 puede aportar más información para el médico para saber el origen del problema.
Este examen a menudo se hace para diagnosticar problemas nutricionales, enfermedad renal o enfermedad hepática.
Si la proteína total es anormal, será necesario realizar más exámenes para buscar la causa exacta del problema.
El análisis del nivel de proteínas en sangre es un análisis que se realiza por separado o en una petición general de bioquímico en la sangre. Mide la cantidad de proteínas presentes en el suero.
Las proteínas son un constituyente muy importante de las células y los tejidos del cuerpo humano. Se componen de aminoácidos. Hay diferentes tipos de proteínas con diferentes funciones, son así proteínas los enzimas, algunas hormonas, la hemoglobina, el LDL (transportadora de colesterol), el fibrinógeno, el colágeno, las inmunoglobulinas, etc.
Las proteínas totales del suero se pueden separar en dos grandes grupos la Albúmina y las globulinas. La albúmina es la proteína de más concentración en la sangre. La albúmina transporta muchas moléculas pequeñas (bilirrubina, progesterona, y medicamentos), y tiene también la función de mantener la presión sanguínea ya que favorece la presión osmótica coloidal para mantener líquidos en el torrente sanguíneo y que no pasen a los tejidos, manteniendo un equilibrio.
Las globulinas se pueden dividir en alfa-1, alfa-2, beta y gamma globulinas.
La albúmina representa el 60% de las proteínas que contiene el suero, el resto son las globulinas.
Se solicita para diagnosticar problemas nutricionales, enfermedad renal o enfermedad hepática. Si los niveles de proteínas totales son anormales, por ejemplo en caso de que el paciente presente proteínas totales bajas, es necesario realizar exámenes adicionales con el fin de identificar el problema específico.
Puede aparecer baja la concentración de proteínas en suero en:
Puede aparecer alta la concentración de proteínas en suero en:
¿Es grave la proteinuria o pérdida de proteínas por el riñón?
Se define proteinuria como la eliminación de más de 150 miligramos de proteínas al día (hasta 150 mg/24 horas es normal). Habitualmente, si la orina contiene más de 10-20 mg/dl de proteínas suele...
Una proteinuria en una persona joven ¿a qué se puede deber? ¿puede ser un cáncer de riñon?
Aunque la hipertensión arterial puede producir un deterioro renal y producir proteinuria, sólo sucede cuando es una hipertensión de larga evolución, de agresividad importante o asociada a otras enfermedades...
La determinación de proteínas totales se realiza para evaluar la posible presencia de enfermedades nutricionales, estado nutricional tras intervenciones de cirugía, enfermedades del riñón o del hígado, o bien que el cuerpo no absorba bien suficientes proteínas.
Si el valor de las proteínas totales está alterado se debe realizar un estudio pormenorizado de cada grupo, albúmina y alfa-1, alfa-2, beta y gamma globulinas, para saber cuál es el desequilibrio existente.
En algunos casos la albúmina está baja y el resto de proteínas está normal, debido a que la albúmina es más pequeña y al aumentar la capilaridad puede perderse del espacio sanguíneo a los tejidos y no hacerlo así las globulinas. Por ejemplo ocurre así en las enfermedades reumáticas o colagenosis.
En las enfermedades del hígado puede encontrarse lo mismo (albúmina baja con proteínas totales normales), en este caso es porque las globulinas se sintetizan en el retículo endotelial y la albúmina en el hígado.
Por ello el cociente de albúmina/globulina que debe de ser superior a 1 puede aportar más información para el médico para saber el origen del problema.
Para detectar y diagnosticar enfermedades tiroideas; para monitorizar el tratamiento del hipotiroidismo y del hipertiroidismo.
Como cribado: se recomienda el cribado en recién nacidos, sin embargo no existe un consenso entre la comunidad médica por lo que se refiere a la edad adecuada para hacer un cribado en adultos, en caso de que realmente fuera necesario hacerlo.
Como monitorización de tratamiento: según el médico lo considere adecuado
Con otras finalidades: cuando una persona presenta síntomas de hipertiroidismo o de hipotiroidismo y/o una glándula tiroides aumentada de tamaño
La tirotropina o TSH se produce en la glándula pituitaria o hipófisis, un órgano diminuto situado en la cara inferior del cerebro y por detrás de la cavidad nasal. La TSH estimula la producción de T4 (tiroxina) y de T3 ( triyodotironina) por parte de la glándula tiroides, y su liberación hacia la sangre. Estas hormonas tiroideas intervienen en la regulación del consumo de energía del organismo. Esta prueba mide la cantidad de tirotropina (TSH) en sangre.
La TSH, junto con el factor regulador de la liberación de TSH (TRH, por sus siglas en inglés) liberado en el hipotálamo, forma parte del sistema de retroalimentación del organismo para conseguir mantener unas cantidades estables de hormonas tiroideasT4 y T3 en la sangre. Cuando las concentraciones de hormonas tiroideas en sangre disminuyen, se produce un aumento de la liberación de TSH por parte de la glándula pituitaria, y la TSH estimula a su vez la producción y liberación de T4 y de T3 por parte de la glándula tiroides, una pequeña glándula en forma de mariposa adosada a la tráquea. Cuando estas tres estructuras orgánicas funcionan correctamente, la producción de hormonas por parte de la glándula tiroides se estimula y se inhibe de manera que se pueda mantener una concentración adecuada de hormonas tiroideas en la sangre.
Una disfunción de la glándula pituitaria puede producir aumentos o disminuciones de TSH. Si la glándula tiroides libera cantidades inadecuadamente elevadas de T4 y T3, la persona afectada podrá presentar síntomas asociados a hipertiroidismo, como aumento de la frecuencia cardiaca, pérdida de peso, nerviosismo, temblor de manos, irritación ocular y dificultad para conciliar el sueño. La enfermedad de Graves constituye la forma más común de hipertiroidismo. Consiste en una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario produce anticuerpos que actúan como la TSH, es decir, estimulando la producción de cantidades elevadas de hormonas tiroideas. Como respuesta, la hipófisis produce menos TSH y por lo tanto su concentración en sangre disminuye.
Si la producción de hormonas tiroideas está disminuida (hipotiroidismo) el individuo podría presentar síntomas como aumento de peso, sequedad de piel, estreñimiento, intolerancia al frío y fatiga. La tiroiditis de Hashimoto constituye la causa más común de hipotiroidismo. Consiste en una enfermedad autoinmune crónica en la que el sistema inmunitario produce autoanticuerpos y se genera una respuesta inmunitaria que ocasiona inflamación y lesión de la glándula tiroidea. La hipófisis puede producir mayor cantidad de TSH y por ello normalmente se produce un aumento de la concentración de TSH en sangre.
No obstante, los niveles de TSH no siempre predicen o reflejan es estado o concentración de las hormonas tiroideas. Ciertos individuos producen una forma anómala de TSH que no funciona adecuadamente. A menudo presentan hipotiroidismo a pesar de tener unos niveles de TSH normales o incluso ligeramente elevados. En diversas enfermedades tiroideas la concentración de las hormonas tiroideas puede estar baja o elevada, independientemente de la cantidad de TSH en sangre.
Cuando un individuo presenta síntomas de hipertiroidismo o hipotiroidismo y/o cuando se tiene una glándula tiroidea aumentada de tamaño.
Entre los síntomas y signos de hipertiroidismo se incluye:
Entre los síntomas y signos de hipotiroidismo se incluye:
Se observan elevaciones de la concentración de TSH en:
Se observan disminuciones de la concentración de TSH en:
¿Se realiza esta prueba durante el embarazo?
Normalmente, los médicos no solicitan esta prueba en mujeres asintomáticas, pero sí y de manera regular en mujeres con síntomas y/o con trastornos tiroideos conocidos, con la finalidad de detectar y evaluar estados de hipertiroidismo e hipotiroidismo tanto durante el embarazo como posteriormente. Si desea más información acceda al siguiente enlace.
¿Se puede hacer algo para aumentar o disminuir la TSH?
Por norma general la TSH no se modifica con cambios en el estilo de vida. Lo importante es que la hipófisis o pituitaria y la glándula tiroides funcionen adecuadamente para producir las cantidades adecuadas de hormonas tiroideas.
Para detectar y diagnosticar enfermedades tiroideas; para monitorizar el tratamiento del hipotiroidismo y del hipertiroidismo.
Para detectar deficiencias moderadas o severas de vitamina B.
Cuando existen signos y síntomas atribuibles a deficiencia de vitamina B, cuando existe riesgo de padecer esa deficiencia o cuando existe malabsorción.
Las vitaminas del grupo B son nutrientes que el organismo necesita en pequeñas cantidades (micronutrientes) para el metabolismo, la producción de energía y para garantizar la salud de células, piel, huesos, músculos, órganos y sistema nervioso. Estas pruebas permiten evaluar las vitaminas del grupo B en sangre y establecer así el estado nutricional de un individuo. Las vitaminas del grupo B incluyen:
Las vitaminas del grupo B aportadas por la dieta se absorben en función de lo que el organismo necesita, y cualquier exceso se elimina del organismo por la orina. Como las vitaminas del grupo B son solubles en agua, el organismo sólo puede almacenarlas en pequeñas cantidades por lo que deben obtenerse a partir de alimentos ricos en ellas, o a partir de suplementos, tomados de manera regular. Actualmente las deficiencias de vitaminas B son poco frecuentes aunque sí son prevalentes en áreas geográficas del planeta en las que existen carencias nutricionales.
Las deficiencias pueden aparecer en las siguientes situaciones:
Normalmente, las deficiencias se observan en personas con malnutrición generalizada, alcoholismo crónico, en casos de malabsorción o en trastornos digestivos (por ejemplo, by-pass gástrico y enfermedad celíaca) y en ancianos. A veces pueden observarse en enfermedades crónicas, en cánceres, en personas que siguen dietas demasiado ricas en grasas y en casos de diarrea prolongada. Las embarazadas, y por lo tanto sus bebés, pueden presentar deficiencias de vitaminas del grupo B si su dieta no es completa y equilibrada. Aunque es muy poco frecuente, puede darse el caso de que un bebé presente un error congénito del metabolismo en el que no se puede utilizar correctamente la vitamina B. Aunque los signos y síntomas asociados a deficiencias de vitaminas del grupo B pueden ser característicos, en deficiencias moderadas o leves pueden ser inespecíficos. Como las deficiencias vitamínicas suelen ser múltiples, lo habitual es que los signos y síntomas sean diversos. Entre los signos y síntomas más comunes se incluyen erupción cutánea, dermatitis, inflamación de la lengua, entumecimiento, hormigueo o sensación de quemazón en manos o pies, anemia, cansancio y alteraciones mentales.
La toxicidad por vitaminas del grupo B es rara; aparece en caso de que se tome una dosis de suplementos vitamínicos muy superior a la recomendada. Concentraciones elevadas de algunas vitaminas del grupo B pueden afectar al sistema nervioso o al hígado.
La prueba se solicita principalmente cuando existen síntomas o signos atribuibles a deficiencias de vitaminas del grupo B. Los signos y síntomas dependen de la vitamina que falte; entre los más comunes se incluyen:
En algunos casos se solicita cuando existe un mayor riesgo de desarrollar deficiencias de vitaminas del grupo B, como en malnutrición, alcoholismo crónico, malabsorción o enfermedad celíaca.
La toxicidad por vitaminas del grupo B es poco frecuente y por lo tanto no suele solicitarse la determinación con la finalidad de detectar una intoxicación. Concentraciones elevadas de algunas vitaminas del grupo B pueden ocasionar alteraciones en hígado o en sistema nervioso.
Resultados bajos indican que existe una deficiencia de alguna vitamina del grupo B aunque no indica si es debida a aporte inadecuado o a incapacidad de absorción o de utilización de la vitamina en cuestión. Normalmente existe una deficiencia de más de una vitamina.
Si los resultados son normales, los signos o síntomas de la persona reconocerán otra causa.
Unos niveles elevados de vitaminas del grupo B pueden asociarse a toxicidad, aunque esta situación es rara y suele ser debida a la toma de dosis elevadas de estas vitaminas.
¿Como puede modificar uno mismo los niveles de Vitaminas B?
Normalmente, el organismo utiliza la cantidad de vitaminas del grupo B que necesita y elimina el exceso por la orina. Mientras el aporte de estas vitaminas por la dieta sea suficiente, sus niveles en sangre se mantendrán estables. En caso de que exista una deficiencia, el médico puede prescribir algún suplemento vitamínico.
Para detectar deficiencias moderadas o severas de vitamina B.
Para saber si existe un déficit de vitamina D; en caso de estar tratado con vitamina D, para determinar si los suplementos de vitamina D son los apropiados.
Se presentan concentraciones anormales de calcio, fósforo y/o de hormona paratiroidea; en caso de presentar evidencias de enfermedad o debilidad óseas; si el médico sospecha que pueda existir un déficit de vitamina D; previamente a iniciar un tratamiento debido a la presencia de osteoporosis o para monitorizar un tratamiento por déficit de vitamina D.
Con el nombre de vitamina D se conoce a un conjunto de compuestos considerados esenciales para el correcto desarrollo y formación de dientes y huesos. Esta prueba mide los niveles de vitamina D en sangre.
En la sangre se puede medir la vitamina D en dos formas, 25-hidroxivitamina D (25-OH-vitamina D) y 1,25-dihidroxivitamina D. La forma mayoritaria en sangre es la 25-hidroxivitamina D, que es el precursor inactivo de la forma hormonal activa 1,25-dihidroxivitamina D. Normalmente, para conocer y monitorizar el estado de la vitamina D en una persona, se mide la 25-OH-vitamina D debido a que presenta una larga semivida y una mayor concentración en sangre.
La vitamina D proviene de dos fuentes distintas. La endógena se produce en la piel, por los efectos de la exposición a la luz solar mientras que la exógena procede de la dieta (alimentos y suplementos). La vitamina D3 es la forma que se produce en el organismo, aunque también se utiliza en algunos tipos de suplementos. Las dos formas de vitamina D (D2 y D3) son igual de efectivas una vez se transforman en la forma activa 1,25 dihidroxivitamina D por la acción del hígado y del riñón.
Algunas de las pruebas no distinguen entre las formas D2 y D3, expresándose los resultados como vitamina D total. Sin embargo, existen nuevas metodologías que permiten informar de los niveles de vitamina D2 y de vitamina D3, sumando ambos resultados para obtener los niveles totales.
La principal función de la vitamina D es ayudar a regular los niveles en sangre de calcio, fósforo, y (en menor medida) magnesio. La vitamina D es esencial para asegurar el crecimiento y mantener los huesos en buen estado; sin ella, los huesos se debilitarían, malformarían, y serían incapaces de soldarse de forma natural, dando lugar a una enfermedad conocida como raquitismo, en niños y osteomalacia en adultos. También se ha relacionado a la vitamina D con el desarrollo y diferenciación de otros tejidos y con la regulación del sistema inmunitario, y por este motivo se piensa que la vitamina D juega un papel importante en otros trastornos como enfermedades autoinmunes y cáncer
25-hidroxivitamina D
Si la concentración de calcio es baja o se presentan signos de déficit de vitamina D, como malformaciones óseas en niños (raquitismo) y debilidad, fragilidad o fracturas óseas en adultos (osteomalacia), se suele solicitar la determinación de 25-hidroxivitamina D para identificar un posible déficit de vitamina D.
Puede solicitarse la prueba a personas con riesgo de presentar un déficit de vitamina D como ancianos -especialmente si viven en centros geriátricos y/o están escasamente expuestos a la luz solar-, personas obesas, personas sometidas a bypass gástricos y/o las que tienen problemas de malabsorción de grasas.
La determinación de 25-hidroxivitamina D se solicita a menudo antes del inicio del tratamiento de la osteoporosis.
1,25-dihidroxivitamina D
Si la concentración de calcio es alta o se presenta una enfermedad que puede producir cantidades excesivas de vitamina D, como la sarcoidosis o algunas formas de linfoma, suele solicitarse la determinación de 1,25-dihidroxivitamina D.
25-hidroxivitamina D
Concentraciones bajas de 25-hidroxivitamina D pueden sugerir que la exposición solar o la ingesta de vitamina D no son suficientes para satisfacer las demandas del organismo, o bien que existe un problema con la absorción intestinal. Ocasionalmente, fármacos utilizados para el tratamiento de las convulsiones, particularmente la fenitoína, pueden interferir en la síntesis hepática de 25-hidroxivitamina D.
Parece ser cada vez más evidente que el déficit de vitamina D puede hacer aumentar el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, de enfermedades autoinmunes y de enfermedad cardiovascular.
Concentraciones elevadas de 25-hidroxivitamina D suelen reflejar un aporte excesivo de determinados suplementos vitamínicos o nutricionales.
1,25-dihidroxivitamina D
En la enfermedad renal suelen existir concentraciones bajas de 1,25-dihidroxivitamina D, siendo una de las primeras alteraciones que se producen en la insuficiencia renal, ya desde las fases iniciales de la enfermedad.Se pueden observar concentraciones elevadas de 1,25-dihidroxivitamina D cuando existe un exceso de hormona paratiroidea (PTH) o en algunas enfermedades, como la sarcoidosis o algunos linfomas (en las que se puede producir vitamina D en otros tejidos además de los riñones).
¿Cuál es la cantidad diaria recomendada de vitamina D?
Depende del sexo y de la edad.
¿Se puede obtener la vitamina D necesaria con la ingesta de yogur y queso?
Es posible. Aunque existen leches enriquecidas, muchos productos lácteos no lo están.
¿Es la vitamina D un componente indispensable de los suplementos de calcio?
Dado que la absorción de calcio depende de la vitamina D, muchos fabricantes de suplementos de calcio añaden la vitamina D para asegurar la óptima absorción de calcio. Si se reciben cantidades adecuadas de vitamina D a partir de otras fuentes, no es necesaria la adición de vitamina D. Sin embargo, la cantidad de vitamina D que existe en estos suplementos no es susceptible de producir un exceso de vitamina D ni tampoco puede ser perjudicial.
Para saber si existe un déficit de vitamina D; en caso de estar tratado con vitamina D, para determinar si los suplementos de vitamina D son los apropiados.
Con este análisis obtienes información general acerca del estado de tu salud, directamente relacionado con tu estilo de vida donde hace hincapié la dieta. Con estas pruebas determinarás tanto parámetros sanguíneos pudiendo evidenciar déficits como anemia, valorarás la vitamina B12, vitamina D, ácido fólico, el hierro y todo su metabolismo, la cantidad de proteínas en sangre y además valorarás la biodisponibilidad de yodo, el cuál se adquiere con la dieta, siendo esencial para la formación de hormonas tiroideas (T3 y T4) a través del estímulo de la hormona TSH.
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